Partida Rol por web

Lady Harriet ignoraba los murmullos que se extendían por la estancia como si no existiesen, su mirada seria centrada en lady Bessa cuando se adelantó e hincó la rodilla. Escuchó su juramento, solemne, y cuando la joven terminó, fue ella quien se puso en pie y habló de nuevo, con voz potente. 

—Yo te acepto como mi vasalla, Bessa Hawick, Lady Bessa, en adelante Señora de Fuerte Floresta. Juro extender a tu dominio la seguridad y protección de todas mis tierras. —Le tendió la mano derecha—. Levántate. 

Con el nombramiento de Lady Bessa realizado, la mujer miró más allá de ella, para dirigirse a todos los presentes. 

—Y en este momento Lady Hawick y yo anunciamos también el compromiso entre Lady Bessa Hawick y mi hijo, lord Edmure Tully, que unirá nuestras Casas en amistad. 

Esperó dos segundos, antes de agregar una última cosa.

—Dado que hoy no hay nada que celebrar aquí, creo que ha llegado el momento de que empecéis a preparar vuestros viajes de regreso a casa. Hay mucho en lo que pensar y mucho que trabajar por el provecho de las tierras que nos unen a todos. Las Tierras de los Ríos.

Con esas palabras volvió a sentarse en el sillón, dando por terminada la audiencia.

La doncella mostró una sonrisa de orgullo al escuchar como lady Bessa recibía aquel título, sin embargo su expresión pasó a uno de sorpresa, seguido de uno de dolor al escuchar el nombramiento de lo que ocurriría con la nueva Lady Hawick. -No.- Pronunció muy suave, pero audible para quienes estuvieran cerca, y la tentación de acercarse a su amiga la invadió con fuerza.

Miró al más joven de los Haffer, se mordió el labio inferior, y tiró suavemente de su mano para que le acompañara. Necesitaba estar con su señora en ese momento, aunque sin alejarse de lord Valder de ser posible.

Durante el juramento, Urthen había estado ligeramente distraído con el rostro y, particularmente, la mirada vacía de Ser Guileon. Su ceño estaba fruncido y su mandíbula ligeramente tensa, pero finalmente, al escuchar que su Señora llamaba a Lady Bessa a levantarse, volvió a mirar al frente sin decir nada.

Fue cuando Lady Harriet anunció el compromiso de Lady Bessa que una sonrisa llena de acritud cruzó el rostro de Lord Urthen por un instante, en contraste con sus usualmente afables maneras. Tras ese breve momento, una expresión grave reemplazó cualquier mueca en sus labios hasta el momento, y tras una leve inclinación hacia la figura en el trono, se disponía a salir cuando vio a lady Thaena correr a encontrarse con quien claramente no quería recibir visita. Tras una mirada a su hermano que confiaba entendería sin necesidad de palabras, esperó a que ambos estuvieran listos antes de salir a preparar sus cosas para regresar a Puño del Río.

La boda, o falta de ella, por fin había concluido.

Lady Gianna no pudo evitar enarcar una ceja ante el anuncio de compromiso entre Lady Hawick y lord Edmure Tully. Seguramente la Vance no esperaba una noticia como aquella y se acercó a su hijo. Cuando pasó al lado de Lady Hawick se detuvo unos segundos frente a ella y la miró a los ojos, luego agachó la mirada y le dedicó unas palabras. Hizo una reverencia de respeto y luego continuó su camino hasta su hijo.

Cuando llegó a su lado pudieron ver como Lady Vance acariciaba la cara dolorida de su hijo y se dedicaban unas palabras, seguramente de despedida ante la inminente partida de Ser Guileon con Lady Tully.

La maestre Hazzea había vivido en silencio gran parte de la reunión, entendiendo que las disposiciones que se estaban dando era la conclusión de las luchas internas de poder de los últimos días.

- Lord Urthen..., es buen momento para que vos y vuestro hermano preparéis los arreglos para marchar, y cuanto antes... Ya os avisé que la casa Tully tenía intereses, aunque no hubiera podido prever este desenlace... - dijo la anciana mujer suspirando quedamente.

La maestre se acercó a Lady Bessa y le susurró unas palabras al oído

Lady Bessa pudo ver con claridad como Gianna la miraba a los ojos y luego descencía discretamente sus ojos hasta su vientre para después volver a mirarla a la cara.

- Lady Hawick. Espero que podáis disculpar algún día mi actitud en vuestra.. - comenzó pero se detuvo al no saber cómo finalizar la frase ¿boda? ¿funeral de vuestro padre? - Mi actitud en unos momentos tan dolorosos como los de hoy. Se que os preocupa mi casa y me gustaría deciros que en la casa Vance encontraréis una casa amiga, olvidando las afrentas del pasado. Para lo que necesitéis.- dijo remarcando la última palabra. Las palabras de Gianna salían directamente de su corazón.

- Querida mía, vuestra madre me pidió que os pidiera perdón en su nombre. Ella os amaba por encima de todo y ha hecho grandes sacrificios por ti... Si en algún momento necesitas algún tipo de ayuda, solo ven a buscarme e intentaré, dentro de lo posible el poder servirte... - le dijo la anciana -...Si quieres mandarme algún mensaje en secreto, usa las poesías, une la primera palabra de la primera frase, la segunda palabra de la segunda frase y así hasta comunicarme lo que desees... Yo estaré para vos....

Y dicho esto, Hazzea se retiró al lado de los Haffer

Guileon se mantuvo imperturbable en su posición durante el nombramiento de Lady Bessa, pero cuando Lady Harriet anunció el compromiso en el que la nueva señora de Fuerte Floresta incurriría, el maltratado caballero alzó la mirada, buscando la de la chica, la delgada línea de sus ojos ensanchándose en un gesto de sorpresa y decepción.

Volviendo a bajar la cabeza, permitió que su madre le acariciara el rostro sin decir palabra alguna.

- Hijo mío qué te ha pasado? - le preguntó en susurros mientras acariciaba su rostro. Estaba un poco espantada por la visión de la cara deformada de su hijo. 

Se puso de puntillas para darle un beso en la frente.

- Tal vez algún día volvamos a vernos... - dijo cerrando los ojos. Gianna nunca imagino que el reencuentro con su hijo terminaría de aquella forma. Siempre se había imaginado volviendo a Nueva Esperanza con él, orgullosa. Pero no había nada de eso, los siete sabían lo que había pasado. - Le ahorrare los detalles a tu padre, está muy débil ya lo sabes.. por los siete hijo mío que lo sucedido estos días te haga aprender y madurar. Tal vez algún día te permitan volver a Nueva Esperanza - dijo aunque sus palabras no sonaron muy convincentes.

Lady Thaena soltó la mano de lord Valder por unos instantes, intercambiando una mirada rápida con él, y esperó que la maestre Hazzea terminara de intercambiar unas palabras con lady Bessa. Cuando Lady Bessa Hawick estuvo libre, se acercó a ella y le dio un rápido abrazo, murmurando unas palabras a su oído.

Se separó luego, mirando a la joven Señora de Fuerte Floresta, y con un suspiro se alejó de ella, volviendo a tomar la mano de lord Valder para dirigirse a sus aposentos y empezar a prepararlo todo para partir.

-Oh, querida...- Murmuró Lisette al oído de la joven, sintiendo pena y dolor por ella. -Pase lo que pase, escríbeme, hazme saber que estás bien. Oh, Bessa...- Dijo, conteniendo las lágrimas de tristeza. No quería irse y dejarla, pero sabía que allí, ahora que era la esposa de Valder, ya no era bienvenida.

Lisette volvió junto a Valder, conteniendo las lágrimas de dolor por el final de aquella tarde. Tan sólo tres días, y el mundo había cambiado para Bessa y para ella. Aunque para Bessa los cambios habían sido sin duda similares pero a la vez tan distintos: de estar prometida a un hombre mientras esperaba el hijo de otro, por un momento existiendo la posibilidad de que ella fuera casada con aquel a quien amaba, ahora debía casarse con un desconocido, todo por mantener el honor que su madre había trastocado.

Los Haffer volvían a Puño del Río con una hermana nueva pero sin un padre, y Lisette no estaba segura si el hecho de pertenecer ella ahora la familia podría atenuar alguna vez el dolor de tan grande pérdida. Pero iba a hacer lo mejor posible para hacerse merecedora del amor que Valder le profesaba, de la confianza que Urthen había puesto en ella, para ganarse el respeto de la maestre Hazzea. Sólo un engaño más, la "muerte" de lady Thaena, y sería libre de poder convertirse en la esposa de Valder sin ninguna mentira que la atara. ¿Estaba lista para ese paso? ¿Qué tanto era Lisette, y que tanto era Thaena? Tantos años fingiendo ser una, ¿podría regresar?

No había más opción que intentarlo, y con Valder a su lado, muchas cosas dejaban de importar. El tiempo, de pronto, se hacía eterno, y la amarga despedida del que fue su hogar por tanto tiempo sería pronto sólo la antesala para nuevos y maravillosos recuerdos junto al hombre que, sin esperarlo, sin planearlo, había llegado a amar.

Lady Bessa Hawick tomó la mano de la Señora de la Tierra de los Ríos y se alzó a su lado. Le dedicó una mirada y una disimulada sonrisa a Ser Clarinthe antes de volverse hacia el resto de los presentes. Esperó en silencio y con las manos entrelazadas a que Lady Harriet anunciara su compromiso con su hijo y asintió después de que este fuera conocido en la sala de audiencias.

Una vez se dio por terminada aquella última reunión después de todo lo que había acontecido, la nueva Señora de Fuerte Floresta se quedó al lado de Ser Clarinthe, aunque en aquel momento seguía sin desear hablar con nadie.

Aun así, cuando algunos se decidieron a dirigirse a ella, hizo un esfuerzo por escucharles.

Siguió la mirada de Lady Vance hasta su vientre y luego miró hacia ella. Estaba seria, igual que lo había estado durante la audiencia.

―No hay nada que disculpar, Lady Gianna ―dijo, negando con el rostro―. Sí, espero que a pesar de todo, al final nuestras casas puedan ser amigas ―añadió, no muy convencida de ello. Después la escrutó, recorriéndola con la mirada―. Sé que nunca será lo mismo, pero si más adelante queréis venir por aquí, quizás hay alguien que deseé conocer a su única abuela.

Guileon negó con la cabeza, lentamente, como si aquel esfuerzo supusiera un suplicio.

—Es todo culpa mía —la voz le salía algo gangosa, con lo cual la manera entrecortada de hablar del muchacho era algo difícil de descifrar— Siempre tuviste razón, madre. Fui un necio y ahora debo pagar las consecuencias. Sólo desearía no haberos arrastrados a vos... ni a Mawney... ni a... —la voz se le quebró, ya no pudo continuar.

Enterrando el rostro sobre el pecho de su madre, el joven caballero deseó desaparecer, sentir como si aún fuera el crío de nueve años que una vez correteara por los confines de Nueva Esperanza.

Alzó una ceja al escuchar a la maestre Hazzea, apenas creía en lo que le decía y se notaba.

―Estoy segura de que me amaba a su manera, pero me abandonó cuando dijo que estaría conmigo. No necesito nada más de ella ―respondió con seriedad―. Os agradezco vuestras buenas intenciones, gracias maestre Hazzea.

Lady Gianna tomó las manos de Lady Hawick en lo que podía parecer a ojos ajenos un gesto de respeto a la nueva señora de Fuerte Floresta. También como una muestra de cariño.

- Nueva Esperanza siempre será un hogar para vos y para mi nieto. - le dijo mirándola a los ojos. 

Las palabras de su hijo la hicieron suspirar. Lady Gianna abrazó a su hijo cuando este se apoyó en su pecho y cerró los ojos captando la esencia de aquella despedida. No dijo nada, no había nada que decir. 

Tras varios segundos de abrazo ente madre e hijo, Gianna miró a Guileon a los ojos.

- Te quiero. Desde el día en el que te parí y te querré hasta el último día de mi vida. Debes mirar hacia delante y aprender de los errores. El pasado no puede cambiarse, solo podemos definir el futuro que queremos.

Al acercase Lisette hasta ella le dedicó una mirada de lástima.

―Thaena ―la saludó seria y triste por tenerla cerca de ella―. Eso haré, si es lo que deseáis, pero estaré bien. Os lo prometo. ―Torció el gesto―. Espero que seáis muy feliz junto a lord Valder.

Mawney se quedó perplejo ante el anuncio del compromiso de Lady Bessa. Perplejo, y decepcionado.

Cuando Lady Harriet dio por acabada aquella reunión se acercó a lord Guileon y le abrazó, diciéndole algunas palabras de aliento. Después se acercó a Lady Vance, le tomó ambas manos y las besó con enorme respeto. No le dijo nada, pero en sus ojos y en su actitud se leía que aquello era un sentido y triste adiós. 

Tras estas dos especiales despedidas, Mawney volvió al lado de Lady Tully y el Maestre Debian. No habló con nadie más, no tenía nada que decir. Para él aquel capítulo había terminado.