Si Hericus siguió la conversación entre Marnie y la redcap no dio muestras de ello, porque parecía concentrado en su plato. Como estudiante de Erasmus que era, hacía meses que no comía comida casera tan rica.
—No, yo soy británico. Y por cierto, la pasta está deliciosa —el eshu hizo una pausa para darle un trago a la coca-cola—. Estoy en Estados Unidos con una beca universitaria. Aunque no estoy estudiando aquí, visito Richmond por la misma razón que ella. Estoy buscando a mi padre, aunque en mi caso sólo es medio fata, y según el Doctor Coma, un magnífico artesano. Aparte de eso, y su nombre, no tengo demasiadas pistas sobre su paradero.
Se metió una pinchada de pasta.
—Sólo espero que no esté al servicio de Lady Catriona —añadió al tragar, en un gruñido, como si su mismo nombre se le atravesara la garganta.
-Lady Catriona es una mujer muy rara -murmuró Lauryn con voz soñolienta-. Se puso a gritar sin más.
Dejó de comer, desconcertada y un poco indignada por el hecho de que nadie más pareciese sorprendido de la tremenda casualidad que era que sus dos invitados estuvieran en un viaje buscando a su padre. Pero como a nadie parecía importarle, Marnie no dijo nada al respecto.
—Eso es lo que me gustaría saber a mi —replicó Hericus. Se detuvo unos instantes, como si pensara, y alzó la mirada del plato para mirar a Marnie—. Es... como si la conociera. Como si me hubiera enfrentado a ella en el pasado, en otra vida feérica, y estuviera destinado a volver a enfrentarme a ella en esta. ¿Te ha pasado alguna vez algo parecido con alguien?
Por fin algo logró llamar la atención de Irish más que la comida. Levantó la cabeza y le dirigió una mirada hosca al eshu y después a la sátiro.
-Quizás te queden cosas pendientes. ¿Has tenido... sueños o algo así? Hay hadas capaces de recordar sus vidas pasadas muy claramente, y otras no tanto.
O eso le había contado su madre de su mentora, Alayne, con Lady September cuando apenas era una cría.
Hericus le dedicó a la redcap una mirada neutral.
—Sí. En ocasiones veo fragmentos confusos. Escenas, personas y lugares que jamás había visto, pero que de alguna forma me son familiares. Pero ninguna visión ha sido nunca tan vívida como vi a esa mujer. Me dio la sensación de conocerla, pero con otro rostro y en otro lugar diferente.
-Muy probablemente sean recuerdos de reencarnaciones anteriores. Las Nieblas borran todos los recuerdos de una vida a otra, entre otras cosas, ya sabes. Pero es como dice Irish. Y por lo que me cuentas parece que Lady Catriona no tiene muy buen recuerdo de ti.
—Lo dudo. Esto es más grande que ella o que yo —objetó Hericus—. Siempre nos hemos enfrentado y siempre nos enfrentaremos, hasta que uno de nosotros dos acabe con el otro. Aunque una parte de mi desea que esa reconciliación fuera posible.
Pero volviendo al asunto de mi padre, Marnie. ¿No conocerás por alguna casualidad a alguien llamado Dragan Balakov?
Torció la boca ante las palabras tan definitivas del eshu y no comentó nada al respecto.
-No, no lo conozco. Pero no creo que sea tan difícil encontrar a alguien. Preguntaré por ahí, si quieres.
—Sería muy amable por tu parte —respondió Hericus con una sonrisa—. Y si yo te puedo echar una mano con estos chicos estoy a tu disposición.
Tras la comida y la sobremesa, Irish se disculpó y se fue. Aún le quedaba un largo camino en busca de Kyle y era demasiado terca como para esperar a la ayuda de Marnie. Eso dejaba a Hericus y a la sátiro solos con los dos niños, demasiados cansados en su aventura como para seguir despiertos mucho rato.