Partida Rol por web

El precio de la milla

Hombres de Honor

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05/02/2020, 22:33
Flavia Oriestes
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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05/02/2020, 22:35
Comisario General Arcturus M. Nasso

Tras aquella escena, donde quedó claro que una retirada a tiempo a veces es una victoria, el juicio siguió su rápido curso. 

-Se llama al estrado al especialista en armamento pesado Albius Vespillo-proclamó el escolta que sostenía la copia del libro sagrado, acercándoselo después.

-Ponga la palma sobre la tapa, por favor-susurró, para después continuar-¿jura, por el Emperador y por su honor, decir a este tribunal la verdad y nada más que la verdad?

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05/02/2020, 22:48
Paul Van Horst - 303º de Fezzorn

Desde su puesto en el banco de los testigos, Paul tragó saliva al contemplar el absurdo y sangriento final del selicano Anthony.

Más que un juicio, esto se está convirtiendo en un matadero. Movió su cabeza de un lado a otro como queriendo negar lo que había visto. Aquella no era muerte para un guerrero.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Ni me acuerdo de la última vez que pasé una tirada de voluntad, la verdad.

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05/02/2020, 23:05
Albius Vespillo - 13º Asedio

En cuanto escuchó su nombre, se puso firmes y con actitud decidida y tranquila, se posicionó donde se esperaba que lo hiciera, alzando las manos en el cruce del áquila y chocando los talones. - ¡Ave Comisario General! - dijo alto y claro, realizando la protocolaria inclinación de saludo con la cabeza. Nadie podría decir que Albius no era un progena de los pies a la cabeza. 

En cuanto le tendió el libro el ayudante, Albius levantó la mano y la puso encima, sin asomo de duda. - El Emperador de la Humanidad es la Luz y el Camino, y todos sus actos los hace en beneficio de la Humanidad. El Emperador es Dios y Dios es el Emperador. Así se enseña en el Lectio Divinitatus, y por encima de todas las cosas, el Emperador protege. Juro decir a éste tribunal toda la verdad y nada más que la verdad, por el Emperador y por mi honor. - su Fe Inquebrantable y su falta de miedo, además de su creencia en la jerarquía, la disciplina, el estamento militar y el Emperador, le hacían un testigo valioso. Albius se ceñiría a los hechos que él había visto y oído, sin poner o quitar nada. Era el Emperador quien debía ver la verdad en sus palabras y proteger a Nicodemus, pues Albius creía a pies juntillas que su oficial medicae y amigo había actuado con el celo que se le exigía a un progena en una situación como en la que estaban. 

- Con la venia. Tras el episodio donde algunos soldados sufrieron el percance de los sueños, y tras la conversación entre la Sargento Schenkopp, el Sargento Druso y otra soldado...no recuerdo su nombre, donde la Sargento dijo que más soldados de otros vagones también habían sufrido sueños y era posible que alguno se hubiera traído la enfermedad que había puesto en pie a los soldados volviéndolos contra nosotros en el punto Fénix, el Sargento Druso, Comandante en Jefe de todas las fuerzas del punto Fénix designado por el alto mando, sin creer que hubiéramos traído nada con nosotros pero sin poder desoír la buena sugerencia de la Sargento, informó por el vox del tren que el oficial médico Nicodemus iba a hacer una ronda comprobando que todo estuviera en orden, y que hablaría con los medicae de cada regimiento. Al oficial médico Nicodemus le ordenó que examinara a los soldados y se asegurara que nadie estaba infectado, para terminar examinando al treceavo al completo. Yo, junto con otros compañeros, me ofrecí voluntario para acompañar a Nicodemus, y protegerlo en caso de que alguien presentara signos de infección, señor. - paró para coger aire y continuó su testimonio. 

- Bien, entramos en el vagón de los Fezzornitas, donde nos recibió en actitud de descanso el Sargento Lenz. Fue interpelado por el oficial medicae Nicodemus y el Sargento le respondió de forma indolente e insultante, sin moverse de su posición de descanso. El oficial medicae Nicodemus le recordó al Sargento que tenían todos órdenes del Comandante Drusus de facilitar el exámen médico, y que él era un oficial medicae con órdenes directas de revisar a todos los soldados. Le conminó a abandonar esa actitud displicente y a colaborar, a lo que el Sargento contestó en actitud chulesca poniendo en duda la autoridad del oficial medicae del treceavo, y de todo el treceavo, lo que incluía también al Comandante Druso, señor. - hizo pausa para que ésta idea calara, cogió aire y siguió.

- El oficial medicae Nicodemus le contestó informándole que, en el caso de que el Sargento Lenz no lo supiera, el Sargento Druso del treceavo era ahora el Comandante en Jefe de todas las fuerzas que habían participado en el Punto Fénix hasta nueva orden, y que por lo tanto, él, como Oficial Medicae con órdenes directas del Comandante en Jefe de revisar a todos los soldados, y tras la oportuna transmisión del Comandante Druso a través del Vox pidiendo la colaboración de todos los soldados, medicae y suboficiales del tren, tenía autoridad sobre el Sargento. Tras la oportuna explicación, la Sargento Schenkopp, presente en ése momento, ratificó lo dicho por el Oficial Medicae Nicodemus, informando que el Sargento Drusso había ordenado una comprobación en todos los vagones, para luego hablarle con un tono más informal y asegurarle que todo lo que Nicodemus había dicho era cierto, y que debía colaborar y no poner las cosas más difíciles, y menos con un medicae. Acto seguido ella misma se ofreció voluntaria, junto a su medicae, para hacer todo lo que Nicodemus ordenara. Por un momento pareció que el Sargento Lenz lo había entendido y que iba a colaborar, pues dijo que sabía lo del Sargento Drusso y su nueva autoridad, pero le negó la autoridad de nuevo al Oficial Medicae Nicodemus de malas formas, admitiendo después a regañadientes que colaboraría si las órdenes venían de arriba. El oficial medicae ordenó arresto domiciliario del Sargento Lenz al escuchar la negativa a reconocer la autoridad que le había sido concedida por el Alto Mando y por el propio Sargento Drusso, comandante en Jefe. Le informó implecablemente de sus obligaciones, deberes y derechos durante el arresto...o al menos así me lo pareció a mi, señor, pues yo entendí perfectamente todo lo que dijo el oficial medicae. Procedí a realizar el arresto, apuntando al Sargento con mi arma reglamentaria, una escopeta, y pidiéndole con un gesto que colaborara. El Sargento Lenz insistió en negarle la autoridad al Oficial Medicae Nicodemus...y ahora viene, en mi opinión, el quid de la cuestión. - nueva pausa y seguido.

- El Sargento Lenz comenzó a revelar, abiertamente, que las tropas inquisitoriales no le habían ejecutado por algún tipo de falta que cometió delante de ellos, no recuerdo cual, que un demonio que había matado con su espada sierra le había atacado e intentado arrancar las tripas y que también había soñado con demonios, y se auto-otorgó tanta importancia que dijo que si se le atacaba y eliminaba, sería sin duda un asesinato, todo ésto mientras permanecía sentado, realzando su actitud chulesca y ofensiva hacia el Oficial Medicae Nicodemus. El oficial medicae explicó a la Sargento Schenkopp que la actitud y palabras del Sargento Lenz le inducían a pensar que parecía afectado por la enfermedad, y que era necesario su confinamiento y cuarentena, hasta asegurarse de que no tenía la enfermedad o que era necesario eliminarlo antes de que infectara a más soldados. Luego le explicó de nuevo al Sargento Lenz, como si fuera un niño obtuso, con palabras claras, que su autoridad venía de una autoridad superior, y que estaba siendo arrestado y puesto en cuarentena, que si lo entendía. También le pidió a la Sargento Schenkopp que contuviera a sus hombres y colaboraran en el arresto del Sargento Lenz, pues empezaron a ponerse nerviosos. La Sargento así lo hizo y ordenó a sus hombres su total colaboración, rogando al Sargento Lenz que recapacitara, que tenía delante a un Oficial Medicae habilitado por el Comandante en Jefe. - Albius hizo una pequeña pausa, para que sus siguientes palabras fueran escuchadas claramente por toda la sala. 

- Y el Sargento Lenz contestó que entendía perfectamente, y que estaba a un paso de ordenar a sus hombres disparar contra nosotros, que lo único que lo impedía era su paciencia. Le dijo al Oficial Medicae Nicodemus que siguiera su camino, examinando los rectos de los pollos y de los lanceros, señor. - si aquella frase no era prueba suficiente de la rebeldía y posible infección del Sargento Lenz, Albius ya no sabía qué podía serlo. 

- El oficial medicae se selló el casco y pidió un poco de espacio. Luego le dijo al Sargento que le encontraba afectado por el virus y que se procedía a su eliminación. Bueno, no usó exactamente esas palabras, señor, pero yo no soy medicae y no recuerdo exactamente la enfermedad que dijo. - comentó con humildad. - Cumpliendo con la orden dada por un superior, como se nos enseñó que todo soldado debe hacer, disparé al Sargento Lenz en la cara con mi escopeta. El Sargento aguantó el disparo perdiendo parte de su máscara en el proceso gracias a mi disparo* y se lanzó, lleno de sangre, hacia el oficial medicae con ambas manos en actitud de querer estrangularlo y gritando desaforado. Inmediatamente recibió varios disparos más, míos y de mis compañeros. Luego llegaron los Comisarios y se hicieron cargo de la situación. - Albius se limitó a contar lo sucedido, sin añadir opiniones o valoraciones. 

Y hasta ahí podía contar. A partir de ahí, era cosa del Comisario General. 

Realizó de nuevo el saludo del áquila y esperó órdenes en posición de firmes.

Notas de juego

*he releído esa parte y se describió como que parte de su máscara se rompía gracias a los perdigones, y todos los jugadores que postearon lo asumieron así, quedando reflejado en sus post de una manera u otra, FYI. Eso sí, el DM tiene la última palabra, as ever. 

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06/02/2020, 17:30
Comisario Enrico Malatesta

Una vez recibida la autorización por parte del juez, Malatesta se levantó, esta vez más calmado.

-A mi juicio, el relato del soldado Albius nos arroja algunas claves. En esta ocasión, dejando de lado los juicios de valor, parece que tenemos algunos hechos... Hechos que señalan una resistencia por parte del difunto Lenz a acatar las órdenes de un superior, incluso cuando fueron ratificadas por una de sus compañeras de regimiento. Diría que esto arroja algo más que una sospecha sobre el muerto-expuso, con tono firme.

-A juzgar por este relato, diría que si de algo se puede acusar a Nicodemus es de exceso de celo. Pero no hemos de olvidar lo ocurrido en Fénix y en el asalto, sin duda a disposición de toda la plana mayor con todo lujo de detalles. Los muertos se alzaron, y los aliados mutaron y atacaron a sus compañeros. He de insistir: aliados mutaron y atacaron a sus amigos, a sus hermanos, gente que conocían de toda la vida-reiteró el comisario Malatesta, con vehemencia.

-¿Un sargento que se comporta de manera errática y amenaza a sus compañeros después de una situación de este tipo? ¡Por el Dios Emperador, yo mismo le habría volado la tapa de los sesos antes de preguntar!-añadió, carraspeando un poco tras eso-disculpe, señoría, pero creo que la gravedad de la situación bien merece un poco de exaltación. Por mi parte, no tengo nada más que añadir al testimonio de Albius. 

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06/02/2020, 17:39
Comisario Anton Levinge

-¡Será...!-empezó Levinge cuando Malatesta replicó que él mismo habría ejecutado a Lenz sin parpadear, aunque una dura mirada de Nasso consiguió reprimir al joven, aunque no eliminar la rojez de la ira de sus mejillas. 

-¡No había vox en el tren!-replicó, señalando a Albius-¡este soldado miente!

-Con permiso, señoría, protesto-añadió inmediatamente Malatesta-no solo es un tecnicismo absurdo, además, tanto el sargento mayor Drusso como otros suboficiales llevaban consigo aparatos de comunicación. A juzgar por lo ocurrido en el otro tren, donde los controles se ejecutaron con normalidad, el mensaje fue difundido y obedecido en general... Como prueba la grabación. 

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06/02/2020, 17:42
Comisario General Arcturus M. Nasso

El juez miró durante unos segundos a Albius, antes de abrir la boca de nuevo.

-Gracias por su testimonio, soldado. Aunque he de advertirle: refiérase al sargento mayor Druso por su rango, o tendré que amonestarle. Si ninguno de los comisarios presentes desea nada más de usted...-dijo, mirando interrogativamente a ambos, que negaron rápidamente-puede marcharse, aunque no abandonar la base hasta que el juicio termine. O permanecer aquí, lo dejo a su elección. 

En ese momento, los que habían salido para retirar el cuerpo de Anthony volvieron con una bolsa de cadáveres de la Guardia, en la que introdujeron los maltratados restos antes de sacarlos de allí. Tras aquel breve inciso, el juicio prosiguió con normalidad. 

-Se llama al estrado al especialista Cayo Lelio Cornelio-proclamó el escolta que sostenía la copia del libro sagrado, acercándoselo después.

-Ponga la palma sobre la tapa, por favor-susurró, para después continuar-¿jura, por el Emperador y por su honor, decir a este tribunal la verdad y nada más que la verdad?

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06/02/2020, 18:18
Albius Vespillo - 13º Asedio

- ¡Señor, sí Señor! - contestó Albius al Comisario General. 

Se puso firmes, realizó el saludo del áquila de nuevo y dando una vuelta sobre sí mismo, regresó a su sitio. 

Se sentó y esperó a que otro del 13avo saliera a declarar. Meditó sobre los juicios de valor que dijo Malatesta, pero consideró que eran necesarias esas palabras para poner los puntos claros. Por la reacción de ambos Comisarios, parecía haber funcionado. 

Ahora esperaba que ningún otro del 13avo volviera a cometer el error de añadir decoración al relato. Con decir lo que había sucedido, sin poner o quitar nada, era suficiente. 

Al escuchar que se podía acusar a Nicodemus de exceso de celo, estuvo de acuerdo, así como con la razón por la que había actuado así. Cualquiera en su situación hubiera hecho lo mismo, por eso estaba Albius tan convencido de que había actuado bien. 

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06/02/2020, 20:17
Cayo Lelio Cornelio

Me tocaba, parecía que Albius había dado datos clave, pero parecía que querían mas pruebas, yo no tendría nada nuevo que añadir, pero no iba a negarme, por lo que subo al estrado, por lo que pongo la mano sobre la tapa, "Lo juro" digo al comisario terminando el juramento, tomo un poco de aire y me pongo a hablar.

"Señor Comisario General, tal como han dicho mis compañeros, cuando estábamos descansando tras lo sucedido en punto Fenix, pero de repente nos levantamos tras una pesadilla que todos habíamos tenido, aparte de los integrantes del 13º de asedio, tras despertarnos llegaron al vagón una acechadunas y la sargento katrin Schenkopp, y nos informaron que habían tenido las mismas pesadillas en sus respectivas unidades, por lo que el Sargento mayor Druso, aviso que de que se mandaría un grupo compuesto por el medicae Nicodemus, así como los soldados Vespillo, Oriestes y yo como vigilantes, así como nos acompaño la sargento Schenkopp"

Hago una pausa para tomar el aire y volver "En el vagón de los fezzonitas, tanto el medicae que había con ellos y como la sargento Schenkopp estuvieron colaborativos, pero el sargento Lenz se negó a las pruebas, y poco después la pelea paso a las manos y con ello al respectivo uso de la fuerza por parte de mis caramaradas de armas, mientras yo intente hacer un perímetro en caso de que algunos de los soldados consideraba ayudar a su oficial, en esto llego el soldado Noctis a ayudarme en mi función, pero la verdad es que fueron las palabras de la sargento Katrin Schenkopp la que consiguieron que se evitase cualquier posibilidad de que eso acabara en un baño de sangre, al poco llegaron los comisarios así como mas soldados alertados por el ruido de las armas" y con eso terminaba mi intervención y esperaba a la orden para sentarme.

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09/02/2020, 11:22
Comisario Enrico Malatesta

El juez asintió, y le cedió la palabra a Malatesta. En aquella ocasión el relato era más escueto, así que el comisario del 13º simplemente lanzó una pregunta.

-¿Cuándo se ha visto un soldado que se resista a un reconocimiento? Todo parece apuntar a que el sargento Lenz ocultaba algo. Eso es todo. 

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09/02/2020, 11:24
Comisario Anton Levinge

Cuando le llegó el turno a Levinge, miró a Cayo, intentando dar con algo que decir... Pero lo cierto es que no había mucho a lo que agarrarse. 

-Creo... Que la cualificada para el reconocimiento era la medicae de Fezzorn señor, yo...-empezó, aunque pronto Nasso negó suavemente con la cabeza, indicándole que parara. Ese no era el tema que estaban discutiendo allí. 

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09/02/2020, 11:27
Comisario General Arcturus M. Nasso

Tras aquel breve intercambio, se dio permiso a Cayo para irse o sentarse, y el juicio prosiguió. La lista de testigos se iba acortando, así que pronto debería saberse cual era el destino de Nicodemus. 

-Se llama al estrado al especialista en armamento pesado Flavia Oriestes-proclamó el escolta que sostenía la copia del libro sagrado, acercándoselo después.

-Ponga la palma sobre la tapa, por favor-susurró, para después continuar-¿jura, por el Emperador y por su honor, decir a este tribunal la verdad y nada más que la verdad?

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10/02/2020, 20:16
Flavia Oriestes

Flavia alzó la cabeza al escuchar su nombre, se pasó la manaza por el rostro y se puso en pie como un resorte, acercándose al lugar donde tendría que declarar. Cuando llegó hizo el saludo del aquila y chocó los talones entre si.-¡Ave Comisario General!.- Tras el saludo deposito la mano donde pedían.- Juro decir la verdad y nada más que la verdad, por el Emperador, y por mi honor.

Aguardó un silencio protocolario por si tenían que añadir algo más, y luego empezó a hablar.

 

-El soldado Albius ha hecho una buena labor exponiendo lo sucedido, pero ya que se me llama ante este tribunal como testigo haré mi aportación como es debido.-Tomó algo de aire.- Cuando el sargento se lanzó sobre Nicodemus, y resultase en que Albius le disparase, este se puso a gritar con sufrimiento. Fue el momento en que disparé mi arma laser sobre su cabeza para acabar con su sufrimiento, y para alejarlo puesto que se lanzó con las manos a por nosotros.-Parpadeo un par de veces, antes de mirar a uno y otro comisario, aguardando si tenían alguna duda más al respecto de lo sucedido.

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11/02/2020, 15:38
Comisario Enrico Malatesta

-Creo, de nuevo, que el hecho de que se lanzara a por ellos con las manos por delante es ya bastante revelador. Las grabaciones de los asaltos de esas cosas a la trinchera revelan comportamientos similares. Nada más que añadir-apuntó brevemente Malatesta, cuando le llegó el turno de hablar. 

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11/02/2020, 15:40
Comisario Anton Levinge

El comisario de Fezzorn miró a Malatesta, negando suavemente. No parecía estar de acuerdo con lo que había dicho, algo poco sorprendente, y que por supuesto puso sobre la mesa cuando le llegó el turno de hablar.

-Señoría, eso es poco concluyente. En las mismas grabaciones no se aprecia que dichos... Seres emitan quejido alguno. Ese hombre estaba vivo, y sano, cuando fue ajusticiado. 

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11/02/2020, 15:42
Comisario General Arcturus M. Nasso

Nasso observó durante unos largos segundos a Flavia, con aire pensativo, mientras valoraba su breve testimonio. Finalmente, tomó la palabra de nuevo.

-Un poco... Escaso. Aunque supongo que su compañero Vespillo ha apuntado a la mayoría de cosas que quería apuntar, como ha indicado. Muy bien, puede retirarse, o tomar asiento-añadió-parece que hemos acabado ya con los soldados del 13º. Salvo con el acusado, naturalmente. Espero que los muchachos de Fezzorn nos ayuden a ganar mayor perspectiva.

Una vez Flavia despejó la zona, asintió al escolta que estaba ejerciendo de auxilio judicial para indicarle que prosiguiera con su tarea. 

-Se llama al estrado a la sargento Katrin Schenkopp-proclamó el escolta que sostenía la copia del libro sagrado, acercándoselo después.

-Ponga la palma sobre la tapa, por favor-susurró, para después continuar-¿jura, por el Emperador y por su honor, decir a este tribunal la verdad y nada más que la verdad?

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11/02/2020, 23:03
Flavia Oriestes

Flavia entrechocó los talones, saludó militarmente, y se sento junto a los que aun quedaban allí presentes tras declarar. Se la notaba visiblemente cansada, pero mas tranquila.

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14/02/2020, 17:28
Thaddeus Manius

Katrin se había quedado observando como los escoltas del comisario general metian el cuerpo del sargento Anthony, o lo que habían dejado del mismo, en la bolsa para cadáveres y se lo llevaban de allí dejado varias manchas de sangre. La muerte del sargento la había pillado completamente desprevenida, y a pesar de que entendía las estrictas regulaciones del comisariado y de la Guardia Imperial, le había parecido totalmente innecesaria. Anthony había demostrado ser un oficial capaz, tanto en el campo de batalla como con sus hombres, y sin duda había representado un posible acercamiento entre los extramundanos y los locales. Y ahora, tan solo sería un nombre más en una lista de bajas, sin importarle a nadie, ni siquiera a la mayoría de los que lo habían conocido.

Ahora ya no había nada que hacer.

Tras los últimos testigos del 13º, le tocó a ella ser la primera de los fezzornitas involucrados, aunque tampoco es que hubiera tanto donde elegir. Con paso firme, despejó su mente de cualquier duda o pensamiento ajeno a lo que estaba a punto de suceder, y puso la mano sobre el libro sagrado que le tendía el escolta — Por el Emperador, lo juro — dijo, con una expresión imperturbable.

Se giró para situarse frente a los tres comisarios, y mirando fijamente al comisario general, empezó a hablar con voz clara, la de un oficial entrenado para ello — Puesto que en todo momento estuve junto al soldado Albius durante los hechos sucedidos, mi versión de los mismos será seguramente muy parecida a la suya, aunque trataré de matizar lo que pueda. Como han explicado antes, una especie de pesadilla afectó a casi todos en el vagón en el que el 303º de Fezzorn se retiraba del frente. Ante la duda de que se tratara de algo generalizado y de que pudiera tratarse de algo causado por el enemigo a pesar de estar ya a cientos de kilómetros de las líneas, acudí al vagón donde se alojaban los Enviudadores, ya que allí estaban tanto el sargento mayor Druso como el medicae que entendía como más veterano.

>> Al comprobar que no había sido un hecho aislado, el sargento mayor Druso ordenó el reconocimiento médico en la totalidad del tren, como ya ha demostrado la grabación. Regresé al vagón de mi regimiento junto al equipo que acompañaba al medicae Nicodemus. Allí Nicodemus se acercó al sargento Lenz, que, como han dicho, se encontraba descansando. Estabamos de permiso, después de todo, y, después de por lo que habíamos pasado, quizás consideraba que se había ganado unas horas en las que nadie lo molestara. Nicodemus trató de ser comprensivo a la vez que insisitó con que se realizara el reconocimiento. En ese momento intervine en la conversación, dando a Nicodemus los datos de nuestos medicaes, y esperando que el hecho de que alguien de su mismo rango y regimiento le confirmara lo dicho lo volviera más colaborativo al sargento Lenz. Hasta ese momento, todo habría podido solucionarse de forma bastante sencilla... Pero Freder... el sargento Lenz, siguió negándose a reconocer la autoridad del medicae para llevar a cabo su tarea.

>> En ese momento, Nicodemus procedió al arresto de Lenz, iniciando un protocolo de emergencia para evitarque  el sargento Lenz, en caso de estar siendo afectado por algo, pudiera pasarlo a otros soldados. Lenz mantuvo su actitud, ignorando deliberadamente la orden de Nicodemus.

>> Me gustaría hacer un inciso, comisario general. Tuviera o no Nicodemus autoridad para dar esas ordenes, ningún guardia imperial, como ha dicho el comisario Malatesta, y menos en una situación en la que el enemigo se vale de agentes patógenos como arma, unos que son capaces de convertir a leales soldados en engendros dementes al servicio del enemigo, ningún guardia imperial, repito, se negaría a que se le hiciera un reconocimiento médico... a no ser que tuviera algo que esconder.

>> El propio Nicodemus nos advirtió de que el sargento Lenz ya no era el sargento Lenz. No tengo formación médica en absoluto, y mucho menos conozco los entresijos de la mente, pero todo guardia imperial sabe también hacerle caso a quien sí sabe de las cosas que él ignora. Y puesto que el medicae Nicodemus era el más experimentado del equipo sanitario que nos acompañaba y había tratado con la enfermedad de primera mano, decidí hacer caso a sus palabras. En cualquier caso, jamás habría podido permitir que Lenz cumpliera su amenaza y ordenara a nuestros hombres que abrieran fuego sobre nuestros aliados, no cuando era él el que estaba dando tantas muestras de anormalidad, por lo que rápidamente contraresté su amenaza apelando a la lealtad fezzornita de nuestros soldados, al tiempo que seguía intentando hacer entrar en razón a Lenz y que colaborara. A aquellas alturas, era del todo inútil, por supuesto. Lenz... ni siquiera parecía consciente de lo que iba a suceder, y seguía hablando con total tranquilidad, como si todo aquello no fuera con él.

>> Ví el primer disparo de la ejecución, y como este no fue suficiente. Presentía lo que iba a suceder, por lo que aparté la mirada. A pesar de todo, Lenz había sido mi compañero, y me entristecía ver cómo iba a acabar. Escuché el grito enloquecido de Lenz y los numerosos disparos que lo sucedieron, pero solo volví a mirar cuando estos acabaron. En ese momento entraron varios soldados al vagón, atraidos por el tiroteo, seguidos casi de inmediato por los comisarios aquí presentes. Para entonces, Lenz no era más que un cuerpo destrozado y en llamas, provocadas por la temperatura del láser a tan corta distancia.

>> Nicodemus dio parte de lo sucedido a los comisarios, y yo hice lo mismo tras él. Entonces llegamos a la estación de Grouxvignon, y el resto...

Su relato de lo sucedido terminó ahí, pero ella todavía no había terminado de hablar. Puede que echara por tierra todas sus palabras anteriores con las nuevas, pero tenía que decirlo. No se sentiría en paz consigo misma y con el Emperador si no lo hacía.

— Sé que mi situación y mi declaración son comprometidas. Tras la explosión del tren, apenas quedé con un aliento en mi cuerpo. Y fue Nicodemus el principal actor de que yo pueda estar aquí por mi propio pie y hablando — llevó una mano a un bolsillo de su uniforme, sacado de él un pedazo de alambre circular al que había atados numerosos pedazos de metal, y lo sujetó  frente a ella y frente al comisario general, sacudiéndose con un tintineo - Esta es toda la metralla que el medicae Nicodemus sacó de mi cuerpo durante la operación. Si alguien me preguntara si alguna vez he visto un milagro, sé muy bien cuál sería mi respuesta. A pesar de estar a las puertas de la muerte, puedo seguir luchando para el Emperador, y realmente morir a su servicio. Y eso es posible gracias a ese hombre. Me consta que ya realizó algo similar con un sargento del 11º de Lantan, Kolya Vladislovich. El sargento Anthony pudo haber cometido un error al venir aquí sin nada más que su buena voluntad, pero sus palabras no eran erradas. Este hombre — señaló a Nicodemus — hombres como él, con su experiencia, su celo, su sentido del deber, y sobretodo, su habilidad, son los que nos harán ganar esta guerra.

>> Lenz era de mi mismo regimiento, de mi misma graduación, mi compañero de armas. Pero en aquél vagón, no pude reconocerlo en ningún momento. Su muerte no fue la que debió ser, pero no lo defenderé. No cuando su acción puede significar una mancha para todo el regimiento. Lo siento, comisario Levigne, pero eso es algo que no permitiré. Usted debería entenderlo más que nadie — finalizó por fin su intervención. Contuvo la respiración durante un momento, y se encomendó al juicio del comisario general y al del Emperador.

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15/02/2020, 15:03
Comisario Enrico Malatesta

El comisario observó atentamente a Katrin conforme esta relataba los acontecimientos, asintiendo brevemente como agradecimiento ante su declaración. Cuando le llegó el turno, se puso en pie y se preparó para hablar, aunque realmente tenía poco que añadir.

-Creo que el relato de la sargento ha sido lo suficientemente claro. Y que llevamos demasiado tiempo perdido en una causa que, sinceramente, opino que no merece el tiempo que nuestro superior le está dedicando-replicó, inclinando la cabeza respetuosamente ante el comisario general-solo cabe que incida de nuevo en que el sargento Lenz fue errático, violento y tuvo oportunidades sobradas de resolver la situación sin que se derramara una gota de sangre. Pero, por lo que se ha escuchado, "no era él". Ya no. Eso es todo, señoría. 

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15/02/2020, 15:06
Comisario Anton Levinge

La contrapartida fezzornita de Malatesta también observó detenidamente a Katrin, aunque no hizo ningún gesto cuando esta terminó o cuando le miró, ni a favor ni en contra. 

-Muy bien. Incluso aunque todo eso fuera cierto, el medicae Nicodemus seguía sin tener la potestad para actuar así. Una operación mejor planificada podría haber contado conmigo mismo, o con mi compañero Malatesta, para realizar esto de forma más limpia.

-Eso es un tecnicismo y lo sabes, Anton-replicó Malatesta, con tono tranquilo.

-Puede que sí. Pero sigue siendo cierto. 

- Tiradas (1)