Partida Rol por web

Tras una agria discusión, comandada por el cura y la adivina, parecía que por fin había llegado un momento de tregua. Los cuatro invitados que se encontraban en la cocina decidieron comenzar a registrar la casa de cabo a rabo. ¿Qué pensarían hallar? ¿Más cadáveres? ¿Al asesino? ¿Alguna pista que los condujese al final de toda aquella horrible historia?

Con determinación, los cuatro comenzaron a dirimir ideas con respecto a dónde ir, qué salas visitar, qué registrar y en qué orden. Aún era por la mañana, y tenían todo el día por delante. Pero ninguno quería que la noche volviese a llegar a la isla con ellos aún atrapados allí.

Señores, ya que la desaparición de la miss Violet se ha dado en la cocina y pudiera ser que aún tuviéramos alguna pista fresca ahí voto por que ese sea nuestro punto de partida. Y de paso después podemos ir a su cuarto a investigar, pues no deja de ser sospechosa su desaparición así como ciertos sucesos acontecidos en su presencia. Luego podemos pasar al dormitorio del señor Calvincott y al salón comedor, ¿qué me dicen?

Por extraño que resulte, estoy de acuerdo con usted, señorita. Deberíamos comenzar cuanto antes a buscar pistas de su desaparición. Tenemos que dar con la señorita Morrigan y el señor Collins cuanto antes.

Después de nuestra pequeña pelea, el estar de acuerdo con esa mujer me sorprendía incluso a mí, pero al margen de mi opinión personal sobre ella, si tenía razón, había que dársela. Aun así, no pude evitar que mis palabras se tiñesen de un cierto deje de desprecio hacia ella, aunque el tono no invitaba a la discusión.

No parece descabellado admitió el actor Al menos es un comienzo y es tan bueno como cualquier otro

-Por mí perfecto, sin duda. Vayamos allí, a ver si encontramos alguna pista que pueda sernos útil.

Cocina

By camember at 2010-12-17

Monumental cocina de estilo rústico. Contiene todo lo necesario para poder realizar almuerzos para docenas de invitados. No contiene apenas adornos, es meramente una sala funcional y francamente bien equipada.

En la cocina es donde la habéis perdido la pista a la doncella, y donde se encontraba la caja con figuras de negrito que ahora ha desaparecido.

Comenzáis a rebuscar entre los armarios, en todos los huecos habidos y por haber. Además de varias latas de comida y de todo tipo de utensilios de cocina, entre cubiertos, cristalería, vajilla, cacerolas... Pero nada que os indique qué demonios ha pasado con Violet.

La caja de figuras de negrito que Calvincott asegura haber encontrado mientras preparaba el desayuno con Violet ha desaparecido.

¡Hola! ¿Qué demonios era aquello? Había algo en el suelo, al pie del fregadero, justo en el borde con el mueble. Pasaba casi desapercibido, y no lo habrías visto de no haber estado inclinado escudriñando el armario que se encontraba debajo del lavadero.

Al coger aquel diminuto trocito de plástico transparente del suelo, te percataste de que, sin duda alguna, parecía el capuchón de una aguja hipodérmica.

Sabías a ciencia cierta que ayer no estaba allí, dado que habíais fregado bien el suelo de la estancia, y sin duda alguna la escoba o la fregona lo habrían arrastrado de encontrarse allí.

Calvincott se había quedado mudo y muy quieto, como pensando en algo, abstraído. Se encontraba registrando el armario bajo el fregadero, de rodillas en el suelo.

Me agaché a recoger lo que había visto mientras buscaba pistas.. Cogí el diminuto objeto con cuidado, y no pude por menos que reclamar la atención de mis acompañates:

-¡Miren, miren ésto! -les dije, señalando a lo que tenía entre mis dedos.

Era un diminuto trocito de plástico transparente, sin duda alguna, parecía el capuchón de una aguja hipodérmica.

-Ésto no estaba aquí ayer. Fregamos y limpiamos el suelo a conciencia, de haber estado, lo hubiéramos barrido. Es reciente. La tapa de una inyección.. ¡que ha sido usada!

Me acerqué a Calvincott y observé el plástico que tenía en las manos. Las figurillas desaparecen y sin embargo encontramos el capuchón de una aguja... extraño, sin duda. Claro que por mucho que asegurasen haber sido concienzudos limpiando, era perfectamente posible que se les hubiese pasado por alto algo tan pequeño como aquel plástico. Sin embargo, no me pareció el momento de cuestionar las labores de limpieza de los criados.

Alguien debe haberlo dejado aquí a propósito pero, ¿para qué?

Debemos seguir buscando y dar con la señorita Morrigan lo antes posible.

Un recipiente para una aguja hipodérmica... algo con lo que poder administrar perfectamente un veneno... incluso a distancia... una terrible idea comenzó a tomar forma en mi mente debido al descubrimiento del señor Calvincott.

Para esconder el veneno respondo seca y fríamente a la pregunta que el anciano sacerdote lanzo al aire. Señor Calvincott, usted descubrió una cerbatana cuando fue a por el botiquín para atender al señor Marsh, ¿Verdad? Bueno pues creo que ya podemos dar por cerrada la razón de su muerte: alguien escondió una aguja envenenada en la cocina, la saco cuando no había nadie más presente y la disparo desde algún punto muerto.

Si mal no recuerdo dijo que la señorita Morrigan se quedo en la cocina, ¿verdad? Temo decir que las evidencias se van poniendo en su contra. Tendrá muchas respuestas que dar... si es que la encontramos con vida.

-Es posible que así sea, sí.. -como decía la señorita Myst, las evidencias estaban cada vez más en su contra. Yo ya no sabía qué pensar.

-Prosigamos entonces con el registro en otra estancia, creo que aquí ya no encontraremos más, ¿no?

Parece que por fin no soy el único que ve en la criada una más que posible causante de todo lo que está sucediendo en esta isla...

Estoy de acuerdo. Aquí no creo que encontremos ya nada más. Sigamos registrando la casa.

Los supervivientes se aproximaron cautelosamente a la habitación de Miss Morrigan, situada bien cerca de la cocina, como correspondía a toda habitación del servicio. Los cuatro ibais con ojos hasta en la nuca, mirando a todas partes, escudriñándolo todo, cerciorándose de que ninguna sombra ocultaba a un posible asesino dispuesto a atacar a un desprevenido superviviente. La tensión era palpable y remarcable. Casi podría decirse que se podía cortar con un cuchillo.

La habitación de Morrigan estaba cerrada, pero no con llave. El pomo de la puerta giraba sin dificultad. Tras llamar antes, por si se hallaba en la estancia, y al no obtener respuesta, Bartok giró el pomo y abrió de golpe.

La habitación se encontraba en silencio sepulcral. La ventana estaba cerrada a cal y canto. El aire estaba cargado, y las pesadas cortinas ocultaban el paso de la luz.

Myst las descorrió de un tirón, y la luz incidió sobre la cama, llenando la estancia de luz. Sobre el lecho yacía una figura, con los ojos abiertos y la mirada perdida. Iba ataviada con una toga y una peluca de magistrado. Morrigan no se movía ni un milímetro. Tenía los brazos colocados como un cadáver en un ataúd, y entre las manos portaba una figura de negrito.

Una canción resonó en vuestras mentes, tan clara como si alguien os la estuviese cantando en vivo y en directo:

Diez Negritos se fueron a cenar.

Uno se ahogó (William Fox) y quedaron:

Nueve.

Nueve Negritos trasnocharon mucho.

Uno no se despertó (Karen Walker) y quedaron:

Ocho.

Ocho negritos viajaron por Devon.

Uno se escapó (Scarlett Sommers) y quedaron:

Siete.

Siete Negritos cortaron leña con un hacha.

Uno se cortó en dos (¿nadie?) y quedaron:

Seis.

Seis negritos jugaron con una colmena.

A uno de ellos lo picó una abeja (Bernard Marsh) y quedaron:

Cinco.

Cinco Negritos estudiaron derecho.

Uno de ellos se doctoró (Violet Morrigan) y quedaron:

Cuatro.

Cuatro Negritos se hicieron a la mar.

Un arenque rojo se tragó a uno y quedaron:

Tres.

Tres Negritos se pasearon por el Zoo.

Un oso los atacó y quedaron:

Dos.

Dos Negritos estaban sentados en el sol.

Uno de ellos se quemó y quedó:

Uno.

Un Negrito se encontraba solo.

Y se ahorcó, y no quedó

¡ninguno!

¿Un arenque rojo? ¿Un oso? ¿Quemaduras? ¿Ahorcarse? Cuatro personas, y cuatro muertes más anunciadas por la canción. Ya había habido 5 muertes, una desaparición (el enterrador, Faustin Collins, fugado de su dormitorio y del que no había vuelto a saberse nada) y una incongruencia (no había muerto nadie a hachazos).

-¡Violet! ¡Dios! ¡Me lo temía! -me acerqué un poco, para verla. No me atrevía a tocarla.. Estaba tétrica con ese disfraz, y esa figurita entre sus manos. Una lágrima se me escapó al verla, y cerré los ojos. Poco a poco la canción se hacía realidad. Quedáamos pocos, y habría que cuidarse.

Pero algo no encajaba.

-... y así vestida.. ¿Quien tuvo tiempo de disfrazarla y traerla aquí?

Dios mio.... dijo bartok tapándose la boca en un gesto de asombro  e incredulidad

Dos asesinatos seguidos cuantos menos eran mas atrevido se volvía el asesino. Ese pensamiento paso por la cabeza  Bartok,  se preguntaba como de enfermo estaría el asesino para seguir aquel guion tan bien escenificado y tan peculiar.

Mi mirada se posó sobre los ojos de Violet. Sus ojos, de mirada perdida, fijos... Cerré los míos y a mi mente acudió el recuerdo de la mirada incrédula de la señorita Sommers en el barranco, y de William... William, cuya imagen y recuerdo siempre me perseguían... Tuve que hacer un esfuerzo para abrir los ojos de nuevo y manteneros apartados del cuerpo sin vida de la criada. Un sudor frío volvía a recorrer mi cuerpo y mis manos temblaban ligeramente, por lo que las metí en los bolsillos del pantalón para que nadie lo notase. Y entonces pensé:Violet Morrigan, mi principal sospechosa, aparece teatralmente asesinada. Si no era ella, solo puede quedar el señor Collins, aún en paradero desconocido. Claro que, bien mirado, ni tanto teatro ni la canción nos dicen mucho sobre esta muerte...

Haciendo acopio de la poca entereza que me quedaba ya tras tantos sustos e intensas emociones, pregunté:, ¿Cómo ha fallecido? ¿Ve algo, señor Calvincott? Apenas podía mirar el cadáver ni pensar como para poder darme cuenta por mí mismo de si había algo obvio en toda aquella escena...

En la cama no hay ni una muestra de sangre que pueda indicar algún tipo de violencia. Las mantas están inmaculadas, pulcras a más no poder.

Te percatas de que el cuerpo aún muestra algún signo de vida. Tener, tiene pulso, pero tan débil que es casi imperceptible. Quizás algún veneno esté haciendo mella en su organismo, arrancando su vida poco a poco... Y parece que le queda poco para terminar de arrancarlo por completo.