Le mantengo una sonrisa, algo forzada, pero no iba a caer en sus faltas de respetos. Tras eso saco una pequeña bolsa y de ella saco algunas monedas de oro.
Yo no mentir, honor importante.
La prostituta extiende la mano ávidamente y toma las monedas que le ofreces las cuenta con una mirada y evalúa su veracidad.
-Son buenas.- comenta, casi con un poco de sorpresa.-El Corazón del Mar está anclado en el muelle, lo he visto atracar hace unas horas, en aquella dirección. Pero no encontrarás a Santiago en él. Acaba de pasar con una chica pelirroja cogido del brazo en dirección al final del muelle; muy elegante ella, no tenía pinta de prostituta. Tal vez los alcances, han pasado hace poco y parecían dar un paseo lento.
Le sonrío al tiempo que bajo la cabeza y pronuncio.
ありがとうございます.
Tras eso marcho en la dirección que me dice que han ido. Teniendo la descripción de los dos, sería mucho más fácil encontrarlos.