Partida Rol por web

Neil vagó por algunos pasillos del castillo hasta que por fin llegó al Aula de clase. Fue el primer alumno en llegar, pero no el primero en entrar; la profesora ya estaba allí de pie observándole. Se quedó un poco parado al principio, sin saber si pasar y sentarse o esperar en el pasillo. Se quedó mirando a la profesora, y como esta no le dijo nada dio pasos lentos e intentando no hacer ruido hasta la primera fila, donde se sentó.

Le resultó extraño que la profesora no le dijese nada le susurró un suave "hola profesora" pero enseguida se distrajo mirando a los Unicornios y Dragones. No se atrevió a interrumpir la extraña calma (sí, calma a pesar de las cientos de cosas que había en el aula o los extraños ruidos que se oían) y levantarse para observar de cerca los animales.

¿Serán reales? pensó Neil sorprendido de encontrar dentro de un aula pequeños dragones y animales tan escurridizos como los Unicornios.¿O será un truco? Al fin y al cabo, estamos en una clase de engaños... se quedó pensativo mirando los posters y las diferentes cosas del aula.

Como no quería parecer un niño tonto sacó el libro de la Asignatura y se puso a leerlo, ya los había ojeado todos en casa. Pero abrirlos en el colegio, sabiendo que en pocos minutos se pondría a usarlos de verdad, para hacer magia, hacía que parecieran diferentes.

Neil empezó a leerlo por la primera página, si la asignatura empezaba como Adivinación ahorraría tiempo de clase.

Poco a poco los demás alumnos fueron llegando, saludó a algunos. Eran los mismos que los de adivinación. Visualizó a Gabriela, le había dicho que era Venezolana. Neil no conocía países de Latinoamérica, pero sus gentes se parecían bastante en la forma de ser a los españoles. Pensó que podría llevarse bien con ella, intentaría hablarle después.

Entonces la profesora hizo ese extraño truco. La profesora que le estaba mirando desde el estrado apareció por la puerta y se colocó junto a si misma. Eso le hizo pensar si de verdad se habría enterado que había llegado a clase hacía un tiempo.

Las presentaciones fueron rápidas y pasaron pronto a la materia. Como el había deducido tenían que leer desde la página uno, como él acababa de hacerlo a los pocos minutos de empezar la clase ya pudo practicar el hechizo. Estaba excitado de volver a usar la varita. La acarició de nuevo y carraspeó antes de practicar el hechizo sin hacer el movimiento de muñeca.

Sonitus, sonitus... repitió varias veces para aprenderse bien la palabra y no equivocarse. Era el hechizo que la noche anterior Daphne había utilizado y le había sorprendido tanto. Eso le hizo sonreír. Practicó un par de veces el movimiento que la profesora había hecho, y como sus compañeros aún estaban leyendo el capítulo se atrevió a preguntarle

Profesora Lance ¿Es así? le preguntó mientras hacía el movimiento de la mejor manera que supo.

Entonces se puso a practicar el hechizo lo hizo varias veces mientras sus compañeros terminaban de leer el capítulo sin producir ningún sonido más allá de lo curioso, al final, cuando varios empezaban a practicar también realizó el hechizo con las ideas claras

¡Sonitus! dijo. Sintió como desde su mano hasta su garganta le iba una especie de calor y supo que podría hablar de una manera distinta y curiosa como había hecho Daphne.

Hooooola dijo, su voz le sonó muy graciosa y al reírse, su risa también le sonó muy graciosa y eso le hizo más gracia. Entró en un círculo vicioso e intentó calmarse. ¿Que os parece chicos? dijo con aquella voz hechizada y graciosa.

Árpád llegó a la clase y se sentó junto a Neil, como en la clase anterior. La adivinación no le atraía demasiado, pero las quiméricas era ya algo diferente. Tenía muchas ganas de aprender, así que cuando vio que el hechizo que tocaba aquel día era el que Daphne había hecho ya en más de una ocasión, empezó con entusiasmo a practicar.

¡Tengo que aprender!

—¡Sonitus! ¡Sonitus! repitió ahora con más convicción, tratando de emular la voz  melódica y sinuosa de la sirena que hacía poco que había visto en el lago y cuyas últimas palabras no querían salir de su cabeza—. ¡Será mejor que os larguéis de aquí y no tentéis a las aguas!

Tras la rápida búsqueda del mapa del colegio junto a Kelly pudieron encontrar la clase donde se daba la clase de artes quiméricas. Juntas entraron en clase. - Vaya parece que hemos llegado a tiempo! Fue buena idea preguntar a los de segundo, ese mapa nos ha venido muy bien! - Se sentó en uno de los pupitres libres - Nos ponemos juntas para la clase? Tu eras de padres muggles no? creo que dijiste que era la primera vez haciendo magia.  Qué es tener padres muggles y vivir entre ellos? Vivir sin magia tiene que ser difícil. - Con un padre auror con poco tiempo selena no estaba acostumbrada a pensar en una casa sin magia donde los cacharros o las tareas de la casa tuvieran que hacerse a mano.

Después lo más increíble fue aquel espectáculo de magia por parte de la profesora, estaba en dos sitios, o estaba en uno y veían doble. No podía estar segura y su cara la delataba. Saludó al resto según iban entrando, algunos se habían comenzado a conocer hacía muy poco pero ya se sabían nombres y algo de las personalidades. Algo había aprendido y es que no se iba a aburrir en aquel colegio.

Cuando abrieron los libros y comenzaron a ver el hechizo que iba a producir un sonido extraño, Selena comenzó a intentar recordar la voz de la sirena que habían conocido hacía tan poco tiempo. No podía recordar su voz angelical que les había llamado tanto la atención cuando tenía la burbuja de agua sobre la cabeza. Su hermano habría podido hacerlo, se le daba bien hacer este tipo de magia y cuando lo practicaba con su padre siempre era él el que podía usarlos para molestar a Selena.

Algo la hizo recordar que consiguió hacerla sonreir.  Agitó la varita y comenzó a intentar hacer el hechizo.

-¡Sonicus! - ¡Sonictus! -¡Sanitus! —¡Sounitus! - Varios intentos mientras agitaba la varita como indicaba el hechizo en el libro. Le gustaba aquella forma de aprender, si todas las clases eran así sería un año increíble. Se comenzó a cansar cuando parecía que no la salía nada. - Este hechizo es muy complicado Kelly, creo que hacer ruidos no se me da muy bien. - Dijo a su compañera algo triste. Por suerte cuando ya se comenzaba a aburrir acertó con el giro de muñeca y entonación apropiada.

- ¡Sonitus! -Gritos de horror se sucedieron de la varita de Selena.  - ¡¡¡¡ AAAAAHHHHHHHHHH !!!!!-Horrorosas voces gritando seguidas. No había conseguido hacer el sonido de la sirena sin su voz bajo el agua pero aquello se parecía algo.

Arnold pasó a la clase corriendo, miró a ver si veía a Ithan pero al parecer se había entretenido. Entonces escuchó a la profe sin entender muy bien lo que tenía que hacer, aún así lo intentó- Sonitus- el joven Weasley miró a sus compañeros con envidia, les había salido a todos bien menos a él- Profe, creo que no me sale, esto es muy difícil.

Durante el camino hasta las aulas, cuyo recorrido consiguieron sonsacar tras chantajear a dos chicos de quinto que andaban dándose el lote cerca de las escaleras que salían desde el Gran Comedor -en realidad no les chantajearon, solamente les preguntaron si aquello estaba permitido dentro de la escuela-, las chicas hostigaron a Maxwell a preguntas. El chico apenas había dicho nada de sí mismo y por lo que parecía, sería bastante difícil sonsacarle.

Al entrar en el aula, los ojos de Orsolya se fueron detrás de los unicornios. Al extender la palma para acariciar a uno de ellos, su mano pasó a través. No eran reales... La chica echaba de menos montar los caballos de su antiguo internado. Aunque sus habitaciones fueran horribles, algunos profesores fuesen unos inútiles y la cantidad de actividades peligrosas fuese casi nula, al menos tenían caballos... Cuando acabara la clase se iría a investigar a ver si había caballos, unicornios o burros-tortuga para montar. O al menos eso era lo que pretendía hacer hasta que recordó que ella y su hermana tendrían que hacer otra cosa cuando acabara la clase.

Erzsébet sin embargo no ansiaba cabalgar, lo que realmente la extasiaba era conseguir uno de esos dragones para volar más rápido que con una escoba. Además, si conseguía domar a alguna de esas bestias, los cuentos se podrían hacer realidad, pues casi todos empezaban con las gemelas consiguiendo que alguna mala bestia les rinda pleitesía.

Saludaron a Neil y Árpád que se habían marchado con tanta prisa del comedor. Al menos no eran las últimas en llegar, faltaba más de la mitad de la clase. ¿Todas nuestras clases serán con ellos?, se plantearon las gemelas refiriéndose a los Gryffindor. Saludaron con una gran sonrisa a Selena que ya estaba allí.

Se separaron de Maxwell para buscar un pupitre donde sentarse las dos y sacaron los dos libros de Artes Quiméricas, uno nuevo y el otro que también parecía nuevo.

Hola Mathilda, saludaron ambas a la vez, usando el nombre de la profesora que habían memorizado del horario.

Las gemelas se pusieron manos a la obra y cada una trataba de decir el hechizo más rápido que la otra, lo que hacía que cada vez que trataban de invocar un sonido, éste no saliera.

Cuando empezaron a escuchar los sonidos que hacían los demás, se lo empezaron a tomar más en serio y cuando sabían que ya lo habían dominado, ambas dijeron a una: ¡Sonitus!

De la varita de Orsolya surgió el sonido del piar de pájaros cantando que parecía provenir de los árboles ilusorios que había diseminados por la estancia. Aquella música se vio acentuada por el ulular del viento pasando a través de esos mismos árboles ficticios que provenía de Erzsébet.

Con una sonrisa en la cara por haber sido capaz de entretejer aquel sonido, las niñas se abrazaron riéndose.

Enya se quedó con la boca abierta. Ella adoraba los animales y las criaturas mágicas. Solo entrar dejo su libro en un pupitre y se acercó a un grupo de dragones pequeños. Obviamente esas criaturas no eran reales, aun así parecían estar tan vivas que por unos segundos se le olvidó que estaba en clase.

Tras escuchar a la profesora, Enya abrió el libro rápidamente. La joven estaba muy nerviosa, este sería su primer hechizo. Aunque sus padres fueran magos, su hermano era squib, no tenia poderes mágicos, por eso los padres de Enya decidieron no enseñarle magia en casa. Aun así, ella aprovechó ese tiempo para leer sobre animales y criaturas mágicas.

La mano de Enya tiritaba de los nervios. Sabía lo que tenía de hacer. Respiró hondo y mientras agitaba la varita gritó - ¡Sonitus! - De repente, de la nada se escuchaba el aullido de una jauría de lobos. El sonido hipnotizó a Enya por unos segundos antes de que esta reaccionara gritando - ¡Si! ¡Lo he hecho!

Después del grito de alegría  la joven se sentó en su silla y con una sonrisa en la cara esperó a que acabara la clase.

A diferencia del aula de adivinación, la de artes quiméricas estaba cerca. Hubieran llegado en un par de minutos, pero no tenían ni idea de dónde se encontraba hasta que las gemelas abordaron a una pareja de alumnos mayores, que aprovechaban que los pasillos estaban prácticamente vacíos en ese momento para darse el lote, y les sacaron la localización con lo que parecía una amenaza.

No solo fue afortunado que estuviera tan cerca, y no hubiera incontables tramos de escaleras de por medio, para evitar una paliza como la de la primera clase, sino porque las chicas, a falta de algo mejor que hacer, lo sometieron a un interrogatorio, pisándose preguntas e incluso respuestas la una a la otra.

Maxwell tenía poco que decir sobre sí. En primer lugar porque había poco que decir, y en segundo porque la mayor parte prefería callarlo, por la cuenta que le traía.

Cuando llegó al aula, se quedó inmóvil en el umbral un momento, observando las fantásticas criaturas que volaban y paseaban entre los alumnos, a veces atravesándolos directamente, como si no fueran más que hologramas. Y probablemente, se dio cuenta al recordar los sonidos mágicos de la chica del pelo rizado, eran algo así, pero hechos con magia.

El conjuro que explicó la profesora, precisamente, fue ese, el que servía para fabricar sonidos. En esta ocasión, fue incapaz de llevarlo a cabo. Estaba convencido de que movía la varita correctamente, y que pronunciaba las palabras tal y como había explicado la profesora. No es tan difícil, joder. Pero había algo que fallaba.

El fracaso no era algo nuevo para él, así que, cuando se cansó de intentarlo, se limitó a dejar la varita en el pupitre y se distrajo el resto de la clase hojeando el libro.

Gabi llegó casi corriendo a la clase y suspiró aliviada cuando supo que había encontrado el aula, pues la mayoría de sus compañeros estaba ahí, excepto Ithan.

-¿Dónde se habrá metido ese niño?- Pensó por un momento antes de reparar en lo divertido del aula que tenía frente a ella.

Con muchos animales mágicos volando por todo el sitio, las paredes decoradas con formas psicodélicas y allí, en medio de la clase la segunda mujer que veía hacer eso en su corta vida.

-¡Vaya!- Dejó salir antes de reparar en Neil y dedicarle una sonrisa. Estaba segura de que disfrutaría muchísimo esa clase. Le encantaba jugar con su madre a hacer ese tipo de magia, las artes quiméricas eran fuente de diversión constante para ambas. -Buenas tardes profesora.- Le dijo para terminar de entrar al salón y se fue a sentar junto a Arnold, guiñándole un ojo al hacerlo.

Entonces la profesora dio las instrucciones y, emocionada, empezó a practicar como los demás. El primero en lograrlo fue Neil, quien hizo que Gabi echara unas cuantas carcajadas antes de concentrarse en su propio hechizo.

-Ánimo Arnold, ya verás que no es tan difícil. Si quieres esta noche practicamos.- Le dijo al pelirojo cuando éste no logró su objetivo, habló con bastante seguridad, pues aún no había hecho el suyo.

-Mira, es así.- Le dijo poniendo la varita frente a ellos y sonriéndole antes de recitar:

-¡Sonitus!- Al tiempo que movía su varita suavemente, para recrear un sonido de su infancia.

En seguida empezó a sonar una melodía bastante familiar para todos y la niña, alegre, abrazó a su compañero de medio lado para decir:

-¿Ves? No te preocupes, yo te voy a ayudar.- Enseguida le soltó y lo miró un momento con una sonrisa para después voltear y comentarle a Selena:

-Espero no volver a escuchar esos sonidos en Mucho tiempo.- Bromeó con la otra niña.

Pasó de largo la puerta de la clase. Dos veces. Hasta que a la tercera vez deambulando por los pasillos, se paró en seco, retrocediendo unos pasos, resollando y cogiendo aire, agotado, y mirar que allí estaban sus compañeros. Pivotó en su posición, entrando en el aula, y cerrando la puerta tras él. He llegado a tiempo, lo juro. Suelta, espontaneo, resoplando con el huron en su hombro, y acabando de morder el ultimo trozo de una manzana que iba comiendose por los pasillos, buscando con la mirada donde tirarla.

Acabó por abandonarla en un cubo junto la puerta, y se puso junto Enya, la chica con la que apenas habia cruzado cuatro palabras. Ey, soy Ithan. La explicación fue sencilla, al menos para él, y la primera idea que le vino a la cabeza, fue una de las canciones favoritas de su padre, uno que siempre podia escuchar salir de su despacho, y que le arrancó una sonrisa.

Movio la varita, de un lado a otro, trazando un pequeño arco. Sonitus Susurró, apenas imperceptible. Lo que si contrastó con su voz fue el sonido que produjo el conjuro, que sono fuerte y claro por toda el aula. Genial. Con este conjuro podre practicar... Cojonudo...

No les costó mucho encontrar la clase, después de mirar el mapa que les había indicado Diana. -Si que ha sido buena idea lo de preguntar- kelly se sentó junto a Selena a modo de respuesta- Si, soy de padres muggles. En realidad hasta que supe que era maga la vida no fue demasiado difícil -se encogió un poco de hombros- Supongo que te acostumbras a vivir así ¿Tus padres son ambos magos?.

La clase comenzó, a Kelly le desconcertó un poco que la profesora pareciese estar en dos sitios a la vez pero atendió a las explicaciones que daba. Después abrieron sus libros y empezaron a practicar sus hechizos. Kelly se acordó de pronto de su gata Blackie, e intento reproducir su maullido.

-¡Sonitus!, ¡Sonitus! -repitió varias veces. Su compañera, Selena parecía algo desanimada- Si, yo también lo veo algo difícil, ¡pero seguro que nos acaba saliendo! -trató de animarla.

De pronto unos maullidos comenzaron a salir de su varita muy parecidos a los de su gata Blackie.

- Vaya, parece que me ha salido.

La señorita Lance estaba sentada mientras echaba un ojo y escuchaba el desarrollo de vuestros conjuros. De cuando en cuando os corregía alguna postura o algo que no había sido hecho con corrección. Después os fue mirando más concretamente y uno a uno os fue diciendo algunas palabras.

Al primero al que se acercó fue a Neil que le preguntó si lo hacía bien. Efectivamente, buen trabajo, jovencito. ¡10 puntos para Hufflepuff! Y otros 10 más para ti. Dijo a su compañero Árpad que estaba junto a él sentado. Hasta ahora los sonitus no habían sido nada del otro mundo, y eso se podía apreciar en el extraño rostro de la profesora. Continuó avanzando hasta escuchar lo que tenía que ofrecerle Selena, y la cosa tampoco mejoró mucho, aún así le dedicó una sonrisa y le premió con más puntos para Gryffindor. ¡10 puntos para su casa, jovencita!

Después se acercó a Arnold, al que parecía resistírsele el conjuro. No te preocupes, Weasley, pídele a tus compañeros que te ayuden. ¡Seguro que si practicas mucho y con intensidad terminarás sacando el conjuro! ¡Ya lo verás!

Luego se acercó a las gemelas, que entre las dos combinaron un sonido muy melodioso y agradable, nada que ver con lo escuchado hasta ahora, pero tampoco digno de impresionaras. ¡Lo hacéis bastante bien, jovencitas! ¡10 puntos para cada una! Y entonces se escuchó una jauría de lobos que provenía del sonido del bosque de las gemelas. La profesora sonrió pues la clase se iba animando cada vez más. Al escuchar a la persona que había creado los aullidos, la volvió a sonreír y también la premió. ¡Fantástico, buen trabajo, señorita Wood! ¡10 puntos para los Leones!

A continuación se acercó a Maxwell, que parecía haberse cansado de intentar el conjuro, y mientras le frotaba la cabeza al tiempo que le despeinaba, le dijo no te preocupes, haz como Arnold y pídele ayuda a tus compañeros, seguro que estarán encantado de ayudarte. Siguió andando hasta que el sonido de un piano la hizo darse la vuelta. Sus cuatro ojos parpadearon a destiempo, ¡Oh cielos! ¡Me encanta! ¡Fantástico! ¡Genial! ¡Me encanta esa canción Gabriela! ¡Me has recordado a mi madre! ¡15 puntos para tí! ¡Genial! Pero el gozo y éxtasis de la profesora llegó cuando Ithan y Kelly combinaron sus sonidos con los de Gabriela. Esto la hizo dar saltitos de emoción, aquella canción combinada con los maullidos de un gato sonó a la perfección. ¡Oh fantástico, brillantes! Me habéis hecho disfrutar mucho con la clase. ¡Sois unos grandes alumnos! ¡25 puntos para Ithan y otros 25 para Kelly!

Finalmente terminó por volver a mirar a Maxwell y a Arnold. Veníos los dos el miércoles para presentaros y mostrarme lo que habeis aprendido. ¿De acuerdo? Y decídselo a ese otro muchachito, ¿cómo es? Ah, sí. Williams....

A los demás, ¡buen trabajo! ¡Nos vemos la semana que viene!

Después la profesora Lance comienza a recoger todas sus cosas y os deja allí con todo el despliegue de magia pero con la imagen de su doble allí presente, estática y sin moverse, aunque con sus cuatro ojos vigilantes.

Ithan se cruzo de brazos, hinchando el pecho de orgullo al escuchar lo bien que sonaba la canción... Como se combinaba con la cancion de Gabriela y la guinda final puesta por los maullidos de un gato que parecia cantar la cancion. El todo era mayor que la suma de sus partes. Y le arrancó una sonrisa divertida, ver como la profesora se ponia a dar saltitos. ¿que hace...? No puede evitar susurrar a Enya, que tenia al lado, sorprendido. Y cuando se acerca a y da los puntos, felicitandolos, inclina la cabeza, con una sonrisa. Muchas gracias, profesora Lance.

Hasta la semana que viene, profesora. Cuando salió, miró la puerta, comprobando que se había marchado, y volvió la vista hacia aquella copia, extrañado, acercandose hasta la copia, comprobando que solo era una ilusion, pasando la mano a traves. Joder. Soltó, espontáneo. Que guapo ¿y esto cuando nos lo enseñará? Acto seguido, se volvió hacia Gabriela y Kelly. La combinación ha sido perfecta, genial. Deberíamos probar de hacer mas cosas todos juntos. ¡Podría ser genial! Miró a Selena, Arnold y Enya, añadiendolos a la ecuación. 

Ahora, se dirigió a todo el mundo, alzando la voz, apoyandose en uno de los pupitres. Podiamos ir al patio, y practicar con el conjuro nuevo, asi ayudamos a Arnold y Max, si quieren ¿que decis?

Selena estaba aún sonriendo de sus gritos conseguidos con la magia. Parecía que el resto se habían contentado con hacer música, lo que parecía que a la profesora la había gustado más. Por su parte no entendía cómo hacer música con la varita iba a servir para algo, era mejor producir ruidos extraños, gritos, conversaciones... Aún así se alegró por sus compañeros casi todos lo habían hecho bien. Parecía que al menos los de segundo no se podrían meter con ellos por incompetentes.

- Vaya genial Kelly! esa gata está muy lograda, con ella seguro que puedes hacernos creer que hay un gato en cualquier sito. Para no haber hecho magia nunca se te está dando muy bien! Me alegro mucho. Si mis padres son magos y no he tenido mucho trato con el mundo muggle así que no se como se vive como muggle. Seguro que aprenderé algo con tigo.

Ir al patio a practicar? ya iban a comenzar a hacer deberes? Pero si era por los otros compañeros entonces lo entendía, por ahora había tenido buena maña con los conjuros, pero no sabía si en el siguiente hechizo lo iba a poder dominar. Si comenzaban a ayudarse pronto entonces más posibilidades tenían todos de pasar el curso. - Yo me apunto Ithan, tengo ganas de poder practicar a hacer sonidos de una persona, no sólo gritos, creo que puede ser muy divertido.

- No lo se, pero parece que se lo pasa bien -Contestó Enya a Ithan.

Un par de minutos mas tarde la profesora dio la clase por terminada. Gryffindor había ganado muchos puntos gracias a Gabriela, Ithan y Kelly por su composición musical. Aunque a ella no le importaban mucho los puntos de la casa, ella solo quería aprender. Aun así no pudo evitar estar contenta por el trabajo de sus camaradas de Gryffindor.

Entonces Ithan dijo de ir al patio a practicar. - Me parece una gran idea - Dijo con una sonrisa en la cara mientras miraba a Arnold y a Max. - Seguro que esta vez lo conseguís. 

De repente Enya se inclino hacia el hurón de Ithan para acariciarlo. - ¿Como se llama el pequeñín? - Preguntó a Ithan - Es precioso y parece que te quiere mucho. - Enya mostraba su lado mas sensible cuando había animales de por medio, eso la hacía parecer un poco chiflada pero a ella le daba igual. Ella siempre había preferido la compañía de su perra a la de otra persona.

Arnold estaba triste por fallar su segundo conjuro,pero habia gente dispuesta a ayurdarlo.Vale Gabi,luego me explicas como es.

Su segunda clase en hogwarts y volvían a quedar lejos de los primeros puestos. Quizás si fueran más como su hermano y se prepararan a conciencia cada clase antes y después de tenerla, podrían demostrar que era las mejores. Pero no... Eso no ocurriría. Las gemelas estaban apegadas al mínimo esfuerzo y máxima rentabilidad y a veces eso significaba no quedar primeras. Antes tendrían que cogerle la medida al resto de alumnos y aún quedaba por conocer a los chavales de otras dos casas.

¿Vamos nosotras también?, propuso Erzsébet a su hermana respecto al plan del patio. Ya sabes la respuesta, tenemos cosas que hacer, contestó Orsolya.

Pero ¿y si lo dejamos para después de cenar?, intentaba hacerla ceder, sabiendo que no lo conseguiría.

No, cuanto antes lo quitemos de en medio mejor. Además Mir quiere pillarnos antes de irnos a la cama, así que esta noche ya sabes lo que toca... sonrió misteriosamente Orsolya.

¡Qué mala eres! contestó animada Erzsébet a la vez que batía las palmas. Vale, me parece bien. A la biblioteca entonces.

Y recogiendo sus cosas a toda prisa y metiendo todo en sus mochilillas, se despidieron de los demás con un: ¡Adiós, adiós, pasad un buen día!

Y como si fueran dos tejones, se escaquearon por los pasillos del colegio como si de una madriguera se tratara.

Excelente, Selena. Porque tengo "Un Plan". Alzó las manos, como si estuviera remarcando ese "un plan" dentro de algun tipo de letrero imagnario. Acabó por asentir con la cabeza, guiñandole el ojo a Selena, con una media sonrisa, con un plan en mente. Esos gritos se parecian a los de la sirena ¿no? Ha quedado genial. Le animé, acercandome al grupo de Leones.

No te preocupes Arnold, ahora entre todos te echamos un cable, ya veras como sera coser y cantar. Levantó el pulgar, en dirección al pelirrojo, asintiendo con la cabeza, cuando la voz de Enya le llamó la atención. Acto seguido, se miró al hombro, que había olvidado que el huron permanecía allí.

Alzó la mano, cogiendo al Huron, y se lo ofreció a la chica. Cogelo, es un encanto de animal. Se llama Albo, e intento llevarmelo siempre conmigo, aunque esta mañana me lo deje en la habitacion para que descansara... y me lo encontré buscandome por los pasillos. No me separaré de él apartir de ahora. concluyo con una sonrisa amable, ofreciendole el animal. Y miró a la chiquilla, buscando algo en ella. ¿Tu no te has traido ningun animal al colegio?

Se despidió de las Gemelas con un gesto de la cabeza cuando se marcharon, despidiendolas. ¡Hasta luego, Orsy y Erzy! Estaremos en el patio por si os aburrís. Les informó antes de que se fueran. ¿Seguimos hablando en el patio? ¡Esta vez prometo no perderme! Señalo hacia la puerta, invitandoles a seguirle, dejando a Albo, su hurón, en manos de Enya.

¿Venis? Preguntó a los Hufflepuff restantes, con una sonrisa risueña y amable, esperando que vinieran, tenía algo en mente, y cuantos mas vinieran, mejor. Y tras el ofrecimiento, abrió la puerta, dispuesto a marchar hacia el patio.

He traído a mi sapo, Gibbs, y a mi lechuza, Lewis. - Contestó a Ithan mientras acariciaba a Albo. - También tengo una perra, pero mi madre no me dejo traerla. - Dijo Enya mientras su pelo mostraba reflejos de color lila. - La hecho de menos, pero estoy segura que ella estará mejor correteando por los campos de Irlanda que aquí.

La gente aquí es mucho mas maja que en la escuela muggle, aunque aun no he conocido a nadie de Slytherin, y esos no tienen fama de ser amables. - Pensó Enya mientras acariciaba a Albo y seguía a Ithan hacia el patio.

¡Yo también voy al patio! 

Árpád se unió a sus compañeros.

Gabi también aplaudió emocionada a sus compañeros cuando hicieron su hechizo y todos parecían combinar a la perfección. Sonrió a la profesora, satisfecha por su buen trabajo y se alegró aún más cuando calculó mentalmente la cantidad de puntos que habían ganado.

Apenas se marchó la profesora se volteó y le dijo a Selena -¡Arrasamos! Con la cantidad de puntos que ganamos, seguro que ya estamos en el primer puesto.- Dijo con una risita.

-Creo que se me olvida algo...- Pensó mientras se levantaba y recogía sus cosas, pero el discurso de Ithan interrumpió sus ideas.

-¡Ay sí! Vamos al patio, va ser divertido probar con otros sonidos.- Respondió, bastante animada.

-¿Cuál será el plan de Ithan?- Se preguntó mientras se dirigían al patio.