Partida Rol por web

Lenia entró en el gran comedor acompañada de sus hermanas Alyra y Mira. En las manos, llevaba una hermosa taza de cerámica con un líquido humente. Al entrar, sus ojos buscaron en la multitud y al encontrar lo que buscaba, sonrió abiertamente y bajó la cabeza con suavidad, aunque de pronto, arrugó la nariz y giró la cara, otra vez ese apestoso olor. Miró a su hermana Alyra con preocupación.

Los ojos de Lenia buscaron entre la multitud a Galbart, al encontrarle, su sonrisa se ensanchó, sus ojos se iluminaron y su corazón se aceleró, a la vez que sus mejillas se ruborizaban suavemente. No pudo evitar recordar lo sucedido en la biblioteca, por lo que bajó la cabeza ... y después, percibió aquel mal olor que le hizo arrugar la nariz y girar el rostro.

-Lady Alyra. Lady Lenia. Lady Mira. -El príncipe dorniense hizo una leve reverencia a las tres jóvenes.

"Y con esto, ya están todas las mujeres de la casa" pensó Oberyn Martell, observando la entrada de las damas. "La pregunta es, ¿dónde se encontrará el viejo Lord?"

Dado que ya había conversado con la joven Alyra y saludado a Mira esa mañana, se dirigió en primer lugar a Lady Lenia, quien parecía haber esbozado una sonrisa.

-Lady Lenia, me complace veros tan radiante -la saludó Oberyn, en un tono educado que nada tenía que ver con el tono jocoso con el que se había dirigido antes a Ser Cedric Trindell-. Es una pena que el olor de esta sala no acompañe, aunque por fortuna no ensombrece vuestra belleza -dirigió la mirada también a Alyra-, ni la de vuestras hermanas.

Lenia miró al Oberyn cuando las saludó e hizo una ligera reverencia, pero cuando Oberyn se acercó para saludarla de un modo mas personal, se sintió ligeramente mal por no poder contestarle.

Oberyn -Lady Lenia, me complace veros tan radiante -. Es una pena que el olor de esta sala no acompañe, aunque por fortuna no ensombrece vuestra belleza 

La muchacha abrió los labios con intención de decirle algo amable, pero solo pudo sonreir, hacer un gesto apenado y señalar su garganta, esperando que el hombre entendiera que no podía hablar, pero asintió con una sonrisa dulce.

Cuando el hombre intercambió una mirada con Alyra, Lenia miró a su hermana y entrecerró los ojos ligeramente intentando preguntarle con la mirada si había algo que debía saber.

Era un día curioso y confuso, los caballeros querrían hablar con ellas, estar con ellas, ser el mejor postor para ellas ... y Lenia tenía curiosidad por saber si sus hermanas avanzaban en asuntos de amor.

Verla entrar en el salón fue como si una brisa fresca hubiese golpeado la cara del norteño. Desde que se habían visto en la biblioteca parecía haber pasado una eternidad, no esperaba tal sentimiento de ausencia, pero estar con Lenia en la misma sala de nuevo provocó que sus ojos brillasen, lo que por suerte pasó desapercibido ya que hablar con Alester distraía la atención del resto sobre él.

La miró un instante a los ojos con inusitada intensidad y el rubor en las mejillas de Lenia que había visto en privado ahora resurgía en el salón, se obligó a apartar su mirada lo que le costó un infierno para responder al caballero Alester.

Mientras esperaba de pié paciente, Alester se acercó al norteño -Ser Alester, un placer veros de nuevo, no puedo quejarme en verdad, he disfrutado del magnífico jardín, es una verdadera belleza, más he tenido la posibilidad y el placer de conocer a tres de las hijas Vaelys-en ese momento entraron por una de las puertas el resto de las herederas, las cuales seguí con la vista durante un momento para luego seguir charlando con mi interlocutor.

-¿Y vos, habéis disfrutado de la mañana?-

Tyler estaba junto a Ser Galbart cuando se acercó Ser Alester.  Al parecer ambos caballeros se conocían ya. 

Mientras escuchaba como ambos intercambiaban palabras hicieron su aparición las tres hijas Vaelys que faltaban. Ser Tyler volvió la vista hacia ellas e hizo una leve reverencia a modo de saludo sonriéndoles. 

-Mis señoras- Aquel olor pestilente se aferraba al gran comedor con un ansia propia de un amante celoso, pero ante todo era educado, no permitiría que aquel contratiempo ensombreciese sus modales.

Paseó su mirada por las tres, permitiendo que una sonrisa más pronunciada asomase cómplice en la comisura de sus labios al cruzarse sus ojos con los de Alyra. Se tomó algo más de tiempo al contemplar a Lenia, y a penas prestó demasiada atención a Mira. Con la llegada del resto de las hijas tan solo faltaba Lord Rhys, esperaba que no tardase demasiado, pues no sería correcto empezar a comer sin su presencia.

Asintió a Ser Glover sin perder la sonrisa en su rostro.

-Aunque no hay que forzar las cosas. Os advierto que estas muchachas son astutas y todas gozan de fuerte carácter. Que no os engañe su juventud.- Su expresión tomó un brillo más divertido ahora -Estaba claro que la unión entre Lady Myriah y Lord Rhys daría como producto purasangres- 

Observó los presentes en el salón, no eran pocos, pero esperaba más. Aunque algunos todavía no habían abandonado el recibidor para acercarse al comedor. 

- Muchos hombres para cuatro damas. ¿Comprendéis? Y todos válidos a ojos de los señores de la casa.- Ahora hablaba más serio, aunque la sonrisa no había abandonado su rostro, ninguno de los presentes pensaría que no hablaba de banalidades. El ambiente festivo y distendido de la velada no debía engañarles, estaban allí para batirse con el resto, de un modo u otro, al final, unos resultarían vencedores y los otros vencidos.

Tyler se fija en el atuendo escogido por Lenia, los colores, los detalles, el peinado... contemplando su belleza. Se fija en los detalles, por lo que también vería si se ha cambiado en algo de cuando estaban en el recibidor.

El norteño asentía ante los comentarios de Tyler-Estáis en lo cierto, he podido compartir conversación con Astrid, Alyra y Lenia mientras paseaba por el gigantesto Jardín, son diferentes como la noche y el día, pero su carácter exigente no varía en absoluto, deberemos hacernos valer muy bien para ganarnos su atención Ser Tyler-le miré con ojos complices, ambos estábamos en la misma situación obviamente y no había nada nuevo bajo el sol.

-Aunque creo que podemos ir descartando a Oberyn, con un comentario tan soez delante de las damas dudo que consiga llamar su atención ¿no creéis?-una media sonrisa apareció mirándo a Oberyn durante un instante de soslayo.

Oberyn Martell captó enseguida el mensaje que pretendía transmitirle Lenia Vaelys. Era evidente que la joven había sufrido algún tipo de afección en su garganta que le impedía hablar con normalidad. Con un poco de suerte, se trataría de un mero enfriamiento que había dejado ronca a la muchacha. El dorniense esperaba que no se tratase de nada grave.

-Disculpadme, mi señora -dijo el príncipe, en tono atento y delicado-. Ignoraba vuestra situación.

las tres hermanas entraron por las puertas, Alyra llevaba estaba al lado de Lenia que tomaba una taza con el té que habían pedido para su garganta. La joven heredera entró con aquel característico gesto serio y lleno de dignidad, sin buscar a nadie en particular, aunque sí había algo distinto en la chica, algo de melancolía en su mirada castaña. El olor llegó a su nariz a los pocos pasos dentro del comedor, sin embargo, eso no cambió su gesto, ya lo había sentido las suficientes veces como para acostumbrarse, sin embargo hizo un rápido barrido, encontrándose con su hermana Tabitha sentada. Aquello era inquietante, Lenia ya estaba detectando el mismo patrón que Alyra se había dado cuenta y eran cosas de las que debían hablar. Por otra parte, Alyra ya podía respirar tranquila al ver a su hermana mayor sentada ahí. 

El príncipe Oberyn salió a su encuentro, quejándose del aquel aroma, Alyra sonrió ante el hombre y su protesta, algo le dijo que el olor a sangre y carne quemada debía ser mil veces peor y que su queja obedecía más a una pataleta que una verdadera queja, muchos de los presentes conocían el olor a guerra y muerte, muchos no habían olvidado el olor a guerra y muerte. Definitivamente había que hacer todo en el exterior, si deseaban hacer frente a esa peste. 

— el olor es solo anécdota, pronto se irá — le responde al príncipe, su hermana hace unos gestos sobre su voz, lamentando el no poder hablar, Alyra mira con pena a su hermana mayor, de seguro desearía poder hablar y ser todo lo encantadora que puede ser, en eso nota una mirada de otro hombre, Ser Tyler, Alyra entorna ligeramente los ojos cuando él le dedica esa mirada, aun no olvida el hecho que le preguntaría en privado lo que había pasado en el jardín, pero le sonrió también, con las comisuras contenidas y una ligera inclinación de cabeza ante su saludo, lástima que tuvieran que hacer tantas cosas y que no se pudiera tener un momento de calma — pronto mi hermana estará bien, solo se ha apretado su garganta, pero nada grave ¿cierto Lenia? ah, mi hermanita Mira también ha amanecido así... lástima— le explica la joven, para que el príncipe no pensara que su hermana no podía hablar por algo más grave y de paso los demás caballeros supieran lo mismo también, guiándole un ojo a Mira para que no tuviera que hablar demasiado, ya había notado su problema — Lenia, el príncipe es amigo de nuestro padre, un amigo de años, y nos prometió contarnos las aventuras de padre — revelando así el hecho que habían conversado un poco antes. 

— ¿me excusan un poco? — les pregunta y se agacha un poco hacia Mira, ella también tenía algo extraño hoy — príncipe, le dejo a mis hermanas — inclina un poco su cabeza y luego de recibir el permiso de ellos va donde su madre, poniéndose a su lado para hablarle en un pequeño susurro. 

— madre, temo que ese olor no se irá, por eso le propongo que hagamos todo fuera, déjeme organizar todo, el almuerzo puede ser servido en el jardín, en las terrazas, así evitaremos estar una hora o más en esta peste, — tenía el ceño entrecerrado, sabía perfectamente lo que se jugaban y ese olor parecía no querer irse — afuera, podría ser menos persistente esta peste — temía que esa peste fuera ocasionada por una persona, y era algo que debía averiguar. 

Las personas que habían visto a Lenia a lo largo de la mañana, pudieron comprobar que se había cambiado de atuendo. Había pasado de llevar un vestido bastante sobrio a uno alegre, de mangas blancas, hombros al aire y encorsetado azul cielo con pájaros blancos bordados. También se había recogido el pelo ligeramente, dejando algunos mechones rebeldes jugueteando por su cara, pero en su mayoría, recogidos tras sus orejas, dejando su rostro y sus hombros libres.

Ser Tyler -Mis señoras-

Cuando Ser Tyler las saludó, Lenia volvió a hacer una reverencia y no le pasó desapercibido la mirada que Ser Tyler le lanzó, observando su cambio. Lenia se pregunto, que opinaría el caballero, a pesar de no llevar un vestido excesivamente "elegante" como su hermana Alyra, quien siempre iba muy elegante, había buscado un vestido alegre que aliviara su agonía por no poder hablar. 

Lenia le miró a los ojos durante un par de segundos recordando la conversación que ambos habían mantenido a solas en el jardín y después miro la mirada cómplice que el caballero y su hermana se lanzaron mutuamente.

 Oberyn -Disculpadme, mi señora,. Ignoraba vuestra situación.

Lenia sonrió girando e rostro y volviendo a mirar al príncipe, hizo un gesto con la mano, sin perder la sonrisa, para que el príncipe no se sintiera culpable por ello. Por suerte, a la muchacha solo le dolía si hablaba, lo único que tenía que hacer, era permanecer callada, aunque eso le disgustara, pues hablar era una de sus acciones favoritas y mas, con gente a la que no conocía.

Alyra :  pronto mi hermana estará bien, solo se ha apretado su garganta, pero nada grave ¿cierto Lenia? ah, mi hermanita Mira también ha amanecido así... 

Lenia asintio corroborando las palabras de su hermana, después miró a Mira, se inclinó y le besó la frente con ternura, ambas estaban afectadas de la voz, en distinta medida, pero afectadas igualmente.

Alyra : Lenia, el príncipe es amigo de nuestro padre, un amigo de años, y nos prometió contarnos las aventuras de padre —

La muchacha abrió los labios sorprendida y asintió con alegría, le encantaba escuchar historias de su padre, sin duda, su padre era el hombre de su vida, le adoraba por encima de todas las cosas y escuchar anécdotas sobre sus batallas le encantaría.

 Alyra : ¿me excusan un poco? — príncipe, le dejo a mis hermanas —

Lenia soltó una pequeña carcajada que hizo que juntara las cejas por el dolor, se aclaró la garganta y bebió un poco de su té para apaciguar la quemazón que le había provocado la carcajada. Le había hecho gracia el hecho de que Alyra, siendo la única que podía hablar, se marchara y dejara al príncipe con dos "muditas" que no podían explicarse.

Miró al príncipe divertida, ¿el también habría pillado la broma?

Los ojos de Lenia pasaron un segundo encima de los hombros de Oberyn, cruzando la mirada con uno de los caballeros de forma fugaz y volviendo a los del príncipe. ¿Como iba a comunicarse con el? 

Quería preguntarle muchas cosas, tenía muchos temas de los que hablar, maldita garganta, pensó Lenia. Lenia alzó el dedo índice he hizo un gesto cerca de sus labios, como si enrollara un hilo invisible en el aire, indicándole a Oberyn que por favor, le contara algo, ella quería específicamente una anécdota de su padre pero dado que no podía ser mas específica, le valdría cualquier conversación que Oberyn quisiera darle. 

Mientras intercambiaba animadas conversaciones con ambos caballeros mientras esperaban sentarse, el norteño desvió su mirada de forma furtiva hacia Lenia, el nuevo vestido que portaba no hacía más que aumentarr su belleza natural. Tenia unos pájaros bordados que hacían un perfecto contraste con el azul del pecho dejando al aire sus blancos hombros de una piel que sabía con certeza sería igual de suave que la de sus mejillas.

El pelo recogido hacia destacar su juvenil rostro que enmarcaba sus enormes ojos grises. Quería acercarse a ella y poder charlar, pero la taza finamente adornada con un líquido humeante unido a que no mostraba la posibilidad de hablar, avisaba de que le era imposible emitir sonido alguno. Galbart esperaba con ansia que más tarde pudiera hacerlo..

Cuando observó a Lenia le sonrió. En la mirada del caballero había aprobación, y algo en su interior pareció encontrar paz.

-Yo no descartaría todavía la víbora.
A muchas mujeres les atrae la rebeldía, aún siendo sin causa. Oberyn suele conseguir lo que quiere y tomárselo todo como un juego.- respondió -La fama le precede, y los chicos malos suelen llamar la atención de las jovencitas inexpertas en el amor. Después llegan los desengaños y las lágrimas. Cuando manda el corazón puede terminarse decantando por alguien poco recomendable para ponerse al frente de una casa-

Ser Tyler estaba en lo cierto, muchas veces esa rebeldía podía llamar mucho la atención-No os falta razón, pero en ésta situación en concreto creo que tanto Lord Rhys como Lady Myriah, se cuidarán de que el esposo sea aceptable, está claro que las hijas deciden, pero dudo que sus padres quieran dejar el reino en manos de alguien como él-el norteñó volvió a mirar a Oberyn de reojo-Pero eso obviamente no está en nuestras manos, esperemos que las hijas sean suficientemente cabales para saber discernir la diferencia entre qué es el amor y qué es el capricho-