Aunque se había acostado pronto, me costó levantarme, aunque pude comprobar que no había sido el último, ya que Edward parecía algo perezoso.

Buenos Días a todos - digo para los que quedaban en la habitación.

Edward, te está esperando un gran desayuno, despierta ya marmota.

Seguidamente tras arreglarme, salgo de la habitación.

Byron se despertó tarde. Seguía teniendo pesadillas viendo a su perro destrozado. Y seguía yendo a la biblioteca cada tarde a buscar información sobre algo, cualquier cosa, y volvía bastante tarde. Como consequencia, empezaba a coger el hábito de despertarse tarde, desayunar poco e ir corriendo a las clases. Y hoy, era otro día de esos.

En cuanto se hubo duchado rápidamente, se vistió aún más rápido y se dirigió con la mochila al gran comedor.

Debido a la insistencia de mis compañeros abro lentamente los ojos legañosos. Estoy sudado y tardo unos segundos en darme cuenta de que estoy en la habitación común de Ravenclaw, por un momento estaba de nuevo en aquella calle, pero esta vez perseguido por un monstruo asesino de animales.

Me incorporo con rapidez y me quedo sentado durante casi medio minuto, respirando para conseguir recuperar el aliento. Me giro para mirar al resto de mis compañeros y me pongo en pie posando mis pies descalzos contra el frío suelo y echo a andar hacia el baño para darme una ducha rápida y vestirme.

Por fin llegaba al dormitorio. Un rápido movimiento de su varita y un artifficus y ya estaba en pijama. Buscó a su hermano y a Gladius con la mirada y se metió en la cama a dormir. No iba ni a leer.

- Buenas noches.

Con bastante sueño, la último acción que hice fue ponerme el pijama hasta caer rendido en la cama sin decir ninguna palabra.

Había algo que se le escapaba a Byron del conjuro. Aún no sabía el qué, pero estaba a punto de conseguirlo. Lo notaba. Pensando en el conjuro mientras se desvestía y se preparaba todo para poder irse a dormir.

Cuando por fin se estiró en la cama, se durmió al segundo.

Entre unas cosas y otras al final me acosté bastante tarde, pero por fortuna, cu ando la luz penetra por las ventanas me despierto y abro los ojos, no sin sueño.

La mayor parte de los compañeros se van despertando y levantando, pero  veo tanto a William como a Christopher profúndamente dormidos.

— Buenos días — saludo en general, y después miro a mi hermano —, ¿qué tal? — bostezo y abandono la cama para ponerme unas zapatillas cómodas y en pijama acercarme a la cama de mi amigo.

— Arriba, William... que anoche nos acostamos tarde y no puedes quedarte dormido — bostezo de nuevo, y en un alarde de resposnabilidad, después de mirar un par de segundos al chico de color, me acerco también a su cama—. Jamal — lo llamo mientras, con cierta vergüenza lo agito.
 

No sé muy bien cómo, si han sido los ruidos o alguna conciencia de la hora que ya se me ha ido formando con la costumbre, pero me despierto sobresaltado justo a tiempo. Me estoy yendo a estirar cuando viene Ed a despertarme zarandeándome. Protesto saliendo de las sábanas con los ojos llenos de legañas y agitando los brazos.

—Que ya estoy despierto, Ed, no seas cansino —le recrimino y bostezo mientras lo veo ir hacia la cama de Christopher.

Me levanto de mala gana y gruñendo voy hacia el cuarto de baño para lavarme la cara. Solo el pensamiento del agua helada contra mi cara me pone de mal humor. Al menos hay clase de transformaciones. Espero que se me dé bien.

Las voces y los ruidos propios de la mañana acaban por despertar a Perry. Poner los pies descalzos en el frío suelo y frotarse los ojos con las manos para quitarse las legañas no deja de ser un acto casi involuntario. Tardó en recuperar plena consciencia y, cuando lo hizo, saludó a sus compañeros.

- Buenos días.- Se acercó a su hermano que luchaba por despertar a Jamal con delicadeza y le dio un beso en la mejilla.- ¿Has dormido bien?- Perry se creía con pleno derecho a hacerlo, pues si el negro se quedaba dormido lo pagarías todos.- ¡VAMOS JAMAL!- Le molestaba tener que estar pendiente de la gente para que se levantaran. Tiró de las sábanas para que el frío de la mañana incomodara al joven. Despues de una ducha rápida y cambiarse bajó al comedor.

- Os veo luego.

Pongo cara de «lo siento» cuando William me recrime que fuese a despertarlo y avanzo para hacer lo propio con Jamal, aunque el beso de mi hermano me pone bastante ma´s contento.

— Bien, gracias, ¿y tú?— le respondo con ánimo, pero cuando veo las acciones que lleva a cabo para despertar a nuestro compañero, lo miro sobresaltado— ¡¿Pero qué haces?!— exclamo con los ojos muy abiertos, pero rápidamente regreso a una actitud más normal en mi— Tampoco hacía falta que lo despertaras así... el pobre...— me quedo mirando al chico de color, y cuando abre los ojos le muestro una forzada sonrisa.

— Lo... lo siento— me giro para ver que mi hermano se ha ido ya a la ducha— Perry... a veces es muy estrícto con estas cosas...— agacho la cabeza y sigo a mi amigo hacia el cuarto de baño.

— A ver qué tal se da el día hoy— le comento a William mientras me lavo un poco la cara y escucho a Perry ducharse—. Mmmm...— balbuceo pensativo mientras dirijo mi mirada a la zona de las duchas— Yo también voy a darme una ducha— le digo a Will y regreso al dormitorio para coger la ropa, aunque en el último momento pienso en una idea mejor y tan solo tomo la varita.

Vuelvo al cuarto de baño y allí me desvisto con cierto pudor, aunque realmente no me importa que Perry me vea desnudo, y que lo haga William... menos que si fuese otro, de hecho pongo más empeño en que Will no me vea la espalda a que mientras me desvisto y entro en la ducha, se me pueda ver cualquier otra parte del cuerpo.

Una vez el agua cae sobre mi cuerpo, la suciedad que había acumulado del día anterior por ir a la carrera, se desvanece, siento como mi cuepro de alguna forma «renace» para enfrentarse al nuevo día que está por delante, y mientras el calor y la humedad me inundan, y el clarividente pensamiento de que de nuevo fracasaré en algún conjuro, que casi no ganaré puntos si es que gano alguno y que haré de nuevo el ridículo, se desvanecen.

Unos minutos después, una vez terminado todo el ritual de la ducha, cierro el agua y me mantengo unos segundos en silencio en el interior de la ducha para salir con paso lento dejando húmedas huellas donde poso los pies. Tomo con rapidez una toalla y me envuelvo con ella, tanto para refugiarme del frío como para secarme lo más rápido que puedo, quedando solo visibles mis delgadas y blaquecinas piernas con sus respectivos pies y el rostro levemente sonrojado por el cambio de temperatura. Procedo a terminar de secarme, y cuando ya solo me queda el pelo, agarro la varita con fuerza.

— Artifficus— conjuro aún bajo el cobijo de la toalla y un par de segundos después me la llevo a la cabeza para secarme el pelo, estando ya vestido con la ropa correspondiente para todo el día.

— Este conjuro si me parece útil— comento a William al tiempo que termino de secarme— ¿Bajamos a desayunar?

Cuando veo a Ed aparecer por el baño me siento mal por haber sido tan malhumorado con él, pero es que tenía mucho sueño.

—Lo siento, Ed, es que he dormido poco y tengo muy mal despertar cuando duermo poco. Discúlpame. Me visto y en cuanto estés bajamos, ¿vale? Te espero en la sala común.

Salgo a la habitación y me visto con algo de prisas para no hacer esperar a Ed si sale. Una vez hecho, bajo a la sala común.

Al igual que las últimas veces, me había costado mucho poder levantarme, así que al mirar el resto de la habitación comprobé que casi todos se habían levantado ya, por lo que rápidamente me aseé y vestí para bajar a desayunar.

Byron se despierta con el murmullo de sus compañeros y tras un sonoro bostezo se levanta. Mira alrededor y ve a Chris durmiendo. El día anterior había ido a la biblioteca y no lo había visto por la noche.

-Venga Chris, despierta o te perderás el desayuno- dice zaraneándolo.- Vamos! Que demonios hiciste ayer para llegar tan tarde?Venga!!!- Tras ver que se despierta, Byron le advierte- Si no te das prisa no llegarás a la clase, yo voy bajando a desayunar.

Y como había predicho Byron, Chris se quedó dormido. No sólo se perdió el desayuno, si no que se perdió la primera clase. Y, por suerte para él, Isidoro no tenía intención de que se perdiera la clase de la tarde, así que le estuvo arañando la cara hasta que el muchacho se despertó.

¡Es tarde! gritó, mientras salía corriendo al baño. Salió con la cabeza mojada y totalmente vestido. Isi, ¡luego te doy de comer! dijo a su gato, que se estaba lavando en esos momentos, mientras salía corriendo.

Salió el último del dormitorio y llegó el primero. Allí estaba su gato, esperando que le dieran de comer. Sirvió comida y bebida a Isidoro y se cambió. Se metió en la cama enfurruñado, esperando dormirse rápidamente.
 

Le costó una barbaridad abrir los ojos cubiertos con legañas. Se los frotó con los puños y pudo sentir cómo los tenía hinchados y con los párpados pesados como losas. Había estado esperando a Will y a su hermano en clase de duelo hasta muy tarde. Anonadado por que le hubieran dado plantón se resistió a irse a cenar mientras todos sus compañeros abandonaban el aula. "No os preocupéis, he quedado aquí con mi hermano". En cuanto se recompuso giró la cabeza para ver el cuerpo de su hermano inerte en la cama y al de Will en la cama de al lado. Estaba cabreado, muy cabreado. Se fue al baño y no se preocupó de despertar a sus compañeros como hacía otras veces. Tras ducharse se cambió de ropa. Al menos hoy tenía su clase preferída. Si no se hubiera llegado a despertar, jamás le hubiera perdonado el plantón a su hermano.

Byron escuchó a Perry levantarse y se removió en la cama. Era demasiado temprano. Ayer se había quedado tanto tiempo practicando el conjuro de la clase de duelo, que cuando llegó al comedor, casi no había nadie. Sin darse cuenta de su cansancio, se durmió en el comedor hasta que el conserje lo despertó para que se fuese a la cama. Para cuando llegó al dormitorio, ya se había despejado, así que le había costado demasiado dormirse.

Sabiendo que si se daba la vuelta se dormiría. Byron saltó de golpe de la cama. Haciendo un esfuerzo y obligándose a no dormirse. Si se perdía la clase de hoy, sería incluso peor. Con los ojos entrecerrados, fue a darse una ducha fría. Eso le despejaría. Tras eso, se vistió y bajó hacia la sala común con su mochila ya preparada con los libros de hoy.