Partida Rol por web

Entro en la sala con Will, Ed y los demás compañeros de Ravenclaw. Una vez llego, me siento junto a ellos y me dispongo a disfrutar de la clase de Artes Quiméricas. Según parece, en esta ocasión nos ha tocado compartir clase con los compañeros de Slytherin. Al llegar, veo a la chica que nos acompañó en el tren y la saludo con un gesto de la mano.

La profesora parece una mujer un tanto singular, sin embargo todo lo que se ve en el aula llama poderosamente mi atención. Los dragones y unicornios correteando y volando son un adorno increible para la clase. Va a ser genial.

Una vez ha concluido su explicación, llega el momento de la verdad. Mi primer conjuro en la escuela. ¿Funcionará?

Agito la varita con cierta calma según se me ha indicado y digo en voz alta y clara.-Sonitus.

Al instante empieza a sonar una canción.

-Oh, podrás pensar que no soy bonito,
Pero no juzgues por lo que ves.
Me comeré a mí mismo si puedes encontrar
Un sombrero más inteligente que yo.
Puedes tener bombines negros,
Sombreros altos y elegantes.
Pero yo soy el Sombrero Seleccionador de Hogwarts
Y puedo superar a todos.
No hay nada escondido en tu cabeza
Que el Sombrero Seleccionador no pueda ver.
Así que pruébame y te diré
Dónde debes estar.
Puedes pertenecer a Gryffindor,
Donde habitan los valientes.
Su osadía, temple y caballerosidad
Ponen aparte a los de Gryffindor.
Puedes pertenecer a Hufflepuff,
Donde son justos y leales.
Esos perseverantes Hufflepuff
De verdad no temen el trabajo pesado.
O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw,
Si tienes una mente dispuesta,
Porque los de inteligencia y erudición
Siempre encontrarán allí a sus semejantes.
O tal vez en Slytherin
Harás tus verdaderos amigos.
Esa gente astuta utiliza cualquier medio
Para lograr sus fines.
¡Así que pruébame! ¡No tengas miedo!
¡Y no recibirás una bofetada!
Estás en buenas manos, aunque yo no las tenga.
Porque soy el Sombrero Pensante.

Al llegar a clase, lo único que hizo Chris fue abrir la boca. Quiso tocar un dragón que pasaba volando a su lado, pero la mano pasó a través de él. Maravillado, caminó al interior de la clase, persiguiendo cualquier cosa que se moviera.

Llegó al lado de sus compañeros y se quedó allí. Sacó la varita y empezó a agitarla de un lado a otro, debido a los nervios. Escuchó atento la explicación de la profesora, asintiendo con nerviosismo. Quería empezar, ¡y quería hacerlo ya!

Empezó a pensar qué sonido podría ser interesante. Quería destacar, así que no podía ser cualquier cosa... Se quedó unos segundos pensativo y sonrió.

Apuntó con la varita y gritó ¡Sonitus!

Era una canción de una serie de la que su madre siempre le hablaba. Seguro que se sentía orgulloso de su hijo.

Asterope entró en la clase nerviosa. La magia que había en ella le asombró, aunque no tanto como a los alumnos de familia muggle, que no estaban acostumbrados a esas demostraciones.

Siguió a Linc hasta la mesa. Tras la conversación la noche anterior con Kendra y Ludmila, había decidido tenerle vigilado. Les dirigió una mirada significativa a sus compañeras, dándoles a entender lo que tenía pensado. No te importa que me siente a tu lado, ¿verdad? Aunque no esperó respuesta y se sentó lo más recta que pudo en la silla.

Atendió a la explicación de la profesora. Es muy interesante. si consigues dominar esta magia puedes tener gran ventaja ante un posible adversario. Pero es difícil.

Cuando llegó el turno de practicarlo, sacó su varita y apuntó a su compañero. Pronunció el conjuro tal y como la profesora lo había explicado ¡Sonitus! y, al instante, comenzó a sonar lo primero que se le vino a la cabeza: el himno de Gales que sonaba en los partidos de Quidditch.

Mae hen wlad fy nhadau yn annwyl i mi,
Gwlad beirdd a chantorion, enwogion o fri;
Ei gwrol ryfelwyr, gwladgarwyr tra mâd,
Dros ryddid gollasant eu gwaed.

Gwlad, gwlad, pleidiol wyf i'm gwlad.

Tra môr yn fur i'r bur hoff bau,

O bydded i'r hen iaith barhau.

Hen Gymru fynyddig, paradwys y bardd,
Pob dyffryn, pob clogwyn, i'm golwg sydd hardd;
Trwy deimlad gwladgarol, mor swynol yw si
Ei nentydd, afonydd, i mi.

Os treisiodd y gelyn fy ngwlad tan ei droed,
Mae hen iaith y Cymry mor fyw ag erioed,
Ni luddiwyd yr awen gan erchyll law brad,
Na thelyn berseiniol fy ngwlad

Kendra llegó a clase, mientras hablaba con sus compañeros. Al final Asterope resultó ser una guía magnífica, y no habían tenido ningún tipo de problema en llegar a clase.

Una vez dentro miró a su alrededor, con curiosidad, estudiando el lugar en el que iban a aprender artes quiméricas, así como a la persona que iba a impartir la clase, aquella extraña mujer con cuatro ojos.

-Qué inquietante... -susurró a sus compañeros, justo antes de que Asterope les indicara que iba a sentarse con Lincoln. Kendra por su parte miró a Ludmilla, señalando a uno de los asientos más cercanos, dirigiéndose con ella hacia allí- Bueno... esperemos que Asterope tenga suerte... Yo creo que aún no estoy preparada para cumplir con nuestra parte... - bromeó con Ludmilla, riendo por lo bajo, con una sonrisilla maliciosa. Y, acto seguido, en cuanto la profesora comenzó a hablar, Kendra centró su atención en ella. Un conjuro capaz de reproducir sonidos podía ser interesante para manipular a más de una persona... Hacerle creer que hay algo allí que en realidad no existe, por ejemplo.

Interesante.

Y, en cuanto la profesora les dio luz verde para practicar su conjuro, Kendra sacó su varita, mirándola con espectación y admiración. Era la primera vez que iba a usarla en el colegio y estaba deseando ponerla a prueba.

-¡Sonitus!- exclamó, contundente, repitiendo con precisión los movimientos marcados por la profesora Lance. E, inmediatamente, en toda aquella sala resonó un sonido inquietante que parecía provenir de uno y mil sitios al mismo tiempo. Se trataba de un sonido indescifrable, capaz de arrancar un escalofrío a cualquiera. Pársel, el lenguaje de las serpientes.

Nada más escuchar aquel sonido, Kendra esbozó una media sonrisa de auténtica satisfacción. Y sus ojos emitieron un brillo astuto, más que contenta con los resultados obtenidos.

No estaba mal. No estaba nada mal.

Linc entró en clase de los primero aún con el bollo en la boca y miró a Kendra y Asterope, una vez tragó les dijo susurrando -Llegué, os lo dije- mientras buscaba un asiento, parecía que algunos Ravenclaw habían llegado antes "Pelotas... como si les fuera a servir de algo" Pensaba con una sonrisa en su rostro mientras se sentaba, lo que no vio venir fue a su compañera Asterope sentarse a su lado -em..- No le dio tiempo a responder antes de que se sentara pero acto seguido le dijo -Claro, siéntate- "No te cortes..." Pensaba mientras la miraba... "Una chica curiosa, sin duda".

Poco a poco fueron llegando todos los palurdos Ravenclaw y sus compañeros de Slytherin, una vez todos en su sitio la clase comenzó... Lincoln consiguió mantenerse despierto a duras penas, lo justo para que la profesora no se diera cuenta y les bajara algún punto que aún no habían conseguido... pero eso duró poco, en cuando explicó el hechizo que les tocaba hacer su cara se iluminó, era el momento de demostrar a esos Ravenclaw lo que nunca tendrían...

Con una tranquilidad de un auténtico mago de sangre pura dijo -Sonitus- No tuvo que chillar como esos inútiles azulones para que su hechizo funcionara a la perfección y de golpe se empezó a escuchar lo que el quería y como no, poseía, monedas... montones de monedas.

Y apoyando la cabeza sobre su mano derecha y levantado su pierna derecha para cruzarla por encima de la rodilla izquierda miró a los palurdos de Ravenclaw que se giraron y sonrió pensando "jamás volveréis a oír este sonido... disfrutadlo mientras podáis... inútiles" pero esto no acababa aquí... miró al asqueroso sangre sucia de Willy... "ojalá te toque duelo contra nosotros..." y parando la sonrisa miró a Asterope -Ha estado bien ee... jaja-

Corrí y llegué de los últimos a clase. Era casi la hora de la clase. Espera un momento... pensé para mí. ¿Qué cojones sonaba? era una locura. Como las hiervas que un día tomó por error y con las que empezó a ver alucinaciones y escuchar cosas raras. ¿Otra vez me han hechado esa mierda en la comida por error? pensé de pie en la puerta. Pero entonces me di cuenta que todo el mundo lo escuchaba, por las caras de maravillados y porque algunos huffelpuffs señalaban atónitos siluetas y se estremecían con algunos ruidos. Yo me fui al final de la clase, a la última banca y me acomodé en una mesa solo. Al lado mi sitio estaba libre. Entonces la profesora se puso a dar la tabarra con la clase. Era lo normal. abrí el libro por la página 1, y me dispuse a intentar el hechizo.

Giré la varita y dije en voz alta.- ¡Sonitus!.- Pensando en que saliera un... un... un pedo. Eso era buena idea, así podía culpar a algún Ravenclaw. Un sonoro pedo sonó en la sala, algunos se giraron. No pude aguantar la risa. Me reí a carcajadas.

Willow llegó junto al resto de alumnos de Ravenclaw y se sentó en el hueco que alguno de ellos dejó libre.

Tras posar la mochila bajo la mesa, a sus pies, se sintió algo más relajada y dejó que su mirada recorriese la estancia. Suspiró. Los dragones le recordaban a su hermana Clover, le encantaban, pero rápidamente se quedó embobada mirando los unicornios.

Son ilusiones. Meras ilusiones. ¡Pero ilusiones de unicornios! Fascinante.

Tras un breve momento, cuando la profesora comenzó a hablar Willow clavó la mirada en ella y le prestó atención. Entrecerró levemente los ojos, pues estos parecían querer tener voluntad propia y seguir mirando a los unicornios pero Willow sabía que aquello no estaba bien, y mucho menos en su primera clase.

Cuando llegó su turno de practicar el hechizo hizo un pequeño carraspeo, tras el cual pronunció el hechizo tratando de hacerlo con la pronunciación correcta.

- ¡Sonitus! -Fue entonces cuando en toda la sala comenzó a sonar el canto de un Fwooper. No le salió tan bien como le hubiese gustado (seguramente a causa de los unicornios), pero igualmente hizo que el sonido no durase demasiado, no quería correr el riesgo de volver locos a sus compañeros.

Ludmila había entrado al salón con sus compañeros de Slytherin. Las ilusiones de los dragones y de los unicornios eran formidables, sus movimientos nunca se repetían y la forma de las figuras eran casi opacas, esto hablaba de un conjurador experto. Saludó con un  fugáz cabeceo a Helios y siguió caminando con sus compañeros por entre las mesas.

Se coloca al lado de Kendra y no puede evitar una media sonrisa con una mirada cómplice. -Te entiendo, son demasiadas cosas. Pero recuerda que no estas sola. Rápidamente se enmudece y se hiergue en toda su estatura al escuchar a la profesora Lance que entra por la puerta para posicionarse al lado de su doble perfecta. Directa y sin rodeos explica la técnica del hechizo Sonitus. Será sencillo.

Una sonrisa se dibuja en el rostro al captar el pársel en el hechizo de Kendra. Reconoció el sonido de Asterope también aunque no estaba muy familiarizada con ello. No puede evitar una mirada de reprimienda a Anthony que conjura una flatulencia e inmediatamente comienza a reir. Le llamó la atención el sonido extraño de la niña de Ravenclaw, pero nada más que eso. El niño negro con cara de estúpido presenta una canción más estúpida todavía pero con una nitidez formidable. Las monedas de Lance y el canto del sombrero de Helios. Algo raro había sucedido con el hechizo de ese niño...Le faltó una floritura más vertical.

A la blonda le gustaba la mitología. Y pensó en las banshees...seres oscuros etéreos con la forma de brujas con ojos enrojecidos casi hemorrágicos por el llanto y el dolor. Las banshee anunciaban con su llanto y su grito la muerte de quien está cerca y solo es escuchado por la persona que va a morir. Algunas estaban emparentadas con familias donde se quedaban unos días más después del deceso, lavando la mortaja en algún arroyo cercano...Será perfecto.

Ya se sabía el hechizo, lo había practicado en numerosas oportunidades, pero esta era la primera vez que usaba su varita. Con el mentón en alto, se coloca en puntas de pie y ejecuta perfecto el firulete. Sonitus...su voz era clara y acaramelada...

Y el sonido retumbó fantasmagórico por toda la estancia. Primero parecía un sollozo lastimoso de una mujer con un sonido algo gutural, para luego culminar en un grito estridente y desgarrador que helaba la sangre de quien lo escuchara...Perfecto...!

Byron entró en la clase exhausto, parecía que había corrido, y con un libro bajo su sobaco. Observó lo que había alrededor. Dragones y unicornios y... Impresionante... si no fuese porque estaban en la clase de Artes quiméricas, quizá le hubiese impresionado de verdad, pero eran simples ilusiones, algo que no era real. A Byron no le gustaba demasiado ese tema, manipular los sentidos era para él algo que incluso los muggles podían hacer, la tecnología de los muggles podía hacer cosas increíbles también y engañar a los sentidos era algo que ciertamente no era demasiado llamativo. Televisión en 3D, sonido envolvente, eran por ejemplo algunas de las tecnologías que habían mejorado en los últimos años que permitían a los muggles ver y oir cosas como si fuesen reales. Y al fin y al cabo, lo único que necesitaban era un mobil aceptable para tener esa tecnología, un aparatito que, en cierto modo, era incluso más llevadero que la varita mágica.

Byron se sentó en su sitio y abrió el libro, mientras escuchaba a la profesora, repasaba el libro para afianzar lo que decía la profesora con lo que estaba redactado en el libro. Aunque no le gustase demasiado, debía aprender cuanto pudiese. Cuando llegaron a la parte del hechizo, recordó haber practicado los movimiento en verano, mientras leía los libros. Volvió a hacer algunas prácticas antes de lanzar su hechizo e inspiró hondo. Cuando ejecutó por última vez los movimientos y tranquilo y seguro pronunció la palabra "Sonitus", un sonido profundo y fuerte inundó la habitación. El mecer de las olas iba y venía por cada rincón de la habitación. Se podía escuchar perfectamente el movimiento de las olas avanzando y retrocediendo, se podía seguir incluso con la mirada donde estaba la ola gracias al sonido.

Cuando por fin dejó el conjuro, Byron sonrió. Eso era un buen trabajo fruto del esfuerzo.

Después de salir del salón principal, camino junto al resto de mis compañeros buscando la clase de Artes Quiméricas, en principio no nos cuesta demasiado, aunque andamos bastante, y eso me deja un poco cansado, y puede verse en mi gesto.

Al llegar a la clase me quedo mirando alucinado los efectos ilusorios que hay por todas partes, aunque he visto algunas utilidades de las artes quiméricas en directo, un despliegue tan bueno como ese me deja bastante sorprendido, y me planteo por qué la profesora habrá hecho esto en la primera clase, quizás para conseguir llamar nuestra atención sobre esta asignatura y motivarnos. Si ese era su objetivo, creo que lo ha cumplido bastante.

Sonrío al ver a William tan entusiasmado, y camino junto a Helios y él hasta unos asientos donde me dejo caer para dejar de tener que soportar mi reducido peso.

-Uf... - Digo dejando salir por mi boca un poco de aire y un suspiro.

En el momento en que entra la profesora, me quedo totalmente boquiabierto.

-Ala... que guay - Digo casi al unísono con William, y lo vuelvo a mirar sonriendo por la coincidencia, aunque después decido emularlo y guardar silencio durante el resto de la clase.

Cuando mi compañero me invita a ponerme como compañero suyo, de nuevo asiento con la cabeza bastante contento, pues esto confirma que me equivoqué durante el desayuno. Me alejo yo también un poco de él y lo miro expectante.

-Venga, tú primero - Lo invito a ser el primero y espero impaciente su hechizo.

Tras mover la varita no ocurre nada, y me quedo unos segundos esperando a que se pueda escuchar algo.

-Vaya... parece que no ha funcionado. - Me encojo de hombros y vuelvo a sonreír para animarlo - Bueno, verás como a la siguiente sí funciona. Ahora voy a intentarlo yo. - Añado mientras sostengo la varita con la mano derecha, está hecha de una madera bastante rígida, lo cual permite agarrarla con fuerza.

-Veamos... - Digo mientras empiezo a pensar en un posible sonido a emular... ¿Quizás el crepitar del fuego? ¿El sonido de páginas al pasar? ¿Los murmullos que se dan en una clase? ¿Un despertador?

Mientras voy pensando, empiezo a mover la varita.

¿Una tetera? ¿Un barco?

Sin haber tomado una decisión, termino el movimiento. - Sonitus - Añado y entonces se escucha el resultado.

En la clase resuena el claxon de un camión, instantes después un frenazo y un impacto, un sonido parecido al que podría ser un accidente de tráfico del mundo muggle.

En cuanto escucho el sonido que he provocado me asusto, suelto la varita que cae al suelo revotando dos veces contra él, mi cara empalidece y retrocedo dos pasos hasta tropezar con mi propio asiento y caer al suelo de culo, estoy auténticamente aterrado.

Aunque son ilusiones, algunos de los sonidos conjurados por mis compañeros me asustan al principio hasta que me recuerdo que no son más. Sin embargo, conforme voy escuchando las quimeras evocadas por el resto de mis compañeros empiezo a entender que a mí no me ha salido bien el conjuro. Miro hacia la profesora con vergüenza y luego hacia Ed. En mi rostro es evidente el desconsuelo y mis ojos se humedecen un poco aunque no llego a llorar. Solo noto un nudo en la garganta y trago saliva con dificultad. Asiento a la propuesta de Edward y hago el esfuerzo de sonreír mientras me aparto un poco para que él haga su intento. 

Lo veo dudar un poco pero en cuanto se decide, no parece pasar nada hasta que oigo un coche acercarse. La cara de susto de Ed me hace pensar que no era lo que quería hacer, y que a lo mejor verdaderamente estamos en peligro, así que me aparto instintivamente, mirando alrededor asustado. 

¿Un coche? ¿De dónde? 

En cuanto me doy cuenta de que no puede ser otra cosa que el sonido conjurado por Ed me puedo fijar en él. Está verdaderamente asustado. ¿Le tiene miedo a los coches? 

- ¿Ed? ¿Estás bien? ¿Ed? - Pregunto, acercándome con cuidado a él para no asustarlo.

Una vez en el suelo flexiono las rodillas y me las abrazo, intentando de alguna forma espantar todos esos miedos, pero no lo consigo, sigo escuchando el claxon del camión, el frenazo...

Me aprieto las rodillas contra el pecho y meto la cabeza entre ellas, intentando crear un "espacio seguro" donde no haya nada que no controle, donde no haya nada que no sea mio y por tanto pueda tomar el control de mi mismo.

Segundo a segundo voy calmándome, y escucho a alguien preguntarme si estoy bien. No lo reconozco, no sé quién es ni dónde estoy...

Poco a poco el miedo va menguando, voy siendo más consciente de dónde me encuentro y me percato de que William me ha preguntado por mi estado.

-Sí... - Digo indeciso y alargando la vocal - Sí - Digo más rotundo - Per... perdona, estoy bien - Miento, pues aún no me encuentro bien, en mi mente ambos sonidos siguen sonando uno detrás de otro. - Ha sido solo un susto - Me mantengo un segundo en silencio, intentando creerme yo mismo mis propias palabras - Solo eso. - Concluyo con un evidente gesto de que estoy mintiendo y sigo muy nervioso y asustado.

-Ed.-Digo dándome la vuelta al verlo caer y acercándome a toda prisa.-¿Estás bien?

Aiden entró la clase de Artes Quiméricas de los últimos, pero a tiempo para que no le quitaran puntos para su casa. Observó los dragones y los unicornios sin impresionarse lo más mínimo, ya que estaba muy acostumbrado a la magia y a este tipo de hechizos. El castillo donde vivía, sin ir más lejos, estaba protegido por el mismo hechizo que Hogwarts, que hacía que los muggles vieran otra cosa.

Buscó con la mirada un sitio libre y se encontró que el único que quedaba libre era al lado de Anthony. No tenía nada en contra de él, en realidad no lo conocía y no quería juzgar antes de conocerle, pero la primera impresión que tuvo de él no fué muy buena Seguro que en el fondo es un buen chico, también es cierto que Lincoln fué un poco agresivo con él, así que tuvo que defenderse.

Al llegar a la mesa sacó su libre mientras saludaba a Anthony - ¿Qué tal?

En ese momento entró una ilusión de la profesora Lance por la puerta ¿O esta será la de verdad? Tal vez ninguna de las dos imagenes sean reales En ese momento, viendo las dos imagenes de la profesora Lance, Aiden se fijó en sus cuatro ojos Puede que hasta los ojos sea una ilusión

Cuando la profesora Lance terminó de explicar el hechizo que aprenderian hoy, todos los alumnos se pusieron manos a la obra. Casi todos los alumnos hicieron muy bien el ejercicio y eligieron buenos sonidos, excepto Anthony, que le pareció gracioso hacer el sonido de un pedo La verdad es que sus modales dejan mucho que desear Cuando llegó su turno, Aiden se puso un poco nervioso - ¡Sonitus!

Se suponía que tenía que escucharse el rugido de un dragón, pero nadie escuchó nada. Aiden realizó mal el hechizo, y la vergúenza que sintió hizo que se quedara pálido y rígido ¿¿¿Qué??? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué he fallado? Si es un hechizo fácil, debería haberlo ejecutado a la perfección. No quería mirar a nadie, no podía mirar a sus compañeros de casa a la cara. Era el único Slytherin que había fallado y sabía que eso le acompañaría durante todo el año.

Aún me estaba riendo cuando escuché la voz de un chico que se sentó al lado mía. Era el mismo de antes, el del desayuno.- Hey hola...- Dije sin parar de reir por el sonido tan estridente del pedo. Aún me estaba imaginando el gesto de la profe al tirarse uno de esos pedos, y con cuatro ojos incluidos.- Que pena que no tenga doble nariz.- Dije al chico que se sentó al lado mía seguido de otra carcajada. Entonces observé como mi compañero trabajaba y escuchaba a la profesora. Le tocó el turno de hacer el hechizo y no le salió. Si hubiera sido de cualquier otra casa se hubiera reído de el, pero viendo que cada una de las casas debían respetarse decidió apoyarlo.- Tranquilo tío, ya te saldrá.- Dije.- Yo también era un fracasado para la magia.- Dije dándole una palmada en la espalda.

-Estoy bien - Respondo apresuradamente a Helios cuando se acerca a comprobar mi estado, en cierta forma saber que dos personas se han preocupado por lo que me está asustando me hace sentir mucho mejor, pero por otro... aún sigo escuchando el sonido de ese motor.

-Tranquilos... estoy bien - Repito mientras me voy calmando más.

La cuatro ojos me había dado 5 puntos porque había hecho un pedo. Será gilipoyas pensé. Jodida cursi. Me olvidé del tema y observé a mi compañero.- Te toca dar clases particulares, una pena que no te las pueda dar yo, la profe ya te ha puesto compañero. Mira que no sea un sangresucia.- Dije para animarlo un poco y me puse de pie para recoger mis cosas y marcharme directo al campo de quidditch donde quería buscar a Krum para ver si me podía meter en los entrenamientos, aunque fuera para segundo. Antes de marcharme por la puerta me paré en frente del clon de la profesora y le pasé la mano por en frente de los ojos para ver si reaccionaba. Acto seguido dejé la clase y me dispuse a ir al campo de quidditch

La reacción de Anthony sorprendió gratamente a Aiden, ya que creía que sería el primero en meterse con él por no haber hecho bien el hechizo No hay que fiarse de las primeras impresiones...

- Gracias Anthony, me esforzaré mucho para que no me vuelva a pasar y para conseguir más puntos.

La profesora Lance le había dado hasta el miércoles para practicar, así que tendría que ocupar todo su tiempo libre en conseguir que le saliera el hechizo Seguro que hay alguna clase o algún sitio donde pueda practicar. No puedo volver a fallar.

Aun nervioso, ayudándome de William y Helios* consigo ponerme en pie y me siento en mi asiento esperando que la clase continúe.

Mi respiración continúa agitada, pero con el paso de cada segundo mi estado de nervios se va reduciendo.Cuando la profesora me dedicaesas palabras e incluso da puntos para mi casa, me termino de calmar mientras pienso que ojalá Perry esté orgulloso de que los haya conseguido.

Al terminar la clase me pongo en pie con lentitud.

— ¿Volvemos a nuestra sala común o preferís ir a otro lado? — Pregunto a mis dos nuevos amigos con un tono más reducido que de costumbre, y dicho eso coloco una mano en el hombro de William — No te preocupes por no haber conseguido lanzar el hechizo, verás como cuando lo practiquemos un poco más te termina saliendo, y si quieres te puedo ayudar un poco diciéndote cómo lo he conseguido hacer yo. — Añado totalmente seguro de ayudarlo en todo lo necesario para que consiga hacer el conjuro.