Partida Rol por web

-Perdone, señor. ¿Se sabe algo de cómo van las cosas por otro sector? Apenas llegan noticias.

Los efectos de la adrenalina comenzaban a disiparse del cuerpo de Paul. Se preguntaba si la calma chica era una verdadera pausa o sólo el preludio de un nuevo asalto.

El silencio seguía siendo lo único que se oía en la trinchera, si se exceptuaba algunos sonidos de combate en otras secciones de trinchera. Puede que la paciencia del comisario se estuviera agotando y tuvieran alguna baja más de seguir esto así...

La guerra era aburrida decidió YO.

Desde el momento en el cual algún listillo – cobarde según el pensamiento de la Ogrete -, había inventado la forma de volatilizar un planeta desde la distancia con tan solo apretar un botón y mientras se comía una pizza y conversaba de lo “que los niños habían hecho en la escuela” con su compañero de turno la guerra había dejado de tener esa “sal y pimienta” tan propia de ella.

La guerra era aburrida y un asunto de cobardes, volvió a pensar.

Ahora que se podía lanzar granadas, rayos laser, fuegos de plasma ardiente y un sinfín de mierdas a distancia su función de “destripa-gente-máquina de matar-feliz” se volvía obsoleta.

Todo lo anterior y quizás algunas otras cosas más profundas hubiera pensado de tener los sesos necesarios para ello, pero como era solo una Ogrete y una no muy achispada resumió la totalidad de su introspectivo estado en dos simples palabras.

ME. ABURRO. dijo, y nada más.

-Por todos los diablos...-rezongó por lo bajo el comisario ante la continuada falta de respuesta, avanzando hacia el sargento y apartándole de un empujón, para después manejar el vox de su asistente.

-Aquí el comisario Faustus del 303º de Fezzorn, trinchera asegurada, esperamos órdenes, cambio-dijo secamente, antes de lanzar una mirada amenazante al sargento.

-Siga así y se juega una degradación y calabozo, o algo peor-dijo, mientras esperaban respuesta.

Tras unos segundos, y con unos chasquidos de estática, llegó la voz del Lord General Hephaestus en persona a través del aparato.

-Recibido, comisario. Aseguren la zona y esperen instrucciones. 

No es que no estuviera escuchando las preguntas de los hombres, sólo que mi orden no había cambiado un ápice, pues no estaba pendiente únicamente del blindado, sino que quería asegurarme de que no había más tropas tras el humo y había permanecido aguardando la posición hasta entonces.

- Aún había humo, señor Comisario - señalo tras sufrir y escuchar su advertencia - YO, si tanto te aburres ven conmigo, vamos a reventar ese vehículo.

Acto seguido salgo de la trinchera y avanzo con la espada sierra en la mano y con una granada de perforación preparada en la otra.

-Les cubriré desde aquí, sargento. No me apasiona el combate en distancias cortas. Pero si alguien sale antes de que lleguen a los restos, me aseguraré de que sea lo último que haga.

-Je je je je je... -Blaz se limita a prender la boquilla de su arma y avanzar hacia el blindado, usando los crateres del campo de batalla a modo de cobertura....

Para YO la invitación de POR FIN hacer algo fue como un orgasmo antológico producto de una sesión de cinco horas de sexo intesto a la cual seguía, de postre, un kilo de helados italianos de primerísima calidad.

O dicho en el modo más descarnado y simple de YO, ahora NO estaba aburrida.

Por lo tanto siguió de buena gana al sargento – gusano rosa sin pelo y blandito – hacia la gran máquina con ruedas que echaba humo y con el arma dispuesta para despanchurrar al primer estúpido que asomara la nariz.

La llegada al blindado se produjo sin muchas ceremonias, y sin nada destacable. Allí estaba la máquina, aparentemente muerta y sin vida, y no parecía que sus tripulantes hubieran corrido mejor suerte que el vehículo. 

YO era una Ogrete y eso ya era decir casi todo lo que necesitabas saber de YO.

Se movió todo lo rápido que podía junto al endeble humano que llamaban sargento..Frid…Fredi…Franc…!ese!, y con sus masivas tetas de casi 22 kg rebotando como balones medio desinflados al compas del ¡tump, tump, tump! Cárnico.

Quizás, de tener más neuronas operativas se hubiera planteado que aquello que ahora hacían era una real idiotez.

Salir desde la seguridad de la trinchera a un campo sembrado de metralla, restos orgánicos y maquinaria de guerra y solo para ver si alguien seguía vivo dentro del humeante tanque.

¡Humeante tanque!, no olvidemos eso.

Pero, como se dijo al principio, Yo era una Ogrete y con eso decía todo y nada.

La pobre tenia ahora toda su atención focalizada en portar su pesada arma apuntando más o menos hacia adelante e intentando recordar que si algo se movía por allí tenía que destriparlo, aplastarlo, masticarlo y alguna que otra cosa más que terminase en “arlo”, si eso.

Justamente por ello y como no era una criatura dada a las profundas introspecciones filosóficas respecto a la vida, la muerte y las vicisitudes de la guerra expreso sus pensamientos en la forma más correcta para una criatura del tipo que era ella.

Por eso, al llegar junto al tanque giro sus ojos rojos hacia el humanito pequeño y blandito y haciendo gala de su gran empatía y su chispeante carisma dijo – toda emoción y amabilidad -:

¿Y?

Dado que sus compañeros habían llegado al blindado y ya estaban en la línea de fuego, Paul saltó de la trinchera con intención de acercarse al resto, pero sin dejar de apuntar en la dirección general del blindado.

Por primera vez en toda la batalla, sus compañeros pudieron escuchar su macabra, ahogada y ronca voz sin el intercomunicador de por medio.

- Je je je.... Palomitas!  MUHAHAHAHAHAHAHAHAHAHHA

Blaz dio un paso al frente mientras reía macabramente a la par que pulsaba el gatillo de su arma, cubriendo de una nube de llamas los restos del acorazado. Si algo quedaba con vida en su interior, seria purificado en el nombre del emperador. 

La iniciativa de Blaz echó por tierra mis planes de reventar por completo el vehículo, al menos mientras desperdiciaba munición.

- ¡Suficiente Egmomt!

Le indico preparando una granada perforante. Había que inutilizar completamente ese transporte.

Destruir vehículos enemigos (así como algunas especies xeno) tenía ciertos inconvenientes. No solo se trataba, en el caso de los vehículos, de que estuviesen acorazados y se fabricasen para soportar buena parte de los impactos convencionales, podríamos decir. 

Además, todo vehículo necesitaba energía para moverse. Esta era proporcionada por generadores de combustión en muchos casos, o fuentes energéticas de otro tipo en el caso de xenos con distinta tecnología, o de máquinas del Mechanicum realmente avanzadas. 

Por supuesto, otra cosa que necesitan la mayoría de los vehículos es munición para sus armas. En la mayoría de los casos, se trata de nuevo de compuestos de alto poder explosivo para propulsar proyectiles, o de generadores o cargas para armas que emitieran muerte en otros formatos. 

Blindaje, combustible y munición. Por desgracia para los fezzornitas, las dos últimas inflamables y explosivas. Quizás un pequeño examen antes de aquella acción habría bastado para dar con los restos de los tripulantes, con sus cuerpos en posturas imposibles debido a las roturas que sufrieron al volcar el vehículo, y que sin duda causaron su muerte. Quizás una reflexión más profunda sobre la situación podría haber cambiado los planes, esperar a que el mando retirara ese vehículo totalmente inutilizado, si es que deseaban hacerlo, o hacerse cargo de él de manera más sensata. 

Sin embargo, nada de eso ocurrió. Lo único que ocurrió fue que el fuego inundó todo el compartimento interior, cebándose primero con los cuerpos inertes, para más tarde dar con un objetivo más apetitoso para su voraz hambre: la munición y el combustible. 

Pocos segundos después, se cumplió el objetivo que tenían: destruir el tanque. Una gran explosión volatilizó los restos, enviando metralla para todos lados, incluidas las posiciones de los soldados que se habían adelantado para ocuparse de él. 

En ese momento de Placer máximo, las neuronas de Blaz intentaban llevar las interconexiones necesarias para advertirle de las posibles "explosivas" consecuencias.

Puede que Blaz No fuera el mas inteligente del pelotón, pero sus reflejos si eran bastante buenos. Escucho un pequeño ruido silvante, y sus pocas neuronas acabaron de hacerle razonar, tarde. Se giro hacia sus otros compañeros, e intento decir algo

A cub.... BOOOOOOOOOOOOOMMMMMMMMMMMMM!!!!!

Esquivo el crecimiento salvaje de las vorázes llamas purificadoras a su espalda, como solo los que tiene una Fe ciega en el Emperador esquiva su fuego purificador. 

Una vez paso la explosión, le quedo claro que era un elegido de su Señor Dios Emperador, y que ningún enemigo podria escapar a su ira

Al final la explosión del vehículo gracias al lanzallamas de Blac hizo inútil el necesitar gastar una granada... pero aquella explosión había estado demasiado cerca y bien podríamos haber acabado fulminados por ella de no haber estado medianamente atentos.

- ¡Joder Blaz!

Espeté incapaz de contenerme antes de ponerme en pie y ver si alguno no lo había contado.

YO estaba esperando a que el imbécil humano que se llamaba Sargento respondiera a su ¿Y? pero el pequeño bolso de carne y huesos parecía tener otras preocupaciones o quizás tuviera menos sesos que ella pues no se dignaba a abrir la boca.

Y quizás fue por eso – o quizás no, ¿Quién sabe? – que otro humanito tomo la iniciativa y roció con fuego el tanque humeante.

Ahora, YO estaba lejos de ser la más achispada de los Ogretes pero si algo sabia es que el fuego a menudo se asociaba a cosas que quemaban y a estas – las cosas que queman -, el fuego no las apaga.

La bocanada de humo negro y fuego la cogió de lleno, envolviendo sus endurecidas carnes y cubriéndolas por completo a la vez que aguijoneaba su cuerpo con esquirlas de todo tipo y formas.

Metal, plástico reforzado e incluso trocitos de huesos quedaron clavados aleatoriamente en su cuerpo humeante y en sus ropas sucias y viejas.

Cuando la vaharada de humo comenzó a remitir se giro – con una gran lentitud – hacia el humanito que había lanzando el fuego y con los ojos rojos echando diez mil millones de maldiciones.

¿Tirar…fuego..kaboom…tu?, le pregunto a Blaz masticando las palabras hasta sus mismas médulas.

Miro hacia la Ogrete viendose venir el futuro, esta vez sus neuronas si hicieron las conexiones de forma apropiada....

Yo tire el fuego.... La voluntad del emperador nos quiso poner a prueba a todos con ese gran KAAAABOOOM pagano... y la hemos pasado

A continuacion, trago saliva como pudo y se preparo para lo peor.