Partida Rol por web

La mujer se acaba alejando entre la multitud tras su disculpa y los dos piratas al fin pueden conversar gozando de aparente intimidad.

-Nada, ni siquiera amante, sólo una conquista que acabas de espantarme. Espero que sea importante ¿qué quiere Roger ahora?- pregunta, con un tono de disgusto, no por hacer algo que le encomiende el viejo Davis, pero si por la presa perdida.

Dejas a los hombres atrás no te ha salido bien la idea de esperar para escuchar, ambos parecen ahora enfrascados en una intensa charla, pero descartas la idea de volver a intentar espiarlos, al menos directamente, ya que el asiático se te ha quedado mirando largo rato mientras te ibas, parecía muy desconfiado con esos ojos entrecerrados...o tal vez fueran así todo el tiempo, no podías saberlo, probablemente fuer ala primera vez que veías a un hombre como él. Ahora te quedaba decidir qué hacer, podías ir a la taberna de nuevo o...cualquier otra cosa. Dudabas de que Santiago de Dios fuera el único pirata de este puerto.

Me alejaba, volviendo la mirada de vez en cuando para ver si el de los ojos rasgados me seguía. Parecía que no. Y a medida que la distancia entre él y yo aumentaba, me tranquilizaba.

Llegado el momento hasta solté un largo y pesado suspiro de puro alivio.

Mi idea inicial era la de volver a la posada, pero estando más tranquila, los ánimos de seguir investigando por el lugar parecían estar volviendo. Me detuve unos instantes a sopesar ideas, hasta que me decanté por husmear un poco más. Sin intentos de heroicidades esa vez.

Ladeo un poco la cabeza cuando veo la decepción en sus ojos y palabras por la pérdida de un posible buen rato con aquella muchacha, pero el deber era más importante que el placer.

Yo en el barco de Uxía Vaz deber infiltrarme, y Roger que tu ayudarme poder decir. Barco Dañino llamarse.

Sigo observando a mi alrededor por si veo que alguién está haciendo caso a nuestra conversación.

Decides que aún no has conseguido averiguar suficiente...¿Qué pasaba con el Dañino? ¿De verdad estaba aquí en Kingston? Tal ves Santiago no había terminado de explicarse, o si y tu objetivo había estado en tus narices todo el tiempo. De todas formas, haciendo algunas preguntas más no tardarías en enterarte, si realmente era un barco comandado por la mujer más hermosa del Caribe...alguien la habría visto ¿no?

Ahora sólo quedaba una duda prioritaria... ¿a dónde ir? El muelle quizás fuera sospechoso, si te veía el asiático o Santiago...había otras tabernas donde los estibadores estaban parando a echar un trago. Y también había una zona comercial, un colmado y varios astilleros frecuentados por marineros. En algún sitio debían saber algo ¿no?

Dándole vueltas al asunto del Dañino, del barco en sí, recordé algo de mi conversación con Santiago De Dios.

Había dicho que el navío había abandonado Tortuga días atrás, por los pelos, mientras los perseguían. Sin duda necesitaría de algunas reparaciones. O si no, víveres y algunos pertrechos.

Ya sabía a donde dirigirme: Tocaría visitar los astilleros de la ciudad.