Partida Rol por web

Ruby, viendo que poco o nada hacia en aquella conversación y lugar se encaminó a revisar si hacia falta su ayuda en algún lugar y con algún elemento del barco, después de todo ese era su trabajo. 

Maritza subio a la cubierta tras estar un rato el camarrote. "Bien. A ver, donde necesitan mi ayuda para supervisar." comento la mujer medio bromeando, que igual en lo fisico no era lo mejor.

Observo las cajas que subian y el tema de los que seguian abajo.

Ronald no pudo evitar acercarse a Diego para observar como trajinaba con las hierbas, su curiosidad era mayor que su cansancio, y en realidad, a pesar de la "orden" de la primera oficial de descansar, él recordaba claramente que la advertencia de Diego había sido que no se durmiera, advertencia grabada a fuego por la muerte de Mijail. - ¿A que... sabrá esa... mezcolanza? - preguntó con voz pastosa.

Sigo el pedido de Diego y preparo agua limpia, rasgando tela para hacer vendas y acercarlas. - Mientras tenga sabor significa que estás vivo, hombrecito. Alégrate de tu suerte Mon Ami, otros están con los peces-

Pronto la normalidad empieza a volver al barco, todos encontráis donde echar una mano o dos en las labores de abordo que eran muchas, aún en parado. Algunos ayudan al contramaestre con las muchas reparaciones que necesita el barco, otros ayudan a Filippo a llevar el cañón y un barril de pólvora al lugar donde cogieron los víveres. Al parecer la capitana había decretado que era un pago suficiente, pero debió decírselo al italiano en privado porque ninguno habéis visto a Uxía desde que atracasteis.

La marea sube conforme va pasando el día y debéis mover varias veces el barco para re-encallarlo en los numerosos bancos de arena. Ahora entendéis porque esta isla es apreciada por los bucaneros, estos bancos y maniobras eran realmente necesarias para realizar reparaciones de urgencia, así como para hacer labores de limpieza del casco que en un astillero normal costarían mucho tiempo y dinero. Así aprendisteis lo que era el carenado*, despegando moluscos y otras cosas de la madera bajo la línea de flotación.

Por su parte, Diego ha preparado las medicinas para los convalecientes y, para cuando llega la noche, tanto Ron como Nina parecen estar bastante más lúcidos, aún tenían fiebre pero, con algo de ayuda logran ambos llegar a la cubierta del barco y respirar por fin un aire puro y limpio, algo con lo que la caribeña no contaba en absoluto volver a hacer.

Llega la noche, con el barco totalmente volcado es imposible cenar dentro y ni tan siquiera permanecer a bordo por lo que todos, incluida la capitana bajáis a la arena y se prepara una hoguera donde se cocinan unos peces y gaviotas que habéis cazado. También hay un poco de sopa y, aunque sólo llevabais cuatro días de viaje, ya habíais empezando a echar de menos la comida caliente.

Durante la cena se respiraba cierta camaradería entre unos y otros, con el timonel haciendo sus bromas, el bodeguero sonrojándose a cada momento, Nina asegurando que sacará las tripas de alguien como le recuerden más las cosas que dijo estando en pleno delirio. Todos conversaban o reían con ganas...excepto Uxía que mantenía el semblante serio, solo intercambiando algunas palabras quedas en portugués o en esa mezcla de portugués y castellano cuando quería preguntar algo a alguno de vosotros. Pero no participaba de la camaradería ni del ambiente festivo.

Llegado cierto momento, casi acabando la comida, ella toma la palabra y su mirada se clava en Iñixio antes de empezar a hablar, muy despacio.

-¿Quiem de entre vocês acredita que o novo é digno de ser parte da tripulaciao?- pregunta con suavidad y calidez, no hay rastro de segundas intenciones ni maldad tras sus palabras, parecía una pregunta sincera. Por si acaso, Diego traduce* para que no quedara ninguna duda de la pregunta de la capitana.

No me opongo, a sido de utilidad y no me a molestado ni una vez mientras trabajabamos en la vela del bauprés, que se quede con nosotros.

Respondió el contramaestre reconociendo sus labores en el navío, y reconociendo que necesitaban gente.

Tras el dia de trabajo se encontro sentada mirando su cena, riendo con los cometarios de los demas. Solo cuando hablo la capitana que se le quedo mirando. Cuando termino vio a los que fueron con el hombre pelado empezando a comer y sin decir nada despues de todo no conocia al hombre.

Ruby comía y reía con el resto, disfrutando de ese pequeño momento de libertad y diversión tras haber estado trabajando y ayudando en el barco.

Cuando la capitana preguntó Ruby miró a Gorka, pues él era quien más lo conocía.

El trabajo de quitar lapas y otros crustáceos y diferentes seres del casco del navío es un trabajo duro y en ocasiones desagradable. Por lo tanto, si no vas a hacerlo en un caladero, se agradece al menos que seamos suficientes como para hacer el trabajo lo más rápido posible. Y aún así al terminar me siento cansado y con los brazos como chicle.

Por lo tanto agradezco la cena, entre risas y jolgorio de quienes mañana pueden estarse jugando la vida frente a los cañones de otro barco. Aún así de reojo miro varias veces a la capitana, preguntándome qué le estará pasando por su cabeza.

Entonces llegan sus palabras y la miro y luego miro a Iñixo. Yo creo que es digno y que será un gran añadido a su tripulación, capitana. Cuando éramos pequeños era el más fuerte de todos, y estoy convencido de que su lesión no le ha hecho perder ni un ápice de su fuerza. Además, ha demostrado que sabe moverse por un barco y trabajar como el que más. Así pues yo no tendría ninguna duda, lo añadiría a mí tripulación de inmediato.

Iñixio, que ha pasado el día retirando lapas, percebes y de más moluscos del casco del barco ha sido admitido en la cena comunal que han mantenido todos en la playa. "Buena señal" piensa para sí mientras disfruta de la cena y la compañía.

Cuando vé a la capitana por primera vez se queda completamente maravillado. No solo por la enorme belleza de la mujer, sino por que un montón de hombres la siguen sin chistar. Ya había oído antes de barcos capitaneados por mujeres, pero casi como leyendas y verdaderas rarezas. Toparse ahora con una tripulación que aceptaba a una mujer como capitana era en si mismo algo insólito. Aparte de su evidente belleza, algo debía tener esa mujer para haber llegado a capitanear a una tripulación tan recia.

Cuando por fin se levantó y habló a sus hombres (y mujeres), Iñixio se quedó casi conteniendo la respiración. No era él quien debía hablar, pero de lo que otros dijeran dependía su vida.

Ron había estado acarreando baldes cargados de lapas desde donde las desprendían sus compañeros hasta un pozo hecho en la arena.Balde si, balde no, aún se encontraba debilitado y había decidido escuchar a su cuerpo cuando pedía un descanso. Por eso es que dormitaba cada tanto, sobre la arena caliente y a la sombra de barco, y tomó tanta agua que podría haberse llenado un barril del doble de su tamaño.

Para la noche se sentía mejor, o al menos mejor que en días anteriores en los que se sentía para la mierda, y a pesar de la fama de charlatán que le había hecho Nina el enano dijo muy pocas palabras durante la cena, aunque disfrutó de la compañía y rió toda broma que valiera la pena. Cuando la capitana preguntó por la nueva incorporación, un hombre que entendía habían encontrado en la isla, Ron se encogió de hombros. Poco había visto del hombre y en su estado menos que el resto, y como la capitana había pedido que acreditaran su valía nada podía decir él al respecto.

Poco van conmigo las faenas de un gañán de ribera, mis manos son las de un artista. Y me preocupa más que la artillería quede bien estibada cuando vuelcan el casco. Loable  el hombrecito en sus intentos de arrimar el hombro, aunque no le quitó ojo, no sea que le una insolación en sus ires y venires carreteando moluscos. 

A la noche me siento con la espalda bien apoyada, las piernas estiradas y los tobillos cruzados, cerca del fuego pero en la penumbra, un tazón de sopa en una mano y la pipa en la otra. La pistola cargada y la vizcaína a mano. Estamos en tierra y Velasco y yo tenemos una pendencia que resolver en tierra firme. 

A los parlamentos sobre el tal Inixio presto oídos, aunque no participó pues nada tengo que añadir. Mis ojos no se apartan del español.