Partida Rol por web

¿Pero quién se había creído ese? ¿Acaso creía que podía dejar su puesto en mitad de un combate sin una orden directa?

- ¡TÚ NO TE MOVERÁS DE AHÍ HASTA QUE EL OFICIAL AL MANDO LO ORDENE SOLDADO!

Bramo contra Lazarevic, aunque con más intenciones de que Druso lo escuchara, puesto que por desgracia no tenía autoridad directa sobre él, algo que el otro oficial si tenía.

- ¡AHORA ACABAD CON EL ENEMIGO O ME ASEGURARÉ DE QUE TODO EL QUE SE LARGUE SIN PERMISO SEA ACUSADO DE DESERCIÓN!

No iba a ser misericorde con ninguno de ellos, menos con una infección propagándose entre nosotros sin saber la causa exacta.

Subido en el ave de presa, creía con mucho que tendría una oportunidad contra los zombies, no tenía ningún problema en dejar que las garras y el pico de mi bestia acabasen con ellos.

- Lanceros, sacad vuestras monturas y dejarlas hacer trizas al enemigo. Levanto el revólver y espoleo mi montura. - Por Saelicia. 

Dejo que la criatura corra y se encare con el enemigo que mas rabia la de, había demasiados, como para andarse con remilgos.

Los stormtrooper inquisitoriales no mentían cuando dijeron que se largaban, a juzgar como se encaminaban a buen paso hacia la mansión. Sin embargo, sería muy temerario decir que estaban huyendo, pues su avance era atento, con las armas prestas y de un modo medido. Probablemente, se trataba más bien de que aquel campo de batalla no les interesaba en absoluto. 

Mientras tanto, la cosa seguía estancada en los establos, aunque a juzgar por los ruidos que se oían por todos lados, probablemente eso cambiaría a peor pronto. 

Los disaparos habían sido inutiles. Era momento de asumir que sn su rifle y en una refriega cercana tendría que mancharse las manos. 
Se avalanzó para ayudar a sus camaradas e ir haciendo un grupo compacto para defenderse o incluso de poder hacer una retirada escalonada hacia la mansión.

No voy a recibir ordenes de un fezzornita, si voy a morir lo haré bajo las ordenes de MI sargento, con mis compañeros Lantanitas.  - Respondió mientras se alejaba andando hacia atrás los primeros metros. No se fiaba de darle la espalda al de Fezzorn, y si planeaba dispararle iba a asegurarse de usar su rifle de plasma primero. Señalo a los Storm Troopers que se dirigían a la mansión. - ¿Ellos también están desertando? 

Finalmente, después de recorrer prácticamente todos los establos, llego a donde quería. Frente a mí está el Kasrkin que se transformó en un zombie y que amenaza con interrumpir el frente de defensa que el regimiento de Kasrkin mantiene hacia el exterior de la villa.

La criatura camina, mostrando el uniforme de mi regimiento sin ninguna vergüenza, escupiendo su corrupción y arrogancia. Su mera existencia es un acto de herejía y debe ser acabado cuando antes.

Saco la escopeta de combate de mi espalda y le lanzo un tiro directo a una de sus piernas. No sé si sea suficiente como para exterminarle pero es una buena y educada manera de saludarle.

No era exactamente que estuviera paralizado, pero en buena parte, sí era eso. Más que paralizado, asombrado. El número de los horrores no parecía tener fin y, por primera vez, el sargento sintió que el desánimo se apoderaba de él. Como fuera, no podían perder más tiempo en el establo.

- Por el Emperador matadlos- dijo mientras avanzaba y golpeaba con furia el zombie que se enfrentaba a Silvara para, acto seguido, señalar hacia la puerta- Salimos de aquí, ya. Nuestras fuerzas nos esperan ahí fuera. Avanzando todos hacia el punto por el que están saliendo las fuerzas inquisitoriales- ordenó a las tropas para el siguiente asalto.

Cansada de no obtener resultados y antes de que diera tiempo a que el cuerpo callera al suelo después del ataque de Marcus, decidí lanzar un ataque más seguro, el sable volvió a golpear la dura protección de esa aberración pero ya conocía esa sensación, no le había hecho ningún daño.

Así que seguidamente golpeé con todas mis fuerzas un puñetazo contra su pecho, después di un paso hacia atrás sabedora de que era imposible que siguiera con vida y realice un giro para saltar ágilmente en la dirección en la que nos replegábamos.

Caí suavemente levantando algo de polvo, apoyé dos dedos en la tierra para incorporarme y caminar tras las fuerzas inquisitoriales como se me había ordenado.

Las criaturas eran resistentes, y eso unido a las armaduras que portaban hacía que mis disparos apenas les hiciesen daño. Por suerte eso mi montura no lo sabía, y sus espolones y garras, habían dejado feos surcos en el cuerpo profanado por el caos.

- Sigue así bonita.

A nuestro alrededor la batalla continuaba, las fuerzas desplegadas hacían lo que podían para mantener la posición, mientras que los soldados inquisitoriales, se retiraban ... miro con odio hacia sus espaldas, mientras descargo un disparo contra mi enemigo.

- Cobardes ... No he acabado de decir eso, cuando la voz de Druso resuena en los comunicadores, había que re-posicionar nuestras fuerzas. - Lanceros, habéis oído, nos replegamos.  

El combate en los propios establos parecía empezar a decantarse a favor de los leales... Sin embargo, era evidente para cualquiera con oídos, que más no muertos se acercaban a la zona. Cuantos era algo difícil de decir, pero los suficientes para armar un buen jaleo. 

Marcus Druso señala hacia el noroeste, por donde se están retirando las tropas inquisitoriales, mientras repite la orden. Su preocupación es grande, puesto que escucha los ruidos de fuera y, teme correctamente, puede estar produciéndose una batalla. ¿Y qué ocurrirá si en la misma los hombres no cuentan con su presencia? Marcus sabe que no es el mejor líder posible, ni por asomo. Pero hay algo peor que un líder regular, y es la ausencia absolta de uno.

- Retirada ordenada en la misma dirección de los inquisidores- repite en tono serio mientras se mueve hacia el norte- -Y eliminad mientras salimos de aquí a los dos malditos muertos vivientes que quedan. Los lanceros que puedan, que saquen a las monturas y las conduzcan también en retirada.

Las órdenes del Sargento parecen bien claras y, aunque no entiendo en lo más mínimo el motivo por el cual quiere que abandonemos esta zona, siendo que es el bastión de defensa que debemos mantener según el mando, no nos queda nada más que obedecer pues ese es nuestro deber.

Le hablo a los Kasrkin que quedan en sus posiciones:

 - "¡Kasrkin, ya oyeron! ¡Todos retirada hacia el noroeste!"

Comienzo a moverme en esa posición, procurando mantener las armas prestas para dispararle a cualquier enemigo que aparezca en mi camino.

Había sido una acrobacia espectacular la que había acabado con el enemigo y con la cara de tonto que se le había quedado ante tal exhibición y despliegue, había seguido las órdenes e ido moviéndose con el grupo.

La orden estaba clara, por lo que únicamente podíamos cumplirla.

- ¡Soldados! - llamo a los tres Krieg que estaban camino al establo - ¡Dadle sepultura a ese Karskin y movámonos!

Les interpelo a darse prisa, a fin de cuentas había sido un soldado y se merecía que acabáramos rápido con su sufrimiento.