Partida Rol por web

London by Night: Crimson Nights

[Prólogo] Embers (Jackson Moore, Maggie Smith, Mortimer Vane, Constance Gallagher, Morgana Clay)

Cargando editor
16/10/2019, 16:54
Narrador

El tiempo pasó relativamente rápido. La recuperación del señor Moore y de la señorita Maggie se retrasó mucho más de lo esperado. Mortimer apenas estuvo un par de días más hospitalizado y la mayor parte del tiempo estuvo dormido. A la salida del hospital se dio cuenta de que el nuevo jefe de policía, Sir Charles Warren, había terminado con el grupo de investigación, dada la inoperancia demostrada. El caso pasó a ser responsabilidad del detective Edmund Reid, un afamado inspector, pero sobrecargado de casos que se ve obligado a aceptar pese a no estar del todo convencido. Durante los primeros días interrogó a varias personas, incluso tildó de sospechosos a algunos, pero no pudo concretar absolutamente nada, uno de ellos no fue otro que el Doctor William Gull. Los medios de comunicación empezaron a criticar la falta de avances, sobre todo a raíz de la detención del doctor de la reina, lo que obligó a Reid a hacer declaraciones. En ellas llamaba al presunto asesino "Mandil de cuero", dejando caer que, probablemente fuera un carnicero o alguien de la profesión. 

Pronto se lleva su primer revés, días después es asesinada otra prostituta en Whitechapel, Annie Chapman, su abdomen lucía rajado, y sus intestinos sacados de su cavidad estaban esparcidos en torno al hombro izquierdo. El seccionamiento de la garganta fue producido por un corte tan hondo que casi había desprendido la cabeza del tronco en lo que parecía un intento de decapitación. Los medios de comunicación comenzaron una oleada de publicaciones sobre el caso, que llevó a la policía metropolitana a publicar unas cartas que había recibido, presuntamente del asesino. 

Carta titulada: «Dear Boss»

«…Querido Jefe: Constantemente oigo que la policía me ha atrapado pero no me echarán mano todavía. Me he reído cuando parecen tan listos y dicen que están tras la pista correcta. Ese chiste sobre “Mandil de Cuero” me hizo partir de risa. Odio a las putas y no dejaré de destriparlas hasta que me harte. El último fue un trabajo grandioso. No le di tiempo a la señora ni de chillar. ¿Cómo me atraparán ahora? Me encanta mi trabajo y quiero empezar de nuevo si tengo la oportunidad. Pronto oirán hablar de mí y de mis divertidos jueguecitos. Guardé algo de la sustancia roja en una botella de cerveza de jengibre para escribir, pero se puso tan espesa como la cola y no la pude usar. La tinta roja servirá igual, espero, já, já. En el próximo trabajo le cortaré las orejas a la dama y las enviaré a la policía para divertirme. Guarden esta carta en secreto hasta que haya hecho un poco más de trabajo y después publíquela sin rodeos. Mi cuchillo es tan bonito y afilado que quisiera ponerme a trabajar ahora mismo si tengo la ocasión. Buena suerte. Sinceramente suyo. Jack el Destripador...»

«…No se molesten si le doy mi nombre profesional. No estaba bastante bien para enviar esto antes de quitarme toda la tinta roja de las manos. Maldita sea. No ha habido suerte todavía, ahora dicen que soy médico, já, já…»

Cuando la policía admitió que había recibido esta carta previamente al asesinato de la última prostituta, recibió muchísimas críticas por parte de la población, así como de la prensa. Reid se vio obligado a aceptar que esperaban recibir ayuda de la ciudadanía, ya fuera de forma anónima o presencial. Los teléfonos de la policía rugieron, recibieron miles de llamadas pero de muy poca utilidad.

Durante este tiempo, el doctor Vane se dedicó a su trabajo, en su casa. Poco más podía hacer, excepto visitar a los que habían sido sus compañeros y informarles de las nuevas noticias que se iban publicando, que en realidad, eran las únicas a las que tenía acceso. Concentrarse en su trabajo era una de sus pasiones, el número de pajaritas de papel creció exponencialmente a lo largo de los días de espera. Tras la segunda semana, ya era libre de hacer visitas a Maggie, pero tenía que esperar puesto que el hospital le había puesto ayuda especializada, traída desde Francia, para ayudarla a recobrar la capacidad de movimiento de sus piernas que se había quedado muy mermada tras el incendio. Las quemaduras de sus piernas habían sido muy profundas, aunque no había un daño serio en el tejido muscular, este se había colapsado por el calor sufrido, y dada su inactividad al estar en la cama durante dos semanas se había atrofiado. Dos semanas más tarde ya podía caminar sin ayuda, pero los dolores que le producía una larga caminata eran insufribles. Para ello tuvo que quedarse más tiempo en el hospital, medicada y atendida por este equipo de médicos franceses. 

Moore no tardo tanto en volver a la calle. Para él no fue una sorpresa recibir la noticia de que se había terminado con el grupo de investigación, Vane ya le había informado de ello. Durante su reposo en cama, recibió visitas esporádicas de una mujer ataviada como una de esas mujeres que se ganan la vida engañando a los incautos, leyéndoles el futuro en una bola de cristal o en el los posos del fondo de una taza de té. No se paraba a hablar con nadie, simplemente le hacía una visita y se marchaba, también, sin hacer demasiado caso a nadie. Pese a ganarse la atención de alguno de los hombres con los que se cruzaba, no parecía interesarle nada ni nadie más que el señor Moore. Al volver a su mesa de trabajo no tardó en ser asignado a un caso nuevo, otro que parecía otro callejón sin salida, el de los robos de las diligencias. En ellas había una gran suma de dinero cuyo destino eran las arcas de la Corona, en Londres, pues con esa cantidad se iba a financiar la campaña militar en las colonias. Una gran pérdida para el imperio, pues no se conoce un sólo año de paz en el reinado de Victoria.

El 1 de Octubre la comisaría era un auténtico hervidero. Se habían encontrado dos cuerpos más asesinados, uno cerca del otro en el barrio de Whitechapel, los alguaciles se echaban la culpa unos a otros, sabían lo que significaba, todo esto iba a pasarles factura y no se lo podían permitir, ya habían perdido mucha credibilidad por parte de la población, y el jefe sólo quería buscar culpables para despellejar frente a la opinión pública. Algo que no permitía James Monro, el antiguo jefe que se encontraba ahí, extrañamente feliz de que todo fuera un caos. Cuando Jackson llega a la comisaría es también increpado, pero lo peor no era este estado de crispación en la comisaría, lo peor era lo que estaba a punto de descubrir en su mesa. Otra carta.

Carta Titulada: «Saucy Jacky»

«Cuando le pasé el dato no lo hice en clave, querido Jefe, mañana tendrá noticias sobre el trabajo de Saucy Jacky; esta vez un doble evento. La primera de ellas chilló un poco y no pude terminar [a tiempo]. No tuve tiempo de quitarle las orejas para la policía. Gracias por no haber divulgado mi última carta hasta que me puse a trabajar de nuevo.
Jack el Destripador»

Cargando editor
16/10/2019, 18:29
Sir Charles Warren

Cuando la carta es leída por Jackson, todo el mundo en la comisaría se para y escucha. Muchos se llevan la mano a la cabeza, otros suspiran y salen de la comisaría para tomar el aire o ir a tomar algo a algún pub cercano. Ninguno ha pasado por alto la lectura, ni siquiera el jefe, que sale de su despacho, mirando al agente fijamente, con cierto enfado reflejado en su rostro. Camina hasta estar prácticamente a menos de un metro de él. 

-Tiene dos días para volver a formar su grupo de investigación, Moore. -Mira hacia Monro, que asiente con la cabeza. -Y más le vale obtener resultados de una... vez. -Te mira de arriba a abajo. -Y ya me explicará por qué estas cartas están dirigidas a su nombre, en la central de policía. Cuando tenga una respuesta, venga a verme. -Se gira, buscando a alguien. -¡Abberline! -Lo sigue buscando. -¿Dónde se ha metido? ¡Abberline! -El detective se asoma por el fondo. -Lleve a Moore a aquel antro que había conseguido para la investigación.

Vuelve a mirarte y niega con la cabeza. Se gira, sin añadir nada más en dirección a su despacho. Monro te mira y te hace una seña con la cabeza para que te marches con Abberline. Tras esto, cierra la puerta del despacho, quedándose dentro.

Cargando editor
01/11/2019, 09:07
Jackson Moore

Las noticias que tanto Mortimer como Vadoma me trajeron del exterior durante mi tiempo hospitalizado fueron totalmente desoladoras. No sólo por escuchar que nuestro equipo de investigación había sido tal fracaso que lo habían descompuesto por orden directa de Sir Warren, sino también por saber de la existencia de nuestros cadáveres y no poder hacer nada. 

Me sentía impotente, frustrado. Además de mi pecho, estaba herido mi orgullo. Pensé, que el haber sido no sólo yo herido durante la investigación, sino también Maggie, nos daría una segunda oportunidad por lo grave de la situación, pero estaba claro que me equivoqué.

El estar lejos de la actividad y de las calles me estaba afectando, y continuamente rememoraba el tiempo que pasé ingresado tras volver de la guerra. Me sentía igual de fracasado que cuando mis camaradas continuaban en África, sólo que ahora la guerra era contra un maniaco asesino y los despiadados periódicos que hacían la misma cantidad de sangre que él no dejando indiferente a la policía.

Conocer la existencia de una nueva víctima no mejoró mis ánimos, y que una vez en comisaría me relegasen del caso y me dieran otro acrecentó mi desánimo. Los días pasaron sin pena ni gloria, viendo como los otrora compañeros me miraban con recelo y desprecio, hasta que llegó la carta.

Saucy Jacky, o Jack el Destripador, como firmaba sus cartas, nos amenazaba con dos nuevas víctimas. No tenía duda de que se trataba de las dos nuevas víctimas encontradas en el barrio de Whitechapel. Estaba claro que era un maniaco. No sólo le divertía lo que hacía, sino que disfrutaba mientras lo escribía y recordaba. Estaba jugando con nosotros, y él quería que participásemos. 

La comisaría estaba prácticamente en silencio, y eso hizo que el golpe de mi puño contra la mesa sonase atronador. Que entonces se acercara Sir Warren no parecía significar nada bueno, pero me equivoqué, quería que volviera a montar el equipo de investigación. Aunque mantuve la compostura y mi semblante frío, algo dentro de mí se despertó. Era esa energía que me faltaba desde hacía días.

- Sí, señor -Respondí. 

No tenía nada más que añadir, no a él, claro estaba. Agradecí que Monro me diera su beneplácito, y yo le respondí con un nuevo gesto de cabeza. Me acerqué hacia Abberline y, antes de que dijese nada, vomité mis peticiones: 

- Perdone que le interrumpa, Detective, pero no tenemos tiempo que perder. Bastante hemos perdido ya -Era una clara referencia al tiempo que me habían mantenido alejado de este caso, no lo ocultaba, pues era una cuestión que claramente me había afectado tanto física como anímicamente. No obstante, ahora mismo estaba con energías renovadas, y no callé ni un instante-. Necesito que se busque al Dr. Mortimer Vane, a la Señorita Maggie Smith, y a la señorita Constante Gallagher, y se les conmine a presentarse en la barbería hoy mismo. No hay tiempo que preder -Repetí-. ¿Podemos enviarles un carruaje? Si no conocen la vivienda de la señorita Gallagher, quizá el Dr Vane pueda ayudarnos.

Apenas un instante después, solicité nuevas cuestiones que creía necesarias antes de salir.

- Por otro lado, necesito todas las cartas que se hayan recibido en la comisaría de este lunático, y saber quién dejó esta en mi mesa -la moví en el aire, de la frustración que sentía ni me había percatado de que la mantenía aún agarrada desde que la leí en voz alta-, o quién la trajo hasta la comisaría, y lo mismo de todas las anteriores. Además, sé que es algo inusual, pero casos como este requieren de medidas desesperadas; creo que necesitaremos hacer un peritaje caligráfico para determinar que todas son obra de la misma persona y no de perturbados que pretenden imitar lo ya publicado en la prensa. También necesitaré que el Dr Phillips me facilite todos los informes forenses de las víctimas. Si se trata del mismo asesino, está evolucionando de ser alguien preciso, quirúrjico, a ser un verdadero monstruo. ¿Le parece correcto?

Aguardé en silencio su respuesta. Es posible que todo esto le pillara de improvisto, o quizá, al estar curtido en mil batallas, ya sabía que le iba a atosigar a peticiones... 

Cargando editor
01/11/2019, 12:09
Detective Frederick Abberline

Al escucharte, el detective se para y te mira. Suspira y te mira enarcando una ceja. Pone los brazos en jarras, negando con la cabeza. Parece que está buscando la forma de decir las cosas sin que suenen especialmente agresivas.

-No, no hay tiempo que perder. -Saca las llaves de la barbería y te la da. -Todos tenemos mucho trabajo que hacer, más del que podemos llevar con profesionalidad. -Te mira a los ojos, cejijunto. -Así que te cojea un coche y vas a donde tengas que ir, que no voy a relevar alguaciles de su puesto para que se muevan por ti. -Va a girarse pero se para en seco y te mira. -Esté caso nos está lastrando, y que hayas estado en el dique seco tanto tiempo no ha ayudado a nadie. Y menos a Reíd. -Suspira. -Date vida, Moore.

Da media vuelta y se dirige, de nuevo, hacia la comisaría.

Cargando editor
01/11/2019, 17:12
Jackson Moore

Al darme cuenta de la situación, ya ciertamente tarde, di un breve respingo y me puse tieso, al estilo castrense. Creo que mi innata capacidad de liderazgo simplemente quiso poner sobre la mesa aquello que necesitaba en ese momento.

Quizá fuera por mi recién reencontrado entusiasmo, o simplemente por las ganas que tenía al malnacido que me había tomado como receptor de sus misivas, pero no me dí cuenta de que no había manos disponibles para "hacer de recaderos", ni tampoco que estaba tratando con el detective y no un agente.

En cualquier caso, una vez Abberline terminó su réplica, contesté brevemente. 

- Sí, señor. 

Me di la vuelta. Tenía que hacer muchas cosas, y las tenía que hacer rápido, de forma que primero debía organizarme. 

Lo primero que hice fue solicitar que se me facilitaran las cartas de Jack, preferiblemente una copia de las mismas o la original en caso de no tener copias. Si debía esperar, solicitaría que se me preparasen y más tarde pasaría a por ellas. 

Seguidamente busqué al Dr. Phillips, con intención de que me facilitara el informe forense de las nuevas víctimas (de aquellas que ya había examinado), y que me diera una breve impresión de las mismas, si parecían obra de la misma persona o de otro perturbado. Nuevamente, en caso de necesitar tiempo, pediría que me los preparase para cuanto antes y luego pasaría a por ellos. 

Y ya con los deberes hechos en la comisaría, buscaría un carruaje que me llevase en busca del Dr. Vane.

Esperaba que Mortimer siguiera con la intención de continuar esta investigación. Estaba claro que sus habilidades médicas, mucho más clínicas que las mías tras sólo pasar de manera fugaz por la facultad, así como su capacidad de deducción, serían un gran activo para llevar por buen camino nuestra labor policial. Nuestra siguiente parada sería la señorita Smith, con la cual no he tenido la suerte de coincidir desde el aparatoso accidente pero que sin duda también es parte fundamental y, finalmente , Constance, la cual esperaba que siguiera interesada en unirse a nuestro equipo de investigación pese a la primera impresión causada de caer todos en el hospital.

Cargando editor
02/11/2019, 11:20
Evie Greenwell

El doctor Phillips iba a estar ocupado toda aquella mañana, pero le había hecho llegar, por parte de su secretaria, que está tarde podría estar con ellos en la barbería, llevando consigo toda la información pertinente de los casos. No era la mejor respuesta, pero sí la mejor de las soluciones. Con un poco de suerte ya habrías reunido a todo el equipo para cuando os pusiera al día el forense asociado a la central de policía.

El viaje hasta la casa/consulta del señor Vane no fue largo. Quizá no era la casa que te esperabas, una gran mansión, pero se le notaba una persona apoderada, con cierto nivel de recursos. En la entrada se encontraba una chica joven, con la compra del día hecha, hablando con una mujer. Su aspecto afable le dotaba de un aura de inocencia que no pasaba desapercibido para nadie. Antes de que te acercases, ella se despide de la mujer con la que estaba hablando do y se te queda mira do con una sonrisa en los labios. Al ver que te acercas, se gira, encarándote.

-Buenos días, señor. ¿Deseaba algo? -Te pregunta con la misma inocencia en su tono de voz.

Se queda mirándote curiosa, esperando tu respuesta.

Cargando editor
02/11/2019, 12:10
Jackson Moore

Con los deberes hechos, me dirigí en busca de Mortimer. Era el primero en mi lista, puesto que estaba seguro de que conocía el paradero de las otras dos piezas del puzzle: Smith y Gallagher.

Una vez el carromato paró, descendí del mismo y apoyé pesadamente mi cuerpo sobre el bastón, minúscula recompensa de la campaña en áfrica. Eché un vistazo a su casa, y me quedé brevemente contemplando el edificio. Es verdad que quizá esperaba más, pero las apariencias engañan, como ya demostró el edificio donde residía la primera víctima.

Me encogí de hombros, y avance hacia la puerta, donde me esperaba una delicada joven con una bonita sonrisa. 

- Espero no haberme equivocado, señorita -Respondí, ofreciéndole mi mejor sonrisa-. Me llamo Moore, Jackson Moore, y estoy buscando al Dr. Vane. Reside aquí, ¿Verdad?

En caso de que me diga que sí, le pediré que le diga que el agente Moore ha venido a visitarle. En caso de que me diga que no está, o que no puede atenderme, le diría que vengo en labor policial y necesito conocer su paradero o, al menos, unos minutos de su tiempo. 

Cargando editor
04/11/2019, 00:51
Evie Greenwell

La joven sonríe al escuchar tu nombre y la pregunta que terminas formulando. Hace una leve reverencia sin dejar de mirarte a los ojos y sin perder la sonrisa.

-En efecto. -Confirma. -Mi nombre es Evie Greenwell y trabajo para el doctor. -Te mira con cierta curiosidad. -Permita que vaya a decirle que le está esperando. Pase, por favor. -Se gira para encarar la puerta de la vivienda, pasando en primer lugar, aunque deja que le sujetes la puerta. Con una última sonrisa, y una caída de ojos, te mira pidiéndote que esperes un momento. 

Su figura contorneada por el corpiño de su traje se pierde al atravesar una de las puertas de la vivienda. No tardas en dejar de escuchar sus pasos cuando la señorita Greenwell se adentra en busca del doctor Vane. Pasan unos momentos en los que el silencio se ha adueñado de la casa cuando, desde lejos, escuchas la presentación que hace a quien has venido a buscar. 

-Buenos días, doctor Vane. -Saluda como es habitual en ella. -Ha venido a verle el señor Moore, se encuentra esperándole en la puerta principal. ¿Quiere que le haga pasar, o que le acomode en alguna habitación? -Te pregunta esperando tus directrices. 

Mantiene las manos agarradas por delante, sin llegar a entrar en la habitación en la que te encuentras. La inocencia de su rostro y la sonrisa dibujada en sus labios dan una calidez a sus palabras fuera de lo común, logrando captar la atención de cualquiera, por muy absorto en sus pensamientos que se encuentre.

Cargando editor
04/11/2019, 19:09
Jackson Moore

Tras agradecer su presentación con una sonrisa cómplice y sincera, seguí a la joven sin me desapareciera del rostro esa sonrisa bobalicona y, una vez en la recepción, donde me pidió que esperara, saqué mi bloc de notas y lo abrí por la última página escrita con intención de hacer tiempo. 

Estaba tan alicaído que desde que me retiraron del caso no lo había vuelto a usar, de forma que aproveché este breve momento para repasar las cuatro cosas que anoté en su momento, apenas nada dado que desde el inicio de la investigación hasta mi hospitalización no transcurrió apenas tiempo, pero sobretodo para anotar otras que ahora creía importantes:

- Odio a las prostitutas: ¿Madre meretriz?

- ¿Fechas de asesinatos? ¿Coincidencias en días u horas?

- ¿No es medico? ¿Quizá profesor?

- ¿Receptores de las cartas?

- ¿Misma caligrafía?

Cargando editor
04/11/2019, 20:34
Maggie Smith
Sólo para el director

Al regresara a su modesto hogar en Canonbury Square todo estaba tal cual lo había dejado, una capa de polvo considerable, pero estaba convencida que nadie había estado allí. La casera le aseguro que un caballero impecablemente vestido había pagado la renta de aquellas semanas que habías estado ausente y la próximas, haciendo que la sensación de incomoda gratitud que tenía para con su hermano se incrementara. Abandonar el hospital fue un evento extrañamente triste, así como abandonar la protección de sus paredes y los cuidados del equipo de especialistas, pero nada tan brutal como regresar a la realidad. Le debía a Mycrotf su total recuperación, y tarde o temprano debería transmitir sus agradecimientos por el trato recibido y lo que era peor, debería enfrentar las represalias. Por lo menos estaba, como el había solicitado, fuera de su camino.

En cuanto pudo recibir visita Mortimer le puso al día de lo que sucedía en las calles de Londres, nada bueno. Su preocupación se centro lo primero de todo en la desaparición de la señorita Meadows sin dejar rastro, como si no hubiera estado nunca en su oficina, sin ella estar fuera de la investigación le pareció cuanto menos una minucia. Nunca antes se había sentido sobrepasada por un casa hasta llegar a sentir que le quedaba grande. No le gustaba el amargor que dejaba en su boca. El primer caso que el Doctor Ragostin y su ayudante no podían cerrar satisfactoriamente. Era una vergüenza.

Las molestias aún la acompañaban, algo que haría el resto de su vida, los médicos así se lo habían indicado si no aplicaba las cremas y cuidados necesarios en las cicatrices que cubrían ambas piernas el entumecimiento regresaría y las molestias se incrementaría. No podría dar largos paseos como antes acostumbraba sin acabar sintiendo calambres y sufrir una ligera cojera. Aún así no fue capaz de permanecer mucho tiempo en su dormitorio, así que metiendo en el bolsillo interior de su falda un bote con el ungüento que le habían dado salió en dirección al despacho que compartia con el Doctor Ragostin en Clerkenwell dispuesta a averiguar como había abandonado el lugar la señorita Meadow.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Y allí ira en carruaje. Y allí la encontará Moore cuando vaya a buscarla. Mientras tanto como te dije dar un vistazo al despacho a ver si logra encontrar algo que le indique como se largo de alli la mujer.

 

...esto se me fue el dedo pensando que estaba ya escribienddo aqui cof cof...bueno la primera es la tirada buen U_U dichosos 1's

Cargando editor
05/11/2019, 19:31
Narrador

Entras a tu despacho, con cierto cuidado sin saber muy bien qué es lo que te vas a encontrar, ni el estado en el que se encuentra tras haber estado tanto tiempo ingresada. Pequeñas partículas de polvo revolotean por la habitación, brillando con suavidad en cuanto cruzan los haces de la luz que se filtra a través de las persianas*, la penumbra no te impide ver una habitación perfectamente recogida, a excepción de una pequeña pila de libros que han quedado por recoger, encima de tu escritorio, incluso el vaso que le cediste a la señorita Meadows está recogido en su lugar. Ninguna ventana está rota, ninguna cerradura está forzada. Buscas conciezudamente por todo el despacho, pero nada parece que esté fuera de su lugar. 

Notas de juego

*Los blinders, que ahora no me viene una palabra mejor para traducirlo.

Cargando editor
06/11/2019, 00:04
Mortimer Vane

Mortimer pestañeó, volviendo a la realidad cuando la dulce voz de la señorita Greenwell atravesó sus pensamientos capa a capa hasta devolverlo a la realidad. Sacudió la cabeza para despejar su mente y tamborileó con los dedos sobre la mesa de su despacho, invadida de pajaritas de papel escrupulosamente colocadas en tamaño ascendente de izquierda a derecha. 

—¿El señor Moore está aquí? —repitió lo que la joven había dicho, ubicándose y tras un instante asintió con la cabeza—. Claro, claro. Lo recibiré en el salón, pregúntele si quiere un té o alguna otra bebida. —Empezó a guardar algunos papeles en un portafolios, dedicándole una sonrisa comedida a Evie—. Yo iré enseguida. Gracias, señorita Greenwell. 

Terminó de guardar lo que tenía entre manos y metió el portafolios en un cajón. Se puso en pie, se alisó el chaleco y se aseguró en el reflejo del reloj de pared de que su aspecto era presentable para recibir visitas. Después encaminó sus pasos hacia el salón. 

—Buenos días, agente —saludó, con la flema que le caracterizaba, pero con una sonrisa que delataba que se alegraba de verlo allí, aunque no fuese un hombre precisamente efusivo—. Lo veo bien, fuera de ese entorno opresivo y maloliente del hospital... Dígame, ¿cómo se encuentra?

Cargando editor
06/11/2019, 20:34
Jackson Moore

Acompañé a la señorita Greenwell hasta el salón pero decliné, a la par que agradecí, la oferta de tomar un té. En cualquier otro momento hubiera aceptado de buen grado, sin duda, pero tenía poco tiempo y el hecho de tomarme un té me hacía tener la paradójica impresión de que iba a relajarme.

Me mantuve de pie, deambulando por la habitación por pura deformación profesional, hasta que Mortimer apareció. Sonreí, y me acerqué a él para tratar de estrecharle la mano en señal de saludo y cierta cercanía. 

- Me alegro de verle, doctor -Saludé. Lo cierto es que mi relación con el doctor era cuanto menos poca, pero sentía cierta familiaridad con él-. He tenido momentos mucho peores, bien lo sabe usted, de forma que a modo de resumen podemos afirmar que me encuentro bastante bien. Pero siento decirle que esta no es una visita de cortesía... Ha vuelto a atacar. 

La verdad es que ahora sentía cierto arrepentimiento de no haber aceptado un trago, pero no de té. 

- El asesino ha vuelto a actuar, por partida doble, y me han reasignado el caso. No sólo eso, sino que me han vuelto a pedir que reúna un equipo para investigarlo, y he pensado primero en usted, porque he creído que teníamos una deuda que saldar pese al fracaso inicial. 

Busqué con la mirada un asiento, y me acerqué hacia él. Además de que estando de pie mi pierna se cargaba en exceso, iba a empezar con la parte más complicada de la historia, y sentía que estando sentado se iba a hacer más llevadero, como cuando se informa de la muerte de un ser querido.

- ¿Puedo? 

Me senté en la butaca cuando se me permitió, y proseguí, mientras buscaba en el bolsillo interior de mi abrigo la última carta que recibimos. La saqué, agarrándola con cuidado, y se la tendí.

- Me temo que no acaba ahí -En mi rostro se reflejaba una sombra de preocupación-. He estado recibiendo varias cartas del presunto asesino durante mi hospitalización, y esta es la última, recibida hoy mismo. Desconozco por qué sabe de mi existencia, pero me gustaría que me ayudases a descubrirlo -Esperé con atención a que terminase de leer la misiva, y antes de que pudiera decir nada, interrumpí, mientras le miraba fijamente-. Siento las prisas, doctor, pero necesito una respuesta. Tengo, tenemos, hasta mañana para formar nuevamente un grupo de investigación... ¿Qué me dice? 

 

 

Carta Titulada: «Saucy Jacky»

«Cuando le pasé el dato no lo hice en clave, querido Jefe, mañana tendrá noticias sobre el trabajo de Saucy Jacky; esta vez un doble evento. La primera de ellas chilló un poco y no pude terminar [a tiempo]. No tuve tiempo de quitarle las orejas para la policía. Gracias por no haber divulgado mi última carta hasta que me puse a trabajar de nuevo.
Jack el Destripador»

Cargando editor
06/11/2019, 22:13
Maggie Smith
Sólo para el director

Quizá fuera la frustración, quizá fuera el cansancio, lo que si estaba claro era que Enola no había dado con nada fuera de lugar que pudiera darle una pista a como la señorita Meadow había abandonado su despacho. El caos reinante por la falta de limpieza podría haberle molestado en cualquier otra ocasión pero no estaba dispuesta a abrir el despacho ese día, colgaría el cartel de vacaciones y diría que el Doctor Ragostin se había ido de retiro a Bath por una temporada para cuidar de su salud. Y ella misma cuidaría de la suya y aprovecharía para replantearse ciertos asuntos de su futuro cercano.

Un repentino tirón en la pierna izquierda le anunció que había abusado lo suficiente de sus maltrechas piernas, dejándose caer con gracia y delicadeza sobre el diván del despacho dejando que su mente se fuera por otros derroteros mientras tomaba el ungüento para las cicatrices de su bolso, buscando en su tratamiento alivio y distracción.

Claro que una mente con la de la joven Enola Vernet no era fácil de apaciguar y comenzó a dar vueltas a todo aquel asunto de los asesinatos, Meadow, pasajes ocultos, manuscritos destruidos y hermanos metomentodo.

Cargando editor
09/11/2019, 03:08
Mortimer Vane

Mortimer estrechó la mano de Moore con un apretón firme. Sus manos eran suaves, nunca había trabajado con ellas fuera de un hospital, pero sus dedos parecían ágiles y fuertes. 

—Verlo en pie tan pronto ya es un gran logro para la herida sufrida, se lo aseguro —comentó con una pequeña sonrisa que se esfumó en cuanto escuchó el motivo que había llevado a Jackson a su puerta. 

Escuchó aquellos primeros datos y los engranajes de su mente ya comenzaron a activarse, como anticipando que se avecinaba una conversación interesante. Sus cejas se alzaron un poquito cuando habló de recuperar el equipo de investigación, aunque por lo demás su expresión se mantuvo bastante neutra. A pesar de que se conocían desde hacía poco tiempo el agente ya podía haber notado que eso era lo habitual en él. 

Por favor —respondió a la petición de sentarse, ocupando él mismo una butaca cercana.

Tomó el sobre que le ofrecía y lo examinó por fuera someramente antes de abrirlo para extraer la carta con cuidado. Hasta tres arruguitas surcaron su ceño mientras leía. Cuando acabó lo leyó de nuevo. Después dio un par de golpecitos con el papel sobre el sobre, recapitulando, y finalmente devolvió ambos a Jackson. 

Cuente conmigo, agente —sentenció sin titubeos—. Como bien dice, tenemos una deuda pendiente y nada me daría más satisfacción que colaborar a que este maldito carnicero diese con sus huesos entre rejas. Si desea que contacte o le acompañe a hablar con la señorita Smith o la señorita Gallagher, cuente también conmigo. —Hizo una pausa y señaló con la barbilla hacia la carta—. ¿Y dice que le ha estado escribiendo mientras estaba en el hospital? ¿Siempre en esta misma línea o ha notado algo diferente en esta ocasión?

- Tiradas (1)

Notas de juego

La tirada es por ver si puedo extraer algún dato interesante sobre la psique del asesino a partir de la carta. Tengo Fría lógica, por si aplica. Si no procede, ignórala.

Cargando editor
09/11/2019, 16:02
Narrador

Extiendes, con cuidado, el ungüento calmante a lo largo de tus piernas. El tacto frío de aquella crema te hacía recordar el calor de las llamar abrasando tu piel. Pero la sensación acaba por ser diferente, en vez de sentir cientos de alfileres clavándose en tus piernas, una sensación de alivio, tras hidratar la zona resecada es bastante placentera. Tu mirada se pierde entre las líneas que unen el parqué acuchillado del suelo de tu despacho, hay algo que no te encaja en todo esto, y no es sólo el sueño que te sigue atormentando. Tu mente analítica trata de avisarte de algo. 

Sientes esa molestia clavada en el puente de la nariz, a lo largo de tus cuencas oculares. Esa presión en la base del cerebro que te pide atención. Algo en tu mente trata de conectarse, algo trata de abrirse paso, y esa molestia que nace en el frontal de tu cerebro se extiende por todo tu cuerpo.

Cargando editor
10/11/2019, 08:48
Jackson Moore

Guardé la carta nuevamente en el interior de mi abrigo y, aunque no llegué a sonreir, agradecí con la mirada que el doctor dijera que sí. 

- Siempre en la misma línea -Contesté, en respuesta a la pregunta planteada sobre la carta-. O eso creo. Siempre habla de "Querido jefe", que no sé muy bien si lo dice por mí o por quién, se ríe de nuestros métodos policiales, y sin duda está haciendo un seguimiento de su propio caso dado el grado de detalle que tiene sobre cuestiones que la policía ha dicho sobre él. Me atrevería a decir que está claro que se divierte -Sin duda era un monstruo depravado, un degenerado sin humanidad-. Incluso llegó a reírse de que afirmáramos que era médico, y remarcó su odio visceral hacia las prostitutas... En fin... -Suspiré- El resto de cartas, así como todos los informes forenses, estarán a nuestra disposición en nuestra oficina privada.

Entonces hice una breve pausa, y me incorporé. Me atusé la ropa, cogí el bastón y lo coloqué bajo la axila, y despúes pasé la mano sobre el sombrero, como si lo estuviera limpiando. En realidad, simplemente estaba repasando algunas notas en mi cabeza, ahora que había recordado el resto de cartas. 

- ¿Está ocupado, doctor? -Pregunté entonces, tras un par de segundos ensimismado. Tenía intención de contactar con todas las partes implicadas en la investigación lo antes posible, y no me importaba que Mortimer me acompañase en su búsqueda- Esperaba poder acercarme hasta la oficina del señor Ragostin en busca de la señorita Smith, y posteriormente buscar a la señorita Gallagher. Tengo un carromato esperando fuera. ¿Le apetece acompañarme?

Cargando editor
12/11/2019, 18:21
Saucy Jackie

Lees la carta con detenimiento, tratando de desgranar lo que hay más allá de lo meramente escrito. No es un trabajo fácil, no es leer los movimientos faciales o los movimientos corporales. Escudriñar algo escrito es algo más íntimo, menos visceral que el momento en el que alguien habla contigo. Es un vistazo a su alma.

Lo primero que te llama la atención es la referencia que se hace a sí mismo en tercera persona, como si hablase de otra persona cuando después se implica a sí mismo. 

También te llama mucho la atención que lo denomine sus brutales asesinatos como "trabajo". 

Por último, pero no menos importante, parece molesto por no haber sido publicado con anterioridad, lo que le da un carácter de castigo a estos dos últimos asesinatos, tal y como está expresado en la postal.

Cargando editor
12/11/2019, 21:27
Mortimer Vane

El doctor Vane asintió con la cabeza a las primeras palabras del agente. 

Es curioso el modo en que habla de sí mismo, dice mucho del estado de su mente. Diría que está ofendido por no haber sido publicado antes, como si no hubiese recibido la atención que cree merecer —señaló, meneando la cabeza—. Estos nuevos asesinatos son un castigo por la desobediencia, así que no debemos tomar estas cartas a la ligera. 

Se quedó pensativo un instante, pero enseguida se puso en pie y asintió de nuevo.

Lo acompaño, agente, por supuesto. Deje que coja mi chaqueta y mi maletín. La última vez lo dejé en casa y lo eché de menos después. —Sólo el modo en que la comisura derecha de sus labios se curvaba delataba que había cierto humor en esa ironía—. No tardaré en estar listo. Y luego me gustaría echarle un ojo también a todas las cartas en conjunto. 

Con la mente ya en esos planes abandonó el salón para prepararse. De paso, avisaría a Evie de que iba a salir. Y en cuanto tuviese chaqueta, sombrero y maletín volvería en busca del agente Moore, para partir con él hacia la oficina donde trabajaba Maggie. 

Al reunirse de nuevo, continuó hablando de lo que había estado rondándole mientras se alistaba para salir. 

¿Se ha fijado en que habla de «trabajo» al referirse a los asesinatos? Como si estuviese haciendo algo bueno por el mundo al eliminar a las prostitutas. Hay algo personal ahí, algo que le toca de cerca. Cree estar cumpliendo su deber. Megalomanía, complejo de superioridad... Ese detalle es relevante, Moore. 

Cargando editor
13/11/2019, 13:38
Jackson Moore

Aunque ciertamente no había caído en todos los detalles de la carta explicados por el doctor, menos aún en su amenaza velada por no publicar sus cartas a tiempo, había un dato que al menos sí había tenido en cuenta: Su odio hacia las prostitutas. 

Estábamos ya en el carruaje de camino a la oficina de Maggie cuando saqué de nuevo mi pequeño cuaderno de notas. Pasé en bloque sus páginas hasta llegar a lo último que apunté, que fue al esperar en el recibidor de la casa del doctor, y releí en mi mente la frase "Odio a las prostitutas: ¿Madre meretriz?", lo cual podría verse reforzado por la teoría del doctor de que esté haciendo algo "bueno" por la sociedad, o que hay algo personal en ello.

Cerré el cuaderno, le di un par de toquecitos con el dedo índice mientras miraba hacia el infinito y, aún sin volver completamente en mi, expresé mis ideas en alto. 

- Yo había pensado en que su madre pudo ser prostituta... 

Giré la vista y miré hacia el doctor Vane. Me sentía cómodo con él, no tenía problemas en expresar todo aquello que pensaba, pero aún así este caso me hacía sentir cierta incomodidad por no saber encauzarlo adecuadamente, y estaba claro que estaba quedando como un mero agente de calle más que un futuro inspector. Me sentía perdido, y las pistas, las pocas pistas, no parecían guiarnos hacia ningún sitio. 

- Quizá le eche la culpa de sus problemas y vea reflejada en el resto de víctimas a su propia madre. O hasta es posible que su padre la matase y él fuera testigo de ello, y dijera algo que quedó grabado en el subconsciente del asesino. O simplemente algún trauma maternal que haya despertado ahora por algún detonante externo... -Suspiré-. Estoy hecho un lío, la verdad.  

Mantuve un breve silencio. Sin dar tiempo a que el doctor respondiera, añadí, para finalizar mi perorata.

- Debiéramos comprobar las fechas y horas de los asesinatos, por ver si hay alguna coincidencia, por pequeña que sea. Y, por cierto, si tomamos sus cartas como algo a tener en cuenta, habrá que sacar a los médicos de nuestro listado de sospechosos. Como luego podrá comprobar, se rió de que pensáramos que se dedicaba a la medicina, pero creo que sí está claro que tiene conocimientos de anatomía, humana en particular. ¿Quizá se oculte tras la fachada de un profesor?