Partida Rol por web

Asintió a las palabras de Filippo y mientras éste volvía o los decía algo ayudaría a Íñixio a terminar de subir el barril y a depositarlo en la cubierta.

Cuando vio subir a Diego miró a Gorka.

- Creo que si... En esa caja parecen haber hierbas y cosas raras.

Precisamente es una de las cosas que quiero comentar con la capitana. Y es que esto que había en el cofre podría ser medicina o podría ser veneno. Por lo tanto mejor no arriesgarse comento esperando la aparición de la portuguesa.

Luego me acerco hacia el cañón. ¿Y a ese cañón qué le pasa?

En el camarote.

Vio bajar a Jesse y solto a Nina que parecia no reponder demasiado a su comentario. "Han podido subir las cosas bien?" pregunto al irlandes mientras pasaba. "Necesitan ayuda?" pregunto ya si bien interesada en el tema loco que hablaban aqui, no queriendo meterse del todo.

Si, necesitan un poco de ayuda, pues parece que Gorka y Ruby estan cansados al igual que el resto.

Dejó el barril y se quedó mirando el dibujo, ese dibujo extraño y vulgar de una polla.

Oigan ¿Quién fue el niño que dibujó esto?¿Tenemos 15 años al parecer?

Ronald miró a Jesse con mala cara, pero no quedaba claro si estaba ofendido, cabreado, o si era la enfermedad que lo consumía. - Esa es una... idea genial que nos... hará ricos a Nina... y a mi... Un parapollas para... ricos fláccidos, con un... alargador para los que... además la tienen corta.... ¿Necesitas uno? puedo... hacer que te... lo fabriquen cuando... volvamos a puerto. - dijo entre balbuceos y con un evidente tono de burla, aunque no resultaba evidente si intentaba ser sarcástico o si se burlaba de Jesse - A los quince... ya era un hombre, y... soy enano, no un... niño... deberías saberlo.

Era claro que estaba afiebrado, arrastraba las palabras y tenía los ojos inyectados en sangre, aún asi parecía capaz de hilar de alguna forma sus frases para que tuvieran algún sentido.

En la cubierta

-Entonces es para mi.- afirma el bodeguero tras sacudirse la pólvora de las manos, se acerca hacia Gorka y extiende el brazo esperando a que le entregues la caja- El cañón y un barril de pólvora es el pago que nos podemos permitir dejar por los víveres que nos llevamos. Siempre hay que dejar un pago y el oro no vale, porque no se puede comer.- explica el portugués.- Esta no es la única isla con abastecimientos y refugios así. Nuestro nuevo amigo...-y alza la cabeza para señalar al calvo- tuvo mucha suerte de que le abandonaran...precisamente aquí ¿no os parece?- comenta en todo suspicaz.- Bueno, dame la caja, Gorka.- le pide de nuevo.

En la cubierta

-Lo cierto es que yo llevaba un rato pensando eso mismo...-comenta Velasco tras permanecer una cantidad insólita de minutos callado, parece que siempre tiene la oreja puesta en las conversaciones ajenas que, aunque no fueran un secreto, no le incluían y tenía el comentario más acertado para poner de punta el ambiente.- Que es muy curioso que dejaran a un español en esta isla. Precisamente. Sabiendo, como saben, en Tortuga, que íbamos a tener heridos...y falta de provisiones. Todo muy acertado.- deja caer como si tal cosa mientras preparaba una pipa de tabaco para fumar.

-¿No dices nada, calvo?- le increpa sin disimulo De Castro.

En el camarote.

Entretanto, en el camarote, Jesse estaba recogiendo unas telas para improvisar una nueva vela cebadera, Nina había perdido de nuevo el conocimiento, Ron protestaba por la falta de visión del irlandés acerca de su obra y Maritza trataba de aclarar si se la necesitaba en cubierta. De mientras, oíais perfectamente el movimiento allá arriba, bultos que eran cargados y conversaciones que no llegabais a oír pero que atestiguaban que los exploradores habían regresado...y con las manos llenas.

Realmente enano, creo que alcanzaste la madures antes de cumplir 5 años.

En un tono serio dijo aquello, sin intención de burlarse pero que daba pié a ello.

Mi primer oficial ¿Me podría ayudar a traer el resto de barriles mientras dejo las velas para después?

Ruby se alegró de haber adivinado el hecho de dejar algo a cambio de lo que tomaban y aunque había perdido una moneda y ahora escuchaba a Diego, tampoco le importaba mucho.

Esperó allí, escuchando y mirando a Iñixo para ver qué respondía.

Miro a los dos, Diego y Velasco, con expresión seria. ¿Pero os estáis escuchando? Eso que decís no tiene sentido. Es decir, que según vosotros los españoles de Tortuga sabían no solo que pasaríamos por aquí sino que nos pelearíamos con ellos y dejaron a Iñixio para cuando eso sucediera. Porque eso es lo que entiendo que estáis diciendo, porque estaba claro que alguien llevaba un tiempo viviendo en esa isla. ¿No os parece ridículo?

Le tiendo el cofre a Diego. Por cierto, la próxima vez que pasemos por aquí igual sería bueno llevar víveres de sobra para compensar los que nos llevamos. Porque no creo que si alguien queda varado aquí un cañón le vaya a servir de mucho.

Iñixio pone cara de sorpresa cuando le hablan de esas maquinaciones, pero ve peligrar su entrada en el barco y eso no le gusta nada:

- No tengo ni repajolera idea de lo que estáis hablando... A mi me ha abandonado en esta isla Francis Drake, el malnacido sarnoso hijo de puta de inglés desviado mangarrán endemoniado ¡HIJO DE LA GRAN PERRA! -dice perdiendo la compostura un momento- ... esto que véis aquí -dice señalando su pata de palo- es reciente. En la última escaramuza en alta más que tuvimos recibí una herida muy fea en la pierna y al no curar buen hubo que cortarla. El jodido matasanos del barco era verdadero amante de la sierra, el muy cabrón. De hecho de matasanos tenía lo mismo que de carnicero, el mandil solamente. Pero hizo bien su trabajo, ya que sigo aquí de pie. -vuelve a mirarles a todos después de rememorar todo- El maldito inglés me dejó en esta isla con esta pistola con una carga, para que yo mismo acabara el trabajo, el muy cobarde. No tengo ni idea de si conocía el alijo que había en el interior o no. Sea como fuere, he tenido suerte de que me hayáis encontrado. De todo eso que habláis de Tortuga no tengo ni pajolera idea, ni sé con qué españoles habéis luchado. Pero si queréis un par de alfanjes que abran barrigas españolas, y de cualquier otra patria ya de paso, soy vuestro hombre. Prometo ganarle el puesto. No busco favores, solo un reputado puesto de trabajo je je je -dice sonriendo de oreja a oreja, en un gesto un poco siniestro.

La gitana se rio un poco con la insistencia del enano pero nego y miro al gran irlandes. "Claro. Te ayudo con las cajas, veamos que han traido." dijo asintiendo y levantadose para ir hacia arriba esperando a ver como se habian arreglado los demas.

"Nos vemos enano, mejor duerme un poco. Jenny cuidamelos o ven con nosotros si quieres." comento ella antes de partir.

En la cubierta

-Eso ya lo explica todo...Sir Francis Drake, corsario de su Majestad. En su barco seguro que comíais caliente cada día. Drake no es santo de mi devoción pero él sabía perfectamente donde te dejaba, es un un cerdo traidor pero leal a su tripulación...- añade, algo menos suspicaz tras la exposición del nuevo.

En la cubierta

-Bueno Gorka, tal vez tu amigo no sea un infiltrado pero no seas ingenuo, por favor.- responde con sorna De Castro- Los españoles que nos atacaron en Tortuga sabían sin duda que estábamos faltos de provisiones, esa información cuesta dos monedas en el Colmado.- explica con un bufido- Sabían que solo llevabamos media carga de víveres y por eso nos hicieron salir de allí como alma que lleva el diablo. No huimos...nos echaron al mar, que es justamente lo que ellos pretendían.- niega con la cabeza y se cruza de brazos- No puedo creer que tenga que explicaros algo así...¿de verdad has guerreado alguna vez?

En la cubierta

Siga como siga vuestra conversación, Diego toma el cofre que le ofrece Gorka y se apresura a volver sobre sus pasos para dirigirse al piso inferior. 

-Eso mejor lo hablas con la capitana.- dice antes de desaparecer, refiriéndose a la sugerencia de Cuchillo sobre volver para dejar víveres.

En el camarote

Jenny y Jesse abandonan el camarote y se cruzan con Diego que baja por la escalera, en su mano porta una pequeña caja de madera.

-Echad una mano a bajar los barriles de víveres cuando acabéis lo que estáis haciendo.- os avisa el portugués sin detenerse demasiado.

Tras su breve comentario hasta el contramaestre y la primera oficial, Diego continua su descenso hacia el camarote y se apresura a depositar la caja en el suelo entre ambos convalecientes.

-Ya lo tenemos Nina, venga que mala hierba nunca muere. Y tu también Ron, alegra esa cara, hemos llegado a tiempo...-dice mientras empieza a preparar, abriendo el cofre, pare que en su interior hay hierbas y frascos- Es una suerte haber encontrado esto...hay muchas de estas que no sé para que sirven, pero tenemos lo que necesitamos. Ya tendré buen tiempo de investigar sobre el resto y etiquetarlo adecuadamente... Jenny, échame una mano, prepara vendas, agua de beber y las escudillas de madera.

En breves momento está enfrascado en la tarea de preparar emplastos e infusiones, está bastante concentrado y la ex monja le ayuda pasándole lo que necesita.