Partida Rol por web

Harry Potter y la Nueva Generación

Gran Comedor: Mesa de Hufflepuff

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24/10/2014, 00:22
1ºH - Maxwell Alden

Maxwell sacudió la cabeza ante la sorpresa de las gemelas. Deseaba que la estuvieran fingiendo, pero conociéndolas, no confiaba en ello.

Se fue despidiendo con un cabeceo de todos los que se iban marchando y, finalmente, cuando solo quedaba en ese lado de la mesa, terminó de comer y salió derecho hacia clase.

Notas de juego

/A clase.

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30/10/2014, 03:42
H - Director

¡La cena del Día 9 ya está lista!

Miércoles

Mediados de Noviembre

Notas de juego

Noche

Es la hora de cenar y ya es de noche, la excepción es que esta vez vuestras escenas deberían terminar en vuestro dormitorio. Aquel que no termine allí tendrá serios problemas para despertarse al día siguiente para asistir a la siguiente clase. Lo que significa que tendrán la clase cerrada y no podrán postear hasta que me lo soliciten.

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30/10/2014, 23:50
1ºH - Erzsébet y Orsolya Padurearu

Tras pasar por la mesa Gryff para dejarle un mensaje a Kelly, las gemelas corrieron los pocos metros que las separaba de sus asientos predilectos en el banco de consumiciones.

Empezaron a cargar sus platos con los distintos manjares, como siempre hacían, con distintas ideas en mente, pero con la misma solución para sus problemas: la comida. Salchichas azules con algo que parecía purpurina, patatas de color verde que sabían a carne y una sopa de color amarillo muy sospechoso en la que hundieron submarinos de todo tipo de panes, además de muchas otras cosas.

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31/10/2014, 04:38
H - Director

Y aunque hoy no era día de correo, la lechuza de la familia Padurearu hizo aparición en una de las ventanas del Gran Comedor. Desde lo alto se quedó mirando a las gemelas, y de haber podido sonreír lo hubiera hecho. Descendió en picado con una cajita entre sus garras que dejó caer ante las gemelas.

Después revoloteó varias veces entre sus cabezas, y luego buscó a Mircea pero parecía no haber llegado. Aquella lechuza era la única superviviente, pues la misma mañana de Halloween había tenido trabajo y se había librado.

Esperó algo de agradecimiento, algo para llenar el buche y tras picotearle varias veces el pelo a una, y la mejilla a la otra, salió volando una vez más hacia el exterior. Sabía que no estaban bien vistas las mascotas allí, y aunque ya no había ninguna, eso ella no lo sabía.

Notas de juego

El paquete contiene:

¡Una varita completamente reparada!

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03/11/2014, 18:22
2ºH - Daphne Relish

Daphne entró al comedor moqueando un poquito por el cambio de temperatura de fuera a dentro del castillo. Si hubiera llevado gafas, se le habrían empañado completamente, sin duda. Rebuscó entre sus bolsillos hasta encontrar un pañuelo de papel, con el que se sonó la nariz.

Nada más sentarse en la mesa junto a Mircea, con quien había llegado, saludó a los presentes-. Buenas noches-. Se fijó en la lechuza que había frente a las gemelas. Era la primera que veía desde el Lunes Sangriento, lo cual hizo que se le borrara la sonrisa que había tenido durante casi todo el día. Bajó la mirada, cerró los ojos y respiró hondo. Volvió a sonarse la nariz, solo que esta vez por otros motivos.

Volvió a alzar la cabeza. Cayó entonces en la cuenta de que no era hora normal para entregar el correo. O esa lechuza se había perdido o quizás era alguna entrega urgente vespertina. Estaba frente a Erzsébet, así que eso solo podía significar una cosa:- Erzy, ¿crees que Ollivander por fin te manda tu encargo?

Se quedó mirando el paquete, con curiosidad por saber si había acertado o no.

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03/11/2014, 23:56
1ºH - Maxwell Alden

—Mmmmmm —murmuró Maxwell entre dientes a modo de saludo. Esa noche no tenía fuerzas para su saludo habitual.

La culpa de todo era de la butaca. Demasiado cómoda, demasiado versátil. En las sillas del comedor no era posible sentarse con una pierna apuntando hacia Varsovia, la otra hacia la Luna, la cabeza hacia Sidney y aun así sentir su confortabilidad. Solo eran para sentarse, de forma aburrida, y el menor tiempo posible cada vez, que hay clase o es hora de dormir.

Abrió la boca como si pretendiera absorber toda la comida del comedor, niños y profesores incluidos. No lo hizo. Bostezó. Aburrimiento, hambre y sueño; terrible combinación para mantener los labios pegados.

Se sirvió una interesante combinación de alimentos en el plato y se dispuso a deshacerlo con los cubiertos para devorarlo.

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05/11/2014, 00:40
2ºH - Mircea Padurearu

Según entraba junto a Daphne en el comedor, Mircea se fijó en una lechuza que le resultaba demasiado familiar y que hacía casi dos semanas que no veía. No era día de cartas y paquetes, así que aquel envío debía ser especial, solo quedaba una opción.

Ferenc empezó a revolotear y cuando estaba a punto de marcharse del gran comedor, escuchó los silbidos de su tonada particular, uno largo seguido de uno corto y su vuelo cambió de rumbo hasta llegar a Mircea, que acababa de sentarse a la mesa.

El rumano acarició al ave, murmurándole palabras y sacó algo de su sombrero que dejó que deglutiese antes de impulsar su vuelo con la mano, para que marchara a descansar a la lechucería con las nuevas incorporaciones.

Saludó a Maxwell a su llegada y fijó su atención en Erzsébet, que empezaba a abrir su paquete.

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05/11/2014, 00:48
1ºH - Erzsébet y Orsolya Padurearu

El paquete cayó en la sopa de Erzsébet que salpicó su túnica. Levantó un puño para lanzar imprecaciones al ave tan inútil, pero las palabras murieron en su boca, pues se fijo en la forma del paquete. Orsolya desplegó una sonrisa en su rostro tan grande como la de Booky, mientras Erzsébet empezaba a abrir el paquete como si las navidades acabaran de adelantarse, ajena a la llegada de los amigos adultos, que no tórtolos, pues aún eran jóvenes y de Maxwell.

¡Por fin!, desveló el contenido de la caja. Sacó la varita, la guardó en un bolsillo interior como si nada y siguió buscando en el paquete. ¿Qué? ¿QUÉ? ¡Ninguna nota de disculpa! ¿Os lo podéis creer?, preguntó incrédula haciendo al fin caso a los demás comensales. ¡Qué mal educado! Además de mal varitero es una mala persona. Las imprecaciones que iba a haberle dedicado a Ferenc ahora sí que salieron de su boca con un destinatario muy distinto: Ollivanders; que en aquel momento debía estar estallándole las orejas.

Con una mueca que daba a entender que estaba acostumbrada a los cambios de humor de su hermana, Orsolya siguió comiendo, contenta al fin porque su hermana no tuviera que seguir fallando fallos por usar una varita de repuesto.

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05/11/2014, 01:42
1ºH - Maxwell Alden

No hizo falta prestar atención para darse cuenta. Los rostros de muchos niños y muchachos se volvieron para mirar la lechuza que, tras dejar caer el paquete sobre el cuenco de sopa de Erzsébet, batía sus alas para elevarse y salir del comedor por los ventanales cercanos al techo. Algunos apartaron la mirada inmediatamente. En las de otros era evidnete la envidia. La mayoría hicieron una mueca de dolor o pesar. Solo habían pasado dos semanas. Todavía estaba demasiado fresco.

La situación en el extremo de la mesa de Hufflepuff que ocupaban los pequeños era muy diferente. La gemela había recuperado por fin su varita, antes de verse forzada a recurrir a amenazas de violencia. Se quejaba y protestaba, pero el regocijo era evidente.

—Se te olvidará en cuanto la uses. Además, si no se vuelve a romper, no tendrás que volver a depender del viejo ese nunca más —aseguró el chico, un instante antes de volver a sumergirse en la agradable tarea de deglutir la cena. No quedaba mucho para que los escharan del comedor, y todavía no había vencido al hambre que le había conducido allí.

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05/11/2014, 22:59
2ºH - Mircea Padurearu

¿El malhablado de Maxwell tratando de aplacar el mal humor de Erzsébet? Inaudito, absurdo. ¿Maxwell el poco hablador? Impensable.

Tienes suerte que Ollivanders no te haya enviado una caja vacía según lo que he escuchado que le escribiste, amonestó a su hermana. Pero por esta te libras, que gracias a eso salvaste a Ferenc.

Terminó el trozo de pastel de carne que aderezado con salsa de zanahoria se había servido para cenar y se levantó tras asegurarse que su hermana no volvería a usar a la lechuza para escribir más cartas amenazantes. Ni siquiera entendía como habían conseguido echarla el guante la primera vez si no sabían su melodía de llamada.

Buenas noches, se despidió de los allí presentes, aunque se los volvería a cruzar en la Sala Común.

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05/11/2014, 23:13
1ºH - Erzsébet y Orsolya Padurearu

Si ha hecho su trabajo sí, sino no. A la siguiente no se libra de que le rompa los cristales, murmuró lo último en bajo a Maxwell, evitando que al menos su hermano la oyera.

Erzsébet incluso tuvo el recato de sonrojarse a las palabras de Mircea. Siguió comiendo mientras aplastaba en su cabeza la idea de volver a enviarle una carta a Ollivanders, por ahora...

Cuando las niñas terminaron de cebarse, se limpiaron los morros, más o menos las manos y se levantaron veloces. Tenían planes antes de irse a dormir. Buenas noches, gritaron a su marcha.

Notas de juego

/out

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05/11/2014, 23:21
2ºH - Daphne Relish

Como había comido tantísimo pan con salsa durante el mediodía, ahora Daphne no tenía demasiada hambre, así que solo se sirvió un tazón de leche con miel y cereales. Miró expectante a Erzy mientras desenvolvía su paquete que, efectivamente, contenía su nueva varita.

Le sonrió sin abrir la boca, pues justo acababa de meterse una cucharada en la boca. Mientras el resto hablaba de los modales de Erzsébet y sus dulces palabras hacia Ollivander, ella terminó de cenar. Tras limpiarse con una servilleta, añadió a las palabras de Mircea-. Tiene razón. Es curioso cómo pasan a veces las cosas. Lo que parece una tragedia, puede traer también cosas buenas. En este caso, que Ferenc y la lechuza de la profesora Lovegood estén a salvo -concluyó con otra sonrisa.

Se levantó junto a los demás, se despidió de los que quedaron en la mesa y marchó hacia la tejonera.

Notas de juego

Directa al dormitorio de chicas.

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05/11/2014, 23:29
1ºH - Maxwell Alden

Maxwell no dijo lo que tenía en mente: romper los cristales no iba a servir de mucho, cuando podía arreglaros con un murmullo y un giro de varita. Lo cierto era que, para quejarse tanto de que era muy peligroso vivir en el mundo mágico, los hijos de puta tenían una vida de lo más fácil. Aprendían sus hechizos y se dedicaban a vivir la buena vida.

Espera. Que yo también soy un jodido mago.

Con esa grave reflexión, el muchacho se las arregló para terminar de cenar antes de que se le cerraran los ojos, y salió del comedor arrastrando los pies.

Notas de juego

/Al dormitorio.

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05/11/2014, 23:42
2ºH - Morgana LeFay

Algo malhumorada por la pérdida de tiempo que había sido el encuentro en el lago, comí lo primero que fuí capaz de alcanzar con la mano, sin importarme demasiado qué era y cuando sentí que había comido lo suficiente como para no despertarme a media noche por culpa del hambre, paré y salí en dirección a mi dormitorio.

Notas de juego

Al dormitorio.

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07/11/2014, 19:27
2ºH - Daphne Relish

Antes de sentarse en la mesa del comedor, Daphne miró hacia donde estaban los profesores. Cuando distinguió al gran Viktor Krum, que en ese momento conversaba con Nick Casi Decapitado, sus mejillas se sonrosaron y se le escapó otra risita.

Se sentó en su lugar habitual y se dispuso a desayunar: Salchichas, hummus, pan de sésamo y zumo tocaba esa mañana. Tras servirse, miró hacia todas las mesas. Era curioso la poca gente que había aún por ahí. Ella no era precisamente una madrugadora y le extrañaba ver que había tantos alumnos a los que se les pegaba las sábanas más que a ella. Esperaba que llegara pronto la gente o si no se aburriría como una ostra ahí sola.

Mientras, para matar el tiempo, se acercó un segundo a una chica de séptimo que acababa de apartar un ejemplar de El Profeta a un lado-. Hola, perdona. ¿Te importa dejármelo? –La chica asintió y le pasó el periódico con un "Quédatelo, ya he terminado con él". Daphne lo ojeó, pero sin pararse mucho a leer las noticias. Fue directa a los pasatiempos. Había una sopa de letras mágica: Cada vez que encontrabas una palabra, las letras se reorganizaban, de manera que no resultaba tan facilona como la versión muggle. Sacó una pluma y, mientras comía, buscaba.

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09/11/2014, 00:56
1ºH - Erzsébet y Orsolya Padurearu

Pareciera que dependiendo de quienes ocupaban los bancos del comedor a la llegada de las gemelas, éstas elegían un asiento u otro. En este caso con Daphne ya desayunando, las criajas se sentaron una a cada lado.

Zilele bune, saludó Orsolya en rumano. Szép nap, saludó Erzsébet en húngaro. Ambas a la vez según asentaban sus posaderas.

Por fin, dijo alborozada Erzy al ver lo que había sobre la mesa. Llevaba tiempo queriendo hacer una mezcla con la que había soñado hacía unas noches, pero nunca encontraba los ingredientes adecuados a la hora del desayuno. Estaba bien que los elfos sirviesen variedad en cada comida, y ahora por fin podría hacerlo.

Orsolya empezó a amontonar en su plato judías al curry, tomates verdes fritos, tortitas chorreando sirope y muchas más cosas. Echó un ojo a la sopa de letras mágicas de Daphne y encontró fácilmente unas cuantas palabras. Se calló, sabía cuanto odiaba la gente que los demás resolvieran sus juegos. Al menos parecía que Erzy estaba ocupada con... ¿qué estaba haciendo?

Tras coger un cuenco, Erzsébet había empezado a meter todo tipo de cosas. Crema de malvaviscos, crema de cacahuetes, mermelada de tomate, fresa y ciruela, sirope de arce, caramelo y chocolate, almíbar de melocotón y piña y finalmente casi un bote completo de salsa picante. Removió todo aquello con la cuchara y con una sonrisa dejó el menjunje en mitad de la mesa. Untó con un cuchillo aquella mezcla en un bagel de arándanos y canela y suspiró tras el primer mordisco. Esto sabe a cielo, trató de decir, pues ya lo restante del bollo estaba dentro de su boca.

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10/11/2014, 10:42
1ºS - Asterope Bletchley

Asterope se acercó a la mesa de Hufflepuff masticando y con medio croissant en la mano. La otra mano la abría y cerraba de vez en cuando, como si fuera alguna especie de tic. Era raro verla por una mesa que no fuera la suya. No era tan raro, sin embargo, verla sola últimamente, pues ya apenas pasaba tiempo con sus compañeros de casa.

Buscó por el lugar a Erzsébet, a quien encontró unos segundos después con la cabeza metida en el plato, igual que su hermana. Nunca las había visto comer y el espectáculo le resultaba grotesco. Más que por las ansias, por la mezcla que habían preparado. Y daba reparo interrumpirlas, pues parecía que les iba la vida de ellas y de toda su familia en ese desayuno.

Se acercó a sus compañeras y carraspeó-. Buenos días –Saludó solemnemente y con cierta seriedad-. ¿Os importa que me siente un minuto? -Pidió permiso antes de sentarse frente a ellas. En medio de las dos gemelas había otra chica, de la cual supuso que era de algún curso mayor pero que, por altura, parecía más pequeña que ella. No sabía muy bien cómo empezar esa conversación cuando había alguien entre sus interlocutoras escuchando todo. Al menos parecía estar entretenida con el periódico. Y, realmente, solo necesitaba hablar con una de ellas.

- Erzsébet, quería hacerte una pregunta. ¿Has tenido ya noticias de Ollivander? Después de tres semanas, yo sigo sin mi varita y me parece muy raro –Echó la mirada al techo, para ver si, por alguna casualidad, el correo llegaba tarde ese día. Pero no hubo suerte-. Booky me dijo que últimamente estaba muy ocupado, pero es que esto es demasiado. Y es que... ahora toca duelo y el otro día ya fallé un hechizo. No quiero tener que ir a tantas recuperaciones.

Bajó la cabeza avergonzada. ¿Quién le habría dicho a ella que iba a ser tan "mala" alumna? Con todo a lo que aspiraba, esa mancha en su expediente, incluso a tan corta edad, podría estropearlo. O así lo veía ella, desde su negra perspectiva. ¡Y todo por culpa de una maldita varita! Terminó su croissant sin muchas ganas.

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10/11/2014, 23:43
1ºH - Erzsébet y Orsolya Padurearu

La llegada de Asterope, como la de cualquier otro alumno mientras las crías se dedicaban a la labor más sagrada de la vida humana, el comer, pasó desapercibida. Orsolya había probado la mezcla angelical con la que había soñado su hermana y por una vez tenía que darle la razón, aquello era manjar de dioses. Habían extendido aquella mezcolanza en bagels, gofres, crêpes, trozos de pera y manzana e incluso sobre los distintos cachos de pasteles. Daba a cada cosa que comían un aire más distinguido, como si aquello tuviera la capacidad de levantar a un muerto de su tumba, dar un plus en la habilidad Suerte durante unas cuantas horas e incluso posiblemente pudiera ser catalogado como un elemento de la tabla periódica de más valor que el oro, el francio o el lutecio.

Sin permiso concedido, pues ninguna había prestado atención al tono bajo de voz que Asterope había usado, ambas levantaron la mirada un momento cuando vieron que algo o alguien se sentó enfrente. Fue Erzsébet quien primero habló tras tragarse el edificio de galletas untadas de diez plantas que se había montado. ¿El olor del dulce de elfo, a que sí?, acababa de inventarse el nombre de la mezcla, no sonaba mal. Acercó el recipiente hacia Asterope, para que lo probara. Sus ojos darían vueltas dentro de sus cuencas, los dedos de sus pies tratarían de salirse de sus zapatos y el corazón se le pondría a cien.

Ese inútil me envió la varita ayer, indicó la susodicha que estaba enganchada al lugar pertinente de su chaleco. ¡Ni que fueran barricas de Soda Pop!, dio un golpe en la mesa con la palma de la mano.

Quizás te llegue esta noche, Astro, intercedió Orsolya, sonriendo tímidamente. Aún no le perdonaba que se vistiera de mortífaga en Halloween.

¿Qué tal la mano?, preguntó de improviso Erzsébet. Se le ve mejor color, indicó con el cuchillo el puño que la slytherin abría y cerraba de vez en cuando.

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11/11/2014, 00:28
1ºH - Maxwell Alden

El niño tenía un aspecto más descuidado de lo habitual esa mañana, y lo habitual era bastante descuidado. Pantalones, chaleco y mangas de camisa arrugadas como si hubiera dormido con ellas puestas. Corbata desaparecida, media solapa de la camisa fuera del pantalón y medio cuello, el del lado opuesto, alzado y retorcido. Cabello que parecía una pradera pisoteada por una manada de caballos.

Nada más llegar, Maxwell se quedó quieto, junto su silla de siempre, mirando a la chica que estaba de pie junto a las gemelas y Daphne, con la mitad de uno de esos bollos cornudos gabachos en la mano. Solo el croissant, sin nada dentro. Si Hogwarts hubiera estado en California, la hubieran condenado a muerte.

Cuando por fin se sentó, se dignó a mascullar su saludo de casi cada día, todo un modelo de educación y buenas maneras:

—Hey.

Olvidó, distraído por la novedad, sacar las manos de los bolsillos. Resultó en una incómoda situación, con las manos metidas tan adentro que acabó con el trasero encima de las muñecas. Se vio obligado a apoyar el pecho en el borde de la mesa para hacer palanca y despegar el culo, liberando sus manos del peso de su cuerpo y, por consiguiente, recuperando la capacidad de sacarlas de sus fundas y usarlas para lo que era menester en el comedor: llenarse el plato de alimentos variopintos. No tan variopintos como las gemelas, que esa mañana habían confeccionado hecatombes gastronómicas capaces de provocar arcadas a un coprófago veterano.

Mientras cogía un poco de aquí y un poco de allí, evitando las combinaciones de sabores demasiado experimentales, levantó la mirada hacia la niña grandota de Slytherin.

—¿No te sientas?

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11/11/2014, 00:40
1ºS - Asterope Bletchley

A Asterope le habían enseñado en su casa que no se debía rechazar un ofrecimiento, pero el plato que le pasó Erzsébet era de todo menos apetitoso. No tenía ninguna gana de probarlo, pero la educación era la educación, así que cogió una cuchara que había al lado y, con una sonrisa, la llenó con copete de aquella mezcla. Una vez en su boca, siguió con esa sonrisa, aunque por dentro estaba maldiciendo. ¿A quién se le ocurría mezclar mermeladas, crema de cacahuete y... lo que fuera que picaba como un demonio?-. Mmmm... ‘ico –aseguró aún con la boca llena, incapaz de seguir adelante con el proceso digestivo.

Justo entonces llegó Max, a quien saludó solo con la cabeza, pues en aquel momento no quería (ni podía) abrir de nuevo la boca. Se le quedó mirando llena de confusión al comprobar lo que le costaba a ese chico sentarse de forma normal. Y seguía con esa mezcla infernal en el paladar cuando le preguntó si no iba a sentarse, algo que hizo inmediatamente ahora que había recibido permiso.

Cuando pudo tragar, con dificultad por supuesto, respondió a Erzsébet-. ¿A... Ayer? –se sorprendió medio atragantada-. Qué tarde. A saber cuánto tarda la mía.

Orsolya le comentó que quizás le llegaba por la noche y, cuando Asterope la miró, la notó algo rara. Llevaba ya bastante tiempo así y no tenía ni idea de por qué. ¿Quizás pensaba que ella y Willow la habían abandonado en aquella noche fatídica? No podía ser eso... ¿o sí? La pobre Slytherin estaba algo perdida.

Hablando de esa noche...-. ¿La mano? –Miró con recelo a la tejona que había entre ellas, esperando que no se notara mucho de qué hablaban. Luego pensó que podrían estar hablando de cualquier lesión común, no tenía por qué interesarle ni sospechar nada-. Pues sí, mejor, gracias. A veces noto un hormigueo, pero nada importante –Ahora que lo peor había pasado, ya no le preocupaba tanto-. ¿Qué tal por aquí?

Se sentía algo rara en mesa extraña, como si sobrara, y miraba a todas partes con ojos inciertos. Se sentía igual en la suya, pero al menos sabía que Slytherin era su propia casa y nadie la podía sacar de ahí a patadas.