19 de abril de 1997 - 11:00
Marnie acudió al colegio de Lauryn, Santa Elisabeth. Era una bonita escuela de primaria con dibujos en las paredes del patio, unos columpios bastante nuevos y una enorme caja de arena para que los niños jugasen. A esa hora, en el recreo, todo estaba lleno de críos. Cuando Marnie entró escuchó numerosas observaciones acerca de sus cuernos, y un niño de unos seis años incluso se le acercó para tocarle las patas de cabra.
En la secretaría una mujer amable le pidió que esperase, que la directora podría atenderla en diez minutos. Siempre era revigorizante entrar en un colegio, con ese aroma tan fuerte a Glamour y a las primeras emociones. Tendría que tener cuidado: solía haber muchas quimeras hostiles en los armarios y en los trasteros.
A Marnie le encantaban los colegios. Ya tarde en su vida había decidido que ser profesora hubiera sido una buena ocupación, pero sabía que los padres no querían a gente con según qué pasado cerca de sus hijos.
Estaba sentada en una silla de plástico, con su gran bolso sobre el regazo. Miraba alrededor y tamborileaba con los dedos contra la cremallera. Tenía una polaroid de Lauryn y otra de Tabin, por si acaso. El tiempo que estuvo esperando se lo dedicó a Hericus. Esperaba que se encontrase bien.
La dejaron pasar al despacho de la directora poco después. Era una habitación pequeña llena de archivos y de dibujos de niños. La mujer que tenía delante debía de rondar los cincuenta, con el pelo teñido de rubio y una capa de maquillaje muy ligera que aumentaba su atractivo. Pese a todo, su Banalidad se olía a distancia. No era excesivamente agresiva, pero sí marcaba una línea clara entre Marnie y ella.
-Buenos días, soy Margaret Keller -dijo tendiéndole una mano para saludarla-. ¿En qué puedo ayudarla, señora...?
-Kearny. -Sonrió y le estrechó la mano por encima del escritorio-. Promise Kearny. Encantada de conocerla.
Se colocó bien el bolso sobre el regazo. No había pensado muy bien en lo que iba a decir.
-Verá, señora Keller, me gustaría hacerle algunas preguntas. -Se inclinó para buscar la foto de Lauryn en el bolso y se la enseñó-. Tengo entendido que desaparecen muchos niños en Oakfield, y que esta niña iba a esta escuela.
-¿Muchos niños en Oakfield? No estaba enterada de eso. Sin embargo... déjeme mirar la foto... -Se la acercó a la cara y frunció el ceño-. ¿Qué edad tiene? ¿Saber a qué clase iba?
-Iría a alguna de las clases de infantil. Si pudiera enseñarle la foto a las profesoras...
-Señora Kearney, ¿cuál es su relación con la niña? -preguntó la directora, ahora un poco más desconfiada.
-Oh, lo siento. -Marnie le ofreció la mejor de sus sonrisas-. Verá, no la conozco personalmente. Formo parte de una patrulla vecinal. Estoy segura de que tengo su nombre apuntado por alguna parte.
Fingió que echaba una mirada sin mucha esperanza dentro de su bolso.
Tira Subterfugio+Manipulación a dif 8.
Motivo: Manipulación + Subterfugio
Dificultad: 8
Tirada (6 dados, se repiten 10s): 1, 6, 10, 6, 9, 1, 8
Éxitos: 3, Fracaso
Motivo: Manipulación + Subterfugio
Dificultad: 8
Tirada (5 dados, se repiten 10s): 10, 7, 6, 10, 3, 7, 4
Éxitos: 2, Fracaso
Error. Son cinco dados.
-Bueno, en ese caso podría acercarse a las clases de Educación Infantil para averiguar algo sobre la niña. Espero que le vaya bien -contestó la directora levantándose y acompañando a Marnie hasta la puerta.
Una vez fuera, Marnie tuvo la oportunidad de acercarse a la zona de párvulos. Las tres clases estaban trabajando en el aula, pero los profesores pudieron acercarse a contestar sus preguntas. Todas la dirigieron a la clase Caracol, con la señorita Tillman.
-Ah, sí, esa niña es Brenda Robertson. Desapareció hace unos meses y su tía la está buscando. La conoce, me imagino, si no no estaría aquí.
Marnie asintió y empezó a buscar la foto de Tambi en el bolso, por si acaso.
-Ya se lo he explicado a la directora, sí -dijo, animándola a continuar.
-Claro, perdone.
Le pasó la foto de Tambi.
-Brenda solía andar con este niño. ¿Sabe quién es? ¿Venía a este colegio?
-No, no me suena. Es un poco mayor, ¿no? Creo que ese niño no es de este colegio...
Torció la boca, decepcionada, y guardó la foto. Si no se conocían del colegio, o bien vivían cerca o bien frecuentaban el mismo feudo. De cualquier modo, eso eliminaba opciones.
-Bueno. ¿Cuando dejó Brenda de venir al colegio?
-Hace un par de meses. Pero yo no diría que dejara de venir. Su tía dice que la han secuestrado... -observó la profesora.
-Qué horror. Aunque no es la única. Muchos niños de la zona están desapareciendo -respondió, antes de adoptar un tono más comprensivo-. La pobre mujer lo estará pasando mal.