Partida Rol por web

Salió de sus pensamientos a golpe de disparo, el sonido reverberó en la sala como un mal presagio. 
-Pero que diablos acaba de pasar
No había mucho tiempo para fijarse en lo sucedido, sólo sabía que la gente de su alrededor se estaba desmayando o estaban atacando a sus compañeros
-No.....no..NO...QUE ESTÁ OCURRIENDO???

La orden del soldado de la Inquisición había sido clara, así que desabroché las correas que mantenían la máscara de gas sujeta a mi rostro y la dejé caer hasta que quedó colgando de mi cuello, mostrando así mis duras facciones y mi mirada carente de sentimiento alguno, un marca más de las incontables batallas con los Krieg.

Mi compañero que estaba a mi lado cayó al suelo y se incorporó, enseguida noté que había algo distinto en él. Lo mejor que podía hacer era finalizar con su vida lo más rápido que pudiera, en la muerte encontraría la paz y la expiación puesto que en vida los Krieg solo teníamos guerra.

Con un movimiento rápido me coloqué a su lado, agachándome para propinarle un puñetazo en el vientre, pero lamentablemente fallé. Acto seguido, mi otra mano se posó sobre la empuñadura de mi sable y lo sacó con una velocidad endiablada, la cual aproveché para propinarle un tajo rápido a mi adversario, directo a su pecho. 

Compartía la opinión de la medicae a pesar de mis nulos conocimientos médicos. Aquella cosa que había afectado al soldado, no podía ser "sanada" de otro modo, pero con lo que no contaba era con lo que ocurrió a continuación, lo cual me hizo dar gracias por no haberme quitado el respirador más allá de lo imprescindible... y lo mismo por tener la mano al lado de la pistolera.

- ¡Purgadlos!

Ordeno por si algún idiota necesitaba alguna motivación extra para reaccionar.

Nuestra vigilia transcurre tranquila, sin ningún percance hasta que escucho unos alaridos a nuestra espalda. Me giro y veo como varios de los soldados que estaban entre nosotros se desploman y luego se levantan como zombies, al igual que lo ocurrido en el campo de batalla.

 - "¡¿Pero qué mierda de herejía es esta?!"

Veo que la amenaza está en el interior de nuestro refugio, pero dudo mucho que un enemigo tan insidioso como este solo deje nuestro destino a cargo de estas abominaciones. Dudo que sea su única carta bajo la manga. Le hablo a los Kasrkin que están en este momento a mi mando (sin saber por qué):

 - "¡Kasrkin, mantengan posiciones y vigilancia al exterior! ¡Solo luchen con los zombies para defenderse pues deben seguir vigilando por si nos atacan desde fuera!"

Me empiezo a mover hacia el sur para así acercarme a la amenaza mientras mantengo a las tropas ocupadas en lo que es nuestra labor y que, al parecer, nadie ya está cumpliendo. Si el enemigo decidiese atacar ahora, solo los Kasrkin serían capaces de verlo llegar.

No era un enemigo externo el que viniese a por nosotros, lo malo del caos era que era un enemigo insidioso, que se iba colando en el interior de tus propios hombres ... tanto que al final terminabas combatiendo contra ellos. No tenía problema en disparar contra los herejes del caos, pero me dolía ver la cara de mis antiguos camaradas deformada por el dolor y la enfermedad.

- Sagrado Emperador, protege a tus siervos.

Desenfundo el revolver y apunto sobre las criaturas infernales, en que se han transformado nuestros compañeros.

Vitaly estaba a punto de marchar hacia las alcantarillas cuando se desató el caos. Inmediatamente echo de menos el tedio del que se quejaba apenas unas horas antes.

Bueno, pues había que ponerse manos a la obra. Desenfundo su fusil de plasma, activo el modo semiautomático y disparó al krieg zombificado, impactando.

Una oleada de profunda tristeza se apoderó de Marcus Druso. Tener que pelear contra buenos hombres bajo su mando, tan sólo porque el caos los había pervertido, sin que hubiera mácula en ellos era... descorazonador. Pero también era ese el motivo de que estuvieran allí: la humanidad tenía que destruir esas hordas caóticas, como fuera. La otra posibilidad era sencillamente inimaginable.

Marcus recordó, perfectamente, por qué había logrado ser sargento: mantener la calma bajo presión. Cuando se perdieron en la disformidad, y aparecieron tanto tiempo después, muchos compañeros estuvieron a punto de enloquecer. No era para menos. Padres, familia, amigos... el mundo entero había mudado como si mudara la piel. Sin embargo él habló a los suyos.

Estaban vivos. Podían ayudar a ganar esta guerra a la humanidad. Y eso era todo lo importante entonces.

También ahora.

- Techno vox- ordenó mientras daba sus instrucciones a todos los presentes- No corred riesgos. No dudéis. Ya no son nuestros compañeros. Debemos matar a la corrupción que ha ocupado su cuerpo. El Sagrado Emperador y la humanidad cuenta con nosotros. Ajustad vuestros disparos. Matad a esos cabrones que han ocupado el lugar de nuestros amigos.

Lo notó de inmediato. No los había convencido. No aún. Tal vez luego habría más suerte. En todo caso daba igual.

La pesadilla de los no muertos empezó. Los fieles siervos del Emperador descubrieron con horror como parte de sus antiguos compañeros habían caído víctima de algo, alguna maldición o impía enfermedad, y ahora se alzaban como muertos a por ellos. Por si eso no fuera poco, no se trataba de los zombies vestidos con harapos a los que habían hecho frente antes. Ahora se trataba de zombies armados con rifles láser, sin duda el mejor arma anti-infantería de la galaxia, y equipados con la mejor protección personal para infantería que podía encontrarse (e incluso algunos de ellos con armaduras de caparazón ligeras). 

Todo ello explicaba como los ataques más débiles no parecían hacer siquiera tambalearse a aquellas criaturas. El rifle de plasma de Vitaly, y la escopeta de combate de uno de los stormtrooper, fueron sin embargo letales nada más ser disparados. Por desgracia para los leales, las fuerzas inquisitoriales no parecían interesadas en quedarse en aquel lugar, y empezaban a replegarse hacia el norte, hacia la mansión. 

El regimiento de los Kasrkin mantiene posición como le indico pues somos la única defensa que queda hacia el exterior, considerando que todo el resto de las tropas están enfrascados en la lucha contra los zombies que nos asedian desde el interior. Me parece muy bien pero yo no me quedaré inmutable al hecho de que nos asalten.

Mis pasos hacia la salida de los establos son más lentos de lo esperado, pero es lo que necesito para poder luchar como corresponde.

"Si mantengo a mi regimiento seguros, ellos nos mantendrán seguros a nosotros."

Comienzo a correr para así salir de los establos y tomar una posición más activa en el combate. Apuro mis pasos a la carrera para así poder salir de ese encierro y poder encarar a los enemigos como se merecen.

El despiadado que antes era un camarada se abalanzaba sobre Korlo, casi sin inmutarse del impacto que acababa de recibir. Esa armadura sería complicada de eludir. Aun con poco tiempo para hacerlo, en su cabeza asomaba la idea de que ya poco quedaba por hacer salvo morir por Él, pero ¿y si acaso había perdido su favor, sería ese el camino? sólo el destino marcado por el Emperador tenía la respuesta. Mientras tanto lucharía con lo que tuviera, como por ejemplo, su pistola y sus manos.

Sabíamos lo que teníamos que hacer, esos ya no eran nuestros compañeros, ni nuestros amigos ... eran el enemigo. Tiro del gatillo, soltando una descarga de plomo sobre el soldado krieg que había sido transformado, y espero que alguien hiciese lo mismo por mi en el caso de que me pasase lo mismo.

- Lanceros, buscad vuestras monturas, cuerpo a cuerpo son mas fiables que estas armas. Digo mientras miro el poco daño que ha hecho la bala de mi revolver. 

Retrocedo buscando la puerta de una de las monturas, sus garras y picos, bien acabarían con la infantería infectada.  

El sable cortó la armadura fácilmente pero al llegar a la carne sentí como se frenaba, extraje la hoja con deslizándola por la delgada abertura que había realizado mi ataque y me preparé para asestar otro golpe, uno mucho más contundente.

Con un giro de muñeca, coloqué el sable para descargar mi furia sobre la herejía, pero el golpe falló por bastante y aunque di un paso hacia la izquierda para corregir mi error, el movimiento fue en vano. Dejándome en una mala posición para lanzar el puñetazo, el cual también erró por una distancia considerable.

Necesitaba mucha más concentración si quería acabar con mi rival. Apreté los dientes de rabia, cada segundo era vital en una ataque de esta magnitud y yo los estaba malgastando.

El primer infectado cayó antes que pudiera disparar, de ahí que optara por preparar la espada por si la enfermedad empezaba a propagarse, pero con el primer enfermo purgado, sólo había un camino más que seguir.

- ¡Daos prisa y purgadlos! ¡No importa si antes eran vuestros amigos, lo único que podéis hacer por ellos y por vosotros es darles una muerte rápida!

Continúo arengando a los soldados para que acabaran rápido con todos los contaminados.

Los stormtroopers parecen decididos a abandonar aquel escenario, aunque lo hacen combatiendo, e incluso derribando a algunos objetivos.

-Sargento, le aconsejo que ordene a sus hombres largarse-dijo el líder de las fuerzas inquisitoriales, con tono despreocupado, mientras seguía avanzando. 

Y lo cierto es que el combate no marchaba todo lo bien que debería. Los zombies habían encadenado varios aciertos, y demostrado para horror de las fuerzas imperiales que sus muertos dedos eran capaces de apretar el gatillo en un espasmo, a veces acertando a alguien, como descubrió uno de los lanceros al llevarse una perdigonada de un kasrkin no muerto. 

Y mientras tanto, las cosas en el pueblo no parecían marchar demasiado bien tampoco...

No se lo podía creer. En un rápido reflejo, había conseguido abatir al convertido que se avalanzaba sobre él. Pero no había tiempo que perder, había sido un regalo que tendría que aprovechar. Apuntó al combate más cercano que veía y abrió fuego, pero la suerte no le acompañó y falló el tiro.

Los disparos suenan por todo el lugar y el panorama, aunque prometedor desde mi perspectiva, no parece ser así para los soldados de la Inquisición que se retiran. No me doy mucho tiempo para mirar alrededor pues tengo claro que esos trooper son unos cobardes.

"No me retiraré a menos que no tengamos otra opción. ¡Deberíamos barrer este lugar antes que dejar más sirvientes no-muertos de los herejes!"

Retirarme nunca ha sido una buena opción para mí, sino que luchar hasta el final es lo que único que espero que el Dios-Emperador me permita hacer. No sé mucho de planes ni estrategias más allá de lo poco que llega a mis oídos pero los Kasrkin no se retiran tan fácilmente.

Continúo corriendo para perseguir al zombie de Kasrkin que está solo al sur. El maldito no amenazará a mis compañeros y solo un Kasrkin debería ocuparse de una vergüenza como esa. ¡Haber permitido que nuestros hombres se transformasen en esas cosas! ¡Menos mal que nuestro oficial está muerto o debería suicidarse él mismo!

Vitaly lanzó una sonrisa al sargento fezzornita, momentos despues de haber convertido al zombi en una masa de moco plasmico. No era una sonrisa de complicidad, era una de superioridad, socarrona.

Así es como se hace. Vuelvo a las alcantarillas, con MI sargento.

Fallé de nuevos mis ataques contra mi esquivo compañero de los Krieg, parecía que la piedad me impedía acabar con alguien con el que había luchado hombro con hombro, nada más lejos de la realidad, había perdido demasiada concentración debido al cansancio y a las numerosas batallas. Respiré profundamente después de la arremetida, debía cambiar de táctica puesto que no había lograr herir a mi rival en todos estos ataques que había realizado.

De reojo pude ver como nuestros nuevos invitados empezaban a replegarse, esperaba que para coordinar mejor la defensa ante un suceso como el ocurrido.