Partida Rol por web

«¡Buenos días Storybrooke! Esta noche es especial ya que mañana se celebra el día de la fundación de nuestro pueblo y como todos los años, la noche anterior se celebrará una gran verbena donde acudirá todo el pueblo. Se hará en la calle principal, bajo la Torre del Reloj. ¡Espero veros a todos allí, Storybrooke! Ahora pasaremos a las noticias con Clarisse Simons...»

Hoy comenzaba un nuevo día en Storybrooke, la vida y tranquila que muchos querían tener y otros tantos no. Pero había novedades en vuestro aburrido pueblo. Habían llegado nuevas personas al pueblo. Hace un par de semanas llegó un hombre de aspecto rudo y nada amigable que se hospedaba en el Granny's. Una mujer muy adinerada que salvó de la banca rota el periódico y compró una enorme mansión. ¡Ya ahora encima quería quitar del puesto a la Alcaldesa Lewis!, sin duda era una mujer muy ambiciosa. La otra persona, era una chica joven, una profesora nueva que vivía en un piso, nada destacable.

Hace apenas unos días llegó una asiática de lo más extraña que encima de hospeda en la casa de la doctora Hyde, ¡Pobre niños! ¿Pero que clase de madre tienen que mete en casa extraños? Pero hoy eso no importa. El pueblo está emocionado ya que esta noche es la gran fiesta y es la oportunidad para pasarlo bien todos juntos, comer, charlar y disfrutar de la buena compañía.  

Al poco tiempo, pues Storybrooke no era un pueblo enorme, Antye llegó a la Torre del Reloj a esperar a Zack. Era un tanto temprano para que el chico ya estuviese trabajando, así que decidió ir a una parte de su recorrido a ver si se lo topaba. Estaba nerviosa, pero uno alegre. Quería verlo y saber que estaba bien, además de preguntarle si tendría la noche libre para tener una cita y celebrar su aniversario. ¿Lo recordaría? Era claro que sí, pero seguramente el chico se haría el que no sabía para jugar con ella.

Sonrió más. Era un día especial y lo disfrutaría.

De buena mañana, apenas había gente en la calle y los pocos que habían iban al Granny's a tomar su buena ración de cafeína. Pero desde bien temprano llegó un autobús que procedía de Boston. Esta parada era reciente, no llevaba mucho tiempo y como era poco habitual, se bajó un muchacho con un transportin grande donde cabía un perro robusto. El chaval parecía algo desubicado, aunque era normal teniendo en cuenta que acababa de llegar. ¿Se vendría a vivir aquí también?

Allí, en el centro del pueblo, también había una pelirroja con una sonrisilla tonta, de esas que se dibujan solo cuando estás enamorado: Parecía esperar a alguien que no llegaba. Quizás es que aún faltaba algo de tiempo para abrir la tienda. 

Mientras esperaba encontrarse con Zack, Antye se dio cuenta que estaba un tanto más temprano de lo que creía. Estaba acostumbrada a un horario matutino debido a la Universidad y Storybrooke como un pueblo común tenía un inicio laboral un tanto más tardío a comparación de una ciudad.

La pelirroja saludaba de vez en cuando a uno que otro vecino que reconocía, pero al percatarse del extraño con apariencia perdida le dedicó una sonrisa de "buenos días" junto a un movimiento de cabeza afable y tranquilo. No sabía si se entrometería demasiado, pero mientras llegaba su novio se acercó a paso cauteloso con el extraño y le sonrió otra vez.

-Buenos días-expresó en un tono jovial y educado-. ¿Requiere ayuda? 

Largo camino era aquel que había recorrido. Desde Boston venía, no sé si buscaba penas o alegrías, lo único cierto, era que algo me empujaba hacia aquel lugar, que no lograba sacar de mis pensamientos.

¿Habrá sido una buena idea? - La verdad es que no lo sabía, no importa cuánto me lo repetía. La respuesta era incierta, pero seguro que habrá valido la pena.

No era mas que un pueblo pequeño, ¿por qué no paraba de aparecerse en mis sueños? Desde que era un niño tenía visiones y sueños de este lugar, ¿por qué? Eso venía a averiguar.

Lo primero que hice al llegar fue comprobar el estado de mi joven can. Abrí la puerta del transportín, así, mi querido Pipo podía salir, oler y hacer pipí.

Mientras Pipo orinaba, noté como una chica extraña me hablaba, me volví para mirarla, sonrisa amplia, ojos curiosos y cara iluminada.

Hola, - Saludé con timidez - Soy Leroy Fitch. - Me presenté. - Soy nuevo en el pueblo, bueno, acabo de llegar y aún no sé si me voy a quedar. No estoy muy seguro de qué hago aquí, pero algo me empujaba a venir aquí. - Mi nerviosismo me hacía dar demasiada información, no podía evitarlo, llamar la atención siempre había sido mi don.

Perdona, no quiero molestar. - Dije a la chica con una nerviosa sonrisa. - ¿Por aquí cerca hay algún hostal?

Como siempre, Leroy, eres un crack, ya estás armando un lío nada mas llegar.

-Mucho gusto, señor Fitch-Antye correspondió a su presentación con un educado movimiento de cabeza-. Mi nombre es Antye Tausch y... es raro que quisiera venir al pueblo. No hay mucho qué destacar, es muy tranquilo.. pero justamente llegó para una festividad, hoy en la noche se conmemora la fundación de Storybrooke aquí en esta misma zona. Podría conocer a la mayoría de los habitantes y así darse una mejor idea.

Escuchó que buscaba un sitio en donde quedarse y solo se le ocurrió uno en el que seguramente la pasaría bien.

-Claro, hay un hostal que igual funciona como una cafetería donde cocinan muy rico. Se llama "Granny's" y está ubicado por...*-la pelirroja dio referencias del domicilio bastante correcto, ella había crecido ahí y conocía al pueblo como la palma de su mano y no sería complicado para Leroy ubicarlo-. En este momento debe estar abierto y atendido por su propietaria, una mujer mayor muy dulce y atenta.

Sin sentir tanto miedo por la presencia del can, Antye sonrió al animal y de vez en cuando daba miradas rápidas a la calle por si veía al chico y así interceptarlo.

¿Una fiesta? - Pregunté a la chica - No sé, la verdad es que ahora sólo tengo ganas de echarme una gran siesta. - Respondí. - Uff que mala es mi dicha - Vine al pueblo con la intención de no llamar la atención, pero parece que llegué en un día de gran ilusión.

No es que fuese un chaval muy carismático, hablando con aquella chica ya estaba haciendo un esfuerzo titánico. La verdad es que era de agredecer que fuese una chica tan cordial, pero yo no estoy acostumbrado a tratar con gente normal. Es decir, da igual como fuese realmente, yo lo que no estaba acostumbrado era a tratar con gente. Pipo era el único con el que me relacionaba, siempre había estado conmigo cuando lo necesitaba.

Miré a la joven e incliné levemente la cabeza. - Muchas gracias por todo - le sonreí con franqueza. Había sido de gran ayuda, ahora el momento de continuar mi nueva aventura. - No sé cómo pagarte este favor, cuando pueda serte de ayuda ven a buscarme, será un honor.

Miré a mi cuadrúpedo amigo, recogí mis cosas y le hice una seña para que viniese conmigo. - Nos volveremos a ver seguro - Dije levantando la mano y sonriendo, tratando de no parecer muy rudo. Lo mío no era la interacción personal, pero al menos creo que tenía un saber estar.

Fui en la dirección que la chica me había indicado, por el momento, buena impresión me había llevado. A pesar de ser un pueblo bastante apartado, parecía ser acogedor y estar bien equipado. Sólo falta saber cómo será el resto de habitantes, espero que todos sean así de agradables.

Antye aún sonreía al señor Fitch escuchando con educación lo que decía y esperando un poco que fuese a la fiesta más que nada para que conociese a los demás habitantes del pueblo y cuando requiriese de algo en especial ya supiese a quién acudir. Asintió ante el agradecimiento y realizó una leve reverencia que indicando que no fue problema para ella ayudarle.

-Es probable que sí nos volvamos a ver, cuídese señor Fitch. 

La pelirroja se quedó en el mismo sitio para ver que no se perdiese o siguiese un mal camino.

 Mientras  Leroy se iba, aprovechó para indagar si Zack ya se acercaba. Era difícil perderse en Storybrooke y prefería estar al pendiente "por si acaso", y una vez que Leroy se perdiera de su vista la chica regresaría a esperar a su novio. Ya había tardado, aunque igual ella llegó muy temprano porque era su hábito madrugar un tanto.

El muchacho iba medio apurado porque llegaba tarde a la tienda y a él le tocaba abrir hoy. Pero entonces se detuvo al verte. Su cara de preocupación por llegar a deshora se borró para dar paso a una gran sonrisa. Ahora corrió hacia ti, sin importar la tienda o cualquier otra cosa. 

Se plantó delante tuya y sin decir nada te dio un beso apasionado que podría colorado a cualquiera, mientras te sujetaba de la cintura -Te he echado de menos- dijo una vez separándose de tus labios y dibujando una sonrisa radiante. 

Cuando lo vio su corazón se aceleró y su sonrisa se ensanchó un poco más. No importaba que ya llevaran un año (y que justamente hoy era el aniversario) ni que se hablaban constantemente o que se aprovecharan los tiempos libres para convivir un poco; siempre al verlo se sentía alegre y contenta. Cuando solo eran amigos y compañeros de clase siempre esperaba por el bienestar del chico y sin saberlo sus sentimientos habían evolucionado hasta este que actualmente se depositaba en su interior. ¿Un sueño que recordaba era lo que le había impulsado a declarársele? Sí, y le parecía extraño que hubiese sido eso y no algo más... "real".

El beso de Zack interrumpió sus pensamientos y solo se centró en corresponderle. Ya había pasado un tiempecillo que no lo veía, sentía ni oía y estar así era algo muy gratificante que disfrutaba en lo que podía. Las mejillas de la pelirroja habían adquirido un rubor sano y bajó la mirada un poco apenada, pero luego regresó su atención al chico y siguió sonriendo.

-También te extrañé-ahora que lo recordaba, cuando ella le había dado el primer beso Zack se había comportado un poco apenado y ahora ya era más resuelto. Era bonito-. Te preparé tu... almuerzo, desayuno, cena, a la hora que quieras comerle. ¿Puedo acompañarte hasta al trabajo?

Aunque era una pregunta ella esperaba que dijera que sí, incluso se había colocado a su lado para caminar junto a él y convivir lo que el tiempo permitiese.

-Así me cuentas cómo te ha ido. Ya se que nos enviamos mensajes, pero no es lo mismo escucharte por un teléfono que oírte como se manda-se notaba a leguas que Antye estaba contenta. Si de por sí ella era afable, ese gesto irradiaba bastante-. Por cierto, ¿podrás ir a la fiesta de esta noche? Hoy cumplimos un año... y me gustaría festejarlo.

Te cogió de la mano con una amplia sonrisa -No tenías que haberte preocupado por hacerme el almuerzo- te acarició la mejilla con el pulgar de su mano libre. -Claro, venga vamos- comenzó a caminar hacia la tienda con la sonrisa de tonto enamorado en su cara aún. -Dime, ¿qué tal la vuelta a casa?- te preguntó mirándote a los ojos.

La tienda no quedaba lejos, apenas a 5 minutos y podías ver como cada vez había más gente en el pueblo, ya empezaba a tener vida de nuevo -¿Qué quieres hacer esta noche, por cierto?- ladeó la cabeza preguntándote -Es la fiesta del pueblo y nuestro aniversario... ¿qué te apetece hacer? Manda tú ¿vale?- te guiñó un ojo con una sonrisa pícara. 

Antye soltó una sonrisa enorme cuando Zack le tomó la mano. Era consciente que se veía e irradiaba la ilusión de un amor joven, pero también tenía una sensación en su corazón como si hubiese luchado bastante por esta situación entre los dos, incluso como si hubiesen pasado por demasiadas dificultades... pero en realidad no había pasado nada de eso, solo ese sueño raro de hace un año. Sabía que algunas impresiones mentales eran muy poderosas, pero eso no disminuía en absoluto la alegría que sentía en ese momento y, sin más, lo abrazó mientras caminaban.

-A un hombre se le conquista con el estómago, ¿recuerdas?-sonrió divertida y apretó más su mano para sentir la del chico-. Y no tengo mucho que contar... estudios, tareas, Biblioteca... Si me pasaba algo ya te lo decía en Zmensaje o por llamada... y aún continuo con el proyecto de escribir relatos cortos para el periódico universitario, me servirá para pulir mi estilo y así crear una novela-le agradaba eso, tenían bastante comunicación y a la vez guardaban su espacio-... ¿Pero y tu? ¿Cómo vas para poder estudiar? No, ya sé que quieres salir adelante por ti mismo y eso admiro mucho de ti-sus ojos brillantes indicaban que decía la verdad-, pero si es posible me gustaría saber cómo vas en ello.

Cuando ya veía la tienda hizo una mueca frunciendo los labios porque sabía que ya tenía que entrar Zack a trabajar. No lo convencería de faltar ni mucho menos, pero le gustaría estar más tiempo con él porque casi no estaban juntos. Al menos él se esforzaba para su futuro y ella no era quien para truncarle.

-Podemos ir a la fiesta del pueblo un rato. Ya les avisé a mis papás-para sorpresa de ella, seguramente la Antye de hace un año habría pedido permiso pero ahora...-, así que ellos saben que estaré contigo. Podríamos pasear un rato y no se.. lo que se vaya dando-se ruborizó un poco y su sonrisa de hizo tímida, pero luego carraspeó y se encogió de hombros-. Escribamos juntos nuestra historia y la continuación del típico final feliz. ¿Vale? Eso mando, honorable pirata mío. ¿O debería decirte corsario? 

El día fue pasando y todos los habitantes del pueblo se prepararon para la gran fiesta. Algunos empezaron el día con buen pie, con reencuentros, conociendo a gente nueva o simplemente haciendo algo distinto en sus vidas. Otros salvando algunas de un terrible accidente y otros simplemente se le habían torcido los planes. Pero había llegado el momento que todo el mundo estaba esperando: La Fiesta Anual de Storybrooke. Y como era de esperar, todo el mundo estaba allí, nadie se quería perder la comida y la bebida gratis. Todas las calles cercanas a la Torre del Reloj estaban cortadas y traían el aroma de la comida que se servían en los distintos puestos. Guirnaldas de luces decoraban las calles y el propio reloj. Había hasta un carrusel de madera que funcionaba a pedales, solo para niños claro. Había distintos puestos a parte del de comidas y bebidas, juegos de puntería para conseguir un peluche, para echar pulso con el hombre más fuerte del pueblo, distintos talleres como el de hacer velas, etc. Sin duda la fiesta anual nunca había sido tan animada. 

Como siempre, tocó el típico discurso de la alcaldesa Lewis hablando del maravilloso trabajo que hacían los habitantes para mejorar el pueblo, pero como siempre, quedaba mucho por hacer. Con unas palabras de ánimo y felicitaciones, dejó paso a una banda local que a veces tocaba en el Black Rose. Todo estaba marchando estupendamente y sin duda era la mejor fiesta hasta la fecha.

El dia habia sido de esos para no querer recordar, haciendo especial mencion aparte de la vida que habia salvado en quirofano, pero por lo demas habia sido tal y como le habia explicado a Andy. Un caos. Eso de que iba a ser el Dia de la Fundacion parecia llenar a la gente con una serie de ideas de lo mas estupidas, la mayoria de ellas potencialmente dañinas y aunque no todos acababan en el hospital, tal y como la ingesta de alcohol aumentaba, cada vez eran mas numerosos. Aun asi, los medicos de guardia deberian encargarse, yo ya habia tenido suficiente con estar todo el dia alli metido. Habia estado al menos media hora de masajes en las manos para que no se me durmieran antes de darme cuenta de la hora y de que desgraciadamente me habia perdido la comida y el lunch con Andy, asi pues tocaria ir directos a la cena.

El camino a casa fue rapido, el motor de mi Harley ronroneaba como un leon aletargado al no ponerlo al maximo. Sin duda los cuidados de Luke eran de primera. Una ducha rapida y estaba vistiendome cuando aparecio Andy. Le meti prisa para no llegar tarde o sino su abuela seguro que la regañaba a ella, y por contra partida a mi. Ya me sabia muchas veces lo que significaba la mirada de esa mujer y estaba seguro que era capaz de leer mi mente.

Mas tarde que temprano, llegamos al centro de la ciudad. Aparcando por supuesto fuera de la zona señalizada para ese efecto y al ver bajar a Andy de la moto volver a fijarme en ella. Con tantas prisas apenas me habia dado tiempo. Que poco me gustaba ir de un lado a otro de esa forma. - Estas esplendida amor, como siempre. - La mire de arriba a bajo, buscando algun leve sonrojo por su parte por hacerlo en publico, pero aparte de eso y un tierno beso, poco paso. Era hora de meterse entre las diferentes tiendas y con el olor que emnaban de ellas, mi estomago, vacio de todo el dia, no tardo en rugir de mala manera. Mire a Andy sin apice de vergüenza. - Eso es lo que pasa cuando no vienes a buscarme para comer, se me olvida todo. - Le guiñe un ojo antes de darme vuelta y contemplar el lugar, los olores estaban muy bien, pero no alimentaban nada. Asi pues me dedique a observar por donde podia comenzar el atracon de la noche. Eso sin dejar de hablar con mi pareja. - Dime ¿Como te ha ido el dia? ¿Que tal el sheriff? - Entonces vi uno de los puestos con uno de esos bocadillos que tanto me gustaban de Granny. Semiarrastre a Andy mientras la escuchaba. Levante un dedo reclamando un segundo de su tiempo. - ¿Te apetece que empecemos por aqui? - Espere confirmacion o negativa antes de seguir escuchandola.

La verdad es que este año se lo habian currado de verdad. El lugar estaba perfecto... no entendia como habia sido capaz de vivir tantos años fuera sin querer volver aunque solo fuera para este dia. Suponia que habia tenido mis momentos, pero sin duda habia algo especial en este pueblo y no era solo la presencia de mi agente de policia particular. La alcaldesa subio para hacer su discurso de rigor, la verdad es que cada año se le daba mejor y aunque siempre evitaba entrar en politica, la verdad es que estaba bastante de acuerdo con la mayoria de su trabajo. Se podia mejorar, sin duda, pero iba por buen camino.

La musica envolvia el lugar y pronto uno de esos grupos que seguramente tocaban en el Black Rose dio algo de caña con su repertorio. Si, sin duda se habian esmerado. Mi mano se cerro sobre la de Andy, mientras mi cabeza señalaba de nuevo los bocadillos. Estaba canino.

Luego de acompañar a su novio al trabajo, Antye regresó a casa para convivir un rato más con su familia y detallarles un poco de su vida fuera del pueblo; además, aprovechó para escribir un rato y llegada la tarde jugar con sus hermanos en uno de esos famosos juegos en línea para divertirse. Llegada la noche se prepararon para ir a la fiesta, por lo que se podía ver que toda la familia Tausch estaba presente, algunos de ellos saludando a conocidos y compañeros de clase y otros dirigiéndose al carrousel de madera como el menor que jaloneaba a su mamá para que lo llevara ahí junto a otros infantes. 

Antye, por su parte, si se encontraba con un viejo conocido le correspondía con una sonrisa cordial; aunque igual fue palpable que al ver a Raphaelle su cortesía pasara a uno más cándido para sorpresa de algunos habitantes que aún tenían su mente cerrada para esa mujer y sus pequeños hijos; de igual manera, al mirar a Eileen igual quiso saludarle pero con un deje más tímido, esperaba ser correspondida y que no la ignorase... más que nada por el bien del chico que por ella misma.

Se podía respirar un buen ambiente y que la pelirroja lo disfrutaba. Llevaba ropas sencillas que resaltaban un poco su cuerpo y portaba una bolsa con, evidentemente, algo frágil y que parecía cuidar mucho. Si se observaba bien era algo adquirido del Granny's y guardado con mucho detalle. ¿Para qué sería? Algunos podrían sospechar pero no era algo que Antye quisiese aclarar por su cuenta, pues simplemente era algo especial. Recorría las calles saludando a casi todo mundo, incluso al percatarse que Leroy estaba ahí le saludó con un poco de familiaridad. 

Tras matricular a la adolescente en la escuela la dejó ahí en manos de la amable profesora-niña que habían encontrado. No podía evitar un insano recelo de la escuela y sus funcionarios, y por lo mismo no se había ido sin antes decirle veinticinco veces al menos a Ivy que si alguien la trataba mal lo golpeara, o que la llamara y ella se encargaba de golpearlo por ella. Lo que sentía era la misma sensación de rechazo de cada mañana al dejar a sus niños en aquella prisión, Ivy ya se había convertido en un cuarto hijo en tan solo unos días y se preocupaba por ella como lo haría por los otros. Algunos pensaban que no era para tanto, que la escuela era solo un período de la vida, pero en un pueblo así de pequeño era una proyección injusta de lo que sería el resto de tu existencia. Gracias a esa horrible dinámica social que se generaba, nadie escapaba de los estereotipos o de los prejuicios de aquellos días, sin importar que tan distintos fueran en la actualidad. Y no, no le importaba en que punto de la cadena alimenticia de la escuela sus hijos estuvieran, no iba a permitir que ninguno creciera pensando que estaba bien juzgar sin conocer.

Una vez estuvo en el trabajo las cosas siguieron su rumbo normal. Le derivó trabajo de más a la cabeza de zanahoria - sí, la seguía odiando, así que le seguiría haciendo la vida difícil -, esquivó toda la jornada a su jefe, Logan, para que no la mandara a hacer las tediosas consultas que le mandaba a hacer como castigo cada vez que se atrasaba, y al terminar con su trabajo se fue a recoger a los 3 niños de la escuela y al infante de casa de Claire. Como era de esperar, ahí se dio otro caos. El caos de alistarse para la fiesta, que duró hasta que logró que Nick y Sally se fueran a cambiar, y mientras vestía a Gael formalmente, le decía a Ivy que sacara algo de su closet para ponerse si no tenía nada semi-formal. Por una parte no creía que lo tuviera, por otra, la había visto sacar instrumentos musicales y sartenes de su mochila. Ya nada de esa niña le sorprendía. A veinte minutos de haber llegado, ya volvían a salir todos. Suerte para ella que el único que en realidad daba algo de problemas era el bebé, y aún así era menos de lo normal. Bendito gen Lawler.

Si dependiera de ella, Raphaelle no estaría en la fiesta aquella noche. En un mundo ideal, ella estaría en casa, disfrutando el único día libre para beber hasta quedar ciega, mientras Sebastian llevaba a los críos a ser personas normales y les enseñaba a hacer vida social. Él era mucho mejor en eso. Pero claro, faltaba un elemento crucial en esa ecuación, y por mucho que le cayera bien Ivy, ni la dejaría a cargo de las bestias por todo un día ni le confiaría el poder enseñarles sobre habilidades blandas. Ivy era probablemente tan buena para eso como ella misma. Ok, no, eso era injusto para la pobre asiática. Pero a fin de cuentas no le quedaba salida y ella no podía irse a dormir temprano mientras los niños paseaban. Tocaba sacarlos a pasear. 

Debido a las calles cortadas tuvieron que caminar unas cuadras desde el vehículo, algo que no tenía a Rapha extasiada considerando los tacones que llevaba mientras cargaba a Gael en brazos, pero aún así le apareció una sonrisa genuina en los labios al ver como los ojos de Sally se iluminaban al ver las luces de colores y múltiples decoraciones que le daban un aire casi mágico a aquel aburrido pueblo. Se agachó y le dio dos billetes de 5 dólares a los dos niños mayores, uno para cada uno, suponiendo que querrían ir a los juegos. - Dónde mis ojos los vean - les dijo seria, sabiendo que los niños sabían exactamente a que atenerse. Luego sonrió nuevamente - Diviértanse. Si me oyen llamarlos, corran hacia mi. Si los oigo llamarme haré lo mismo. - les guiñó uno ojo, para luego revolverle el cabello a Nick y sacarle la lengua a Sally. Estas fiestas le daban malísima espina. No era que algo suficientemente malo para recordar le hubiese ocurrido alguna vez en una de ellas, pero era algo corporal. Odiaba esa Torre del Reloj de mierda, odiaba esa fiesta, y sobre todo, odiaba dejar que los niños anduvieran solos. Siempre sentía como si alguien se los hubiera arrebatado antes y tuviera que tenerlos a medio centímetro de ella todo el tiempo para protegerlos, pero sabía que aquello no era ni sano ni bueno para la vida social de los pobres. Así que tocaba aguantarse. 

Con un suspiro, se giró hacia Ivy, dándole a ella uno de veinte. - Tú a lo mismo. Aunque si encuentras un pasatiempo con forma humana no necesito verte, muchas gracias - sonríe divertida. - Si quieres te quedas conmigo, pero no soy el alma de la fiesta en estas cosas - o al menos no con niños a cuestas. En eso ve a Antye saludando a la gente por ahí, y cuando nota ese cambio en su sonrisa, la de Rapha crece. Desde el accidente de Sebastian, Antye había pasado de ser una desconocida a ser una brisa de aire fresco en el vertedero humano que era Storybrooke. Realmente estimaba la presencia de esa chica. No tanto de su novio, pero sí de ella. Miró a Ivy - Si quieres hacer amigos de más o menos tu edad, podrías ir a saludarla a ella. Te va a agradar, es buena gente - le comentó con un brillo de agradecimiento en los ojos. Era eso lo que por sobre todo sentía al ver a la pelirroja. Entonces vio la pareja conformada por su jefe y la policía y se le pasó. Logan no le caía mal, de hecho se divertía bastante con sus andanzas, pero tenía días y días para medir cuanto le agradaba. Y aunque hoy no era un mal día, cuando lo veía con la ex porrista, no podía evitar pensar en ambos como los máximos depredadores en otra época aunque no hubieran coincidido en la secundaria. De normal aquello habría sido suficiente, pero ahora le sumabamos que la chica del par había decidido unirse a la fuerza policial. No, no, ella no le agradaba en absoluto. Era todo lo que odiaba en una sola persona. Y sí, era consciente de que ella tenía la misma clase de pensamiento que intentaba erradicar de la vida de sus hijos, pero sus circunstancias habían sido completamente distintas. Si no tuviese aquellos recelos y precauciones luego de todo lo que había pasado, sería que no tenía instinto de supervivencia. 

En fin, eres libre. Y si te emborrachas, vuelves caminando a casa - le advirtió. Porque no, no le iba a explicar a Sally y Nick por qué se comportaba raro. Nope. Si ella no se había emborrachado frente a ellos aún, no lo iba a hacer Ivy. Total, si se daba el caso, ya saldría a buscarla una vez dejara a los niños en casa y llamara a Claire para que los cuidara un rato. 

Miró a Gael, aun en sus brazos, y suspiró. - ¿Vamos por algo para comer? - le preguntó, ladeando la cabeza - Anda, vamos. - le dijo mientras la banda sonaba de fondo, echando a caminar hacia alguno de los puestos para buscar un helado para ambos. 

Al final me fui a cenar a casa de Troye, y Pearl y Effie me maquillaron y me quedaron guapísima, ellas siempre sabían cómo sacar todo el potencial de una. *Llegué con ellas dos a la fiesta, hablando las tres animadamente.  

Te digo Pearl, que la culpa fue del lápiz de ojo!!! Estaba defectuoso. Me quejaba divertida.

Iba saludando a todos los conocidos con los que nos íbamos cruzando, incluyendo el doctor y Rapha,  pero sin perder de vista la barra, dónde planeaba pedir tres chupitos de tequila.

La sonrisa se apagó durante unos segundos cuando vi a mi Zac con la pelirroja, pero volvió enseguida antes de que nadie pudiera darse cuenta, no quería que Zac supiera como me sentía en realidad. Hola! Los saludé con toda la simpatía de la que fui capaz. Después le revolví el pelo a Zac con la mano. Sé bueno y no bebas mucho!!!  Comenté como si fuera una madre preocupada por un hijo.

Después miré a mis dos acompañantes. Vayamos a por un tequila….