Partida Rol por web

Gabi corrió junto a Selena e Ithan y llegó jadeando a la orilla del lago, justo para ver cómo el niño de Hufflepuff, Árpád, saludaba a otra alumna de esa casa.

-Hola- Saludó con una amable sonrisa a la alumna de segundo y espero a que terminaran de presentarse para hacer lo propio. -Yo soy Gabriela.- Dijo mientras se daba cuenta del sonido de la lluvia a su alrededor y de la ausencia de precipitación.

-¡Wow! ¿Tú hiciste eso?- Añadió después de que Ithan preguntara lo mismo. Asintió aprobadora, valorando la habilidad de una alumna mayor que ella. Vio cómo sus compañeros se alejaban y miró a Daphne otra vez, entendiendo que la habían dejado con la palabra en la boca.

-La otra chica se llama Selena y supongo que ya conoces a Ezry y Orzy.- Dijo mientras veía cómo Ithan se encontraba dudando de si entrar o no al agua y admirando el poco pudor de Selena.

-Ya me gustaría ser tan atrevida, seguro se lo está pasando bomba...- Pensó mientras les veía.

Brrrrrr, consiguió soltar Erzsébet algo aterida. El agua estaba más fría de la que se imaginaba. Había sido la primera en meterse de cuerpo entero en el lago. Orsolya que la siguió, la abrazó para compartir el poco calor que sus cuerpecitos aún mantenían.

Se animaron cuando vieron que Selena se quitaba la ropa y se quedaba en ropa interior. ¡Esa chica era como ellas! Atrevida y sin complejos. Las gemelas se abalanzaron sobre ella para abrazarla. Tienes piel de vampiro, rió Orsolya al ver los brazos que sacaba la niña del agua.

Ahora mismo, contestó Erzy desde la zona donde aún podía hacer pie. Si lo hubieramos sabido nos los hubieramos puesto esta mañana antes de clase.

Tan fría que si nos quedamos aquí mucho tiempo podremos convertirnos en polos, gritó Orsi a la vez que salpicaba a Ithan.

Mira, mira, llamó Erzsébet la atención a su hermana. Mira quien está allí.

Hola Daph, gritaron las dos mientras saludaban efusivamente con las manos.

El lago era precioso, Kelly observo divertida como las gemelas llevaban preparado el bañador debajo de la ropa.
-Hace buen tiempo la verdad, pero creo que el agua estará fría.
Se alegró mucho de ver a Daphne allí y corrió para saludarla.
-¡Hola Daphne! ¿Qué tal estas?.

Selena levantó la mirada de su brazo cuando su visión se vio bloqueada por pelo. Un abrazo de las dos gemelas la dejó un momento bloqueada. -Pues no está tan fría ahora. Si soy un poco pálida y ahora peor -Sonrió la chiquilla. - Si no creo que debamos estar mucho aquí y además yo me tengo que secar -Había empezado a pensar que ahora tenía ropa calada. Cuando las chicas se fueron a calar a Ithan ella aprovechó a salirse del agua. - Hola! - saludó a los que llegaban algo más tarde. Algo la llamó la atención y es que bastantes parecían conocer a la de segundo incluso las dos gemelas de griffindor.

Selena se acercó y se estiró en la hierba de cara al sol. - Hola yo soy Selena Mcgonagall, encantada - Dijo a la de segundo al rededor de la que se habían puesto el resto de compañeros - No sabrás por casualidad algún hechizo para secarme rápido verdad? no se si me dará tiempo antes de tener que volver a entrar. - Se encogió de hombros en el fondo parecía no importarla mucho.  Seguía tumbada en la hierba en ropa interior calada y parecía estar disfrutando. Su piel pálida brillaba bajo el sol. - Ithan te vas a tener que meter al final o las dos te van a meter a la fuerza! - Gritó mientras reía ante el intento de calar a Ithan por parte de Erzsébet... o Orsolya lo mismo daba.

No, no, no, no, no, no.... Negó hasta tres veces por cada una de las gemelas, retrocediendo un par de pasos rápidos cuando comenzaron a salpicarle de agua, dando un par de saltos hacia atrás, negando incluso con las manos, ahora mismo. Aun así, consiguieron su objetivo, salpicándole, aunque posiblemente no tanto como las gemelas esperaban. Estaba pensando en meterme, pero si esta tan fría, creo que pasare... comentó, con una amplia sonrisa.

¡Kelly! Me alegra verte por aquí ¿tu también has pasado por la sala común a coger el bañador?

Cuando quiso darse cuenta, Selena ya había salido del agua y se había tendido en la hierba, a escasos metros. Se giro hacia ella, mirándola y cruzándose de brazos. No te preocupes Selena. A las malas ahora pasamos por las habitaciones a que te cambies, si quieres te dejo mi túnica. Y en cuanto dijo Selena le que debería meterse o acabará empapado, extendió los brazos en cruz, dándole la espalda al lago y por lo tanto, a las gemelas también. Se necesitan al menos tres para conseguir arrastrarme hasta el agua. Bromea, con una amplia sonrisa, aguantando la risa.

El Lago Negro (o Lago de Hogwarts) es un lago que se encuentra al lado de Hogwarts. Queda al sur del castillo, cerca de los Invernaderos y Jardines. Es por donde los alumnos de primero llegan al castillo en su primer día en Hogwarts. Ahí viven el calamar gigante, y una colonia de Sirenas. Todas las cañerías de Hogwarts terminan ahí.

En el lago viven criaturas como sirenas y tritones, el calamar gigante y grindylows muy peligrosos.

Maxwell se quedó atrás un instante al abandonar el recinto del castillo. Desde allí podía verlo todo. No todo todo, obviamente. Londres no estaba por ninguna parte, ni ninguna otra ciudad, aunque sí lo que suponía que era un pequeño pueblo, en el valle. Pero era más de lo que había visto nunca a la vez.

La montaña sobre la que estaba construido Hogwarts era solo una más entre un grupo de picos, cada uno de ellos en competición con sus hermanos por acariciar las nubes en primer lugar. Las espaldas de los colosos eran verdes y rugosas, alfombradas por árboles tan juntos unos con otros que Maxwell tenía que esforzarse para distinguirlos. Y sus melenas se unían en el valle, dominándolo todo salvo el pueblo del fondo, una diminuta calva en la inmensidad verde, y el lago, una mancha azul oscuro rodeada de vegetación.

Enseguida se dio cuenta de que los demás se le habían adelantado y echó a correr tras ellos, respirando con dificultad el extraño aire de ese lugar. Solo hacía un par de horas que había llegado resollando al aula de adivinación, y sin embargo ahora podía brincar y correr, descendiendo sin notar apenas el esfuerzo.

El lago era muy diferente de día. No lo reconoció, pero la vista del castillo en la orilla, si se daba la vuelta, era la misma que los había recibido cuando habían llegado. Unos cuantos niños estaban ya por allí. Sobre todo niñas, tres de ellas chapoteando ya en el agua.

Tumbada en una pasarela de madera estaba, además, la niña de los rizos de segundo, sola. Al menos sin sus compañeros de Hufflepuff, ni de clase. El resto de chicos y chicas de primero la tenía rodeada, probablemente atosigándola a preguntas. Maxwell se limitó a saludarla con la mano desde lejos, cuando tuvo la sensación de que pasaba frente a la mirada de la chica. Un lugar al que no ir cuando quiera estar solo.

Nunca se había bañado en un lugar como ese. La única gran masa de agua en la que se había metido era la piscina del Community Centre, y no podía decir que fuera allí a menudo. Apenas había aprendido a nadar, pero al menos sabía mantenerse a flote, y podía aguantar la respiración bajo el agua un rato.

Podía quedarse mirando la superficie del lago mientras pensaba qué hacer. O podía hacerlo directamente, y pensar luego. Todavía hacía buen tiempo, no se iba a resfriar. Se quitó la ropa hasta quedarse en calzoncillos y la dejó tirada en un montón cerca de la orilla y contuvo la respiración un instante. Solo un instante, antes de meterse corriendo en el agua fría.

Está fría, pero es genial. El barro del fondo succionaba ligeramente sus pies, los pececillos acariciaban sus piernas y las plantas acuáticas le hacían cosquillas en los tobillos. La piscina era una bañera gigante, pero ese lago era otra cosa.

—¿Es que las chicas tienen más cojones que vosotros o qué? —gritó a los dos niños, el rubio de Gryffindor y su compañero de casa. A ningún niño le gustaba que le dijeran que no tenía cojones. Al menos dejarían en paz a la pobre pelirrizada un rato si hacían caso a la provocación.

-Encantada Gabriella-termió por incorporarse, quedando sentada al borde del muelle y siguió con la mirada la de la niña que llevaba hacia el grupo que chapoteaba y hacia Ithan.- ¿Gryffindor?-había hecho una afirmación aunque sonara a pregunta y extendió la mano saludando a las hermanas de Mircea.

¿Mircea seguirá en la clase de duelo?

Con solo pensar en las clases de duelo a la niña se le quitaron las ganas de ir a buscar a Mircea donde quisiera que estuviese.

-Cuando hagáis el sonitus si nos cruzamos me gustaría ver qué hicisteis -dijo a Gabriella mientras el efecto de su sonitus iba desapareciendo, entonces una melena rubia perteneciente a una muchachita menuda que reconoció enseguida hizo su aparición por la zona, correteando hasta ella.

-Kelly-pese al abatimiento, siguió esforzándose por resultar social y sonrió- meh- contestó a la pregunta sobre su estado de ánimo- enhorabuena por tu selección, me alegré muchísimo-ladeó la cabeza- ¿Stone ha dejado de incomodar?-preguntó sobre Joey, el muchacho de Gryffindor de segundo año que había viajado con ellas en el expreso de Hogwarts y que tenía la mala costumbre de referirse a las chicas con apelativos como "nena" o "muñeca" y tanto a ella como a Kelly le había resultado inquietante.

-Encantada Selena, Daphne Relish, Hufflepuff-se tocó con un dedo la corbata que lucía los colores de su casa- ojalá, lo más parecido son hechizos de duelo- ¡El maldito duelo está hasta en la sopa!-y solo se pueden hacer en el aula de duelo-Grrrr.

Por el rabillo del ojo veía a las gemelas y su odisea para calar al muchacho de Gryffindor e intentó imaginar a su hermano comportándose así... no pudo y, antes de que pudiera hacer un esfuerzo mayor para visualizarlo, la voz de uno de los chicos de su casa la hizo dar un pequeño respingo. Era el muchachito reservado que la había intimidado con su aire poco social, quizá era un malhablado pero podía reconocer (o quería hacerlo) la buena acción del chico que también se había desprendido del uniforme para meterse en el agua del Lago Negro.

-Cuidado con el calamar gigante- aunque en realidad no era malo, después de todo no se la había comido mientras Daphne se refugiaba ahí, que no era muy visitado por los alumnos de su curso.

Directamente, ignoró a Maxwell. Posiblemente, ni siquiera pensara que se refería a él cuando se puso a gritar. Y estaba a punto de añadir algo mas, cuando Daphne dio su advertencia sobre un calamar gigante. Un calamar. Gigante. Eso solo quería decir una cosa, sus hermanos mayores no se estaban quedando con él cuando le contaban historias sobre calamares gigantes en el Lago. Bueno... quizás la parte en la que le decían que se comió una barca de estudiantes el primer día puede que si fuera una broma. Luego lo preguntaría.

¿Un Calamar... Gigante? Preguntó, intentando confirmar mientras su cara iba cambiando a un gesto de clara sorpresa. Por un momento, pareció que la idea de meterse en el lago estaría totalmente descartada, cuando con rapidez, se llevo ambas manos ala túnica quitándosela, y comenzando a desvestirse a toda prisa. Joder, eso tengo que verlo. Soltó, rápidamente, quedándose en ropa interior, y dejando sus pertenencias cerca del grupo de gente, echando a correr hacia el lago como alma que lleva dementor, y tras un par de zancadas rápidas, se tira al agua de cabeza.

No es hasta que pasan unos segundos, sumergido, mientras las burbujitas indican que esta nadando bajo el agua, hasta que sale fuera, dando una gran bocanada de aire, mirando a su alrededor con parte del pelo ahora mojado. Guarda silencio, mirando a su alrededor. Oye... pues no esta tan fría ¿eh? Fría fría... esta la playa del sur de Carlingford. ¡Bueno! ¡Ahora vengo! Vuelve a sumergirse, nadando una vez más por debajo del agua, dejando pasar varios segundos, hasta que repite la acción, algo más de medio minuto después, de salir a la superficie. Bleh... no se ve nada, que chasco.

Miró a las Gemelas, aun en el agua, y luego al Huffie cuyo nombre no conocía. Eh, tío... ¿Cómo te llamas? Soy Ithan. Alzó la mano para saludar. Sabéis que molaría... una pelota. el gesto de estar sujetando una pelota imaginaría no se hizo esperar, manteniéndose a flote solo con la ayuda de los pies, en la parte donde no llegaba al suelo.

Miró a aquellos que aun no se habían metido en el agua, o los que ya habían salido. ¡Venga! ¡Tiraos al agua! si total, a mí ya me han engañado para que lo haga, unos cuantos más unos cuantos menos... Y por su mente no paso otra cosa que salir del agua, acercarse a alguna, agarrarla y tirarla al lago. No, no era mala idea.

Noooo, no huyas, imploró Erzy al ver como Selena aprovechaba para salir del agua.

Cuando Ithan se negó a meterse, las gemelas se encogieron de hombros y se volvieron a zambullir. Ellas no iban a obligar a nadie a que lo pasara bien. Quien nacía siendo aburrido, vivía una vida azul y moría siendo aburrido. ¡Peor para ellos!

¡Maxwell!, gritaron las dos cuando vieron que el chico era el primero que se atrevía a meterse. Nadaron hacia él y se rieron cuando el chico trató de hacer que los demás niños entraran. Las gallinas no tienen Ouă*, pero sí que los ponen, rió Orsolya y su hermana hizo eco con una sonora carcajada.

El calamar gigante... murmuró Erzy. ¿Cuanto hace que no comemos calamar, O?

Pues yo creo que la última vez fue en casa. Ya sabes, en casa, casa, contestó la niña mudando el semblante a un poco triste al recordar Târgoviste.

Bueno, pues a ver si el calamar trata de comernos y nos lo comemos nosotros a él, ¿vale?, trató de animar a su hermana.

Sííí, gritó Orsolya olvidando al instante la breve congoja.

Finalmente Ithan al ver que nadie iba a por él para meterle en el agua, acabó metiéndose por sí solo. Al final en vez de ser una persona azul, podría ser un chico gris. No había mucha diferencia, pero era mejor.

Otro día buscamos alguna de las barcas y nos vamos hasta el centro del lago. Desde ahí seguro que cuando nos metamos en el agua podremos encontrar de todo, propuso Erzsébet.

A ver cuando tenemos la clase de vuelo, que desde la ventana he visto un sitio muy chulo para usar una escoba, comentó misteriosa Orsolya.

Tantos planes, tantos sitios a los que ir. Esperaban al menos convencer a más gente y no tener que hacer todo lo que tenían en mente ellas solas.

El efecto del sonitus empezó a desaparecer y Gabi escuchó el comentario de Daphne algo distraída esta vez.

-Seguro que sí.- Respondió mirándola brevemente, para después calcular cuántas personas se habían metido ya al agua, visto lo visto, no quería ser la única de primero que se quedara por fuera.

Se animó más al ver que Kelly llegaba para acompañar a la chica de Huflepuff un rato. -Es ahora.- Pensó mientras que las gemelas e Ithan seguían buscando el calamar gigante.

-Bueno, me voy a meter.- Avisó a las otras chicas. Acto seguido procedió a quitarse la túnica, quedando en una remera sin mangas color negro y un short elástico marrón.

-¿Seguros de que no está muy fría?- Preguntó a los niños que estaban en el agua cuando llegó a la orilla del lago.

-Bueno, mejor una zambullida para acostumbrarme de una vez.- Pensó. Acto seguido corrió hasta donde el agua le llegara a la cintura y se hundió en el frío del lago. Emergió riendo.

-ja, ja, ja, ja. En verdad está muy fría.- Comentó, quitando importancia al asunto. - ¿Por dónde empezamos a buscar al calamar? Yo tengo ganas de verlo, pero por mucho que me guste comerlos, no creo que éste nos deje...- Dijo a las gemelas.

Kendra llegó al lago acompañada de Ludmilla. Habían pasado algo de tiempo explorando los pasillos del castillo, hasta que finalmente habían decidido ir hasta el lago, a echar un vistazo. Las dos iban charlando animadamente, y Kendra incluso sonreía: su nueva amiga le caía bien.

-Oye... ¿Y tú de dónde eres? Nosotros vivimos en Glanstonbury, en la casa familiar, con mi abuelo y mis padres...Yo no tengo hermanos... ¿Y tú? -parecía que había llegado la hora de intercambiar información personal sobre ellas mismas.

Sin embargo, aquella charla se vio interrumpida cuando Kendra vio, para su sorpresa, que no habian sido las únicas a las que se les había ocurrido aquella idea de ir al lago. Un buen grupo de alumnos de primero estaban allí, bañándose, entre risas y gritos de alegría.

Kendra miró hacia el frente, alzando una ceja- Esto si que no me lo esperaba... - susurró a Ludmilla, mientras su vista se posaba en los integrantes de aquel grupo. Y una expresión de sorpresa se dibujó en su rostro cuando reconoció a aquellas dos chicas que la habían acompañado en el tren, aquellas gemelas.

-Oh, conozco a esas chicas... Son Erzy y Orzy... oh, no espera... era Orsy. - dijo, señalándolas, intentando recordar quién era quién. Y entonces, su mirada siguió recorriendo a los presentes, sin que ningún rostro le sonara aparte de por haberlo visto el dia anterior durante la ceremonia. Hasta que sus ojos se posaron en aquel chico rubio, que ahora mismo chapoteaba en el lago, entre gritos y aspavientos.

-Vaya... a él también lo conozco. Recuerdo que lo vi en el callejón Diagon, el día que fui a hacer las compras. -y es que, por alguna razón, de entre todos los rostros que había allí ese día, el de Izhan había quedado grabado en la mente de Kendra.

Miró entonces a Ludmilla, sopesando qué hacer a continuación- Deberíamos acercarnos. -nunca estaba de más llevarse bien con todo el mundo, ya lo decía su madre siempre. Y, si algo sabía hacer Kendra era mostrarse amable y sonreir cuando era necesario.

Nunca se sabía...

Podía haber subido a la pasarela de madera y empujarlos al agua. Hubiera tenido su gracia regresar al colegio como un grupo de magos calados hasta la cabeza, con las túnicas chorreantes. Pero por una vez, había empezado el curso sin bronca, y quería mantenerlo así mientras fuera posible. Hogwarts no era como sus viejas escuelas, los niños mayores probablemente protegerían a los pequeños de su propia casa si era necesario, y en cualquier caso, no habí lugar donde esconderse si las cosas se torcían.

El niño rubio decidió meterse por fin al agua cuando la chica de segundo les advirtió sobre el calamar gigante. Si había de verdad uno de esos, no podía estar cerca; el agua no cubría lo suficiente. Además no puede ser, o no nos hubieran traído en barca. Aunque, por otro lado, no parecía que el colegio Hogwarts tuviera especial preocupación por la seguridad de los alumnos.

Las gemelas se acercaron hasta él chapoteando y gritaron su nombre. Él se limitó a asentir y dar un manotazo en la superficie entre las dos, haciendo salir disparado un chorro de agua contra sus caras. No era capaz de recordar el nombre de ninguna de ellas, ni de nadie, joder, parezco imbécil. El rubio llegó hasta su altura y se presentó como Ithan, Ithanithanithanithanithan.

—Max —dijo simplemente, como había hecho en la mesa de Hufflepuff. Las chicas ya se habían encargado de informar de su nombre completo —. Pues sí, molaría tener una bola. En la tienda de escobas vendían, pero no parecían de fútbol, así que no cogí ninguna.

»¿Sabéis dónde guardan las barcas? —preguntó al as chicas, cuando hicieron su propuesta.

No dijo nada cuando mencionaron las clases de vuelo. Era otra de esas cosas que no se podía creer hasta que llegó a ese lugar. No sabía si le emocionaba o le asustaba la perspectiva de volar con un palo de escoba encajado en el culo.

Al final se decidieron por el lago. Caminando por los pasillos, Ludmila había dado su parecer sobre su primera clase y el descontento que todavía sentía por la falta de imaginación de la profesora Lance. 

-He escuchado sobre tu familia Kendra, mi abuela dice que son una de las familias más puras en el mundo mágico  dice la rubia al escucharla. -Yo tampoco tengo hermanos, ni padres hablaba sin ningún dejo de melancolía...sólo tengo a mi tia abuela Madame Ruperta Giles Freire y vivimos en el castillo familiar cerca de Brighton. Todas las mujeres de la familia tenemos que seguir usando el apellido incluso casada. Se encoge de hombros Tradición familiar...

El paisaje de aquel lugar era otro ahora con la luz diurna. El lago y el cielo se fundían como si fuera una solo guardando en secreto a las numerosas criaturas que vivían en él. -Es precioso...

A medida que se acercaban, pudo ver a varios niños de primero y algunos de segundo chapoteando en el agua. Parece que un sector de la manada ha decidido darse un chapuzón. Y cómo era de esperarse, Griffindors y Hufflepuffs...dice sonriendo. -Me parece bien, podríamos conocerlos un poco más... Su mirada cómplice decía todo. El conocimiento era poder, y podrían sacar información interesante. 

Ludmila caminaba con Kendra a su lado. Su cabello rubio ceniciento estaba perfectamente recogido en una trenza cocida. Caminaba casi en puntas de pie con el mentón erguido. 

Y se acercan al resto de los chicos mientras chapotaban en la orilla al mismo tiempo que alcanza a escuchar lo del calamar gigante. 

Con una leve inclinación saluda al resto de los presentes -Buenos días, espero que no les moleste que los acompañemos. Dicho esto, alisa su falda mientras se sienta cuidadosamente de costado sobre la hierba, de manera que su falda ni su capa quedaran arrugadas. Toma una florcita. -Por cierto, mi nombre es Ludmila Giles Freire...era de buena práctica presentarse cuando entraba en un nuevo contexto y correspondía hacerlo ante gente que no conocía. 

Quedándose un momento quietas, algo raro en un par de remolinos como ellas, se quedaron pensando en silencio mirando a Daphne. ¿Por qué estaba allí sola? No es que compartieran mente ni fueran capaces de enviarse mensajes telepáticos, pero sí solían estar en la misma sintonía.

Pues ni idea, contestó Orsolya a Maxwell. Pero no deben ser tan difíciles de encontrar, ¿no? La chica pensó un rato y dijo en tono misterioso: Salvo que cuando estén fuera del agua sean invisibles, entonces sí lo vamos a tener difícil

Claro que no se va a dejar, comentó Erzsébet ante las dudas de Gabriela. Pero somos muchos y seguro que al menos un tentáculo le podremos quitar. Aquel pensamiento hizo que se relamiera ante la idea de comer calamar en un lignje na žaru serbio.

Ya sé en qué estás pensando, dijo Orsolya volviéndose hacia su hermana. Ella también pensó en como podría comerse el calamar y recordó que esa mañana no había desayunado. Suerte que el agua fría parecía estar encogiéndole el estómago.

Mira, mira. Ahí está Kendra, señaló Erzsébet hacia las dos niñas que venían. Orsolya la saludó hasta que estuvo a distancia de grito y ambas saludran: Hola K, que bien verte. Había sido la primera niña de la escuela que habían conocido y eso era suficiente para considerarla especial y acortarla el nombre.

Se volvieron a sumergir para llenarse la boca con agua; mientras Erzsébet le echaba un chorro a Max, Orsolya hizo lo propio con Ithan, dándole en toda la cara.

Cuando escucharon a la niña de pelo ceniciento dar los buenos días, las niñas se acercaron un poco más. Ya a distancia suficiente para escucharla, pudieron oírla presentarse. ¡Bienvenida Ludmila!, saludó Erzsébet. Me gusta tu trenza.

La nuestra ya anda un poco desarmada, aportó Orslya girando la cabeza para enseñar la trenza en espiga que más bien parecía una trenza en desilachado.

Yo soy Erzy, se presentó una. Y yo Orsi, se presentó la otra.

Cuando se presentaron las gemelas, Ludmila quedó mirándolas alternativamente primero a una y luego a otra. Buscaba alguna diferencia para poder distinguirlas, pero a pesar de su esfuerzo costaba encontrar alguna.

Sonríe ante el comentario de las chicas. -Gracias, y cuando quieran les puedo dar algunos consejos cómo sujetar mejor la trenza sin que se desarme con el agua.

Y continúa jugueteando con la florcita que tenía en su manita.

Selena se levantó del suelo quedando sentada sobre la hierba. Miró hacia los nuevos que habían llegado. Más gente de segundo o eso la parecía aunque no podía estar segura pues había bastantes de primero que  aún no recordaba. - Hola! saludó desde el suelo Selena - Soy Selena Mcgonagall, engantada - Su cuerpo aún calado, el pelo chorreando y en ropa interior, mientras su túnica y zapatos se encontraban tirados en el suelo. - Sois de segundo? - Se giró hacia daphne - Oh es verdad los cursos de duelo! que ganas tengo, qué tiene que ver hacer secar la ropa con el duelo? - Se giró hacia las recién llegadas pues parecían saber más magia también. - Sabéis algún hechizo para secarnos rápido?

Kendra esbozó  una media sonrisa al escuchar a Ludmilla. Parecía que tenían más cosas en común de las que parecía. Asintió, lentamente, a aquella conversación que habían estado manteniendo en privado hasta que se acercaron al grupo- A eso me refería exactamente, Ludmilla... - dijo, con una sonrisilla enigmática, antes de alzar una mano en dirección a las gemelas.

-¡Hola chicas! Me alegro mucho de veros... ¿No está fría el agua? -dijo, amable, manteniéndose al lado de Ludmilla, aún de pie. Fue entonces cuando la otra chica, la que estaba tumbada en el suelo saludó y se giró hacia ella, ladeando ligeramente su sonrisa, de nuevo con aquel aspecto angelical que las caracterizaba a ambas.

-Encantada. Yo soy Kendra Lestrange. -contestó con un cabeceo educado, antes de volver a mirarlos a todos.- No pensábamos que esto estaría tan concurrido...