Partida Rol por web

El chico mira el mendrugo de pan y luego te mira a los ojos. Luego coge el vaso y lo huele.

- ¿Hay vino...? ¿Y algo de cecina...?

- Creo que ya me viene algo a la mente, pero no consigo sacarlo del todo...

-Me temo que nuestras reservas de vino han quedado bien mermadas tras la boda, zagal. Y no creo que al Chambelán ni a Durius les haga gracia saber que no pueden beber vino porque te lo servimos a ti, ¿no crees?

El muchacho no parecía convencido por mi respuesta, pero, ¿qué más podía hacer? Nada más había en mi mano que pudiese ofrecerle en esos momentos.

-De veras es todo lo que puedo ofrecerte. Lo siento, pero la situación está muy tensa, y sisar ahora mismo de las despensas del castillo podría suponer mi cabeza, o mi encierro en las mazmorras. Te pido por favor que me cuentes lo que sepas...

- Por supuesto, -dice el chico mientras coge el mendrugo y se dispone a salir por donde vino- entiendo lo que me decís. Si contara cualquier cosa, Carcelero me arrancaría la lengua a mí también. Me alegro de saber que pensamos igual. Ahora he de volver a mi trabajo. Últimamente hay mucho, Carcelero está algo loco y a veces no distingue muy bien a quién tortura y si se extralimita...

- Ha sido un placer -dice mirando a Gretta-. Buen día tengáis, mi señora.

-¡Muchacho, espera, por favor! -busqué a mi cuñada Pavetta con la mirada, a ver si me echaba una mano para convencer al pequeño de que aflojase la lengua- Espera aquí junto a mi cuñada, ¿de acuerdo? Voy a ver qué puedo encontrar para ti, pero no te prometo nada...

Empecé a rebuscar por los armarios en busca de alguna sobra para darle al niño, pues descarté por completo la opción del vino. A ver si Pavetta conseguía sonsacarle algo mientras tanto...

Se abre la puerta y asoma un chico preguntando si puede pasar. Enseguida Niziya le invita a hacerlo. El chico es de mi edad y a simple vista parece bastante jovial.

No tarda en pedir comida y Niziya se la ofrece a cambio de información que no consigue.

-Gracias. También os deseo un feliz día –respondo al despedirse el muchacho, asintiendo con la cabeza y una leve sonrisa. Sin embargo no sé si habrá alcanzado a escucharlo, ya que al mismo tiempo Niziya le ruega que aguarde y se dispone a rebuscar cualquier atisbo de esperanza en forma de comida que pudiera hallarse escondida entre los armarios.

NIZIYA:

- Encuentras un trozo de repollo, algunas zanahorias y una manzana arrugada.

Ofrecí lo poco que encontré a aquel chico, con la esperanza de que al fin soltase su lengua.

-Ha habido suerte. Esto es lo que he encontrado.

Le serví un trozo de repollo, algunas zanahorias y una manzana arrugada y con pinta de rancia. Estaba casi segura de que era lo último que quedaba de las sobras de la boda, y me llevó un buen rato encontrarlo todo.

Tras ello, me senté a su lado, esperando que con el apetito saciado aquel brivón nos contase algo al fin.

Miré hacia la puerta esperando ver a mi sobrino pero el chico que apareció en su lugar apenas se le parecía. No me pregunté quien era ni siquiera qué hacía allí pues las respuestas a aquellas preguntas vinieron solas de sus propios labios. Miré a aquel muchacho, no parecía mala persona pero sí un aprovechado de mucho cuidado. Sonreí de manera lastimosa cuando vi el mendrugo de pan que le ofrecía mi cuñada "Así no te va a responder Niziya" pensé nada más ver como el chico miraba el pan. Me iba a levantar de la silla cuando mi cuñada se dio cuenta que tenía que buscar algo más consistente para poder obtener las respuestas que quería. Me quedé sentada, observando al muchacho con atención mientras este esperaba la comida.

-Trabajas en las mazmorras...¿Has dicho torturas?- tragué saliva mientras imaginaba lo peor -¿El carcelero tortura a todos los presos?- pregunté angustiada mientras posaba mi mano temblorosa en la del muchacho y le miraba con los ojos a punto de desbordar litros y litros de lágrimas.

El chico mira la comida de forma algo desilusionada, pero agarra los alimentos y los coloca cuidadosamente en un bolsillo improvisado con su camisa. Miras a sus interlocutoras en el orden en que le contestan y esboza una sonrisa.

- Como dije antes, -dice dándose la vuelta- Carcelero gusta de torturar... sobre todo a quien se va de la lengua.

- Gracias y buenos días, señoras...

Y sin pedir disculpas, se dirige hacia la puerta.

-¡Esperad!- dije levantándome de golpe de la silla -Esperad por el amor de Dios...- llegué a donde estaba el muchacho y con las manos temblorosas volví a hablar -¿Qué debo hacer para poder ver a mi hermana y a mi sobrino?... están en los calabozos y deseo verles, Dios sabe qué les ocurrirá ahí abajo, se lo suplico...- estaba desesperada por ver a mi única hermana y si tenía que hacerle la comida a aquel muchacho todos los días a partir de entonces para poder ver a Innya lo haría sin dudarlo.

El chico estaba apunto de salir de la cocina habiéndose llevado algo a la boca y sin haber soltado prenda de cuanto sabía. Se me encogía el corazón viendo la desesperación de las dos mujeres, y aunque era posible que no sirviera de nada, se me ocurrió una idea.

-Aguardad un momento, por favor! -le dije al chico cuyo nombre desconocía. Luego añado con voz más baja:

-Decís que el carcelero tortura a quien se va de la lengua, pero bien podríais aliviar la angustia de estas mujeres sin tener que usarla. No os parecería justo poder calmar su aflicción a cambio de esa comida de la que habéis gozado? Tal vez algunas preguntas que no se responden con palabras, sino con un guiño de un ojo para un sí, dos guiños para un no...

Niñato malnacido... Por suerte, Gretta estuvo hábil con la lengua, y puede que el niño picara el anzuelo. Yo estaba que no cabía en mí de ira, y preferí morderme la lengua antes de recitar lo que pasaba por mi cabeza respecto a aquel mocoso desagradecido. Esperaba que la intervención de la joven Gretta sirviese de algo... O que Visany volviese cuanto antes, aunque su información sería bastante menos precisa que la que pudiera darnos aquella ratilla.

PASASA LA NOVENA HORA DE LA NOCHE.

- Uno de los mazmorreros de Carcelero, Konrad, abandona las cocinas en el momento en que Lindor entra por la puerta procedente del Patio del Castillo.

-Nos ha ignorado...- pensé mientras el muchacho de las mazmorras se iba por la puerta. Fruncí mucho el ceño mas se suavizó cuando vi entrar en las cocinas a mi hijo. Le saludé con una amplia sonrisa cargada de amor mientras me agachaba a su lado -¿Cómo has pasado el día hijo?- le pregunté mientras le acariciaba la mejilla.

Depcionada, miré llena de odio a aquel chiquillo sin vergüenza. Intenté disimular mi enfado cuando mi sobrino Lindor entró a las cocinas, y me puse a dar vueltas sin saber muy bien qué hacer. Sólo esperaba que de una vez apareciese Visany a por los paños y poder cruzar algunas palabras con él.

Al llegar a las cocinas me cruzo con un hombre de las mazmorras, con quien no quisiera toparme mucho rato. Luego al llegar a la cocina escucho a mi madre, pero en función de las prisas, ignoro su preguntar para cumplir con mi deber:

- "Visany ha dicho que el Primer Caballero ha pedido algo de ustedes. Ha dicho que se exige su inmediato despacho a su presencia. Visany está en el patio esperando."

Espero a ver qué es lo que les había pedido, pues no lo sé pero si tiene que ver con lo que está pasando ahora, creo que es importante que yo lo sepa. Espero para partir junto con ellas a donde mi primo.

-Pensaba que vendría él mismo a recogerlo, como dijo. Gracias, pequeño Lindor -dije, acariciando la cabeza de mi sobrino y revolviendo su rubio cabello.

Cogí los lienzos y el cubo de agua y me dirigí al patio, a buscar a mi hijo, esperando conseguir al fin una oportunidad de hablar con él y ponernos al día respecto a lo que estaba sucediendo con su hermano y su tía.

-Voy a llevárselo todo. Enseguida vuelvo.

- Niziya sale de las cocinas, portando unos lienzos y un cubo con agua.

Veo que mi tía carga ciertas cosas e imagino que son las cosas que se les pidió que llevasen. Salgo junto con ella hacía el patio en búsqueda de Visany, pues tiene que contarme lo prometido y no descansaré hasta saber qué ocurre, aun tenga que entrar en el Salón principal para ello. Dejaré esa opción como última en caso de que todos mis intentos de obtener información de manera alternativa fallen.