Partida Rol por web

Un rato después llego andando intentando resultar silencioso, pueden apreciarse un par de quemaduras en la túnica y unas manchas de lo que parece ser algo grasiento rodeando esos puntos.

Nada más entrar miro entristecido a mi alrededor comprobando que la gente está ya acostada, observo que no están ni Helios ni Christopher y supongo que habrán estado pasando la tarde con el resto de chicos y chicas como propuso el león. Mi mirada se detiene en la cama donde Perry descansa y recuerdo lo que ha pasado todo el día. Después se para en William y me pregunto cómo se encontrará, pero no quiero despertarlo, así que simplemente camino intentando no hacer ruido hasta mi cama. Allí me desvisto mostrando la piel enrojecida en los puntos que corresponden con las marcas de la túnica, aún queda algún resto de un ungüento que me han echado en la enfermería, y tengo cuidado de limpiármelo antes de ponerme el pijama y meterme en la cama.

Una vez escondido bajo las sábanas me giro hacia un lado para mirar a la cama de William, pensando si debería despertarlo para preguntarle si está bien.

— Hasta mañana — murmuro por si todavía hay alguien relatívamente despierto.

Entro finalmente en el dormitorio y trato de acostarme sin hacer ruido.

-Buenas noches.-Susurro.

Christopher entró en la habitación. Al principio sin darse cuenta de que la gente ya podía estar durmiendo, pero una mirada de su gato, que estaba sobre su almohada, le alertó. Dejó las cosas al lado del baúl, se cambió y se metió en la cama. Isidoro se metió bajo las sábanas y ambos se durmieron a la vez.

Amanecer del día 5

Viernes

Primera Semana de Octubre

Me levanto en silencio, intentando no molestar a quienes aún estén queriendo aprovechar los últimos momentos que pueden permitirse de sueño. Voy al baño con la ropa para cambiarme allí y no hacer ruido, y me lavo la cara con agua helada para despertarme. Un pequeño grito ahogado dentro del cuarto de baño delata que el gélido contacto con mi piel me ha terminado de despabilar. Me sacudo la cara y me seco antes de proceder a desvestirme y ponerme la ropa del día. Recordando que hoy tenemos Cuidado de Criaturas Mágicas, recuerdo que tengo que coger algunos bártulos especiales para protegerme, como los guantes especiales. Chasqueo la lengua al darme cuenta, porque eso significa que tendré que rebuscar en mi arcón.

Vuelvo con el pijama, que dejo debajo de la almohada, y entonces me arrodillo delante de mi baúl para abrirlo con cuidado de no hacer mucho ruido. Chirría un poco, pero me tranquilizo al darme cuenta de que tampoco hace tanto estruendo como me imaginaba. Miro furtivamente a la cama de Ed, con miedo de despertarlo. Si ya está enfadado conmigo y encima lo despierto, hago muy poco por mi causa. Saco las cosas y vuelvo a cerrar con cuidado. Lo meto todo en mi mochila, y sin decir nada para no molestar, bajo a la Sala Común.

Abro los ojos con lentitud mientras me despido de mis sueños. Durante un segundo no sé dónde me encuentro.

«No reconozco este techo» pienso durate un segundo antes de recordar dónde me encuentro y todo lo acontecido ayer. Me llevo una mano al costado, al lugar donde tenía la piel roja y siento como ya no me molesta, lo cual es bastante positivo.

Me quedo un par de minutos más en la cama decidiendo si no sería mejor idea decir que me he puesto malo a levanterme y enfrentarme a un nuevo día, pero la ocurencia de pasar el día con mi amiga la enfermera se me antoja incluso cruel, por lo que la termino por descartar tras no demasiado tiempo.

— Buenos días— saludo en un tono reducido por si alguien estuviese despierto, pero no recibo respuesta alguna y pienso que William debe estar ya desayunando, por lo que opto por imitar sus supuestas acciones.

Al incorporarme en la cama quedo sentado sobre ella mostrando la parte superior de mi pijama, miro a mi alrededor y gracias a la tenue luz que aún entra por las ventanas observo que William no está. Al momento sé que se debe haber molestado por algo que haya hecho o dicho y me siento como un sucio perro rastrero que, lejos de agradecer un detalle que le hacen al ofrecerle un poco de comida con la mano, muerde todo, comida y mano.

Vuelvo a quedarme quieto hasta que decido que no puedo quedarme en la cama todo el día y me levanto con lentitud, intentando que el casi imperceptible sonido de las sábanas al moverse para permitirme salir no despierte a nadie. Al colocar mis pies descalzos sobre el frío suelo siento como su temperatura sube desde la parte más baja de mi cuerpo hasta la nuca y tengo que ahogar una pequeña exclamación por la sorpresa. Rápidamente me enfundo los pies en unos zapatos de estar en casa cómodos, abrigados y de paso silencioso y camino hasta el borde inferior de mi cama donde abro con lentitud el baúl para coger mis cosas. La tapa chirría levemente y se me encogen los músculos al pensar que quizás haya despertado a alguien. Me giro mirando a un lado y a otro y al no ver ningún gesto de tal cosa, termino de abrirlo del todo para sacar una túnica negra totalmenten limpia, una camisa con una corbata, unos pantalones del mismo color que la túnica y unos zapatos a los que aún no me he acostumbrado.

Continuando con le lentitud de todos mis movimientos desde que despertase, elevo la túnica por encima de mis hombros y me libero de ella quedando prácticamente en cueros de no ser por la ropa interior que aún esconde mis vergüenzas, aunque no tardo demasiado en comenzar a vestirme y en unos escasos minutos estoy ya enfundando en el atuendo reglamentario del colegio, por lo que bajo las escaleras que separan las habitaciones de la sala común —no sin haber cogido antes el material que hará falta para la primera clase de la mañana—.

No le hizo falta el despertador para levantarse pero cuando miró alrededor se sorprendió de no ser el primero en hacerlo. Los alumnos de primero, incluido su hermanito del alma, le estaban adelantando en eso. Se pegó una ducha y se puso ropa cómoda antes de ponerse la túnica y coger sus cosas. Sonrió feliz pues hoy tenía su clase favorita, la optativa de artes quiméricas. Antes de salir del dormitorio no se olvido de zarandear a Colin para que no se quedara dormido.

- Vamos Colin, despierta.

- Estoy despierto, estoy despierto.- Respondió a Perry con los ojos entrecerrados y legañosos.Cuando estuvo más espabilado continuó.- Oye Perry, tienes que ayudarme con...- Pero el ravenclaw ya se había ido. Perry era muy quisquilloso y seguro que se había enfadado porque Colin no hubiera ido a la última clase, con la pérdida de puntos consiguiente.  Se preparó y salió hacia el comedor sin saber exactamente qué clase tenía hoy. ¿Cómo podía ser tan desastroso?

Byron se levantó de bastante buen humor. Cuidado de criaturas mágicas se le antojaba una de las asignaturas más interesantes, sobre todo teniendo en cuenta su procedencia muggle. Cogió el libro para echarle un vistazo mientras desayunaba y partió a desayunar enfrascado en la lectura.

Christopher se despertó cuando notó que Isidoro le estaba dando en la cara con la pata. Como siempre, le estaba despertando. Mientras bostezaba, Chris se incorporó y empezó a acariciar la cabeza de su gato, por detrás de las orejas, consiguiendo que Isidoro ronroneara sonoramente, hasta que se hartó y se fue al baño, dirigiendo a su joven dueño. El niño se levantó, se estiró y, rascándose la cabeza, se metió en el baño. Al cabo del rato, salió recién duchado y con los ojos libres de legañas.

Se vistió y recogió sus cosas. Echó de comer a su gato y salió de la habitación.

Me despierto y miro alrededor. Casi todos se han ido ya, así que me visto y salgo corriendo en dirección a la sala común tras acariciar un poco a Pyros y estar unos minutos con él. Voy bien de tiempo, así que no hay prisa.

Colin se fue directo a la cama, satisfecho con el trabajo realizado durante el día.

Perry se cambió al pijama usando el artifficus y se puso a leer a ver si aparecía su hermano. Era ya tarde y estaba preocupado. Seguramente se quedaría dormido leyendo antes de que llegara.

Amanecer del día 6

Sábado

Segunda Semana de Octubre

Casi se me pegan las sábanas, y me he venido a despertar cuando casi se me hace demasiado tarde. Por suerte aún me queda tiempo, pero me levanto absolutamente asustado por la sensación de descontrol. No me ha dado tiempo de ducharme después de la lucha de comida en la enfermería, y al final estaba tan destruido que casi ni recordaba del todo bien el resto de la noche. Imagino que también ha contribuido la rabia que me dio la actuación de la enfermera... 

—Buenos días —digo con prisas, mientras corro al baño para pegarme una ducha rápida y vestirme enseguida. Me lavo con toda la rapidez de la que soy capaz y me doy cuenta de que me he metido sin llevar muda, así que salgo con la toalla alrededor de la cintura y saco la ropa para cambiarme un poco escondido.

Anoche al final llegué tarde a la cama después de que me dejasen ir de la enfermería caasi a las tantas y entre eso, cenar y ducharme por tener el pelo y la piel lleno de comida, al final me fui a dormir a las tantas y claro, el sueño se ha hecho con el control de mis párpados y sigo dormido en la cama cuando todos empiezan a moverse.

Cuando me he vestido me doy cuenta de que Ed se ha quedado también dormido y no le ha despertado el ruido. Estoy preocupado por el hecho de que se vaya a perder las clases y me acerco a él. Pongo una mano sobre su hombro y lo muevo un poco, temiendo que quizás aún le duelan las heridas de ayer.

—Ed... Ed... ya es de día, no te duermas que te pierdes la clase... —le susurro.

Tras haberme acostado a las tantas, apenas si soy capaz de despertarme cuando debo si no es por la voz de William dando los buenos días.

Casi agotado y con unas enormes ojeras, me despierto como un resorte.

-Estoy despierto, estoy despierto.-Digo agitado.-Dioses, llego tarde a clase.

Miro alrededor y veo a los demás. Entonces respiro aliviado.

Abro los ojos con lentitud, primero confundido por que me estén despertando, después me doy cuenta de que me he quedado dormido y me levanto con brusquedad de la cama.

—¡Me he dormido! — exclamo quedándome sentado en la cama mientras miro a un lado y a otro nervioso, odio dormirme — ¡Ay Dios! ¡Voy a llegar tarde a clase!

Colin se despertó con energía y cierto nerviosismo. Había quedado con Gwen para que le ayudara con el hechizo de duelo y no quería llegar tarde.