Partida Rol por web

-¡Oh! ¿Haremos duetos?- Dijo Freedom, mirando con interés como Ryota se ofrecía como compañero para el pobre Kueng, que estaba aparentemente resignado a su destino. Lo de "Despacito" la hizo fruncir el ceño. -¿También conocen la canción?- Preguntó sorprendida u curiosa, pues recordaba que la canción había estado muy pegada en las estaciones de radio más populares. Las opciones de Ryota la hicieron soltar una carcajada. -¡Me encanta Disney! Si no cantan A Whole New World ahorita, alguien debería cantarla mas adelante.-

Lyssa comenzó a repartir las bebidas, que la ugandesa tomó junto al resto. Recordaba el comentario de Niu respecto a su poca resistencia al licor, y sonrió a la explicación que le daba la gótica al respecto. -¡Por emborracharnos!- Se unió al brindis y bebió el shot, corriendo a morder el limón mientras sentía el calor en la garganta. No era la primera vez que tomaba tequila, pero seguía siendo una experiencia que no disfrutaba demasiado. Aún así, la idea esa noche era pasarla bien, y donde fueres haced lo que vieres, o algo así decía el dicho.

-Ugh, no sé si será buena idea, pero ¿después del tequila podríamos pasar al sake? Me han dicho que el de cereza es excelente, más suave que el típico de arroz...- Preguntó para ver quien podría saber del tema. -¡Yo digo Titanic!-

Sonrio mientras miro a Nui por las palabras de Kueng. - Si, se nota y mucho... me recuerda a mi propio hermano. - Al volver la mirada al chico, sonrio de forma algo traviesa. - Solo recuerda, que tu eliges despues... y los que rien ultimo... - Rio levemente, mientras no puedo evitar recordar algo. No hay maldad, aparte de la tipica de hermano mayor a menor, con algo de humor duro.

La cosa ya comienza a desmadrarse cuando Ryota dice de hacer un dueto, peor aun cuando queda claro que vamos a elegir las canciones de los demas. Si, la noche va a ser tremenda a este paso. Me pregunto que pensaria Tasha de ver en semejantes circuntancias. Se partiria sin ninguna duda. No puedo mas que sonreir, se me nota contento pero sobretodo divertido por como las piezas van juntandose a nuestro alrededor. Podria haber salido mal, pero todos estamos poniendo de nuestra parte y sin duda, va a ser una noche para recordar.

Al escuchar a Lyssa no puedo mas que reirme. - Lo tendre en cuenta... - El tono sin duda indica alguna posible broma o similar. - Y no te preocupes, buscare una que sea todo lo opuesto a lo que sueles escuchar, cuando llegue ese momento. - Una sonrisa divertida y que llama a retar.

Tras eso me acerco a por mi chupito. Conozco el tequila y aunque prefiero el vodka, esto sin duda hara subir las opciones de que no salga de pena cuando me toque cantar. Levanto el chupito para seguir el brindis propuesto por Lyssa. - ¡Por emborracharnos en Japon! - Mordisco al limon y a saborear la sal. No estaba del todo malo, o no tanto como recordaba, parecia que los de Japon sabian que tipo de alcohol repartir.

Freedom saca el tema de cambiar de bebida. Esto va a ser duro. Sonrio mirando a la chica. - Preferiria vodka puestos a cambiar, aunque probar el sake de cereza suena interesante. - Me giro buscando a Ryota o a Samantha. - Por favor, ilustradnos sobre las diferencias de la bebida... aunque dudo que lo de "suave" anime al personal. - Miro a Freedom, con una sonrisa entretenida y divertida.

Eso, Titanic. - Voto con Freedom, mientras miro a Kueng y me encojo de hombros, casi como si me disculpara aunque mi sonrisa no dice lo mismo.

Fui saludando al resto según fueron llegando, a unos los conocía y a otros me propuse conocerlos esa noche. No se podía negar que éramos un grupo variopinto, tanto físicamente como en actitud pues sólo había que fijarse en la timidez de Niu o en el descaro de Lyssa. Sin embargo, me mantuve callada y a la expectativa mientras entrábamos en el local, observando todo a mi alrededor y sin meter baza cuando comenzaron a hablar de canciones e incluso de bebida. A mí en esos momentos no me importaba lo que decidieran, desde mi punto de vista todo estaría bien, lo que me interesaba de esa reunión era relacionarme con más gente y pasar un buen rato.

A pesar de mi momentaneo mutismo, lo que sí hice fue brindar junto al resto con el tequila que tomamos, con su limón y su sal como mandaban los cánones, aunque en alguna ocasión lo había tomado con zumo de tomate y estaba riquísimo también, Bloody Mary con tequila.

-¡Por emborracharnos! —exclamé con el resto justo antes de meterme de golpe el chupito.

Aquel trago, que me calentó el estómago y el espíritu, me sentó fenomenal, sobre todo porque me ayudaría a desinhibirme ya que, como era habitual en mí cuando estaba ante desconocidos o poco conocidos, solía observar demasiado, hablar poco y estar siempre a la defensiva.

Iba a preguntar cómo íbamos a cantar, el orden o las canciones o lo que fuera que tuvieran pensado hacer cuando me sorprendió que el chico rubio que acababan de presentarme, Alexei, se dirigiera a mí también, aparte de Ryota, cuando salió el tema del sake.

—A mí no me mires... Yo de cultura japonesa apenas tengo ni idea —expliqué sin entrar en más detalles. Como siempre me solía pasar, mi aspecto daba lugar a demasiados equívocos y la gente daba por supuesto que yo tenía que ser japonesa a la fuerza.

Ryota me sugirió una opción "mejor", cantar a dúo con él. Me giré para mirarle conteniendo la risa y me levanté intentando parecer todo lo serio que aquella situación me permitía. - Te tomo la palabra, si aún conserváis los tímpanos cuando haya cantado, me guardas una canción. Pero esta me toca a mi solo. - Después de todo era el precio a pagar, y yo ya había tomado la decisión de ser el primero en mojarse, no me iba a echar atrás.

La primera ronda ya estaba servida y fui directo a por uno de los vasos de chupito. La misma chica que había pedido las bebidas fue la que sugirió que brindásemos y yo secundaba la moción. Alcé el vaso junto al resto preparado para el momento. - ¡Por emborracharnos en Japón y acabar cantando Doraemon! - Añadí a la frase, augurando que alguien tendría que cantar la canción de una de las series más famosas. De un sorbo me tragué el chupito de tequila, dejando que el alcohol me dejase una sensación de abrasión en la garganta.

Ya se habían votado las canciones y la de Titanic ganaba por goleada. El "público" estaba un poco sensiblero y quería canciones lentas, aunque prefería esa antes que una de Disney o cualquiera que mi hermana pudiese aconsejar. - Yo no sé mucho de bebidas, me tomo lo que me pongan por delante. Id escogiendo mientras yo os hago un destrozo de la canción insignia de Titanic. - Cogí el micrófono que Ryota me había ofrecido y busqué dicha canción en la pantalla que ya había mirado antes. Echar un vistazo a la lista me dio una idea de cuáles podría sugerir yo luego, por la frase que Alexei me dijo sabía que podía contar con su ayuda para elegir la de Niu.

La canción empezó a sonar y aquella melodía tan conocida inundó aquella pequeña estancia. Yo estaba de pie frente a todos, micrófono en mano y con el rostro rojo, no por el alcohol, sino por el sentido del ridículo que perdería después de unos chupitos más. Cuando llegó la hora de cantar, mi voz empezó siendo débil y apagada, mostrando lo avergonzado que estaba, pero viendo que el ambiente animado seguía, decidí que tenía que darlo todo. - Qué demonios, hemos venido a jugar. -

Alcé el tono de mi voz intentando darle un poco de sentimiento, lo que me hacía ver más ridículo si cabía, pero me daba igual. No me sabía muy bien la letra y tampoco llevaba bien el ritmo, aunque tenía buena pronunciación y no cantaba demasiado mal. Entendiendo por aquello que no me salían muchos gallos, y no hacía llorar a quien me escuchase.

Intentando dar un poco más de espectáculo me puse teatrero, acompañando mi voz de gestos exagerados como si fuese un cantante de ópera o algo parecido, consiguiendo que se me viese como un actor de una película dramática mala. Al final lo único que conseguí fue alzar más la voz al motivarme, pero no se podía negar que estaba esforzándome.

La canción acabó y tras tanto tiempo aguantando no pude evitar reírme ante los que me habían estado escuchando. Pasado unos segundos me recompuse y miré al grupo lo más serio que pude, alzando el micro frente a mi. - ¿Qué, contentos? ¿Quién se atreve a superarme ahora? ¿Algún valiente? - La parte positiva es que ahora me tocaba a mi estar al otro lado.

Vitoreo a Kueng a lo largo de toda su actuación, bebiendo, riendo y haciendo comentarios con los demás. Cuando llega el clímax soy incapaz de contenerme, y empiezo a cantar a la vez que él, animado por su melodramatismo, aunque solo un par de frases antes de volver a echarme a reír. La verdad es que no lo hace mal, nada mal.

Al acabar la canción, aplaudo fervorosamente. ¡Ha sido genial! Cuando Kueng pregunta quién quiere ser el siguiente, yo ya estoy de pie, con el micrófono en la mano y toqueteando el selector para elegir una canción que esté a la altura de las circunstancias. Cuando el título de El Fantasma de la Ópera aparece en pantalla a la vista de todos, yo miro a los demás con expresión de fingido pavor, estirando una de las comisuras de la boca en una mueca torcida.

—Bueno, ha tocado por suerte —miento—. Habrá que cantarla…

Cuando presiono el botón de reproducir, los famosos acordes de órgano llenan la sala.

La canción empieza suave, y yo miro a mis amigos con cara de misterio exagerado, como si les estuviera haciendo una confesión prohibida. En el momento en que llego a la primera parte aguda, pongo una voz cómica en falsete, como de cantante femenina de ópera, haciendo un vibrato humorístico mientras me llevo la mano a la cara, tapándome los ojos, como si estuviera aterrorizado. Cuando llega la parte del Fantasma, me pongo a berrear como si no hubiera un mañana, dándole un sonido rasgado a mi voz para disimular el hecho de que estoy llegando al límite de mi registro, pero eh, el truco no queda mal del todo. Vuelve a ser el turno de Christine, y lo doy todo con la voz más aguda de la que soy capaz, haciendo caras y poniendo los ojos en blanco como al borde del desmayo. Pero no me rindo. Al fin llega la temida secuencia final de agudos. Y entonces es cuando, directamente, me pongo a chillar, y mi voz suena más a una sirena de barco que a otra cosa. Pero la canción sube más y más, hasta que llega un momento en que la voz se me quiebra y me sale un sonido parecido al que haría una rata pisada. Llegados a este punto ni siquiera estoy afinado, limitándome a gritar todo lo agudo que puedo en un tono estridente y, creo yo, gracioso.

Por fin, la canción termina. Al acabar mi último grito levanto la cabeza hacia el techo en un gesto de diva dramática, antes de hacer como que me desmayo, dejándome caer al suelo con la mano en la frente. Después de unos segundos me levanto, riendo. Hago como que voy a hablar pero no me sale la voz, y miro a mis compañeros con cara de susto, llevándome la mano a la garganta, pero no tardo en volver a reírme. Carraspeo, notando el escozor provocado por el sobreesfuerzo.

—¡Bueno, le toca al siguiente! Aunque no sé yo si vais a poder mejorar esta apoteósica interpretación…

Dicho esto, paso el micro al siguiente y me escurro entre los demás, buscando un asiento entre risas.

No hizo falta demasiado para que Lyssa se uniese a Ryota, aunque sin acompañarle al escenario. Se había bebido su chupito mientras brindaba con los demás, y rápidamente se había servido otro. El tema de Titanic no era lo suyo, pero a corear El Fantasma de la Opera no se pudo resistir. Eso si, mucho más fantasma que Christine. Recitaba las lineas forzando los tonos graves y la voz rasgada, más de lo que sería normal con su tono natural. 

Aprovechando el revuelo por las canciones había pedido más bebida, esta vez un sake de cereza como había sugerido Freedom, que llegó en muy poco tiempo. ¿Estas segura de que esto no va a ser como zumo de cerezas? Bromeó mientras servía varios pequeños vasos y los dejaba sobrela mesa. 

Al pasar de vuelta junto a la tarima, con un vasito de sake en cada mano, no pudo evitar unirse por un instante a Ryota. Solo un momento para seguir su camino hacia su sitio, junto a Niu. 

-¿Saldrás a cantar? - le preguntó mientras se sentaba a su lado y le ofrecía uno de los vasos - Apuesto a que se te da bien - sonrió de medio lado mientras se mordía con suavidad el labio inferior. 

Niū sonrió y aplaudió a su hermano cuando éste terminó de cantar. Lo había hecho realmente bien.

-¡Qué arte tiene mi gēge! -le dijo en español cuando pasó por su lado.

Cuando Ryota y Lyssa comenzaron a cantar, Niū les escuchó atentamente, interrumpida solo para tomar el segundo chupito.

Al terminar, Niū volvió a aplaudir, quizá con más energía que antes.

-¡Bravo! -les dijo en japonés mientras les miraba abandonar el escenario.

Para cuando Lyssa tomó asiento, Niū ya empezaba a estar sonrojada. Y aunque sabía que no debería seguir bebiendo, aceptó el ofrecimiento de su compañera, pues le había traído el vaso de propio y no quería hacerle el feo.

-¡Gracias! -le dijo al aceptarlo- Creo que con ésto ya cierro el cupo de alcohol. -agregó con algo de timidez.

Cuando ésta le preguntó si saldría a cantar, Niū bajó levemente la mirada, como pensándolo. Lyssa afirmó que se le daría bien mientras la miraba intensamente, a lo que Niū la miró con sorpresa mientras el rubor en su cara continuaba avanzando.

-¿Y-yo? No... Yo nunca he hecho éstas cosas... -dijo levemente avergonzada- Mis amigas siempre me dicen que debería lanzarme más...

Miró un segundo a Lyssa en silencio.

-¿Sabes? Si haces un dúo conmigo me atrevo. -le dijo mientras asentía con una seguridad espontánea- Pero... me sé muy poquitas letras de canciones. -le confesó.

La respuesta de Samantha me pillo desprevenido, mostrandose en mis ojos abiertos por la sorpresa, y no dude en girarme para encararla. - Mis mas sinceras disculpas. - Parecia realmente avergonzado por el error cometido. - Deberia haber preguntado, en lugar de haber presupuesto las cosas. - Una leve inclinacion al estilo japones, algo mas baja, dando a entender mi disculpa.

Kueng subio a la palestra, tras el lo hizo Ryota, con un breve momento de Lyssa, y sin duda parecia que todos iban a hacerlo de puta madre. Joder con el nivel de esta gente, asi seguro que no se aburrian nunca. Aun asi estaba decidido a no hacer un ridiculo espantoso, aunque de primeras no sabia que puñetera cancion elegir.

El segundo tequila calento el tema, menos mal que con los añadidos se hacia mas pasable, realmente echaba de menos el vodka.

Me acerque a Kueng y Ryota. - Desde luego no vuelvo a ir a un karaoke con vosotros, ¿os parece normal poner el nivel tan alto? - Suspire con una sonrisa contagiosa en los labios.

Lyssa se sento con Niu, con el chupito de cereza o algo similar. No dude en cogerlo, brindar en direccion a los dos chicos con los que acababa de hablar, y acercarme a la palestra, o era patibulo. De perdidos al rio, o al lago segun fuera. - Tienes tiempo de pensartelo Niu, no te preocupes. - Una amplia sonrisa a la timida hermana de Kueng, antes de ponerme a trastear con el aparato de las canciones. - A las malas, puede Kueng elegir que cancion te toca ¿no? - Mire a este ultimo de reojo, con cierta malicia, porque si queria era el momento de hacer de hermano mayor.

Iba pasando de una a una, hasta que una me llamo la atencion. Sonrei para mi mismo... ¿Y por que no? Le di al boton y me aleje un poco mientras me ponia el micro cerca de los labios.

No me movia mucho al principio de la cancion, pero poco a poco y tras un trago rapido al chupito que tenia en la mano, hizo que fuera ganando en confianza, o simplemente me diera igual un poco todo. Pequeños movimientos de los pies, e incluso algun gesto con la mano en los momentos supuestamente mas altos de la cancion, hasta que por fin se dio por terminada y pude dejar descansar mi voz. Oye... pues no ha salido tan mal creo... a falta de ver sus caras.

Me di la vuelta, y sonrei al grupo mientras me encogia levemente d ehomrbos en una mueca graciosa. - Creo que al final me he emocionado demasiado. - Acabe riendo con ganas, de esas risas que llaman a la fiesta, a unirse y seguir con ella, que te hacen sentir extrañamente bien.

Me acerque a Niu, deje el chupito en la mesa y se lo tendi, mientras miraba a Lyssa por un momento tambie sonriendo, de vuelta a Niu. - Todo tuyo... o vuestro.

-¡¡OUUUUU Vaya temazo!! - levantó los brazos cuando empezaron a sonar los acordes de It's my life. Desde el asiento cantó a voz en grito, lo suficientemente alto para dejar escapar algún que otro estridente gallo - ¡Así se hace! - aplaudió al final

Aquella era una de las canciones que siempre le levantaba el ánimo. Si sonaba en un bar siempre acababa saltando y gritando como si no hubiera mañana. 

-Si que sabes como hacer que una dama se divierta... - comentó al final mientras les dejaba el chupito - Creo que todos sabemos que esto va a ser para mi - sonrió cogiéndo el vaso de la mesa, para volverse hacia Niu y mirarla a los ojos - ¿Verdad, cariño? Aun puedes quitarmelo de las manos si quieres... - la retó mientras se lo llevaba lentamente hacia los labios. 

Si Niu no hacía nada para impedirlo, se lo bebería de un trago. 

-Elije una canción, rápido  - le dijo entonces, independientemente del resultado - Es el momento. Tu y yo vamos a salir ahora a cantar. La que tu quieras, sin límites - no estaba segura de no arrepentirse pronto de decir aquello. 

Se levantó entonces y cogió las manos de Niu, tirando hacia ella para levantarla y guiarla hacia el escenario. 

Me sentía bastante cohibida, no tanto porque me diera vergüenza cantar sino más bien porque veía a todos como una piña divirtiéndose mientras yo no me sentía nada integrada. Bebí el segundo tequila esperando que aquello me animara un poco mientras escuchaba el gran nivel que parecían tener todos. Las canciones elegidas no eran precisamente fáciles y, bien en solitario o bien a duo, lo hacían muy bien, a pesar de querer hacer el payaso como Ryota.

Intenté reírme, los animé y aplaudí, pero seguía manteniéndome en segundo plano sin hacer ningún gesto que indicara que me iba a animar a cantar. En primer lugar los turnos ya parecían estar marcados y en segundo no tenía ni idea qué tema podía interpretar, así que seguí escuchando y observando al grupo tan animado mientras yo seguía pensando si habría sido buena idea haber aceptado la invitación. Lo intentaba, pero desde que había llegado a ese país parecía una persona completamente distinta, poco sociable y que buscaba más la soledad que hacer amigos. Y yo no era así, nunca había tenido problemas para integrarme y no entendía el porqué me estaba pasando aquello.

Tendría que beber algo más para dejarme llevar.

Escuché a Lyssa que invitaba a Niu a salir con ella a cantar y me mantuve expectante por saber qué tema escogería la tímida china.

Niū bebió el sake de cerezas y asintió con aprobación.

-Está muy bueno. Y tras el tequila ya tengo todo dormido, así que ni me pica al bajar. -dijo con una sonrisa.

Mientras Alexei cantaba, ella resopló.

-¡Uf...! ¡Qué calor! -exclamó mientras se desabrochaba dos botones de la camisa roja de cuadros que llevaba. Seguía tan roja como antes.

Cuando Alexei volvió a su asiento, le ofreció una nueva bebida. ¿Es qué se habían puesto de acuerdo para emborracharla? ¿No se habían dado cuenta de que ya bastaba con lo que había bebido?

Lyssa atrapó el vaso velozmente y comenzó a acercarlo a sus labios con una velocidad tentadoramente lenta que provocó que Niū comenzara a reír con fuerza.

-¡Te están saliendo cuernecillos y todo! -le dijo con la cara encendida- ¡Tú ganas! ¡Anda trae! -le quitó el vaso y lo tomó de un trago.

Luego lo dejó con fuerza en la mesa.

-¡Más te vale que luego te hagas responsable de... de... de esto. -dijo señalando el vaso vacío.

En seguida Lyssa se puso en pie y la arrastró de las manos al escenario. Niū trastabilló al ponerse en pie pero se incorporó rápidamente y siguió a Lyssa.

-¿Yo elijo? ¿Así sin más? -preguntó sorprendida.

¿Qué canción podía elegir? Por un momento se quedó en blanco. Luego reaccionó y comenzó a seleccionar una canción.

-A ver qué te parece ésta... es un clásico, te la tienes que saber. -murmuraba más para sí que para su compañera mientras buscaba entre las muchas para elegir. Mientras buscaba en la pantalla, se movía lentamente como un vaivén- ¡Aquí! Solo hay una voz, pero la cantamos a la vez, ¿ok?

Corrió a colocarse junto a Lyssa, y luego tuvo que volver a pulsar el Play para volver a ir junto a ella mientras soltaba una risilla tonta.

Mientras, la canción comenzó.

Niū comenzó a cantar sin esperar confirmación de Lyssa, riendo y botando a ritmo de la canción, habiendo el alcohol dejado atrás cualquier atisbo de timidez que pudiese tener.

A veces olvidaba alguna frase y simplemente tatareaba a todo volumen, pero no parecía importarle y simplemente se reía.

Cuando terminó la canción, Niū volvió a su asiento entre risas mientras daba unas palmadas junto a ella para animar a Lyssa a que se sentase.

Luego volvió a resoplar por el esfuerzo y abrió un botón más la camisa.

-Me estoy asando... -murmuró. El color de su rostro, lejos de desaparecer, comenzaba a formarle algunos ronchos de tono morado.

Sin duda no podia esperar que Lyssa se uniera, pero eso lo hizo aun mas divertido. Provocando que cuando por fin me habia soltado, hiciera gestos a mi acompañante, para que elevara la voz en algun punto epico de la misma cancion. Sonrei abiertamente cuando se dedico a aplaudir y yo mismo aplaudi en su direccion, junto con una leve reverencia. Me lo estaba pasando en grande.

Uno hace lo que puede... - Sonrisa abierta y provocadora, antes de ver el juego que se traian Lyssa con Niu. Mire a esta ultima, para ver como respondia y sin duda, se lanzo. No pude mas que sonreir aun mas abiertamente, mientras volvia mis ojos a Lyssa. - Creo que tienes razon Niu, un poco de diablesa si que tiene. - Rei con ganas, mientras veia como la china le daba un buen lingotazo. A este paso ya sabiamos quien caeria primero.

Me sente mientras las chicas subian al escenario, eligiendo sin duda otro temazo. No cante con ellas, pero mi pieran seguia el ritmo de la misma, perdiendose en alguna ocasion pero prfiriendo ver la combinacion de las dos voces, lo cual sin duda seria epico.

Vi como Samantha parecia un poco apartada, o pensativa. ¿Le habria sentado mal mi comentario de antes? Esperaba que no.

Mire al escenario y luego a la chica, antes de acercarme un poco a ella. - Samantha - Sonrisa agradable, amistosa y de las que provocan que sonrias, o al menos sientas que no estas solo. Señale los chupitos. - ¿Nos tomamos uno? - Tome dos chupitos, colocando uno delante de ella, mientras dejaba el mio listo para cargar directo a mis labios. Mis ojos estaban fijos en ella, esperando alguna reaccion. La sonrisa y la mirada llamaban a beber ese extraño liquido con sabor a cereza.

Ryota ni se lo pensó cuando ofrecí el micrófono y fue a coger una canción con dos voces. Miré a Niu cuando me congratuló entre chino y español por mi canción. Si no estuviesen todos con tantas ganas de cantar, quizás alguien se hubiese planteado el significado de esa expresión tan rara. Una vez la canción de Ryota empezó a sonar me extrañó ver que estaba solo, pensaba que iba a arrastrar con él a Alexei para cantarla, sin embargo, él mismo se encargó de hacer el trabajo de dos personas y actuando el doble de melodramático que yo.

Mientras algunos se unían a hacer de coro yo fui a por un vaso que consideraba merecido y sin saber muy bien de qué se trataba, me lo bebí de un sorbo. No descubrí hasta que ya me lo había tomado que se trataba de algo nuevo, el sake que habían mencionado antes. Estaba más hecho al tequila que al sake y no disfruté tanto el sabor como lo había hecho con la bebida anterior. - Bueno, tampoco es que los chupitos sean para eso. - Me dije para luego ponerme a animar al siguiente.

Alexei se había animado con una canción un poco más movida. - ¡Por fin! ¡Dale caña, Alexei! - Le dije para animarle ante un clásico como tal, que incluía hasta una leve coreografía, si se podía llamar así. Al fin estábamos pasando a canciones más cañeras y eso se agradecía, de haber seguido con el tema Disney hubiese pasado mucha más vergüenza.

Alexei bajó y para mi sorpresa, le sustituyeron Lyssa y mi hermana. No había tenido tiempo de decirle ninguna canción al haberme puesto a cantar de fondo las canciones junto al resto así que por el momento se había librado. La sorpresa fue bastante positiva pues Niu había cogido una canción bastante animada para cantar con aquella chica, no estábamos acostumbrados a vernos juntos en ese tipo de situaciones y ver a mi hermana tan fiestera resultó bastante divertido.

- Has estado genial, enana. - Le dije en español, como guiño a su comentario de antes. Me fijé en que el alcohol le estaba haciendo bastante efecto y que ya se le veía un poco mareada. El poco aguante de mi hermana iba a mostrarse al resto dentro de poco si seguía así.

- Ten cuidado con el alcohol o tendré que llevarte a cuestas a tu dormitorio. - La versión adulta de llevar a tu hermana pequeña cuando se cansaba era hacerlo cuando esta se encontraba ebria. Un cambio a mejor, sin duda.

Ya algo encendido con la bebida fui yo quien sirvió los siguientes vasos y me tomé uno más, para animarme a la siguiente canción. Cogí el micrófono y miré con ojos picarones a Ryota, alzando las cejas. - No puedo irme de aquí sin cantar una contigo. - Recordando las canciones que habían cantado caí en la cuenta de que aún faltaban un par por participar, y me sentí mal al verme tan egoísta. Samantha y Freedom no había tenido aún su oportunidad.

- Disculpadme chicas. Me ha podido el ansia. Animaos a una vosotras, no puede saliros peor que a mi. - Si no fuera por que me había visto arrinconado no hubiese cantado la primera canción, y quizás ellas eran algo más tímidas. - Si os da vergüenza podemos cantar en grupo, pero hemos venido a disfrutar todos juntos. - Sin saber si mis palabras habían sido muy acertadas, dejé el micrófono en la mesa por si alguna de las dos se animaba a cantar.

La verdad es que todos están haciéndolo genial. Ya imaginaba que íbamos a divertirnos, pero lo que llevamos de noche está superando mis expectativas. ¡Nada como quedarse afónico delante de tus compañeros de residencia para forjar una amistad eterna! Sin embargo, en un momento dado me parece advertir que Samantha está algo retraída. Quizá sea porque, a diferencia de mí, no conoce a la mayoría de los invitados. Cuando me escurro entre la gente para sentarme a su lado, Alexei ya está charlando con ella.

—Tú a tu ritmo, Samantha —le digo, ligero, con una sonrisa fácil, y le guiño un ojo—. No te preocupes.

Sirviéndome un chupito de licor de cereza, me lo bebo de un trago, no antes de levantarlo en señal de brindis y proclamar un «por la amistad». Asisto extasiado a la demostración de desparpajo de la pequeña de los Xu. Cuando termina su actuación, aplaudo tan fuerte que me duelen las manos.

—Eh, Kueng, no me habías dicho que el acento de tu hermana mejorase tanto cuando bebe —le digo a su hermano, riendo, independientemente de que ahora Niu esté hablando en inglés y no en japonés. No tiene mucho sentido el comentario, pero, ¿acaso importa?

Kueng no pierde comba y me devuelve mi reto para hacer un dueto. Levanto las manos en señal de rendición… y me levanto de mi asiento, cogiendo rápidamente un micrófono.

—Viendo el color que está cogiendo esto… —digo, pasando una a una las canciones del selector hasta que encuentro una más que adecuada. Enarco una ceja, travieso—. Bueno, ya hemos calentado las voces. Ahora, más te vale darlo todo. No hay excusa que valga.

Pulso el botón de reproducir.

Dancing in the Street. Temazo clásico donde los haya. Mientras empieza el vídeo, dejo que Kueng se vaya preparando psicológicamente mientras yo imito los movimientos y los gritos de Mick Jagger, dejando claro que voy a hacer su parte, y que David Bowie queda para mi compañero. La canción empieza enseguida, y la verdad es que me lo paso genial. Tanto Kueng como yo somos unos teatreros de mucho cuidado, y nos dejamos la piel en el «escenario» mientras alternamos miradas de complicidad con momentos en los que cantamos directamente a nuestro público. Aprovecho para sacar mi yo más canalla, lanzando miradas de perdonavidas a diestro y siniestro mientras canto con voz desgarrada, lo que resulta de lo más apropiado. Cuando el acompañamiento musical termina con el clásico fade de los ochenta, me lanzo al suelo de rodillas, soltando un aullido eufórico e imitando el gesto de tocar una trompeta en los últimos compases.

Miro a Kueng, jadeando y sonriendo. Lo hemos petado.

Desde luego todos parecían ser unos consumados artistas y no se podía negar que todos cantaban estupendamente, incluso le daban una nota de color con sus aspavientos y su teatralidad a cada una de las canciones que iban sonando. Además, la selección de música que se estaba haciendo era bastante buena, y eso ayudaba a que todo sonara mucho mejor.

Aplaudí y coreé de nuevo cada una de las canciones y, cuando Alexei se acercó a mí, le devolví la encantadora sonrisa que él me había dedicado. Asentí encantada cuando me propuso tomar otro chupito, el cual acepté de inmediato ya que necesitaba animarme un poco más, aunque no tenía ni idea de a qué podía saber ese nuevo licor de cereza.

—Por supuesto —le dije a Alexei con tono resuelto, cogiendo mi vaso para beber su contenido de golpe—. Mmm… no está mal, pero después del tequila resulta un sabor suave ¿no crees?

Mientras hablaba con el rubio se acercó hasta nosotros Ryota para beber él también. Me quedé mirándolo con una ceja levantada por la sorpresa ante su comentario. ¿A mi ritmo? Quizás no se daba cuenta que todos parecían conocerse bien desde hacía tiempo y que no habían dado dejado demasiadas opciones a que algunos nos animáramos a coger el micrófono. Pero preferí no decir nada ya que no quería aguar la fiesta. En cambio sí se dio cuenta el hermano de Niu que, amablemente, nos ofrecía la oportunidad de cantar a Freedom y a mí justo después de que su hermana, ayudada al principio por Lyssa, se luciera de manera increíble.

Iba a proponerle a Alexei si cantábamos algo juntos cuando, una vez más, Ryota se adelantó cogiendo el micrófono y dándonos otro de sus espectáculos. La verdad es que se le veía disfrutar mucho y, quizás porque resultaba un poco payaso mientras actuaba, no pude más que aplaudir divertida cuando terminó de cantar.

Con tres chupitos ya encima estaba más que dispuesta a coger el micrófono y ser yo la que por fin cantara. Le dediqué un guiño a Alexei mientras me levantaba y le quitaba divertida el micrófono a Ryota, que parecía habérselo pegado con cola para no soltarlo. Busqué una canción que me gustara hasta que di con una que, aunque fuera a bajar un poco los ánimos por no ser tan movida, a mí me parecía muy buena canción.

—Vamos a poner un punto de relax que os estáis disparando demasiado —dije antes de darle al play.

Comenzaron a sonar los primeros acordes de la canción de Amy Winehous, Black to Black y yo me coloqué con el micrófono como si fuera la cantante de un club de los años treinta, insinuante y de voz melodiosa, aunque la de Amy de melodiosa tuviera poco.

Y, cuando las primeras palabras empezaron a aparecer en la pantalla, comencé a cantar un poco nerviosa, pero el alcohol hacía maravillas y, a medida que el tema iba avanzando, yo me volvía más sensual y sugerente con mis movimientos, sintiendo cómo el calor, tanto del local como por culpa del alcohol, consiguieran que mi nuca comenzara a sudar, al igual que mis manos.

Hasta que por fin la canción finalizó y yo hice una reverencia hacia mi público, esperando no haber cortado demasiado el rollo con un tema un poco más tranquilo que los que ellos habían cantado.