Partida Rol por web

Perry ya se había vestido con su toga de Howarts, lo más repeinado que había podido para el día de los exámenes. CUando ya iba a salir del dormitorio vio que Colin y MArcus aún seguían haciendo pereza en la cama.

- ¡COLINNNN!¡MARCUS! DESPEEERRRTADDD- ¡Qué hoy es el día más importante del año, como para que nos resten puntos por vuestra culpa!

Estaba tan tranquilo durmiendo cuando una voz me despertó de golpe. Me levanté de botepronto. - !Ahh! - Entonces sabía que me había dormido.  Me vestí como pude y me fui al comedor junto con los demás.

Cuando llego al dormitorio vuelvo a estar exhausto, pero no lo suficiente como para no dedicarle una sonrisa a William.

-Gracias por ayudarme, de verdad. A ver si me recupero pronto de esto y dejo de estar tan débil.

Miro hacia las camas y veo que mi baúl está delante de una cama sin que yo lo haya colocado.

-Vaya, supongo que esa es mi cama, porque ese es mi baúl. ¿La tuya cuál es?
 

Le sonrío.

- No es nada. Me gusta ayudar. - Digo. - Y como no tengo primos, ni hermanos... ni muchos amigos en mi vecindario... - Me encojo de hombros y empiezo a buscar mi arcón. Lo encuentro a un lado de la de Ed. - ¡Anda! Estamos al lado. ¿Tienes que tomar algún medicamento antes de irte a dormir? ¿Te ayudo con algo?

Me acerco a la cama y abro el baúl lentamente.

-Muchas gracias de todas formas, y no, no tengo que tomar nada, ya estoy bien, es solo que he estado mucho tiempo en cama y aún no he recuperado las fuerzas. - Le digo a William girándome hacia él cuando veo que tiene la cama al lado de la mía.

-Anda, que bien que tengamos las camas juntas - Añado con una sonrisilla y después niego con la cabeza - Y jo, me parece muy raro que no tuvieras amigos, no sé, a mi me pareces muy majo... - Pienso durante unos segundos - Aunque quizás a mi me pasase algo parecido, normalmente no encajo bien en los colegios.

Voy hacia la cama y lo miro sorprendido ante el cumplido.

- Vaya... gracias. - Me rasco la cabeza y me siento sobre la cama. - No sé. Es que mi madre siempre ha tenido que hacer muchas cosas en casa, así que me vuelvo pronto para poder ayudarla. Y me han cambiado de colegio un par de veces porque al ver que... bueno, que sacaba muy buenas notas y todo era muy fácil, pues me pusieron en otro. Era privado, de gente con dinero, y algunos se metían mucho conmigo. Y de ése me echaron por una injusticia tremenda... pero bueno, no te quiero aburrir. - Digo, y empiezo a quitarme la túnica. - El caso es que no tengo muchos amigos.

Al escuchar eso de William siento algo de pena por lo que cuenta, parece que ha tenido una vida difícil... y la verdad es que no me parece nada justo.

-Bueno... pues ahora ya cuentas con un amigo, ¿vale? - Contesto mirándolo con una sonrisa - A mi no me cambiaban tanto de colegio, pero como sacaba muy buenas notas, caía mal a todos mis compañeros. - Suspiro y después de haber sacado el pijama del baúl, empiezo a desvestirme.

Byron entro en el dormitorio y se dirigió directamente a su cama. Mañana sería un día muy movido, y deberían dormir todos. Se acercó a su cama y se vistió con el pijama para luego meterse en la cama con Puppy. Había estado escuchando como algunos de sus compañeros hablaban, y justo antes de estirarse en su cama, les dirigió una mirada no muy conforme con lo que estaban haciendo.

El dormitorio era para dormir, eso estaba claro. Se arropó junto a Byron que se acurrucó a su lado para dormir.

Una vez le he dado las buenas noches a Pyros, entro en el dormitorio y me pongo un pijama mientras pienso en lo que el siguiente día nos traerá.

-Buenas noches a todos.-Digo antes de meterme en la cama.

Perry echó un vistazo rápido al dormitorio, en silencio para no molestar a los que ya se habían ido a dormir, y localízó donde dormía su hermano. Se fue a su cama junto a la de Colin deseando las buenas noches a todos.

- Buenas noches Ed, buenas noches a todos.

Era la primera vez tras volver de las vacaciones que tocaba la cama y se estiraba. Todo el mundo ya dormía, así que entró en silencio y justo se puso el pijama y se tapó con la manta.

Mientras espero la respuesta de William sigo desvistiéndome. Cuando termino me siento en la cama para empezar a ponerme el pijama azul bastante simple que he traído. Al estar sin ropa se puede ver una tremenda cicatriz de un dedo de grosor en mi espalda que la recorre desde el omóplato derecho hasta casi la nalga izquierda, zigzagueando levemente. A su alrededor hay algunas cicatrices menores que quedan bastante disimuladas frente a la grande, pero que de estar en la espalda de otro niño, serían bastante preocupantes.

Me coloco los pantalones del pijama y a continuación me levanto para girarme hacia la cama, coger la camiseta y ponérmela, permitiendo sin darme cuenta que mi espalda sea visible por todos los que están en la habitación y estuviesen mirando.
— Buenas noches, Perry.— Me despido con un tono que deja claro que tengo muchísimo cariño por mi hermano.

Una vez puesta la camiseta me siento de nuevo en la cama y balanceo un par de veces las piernas mientras echo un ojo al resto de chicos que aún están despiertos, me da un poco de pereza meterme definitivamente en la cama y cerrar los ojos.

Me quedo mirando a Ed petrificado durante unos segundos.

¿Ha dicho que es mi amigo?

Bajo la cabeza un segundo y en cuanto veo que se está metiendo en la cama reacciono. No quiero que piense que no me ha hecho ilusión.

- Gracias, Ed. - Digo. - Por lo de contarte como amigo... Lo mismo digo. - Mis ojos se humedecen un poco y sonrío antes de terminar de ponerme el pijama.

- Buenas noches, chicos. - Digo mientras deshago la cama. En cuanto termino me siento, probando lo mullida que está. Miro hacia la ventana y al acordarme de mis padres suspiro profundamente y luego mis ojos se deslizan hasta el suelo. Vuelvo a suspirar hasta que me encuentro con Ed, que balancea las piernas en mi campo de visión, así que subo la mirada y le sonrío con algo de tristeza. Me llevo una mano a los ojos para limpiar una lágrima que se me ha escapado.

No puedo evitar que una sonrisa aparezca en mi cara cuando William me dice eso, tanto por el hehco de agradecérmelo como por decir que yo también puedo contarlo como amigo.

Mi único amigo de verdad desde siempre ha sido Perry, si bien había más gente con la que me llevaba bien, nunca tuvimos una relación profunda de amistad.

También es cierto que me hace ilusión que se haya emocionado tanto ante la idea de que lo considere mi amigo, hasta ahora a nadie le había hecho ilusión estar conmigo, nunca, y la idea de poder tener realmente un amigo... un buen amigo... me conmueve.

Veo también como sus ojos se humedecen, y me siento emocionado al ver ese gesto de nostalgia en su cara cuando mira por la ventana. Irremediablemente pienso en mis padres, me acuerdo de ambos, de mi casa, de la seguridad que implicaba estar ahí. Ya los echo de menos, y no llevo ni veinticuatro horas fuera... me resulta imposible mantener los ojos secos y pequeñas lágrimas se van arremolinando en mis ojos.

Me llevo las manos a la cara secarme los ojos y me pongo en pie, descalzo, tan solo para acercarme a la cama de mi nuevo amigo ahora con un gesto algo más sereno, aunque no sé sipodré mantenerlo por mucho tiempo. Mi mirada se dirige hacia la cama donde está Perry, y la idea de que mi hermano mayor está ahí me tranquiliza lo suficiente para contener las lágrimas.

— ¿Puedo sentarme?— Pregunto a William señalando el borde al lado de donde él está sentado en su cama.

Cuando veo que viene a mi cama me sorprendo pero me hago a un lado.

- Claro, claro que puedes. - Le susurro, dando un par de golpecitos en la cama. - ¿Tú también echas de menos tu casa?

Sonrío y me siento a su lado, colocando las manos en mis propias rodillas. Tomada esta postura asiento y respondo con un tono muy bajo, no quiero molestar al resto.

— Sí, y eso que no llevamos aquí ni un día.— Miro por la ventana — Me imagino que ahora mismo mis padres deben estar yéndose a dormir, mi padre quizás esté leyendo un libro en la cama, con ese calor que siempre tiene su habitación y la luz tenue para facilitar la sensación de relax pero permitir le lecutra. Lo más probable es que aún quedase algún rastro del olor de hacer la cena en la cocina y pudiese oír a mi madre andando por el pasillo.— Me empiezo a emocionar y las lágrimas vuelven a mis ojos. Sabedor de que no podré aguantar mucho así, quito la mirada de la ventana y la dirijo a Perry. —Tengo la suerte de tener aquí a Perry, él siempre se porta bien conmigo y me cuida mucho, es el mejor hermano mayor que podría tener.—

He conseguido calmarme un poco, así que vuelvo a mirar a la ventana.

— ¿Y tú? ¿Cómo son tu casa y tu familia? .—

Sonrío con lo que me cuenta. Me lo puedo imaginar, aunque parece muy distinto a mi casa. Pienso entonces en la mía y respiro hondo para no echarme a llorar como un tonto.

- Mi casa es pequeñita. Probablemente a estas horas mi madre esté terminando un trabajo que tiene que hacer para mañana, pero no le ha dado tiempo a terminarlo antes porque ha tenido que hacer las cosas de casa. Mi padre seguramente estará ya en la cama porque tiene que ir mañana pronto a la fábrica... - Suspiro, y la culpabilidad por estar tan cómodamente en este colegio mientras ellos lo pasan mal hace que no pueda reprimir las lágrimas. - Y seguro que me habrían regañado por no estar ya en mi habitación, y aunque yo haga que duermo, estaría leyendo o mirando el jardín pequeñito que tenemos por la ventana... Me da pena que estén allí teniendo que trabajar tanto y que yo ahora esté aquí, donde lo tengo todo hecho... No es justo. Pero sé que podré ayudarles más si aprovecho mi magia que si no lo hago...

Al escuchar lo del libro, de nuevo aparece a sonrisa en mi rostro, de alguna forma me siento identificado con él, más de una vez a mi también me ha caído una regañina por andarme leyendo libros por la noche, durmiéndome al final bastante tarde tan solo por leer unas cuantas hojas más, pero ahora... ¿quién me regañará por trasnochar para leer? ¿Perry? No lo creo.

-Cada cual tenemos nuestro papel, Po... William, ahora mismo como bien has dicho, nosotros tenemos que formarnos, eso hará que tengamos un buen futuro por delante, y que podamos ayudar a la gente que nos importa.

Sentado en su cama me giro más hacia él para mirarlo directamente y amplío la sonrisa, tengo un gesto extraño, por un lado feliz, por otro nostálgico y triste.

Me giro a él y sonrío también, aunque se me escapa una lágrima.

- Tienes razón. - Digo, mientras me la limpio. - Así podremos ayudar. Mañana tenemos... ¿Artes... quiméricas? ¿Eso qué es?