Partida Rol por web

La luz proveniente del reloj de Greg hace más sencilla la localización de la puerta.

Tal vez el fallo de luz sólo sea en esta habitación - digo con una ligera esperanza - porque como tengamos que seguir avanzando prácticamente a oscuras no tendremos ninguna oportunidad.

Me adelanto y cojo el pomo de la puerta - Ayúdame Greg, abramos esta puerta.

La madera parece un poco encajada, pero entre los dos conseguimos abrirla sin muchos problemas.

son las 6:20 AM

Lester mira a su alrededor buscando cualquier posibilidad de escape.

La angustia comenzaba a hacer mella en todos los presentes, provocando incluso que la desorientación cobrara mayor fuerza y les impidiera ver una posible salida de aquella tumba acuática.

¿No ibamos a ir por la izquierda? - pregunté al resto, aunque mis ojos se encontraban puestos en Greg, el cual había conseguido que nos mantuvieramos con vida por el momento - No nos quedemos aquí parados, debemos continuar.

Cogí la mano de Greg con la mía, la cual pudo comprobar que se encontraba fría.....otro peligro más que se encontraba acechante, la hipotermia. Debíamos salir del agua, y quizá si ascendíamos encontráramos algún pasillo seco.

- Vamos entonces -accede Jaime entre toses, satisfecho porque los jóvenes hayan seguido la palabra de la sabiduría, la experiencia por la edad... y quizás la de la desesperación camuflada bajo un ilusorio traje de serenidad- ¡Todo el mundo en marcha!

El anciano sigue a Pamela como buenamente puede, frotándose entre tanto con su bata para intentar entrar en calor.

Alejandro continua su camino tratando ver algo que le indique una forma de continuar ascendiendo.

de pronto escuchan gritos.. alaridos terrorificos y chillidos extraños del otro lado de la pared que se encuentra a la derecha de ustedes...

¡Eh! Escuchen - detuve mi caminar, extendiendo el brazo que me quedaba libre, pues mi otra mano sujetaba la de Greg, para que el resto también se quedara quieto - Son supervivientes, y algo está ocurriendo para que griten de esa manera.

Me acerqué hasta la pared de la que provenía el ruido, intentando buscar algún resquicio que me permitiera ver lo que ocurría en el otro lado.

¡Ustedes! ¿Me oyen? - pregunté con la esperanza de que mi voz llegara hasta ellos, al igual que sus voces lo hacían hasta nosotros - ¿Se encuentran bien?

Me pongo de inmediato a golpear tontamente la pared, como si sirviese de algo.

- ¡Eh! ¡Eh! ¿Dónde está la entrada a su zona?

Y me pongo a buscar un acceso por los alrededores.

Alejandro escucha los alaridos del otro lado de la pared y rápidamente empieza a buscar una posible entrada o al menos una sección de la pared que pueda ceder con un poco de fuerza.

Si es verdad lo gritos deben ser de otros sobrevivientes...No debemos dejarles en peligro..debemos ayudarles-piensa mientras tantea la pared-.

ver como una tabla de unos 20 centimetros de ancho desaparece de la pared, y unas personas dentro intentan sacar otras con una barra de hierro

Cita:

desde el oro lado de la pared:

sorprendida al ver que del otro lado hay gente
LAS RATAS LAS RATAS NOS COMEN AYUDA AYUDAAAA PORFAVORRR!!!!
mete un brazo en la endija entre las tablas sacandola fuera de la habitacion, intentando agarrar a jaime

- ¡Ya vamos, ya vamos, arrancar las tablas, venga!

Y me pongo a arrancar tablas frenéticamente.

Cuando Carla, con una fuerza que provenía de la desesperación, consiguió que una de las tablas cediera, pude ver que al otro lado de la pared había más supervivientes, y al parecer estaban poniendo de su parte para conseguir llegar hasta nosotros.

¡Gracias a Dios! - dije únicamente antes de redoblar mis esfuerzos para, con la barra de hierro, conseguir arrancar más tablas.

Nunca había sido creyente, pero en aquel momento mi agradecimiento surgió de lo más profundo del corazón, aunque si ese ente supremo existía, era bien cierto que él también nos había puesto en aquella situación.

Las ratas debían seguir a mis espaldas, disfrutando de su suculento banquete, pero no quería volver la vista hacia atrás, pues no quería ver cómo los cuerpos de Erika y Melina eran destrozados por aquellas decenas de agudos dientes.