Partida Rol por web

La Casa de las Rarezas

Prólogo - Senderos del destino.

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18/07/2019, 14:14
Shelis di Boutier

Mientras te observa, te fijas que Shelis juguetea con un anillo que tiene en su índice de su mano derecha, haciéndolo girar y girar con el dedo pulgar. Hay una sonrisa divertida en todo momento en su rostro, algo que se acentúa en tus instantes de mayor desconcierto. Disfruta sabiendo que te tiene en su mano, como un títere jugando con su juguete. Tampoco lo oculta, o no te parece que lo intente siquiera.

Pero ¿qué ganas tú con todo esto? Vale que tendrás acceso a una buena información pero yo también podré disponer de ella a mi antojo, así que… Dime Shelis¿por qué te interesa tanto la Casa de las Rarezas?

Shelys apoya el codo en la mesa y su mentón sobre su mano, inclinando la cabeza mientras su sonrisa se estira.

- No te he mentido en nada, Vairan – afirma, con su voz sibilante, una cadencia seductora que no puede ocultar-. Vivo por y para la información y creo en el destino. Esas son mis dos máximas. El conocimiento es poder, y sea lo que sea lo que ocurrió con las Rarezas ansío saberlo, porque… - parece que va a responderte, pero entonces su sonrisa te da la respuesta que esperabas. No te va a decir nada más-. Cuando averigües lo sucedido, probablemente puedas entenderme, querido.

Se pone en pie, extendiendo un billete que paga de sobra vuestras dos copas y diez más, y no parece interesada en coger la vuelta. Se ajusta el sombrero, con delicadeza. Hay algo terriblemente perfecto en su postura, en su gestualidad. Para alguien como tú no es difícil ver que ha dominado esa pose a conciencia.

- Y será cuando puedas entenderme cuando nuestra amistad pueda florecer – te responde a tu otra cuestión, extendiéndose el tiempo necesario en alargar una mirada que se clava en tu pecho. Hay un momento en que percibes un como traga saliva, y es ahí cuando entiendes que no bromea. Se agacha un instante para darte un beso en tu mejilla, y te susurra algo al oído-. Y tengo un presentimiento. Tú y yo vamos a ser muy, muy buenos amigos.

Sin decir más, se aparta, y abandona la taberna, ante la atenta mirada de algunos de los tertulianos y la tuya propia. 

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18/07/2019, 14:24
Director

Con el dinero que ha dejado, te puedes permitir un par de copas para pensar y decidir. Abres el sobre, y lo que encuentras no te sorprende, pues es lo que te ha anunciado: hay un contrato para la Casa de las Rarezas, con tu nombre (no tu apellido) y firmado por nada menos que el comandante Caedus.

Si el documento es falso, la falsificación es magnífica. Es posible que el documento careciese del nombre del recluta y lo rellenaran luego, o que alguien haya imitado la firma de Caedus, que no has visto en tu vida, pero dudas que hayan sido tan poco cuidadosos de no clavarla a la perfección. Vuelves a guardarlo en el sobre, te terminas tus copas y te vas a descansar.

El día siguiente llega soleado y hermoso en Duriel la Bella, esa ciudad de resplandecientes palacios y podredumbre soterrada. Te levantas, recogiendo el periódico que te han dejado junto a la puerta de tu humilde cuartucho en el barrio de la Coherencia. Desde la única ventana de tu vivienda puedes ver el santuario de la emperatriz Inai II, uno de los muchos templos que la Iglesia de la Coherencia tiene en la ciudad. No se observa la etería, porque tu edificio está de espaldas a la muralla, pero la tienes al mismo lado. Allí vive hacinado en un diminuto gueto casi un cuarto de los habitantes de la ciudad, todos aquellos que han decidido que pertenecer al devoto pueblo de los Aetherium es una idea provechosa para la vida.

Un vistazo al diario, cuatro páginas dobladas escritas con letra diminuta, te deja ver la noticia del día con detalle.

EL NOTICIARIO

FIN DEL CONFLICTO EN LIOR

El ejército galdiano toma la ciudad tras una demostración de fuerza etérica histórica.

Tras semanas de incertidumbre, el conflicto entre la casa de Liondrei y las fuerzas turianas y galdianas llega a su fin. El asedio que se inició tras los tratados de paz entre Turia y Galdia, pone fin a la rivalidad entre la casa Liondrei y la casa Gidial, históricos rivales por la supremacía del principado. El rechazo de Sardas di Liondrei a la adhesión a Galdia ha supuesto la perdida de más de mil vidas inocentes y la total erradicación de su familia y linaje. Galdia ha sido tan cruel como expeditiva.

Poco se conoce de los medios de los que dispusieron los galdianos, pero la proeza militar realizada será estudiada durante décadas. Utilizando alguna clase de arma etérica, una quinta parte de las murallas de Lior fueron destruidas en un estallido de destrucción sin precedentes. Ante este ataque inesperado, los defensores de la ciudad no tuvieron tiempo de replegarse mientras el ejército enemigo asaltaba la ciudad. 

En declaraciones a "El Comercio de Gidia", el príncipe Damnar di Gidial ha afirmado que toda la responsabilidad de la tragedia debe recaer sobre Sardas di Liondrei. "Ya le llamaban el Traidor hace veinte años cuando apoyaba al bastardo de Liusel y ahora ha demostrado que lo sigue siendo. Si Liondrei hubiera querido, seguiría gobernando Lior y el principado habría logrado una muy ansiada paz. Ha sido su orgullo el que ha causado toda esta muerte. Pero no ha habido ni un solo soldado turiano implicado en este conflicto: la ciudad fue entregada, y fue Galdia quien decidió tomar las medidas oportunas, no nosotros".

Que la guerra en el norte haya llegado a su fin es, como poco, una noticia interesante y que estás seguro que tendrá repercusiones. Doblas el Noticiario y comienzas a prepararte. Cuanto antes te encamines para las Rarezas antes podrás ver si la idea de Shelys tiene sentido. Con suerte esta será tu última noche en ese cuarto de mala muerte, que has mantenido para preservar tu fachada: las Rarezas deberían tener habitaciones de sobra para hospedarte en su mansión.

Tras recoger las cosas que puedas necesitar, vestirte y prepararte, sales hacia la mansión. Está en el mismo barrio, acercándose al paseo del Preservador. Has estado allí cerca algunas veces, curioseando: la plaza donde se encuentra la mansión de la Casa de las Rarezas suele estar abarrotada de niños observando a los mercenarios entrenar en sus fascinantes habilidades. No todos tienen dones de la coherencia, pero siempre hay alguien escupiendo fuego por la boca, desviando balas con la cara o rompiendo muros de ladrillos a cabezazos… Son particulares, eso sin duda.

Y el mero hecho de que hayan desaparecido es alarmante en extremo. Que nadie sepa que ha ocurrido, mucho, mucho más: las Rarezas están llenas de individuos extraordinarios, la mayoría de los cuales podrían derrotar a un batallón de soldados normales antes de caer. La única explicación lógica que se te ocurre es que hayan decidido a irse, pero… ¿Qué nadie sepa nada? Es muy extraño.

El paseo por el barrio te relaja. Es un lugar hermoso en su mayoría. Las casas tienen fachadas de piedra pintadas de blanco, recubiertas de hiedras, todas de no mucha altura (unas tres plantas). Las ventanas parecen tienen pequeñas balconadas con macetas y flores, dándole color a las calles y el barrio. Sin embargo, tras dar un par de giros, todo cambia: allí las calles son más estrechas y sucias. Hay pintadas en las paredes, las boñigas se acumulan en los márgenes de la calzada y hay que caminar pegado a la pared cuando algún carruaje aparece por algún extremo de la calle.

Estás a punto de meterte en el callejón que lleva a la plaza donde se encuentra la mansión, cuando ves que hay detenidas tres personas en la entrada de la calle. Un chico muy joven sujeta un mapa y señala al callejón. Viste ropajes cuidados, a la moda, aunque no parece noble, sino simplemente un burgués adinerado. Apenas tendrá dieciocho años, es bastante menudo y no tiene arma alguna.

Edirian

Lo extraño es que mirándole por el encima del hombro ves a una mujer desgreñada, de cabellos rojos y facciones tan marcadas que es prácticamente imposible no reconocerla como una del pueblo etéreo: una etérica. Es alta y desgarbada, y parece señalar algo en el dibujo del mapa. La mujer lleva a su espalda un arco, y en el cinto un par de cuchillos. Es raro ver a alguien con arco, un arma que solo usan algunos cazadores, y más bien pocos desde que existen los rifles de éter.

Yria

Tras ellos, apartado, hay una mole gigantesca como jamás habrás visto igual: medirá dos metros y bastante, no sabes cuánto. Quizás sea el hombre más alto y fornido que has visto nunca. Viste una casaca desvencijada por el viaje y una camisa blanca que se ha vuelto ocre por el sol. Todo ello recubierto por una capa que ciñe con cuidado. A su espalda sujeta una enorme mochila y una espada que… Solo has visto algo similar en alguna exposición. El arma mide casi tanto como él, su filo un palmo de ancho.

Corlas far Baffreim

Son tan raras esas figuras que no te cuesta suponer a donde se dirigen. El chico y la mujer parecen discutir sobre el mapa, quizás perdidos sobre qué camino tomar. Es entonces, mientras las observas, que otras cuatro personas se reúnen en la estrecha encrucijada al mismo tiempo que tú.

Empiezas a creer que Shelis tenía razón en eso que hablaba del destino.

El primero llega desde el este. Tiene el pelo castaño y ojos dorados, contextura delgada y una sencilla barba. Su vestimenta no es muy pulcra pero tampoco indecente. Llama menos la atención que los otros tres, pero está claro que es un viajero.

Viero

Poco por detrás de ti, aparecen viniendo dirección del puerto viejo otros dos hombres y una mujer, tan o más extraños que los tres que ya estaban en la encrucijada. El primero es un joven tremendamente atractivo, de larga cabellera rubia. Va armado, pero eso no parece nada relevante al lado del enorme gavilán que está apoyado en su hombro, muy tranquilo.

Gavilano

A su lado camina una chica… Una prostituta, muy joven por el aspecto que tiene. Te da la sensación de que apenas es una niña, con un aire muy triste y cansado. Debe estar haciéndoles de guía por cómo les indica con la mano la dirección. Parece estar intentando despedirse de ellos, aunque aún no se ha ido.

Fantina

El último… El último es el colmo de las Rarezas. Un tipo rapado, totalmente tatuado, vestido con ropas sencillas y cargando un enorme fardo. Sus tatuajes ocupan sus brazos, su rostro, todo, algo que jamás has visto antes. Hay algo exótico en sus aires, como salido de leyendas o cuentos… Es más, crees haber visto imágenes similares en algún lado, pero no caes donde.

Eikon

Mientras avanzas hacia la encrucijada, escuchando lo que el trío del mapa discute, te das cuenta de que tu misión acaba de empezar. Ninguno de esos tipos parece saber con claridad a donde dirigirse, así que ninguno es un miembro de la Casa, pero todos ellos parecen viajar hacia el mismo destino… Así que todos o casi todos buscan ser reclutas.

Y un buen comandante quizás necesite de unos buenos legionarios.

Notas de juego

Te he puesto el periódico porque tu personaje le gusta estar informado. Haré mas cosas de estas salvo que me digas que no te interesa :P.

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18/07/2019, 14:30
Director

Te despides con rabia del vendedor, mientras sigues la dirección que te ha indicado. Podrías matarle, sí, pero es pleno día y un asesinato a la vista de la gente acabaría con tu cabeza arrancada de cuajo. Duriel es una ciudad atestada de magistrados e investigadores, donde la ley se respeta a la luz y se ignora a las sombras.

Avanzando un poco por el paseo, llegas hasta el puente imperial. El lugar es magnífico, inmenso, cruza el río Durin de lado a lado. Está recubierto de estatuas de antiguos emperadores redanos, y en derredor y en la plaza junto al paseo se asientan multitud de puestos de vendedores ambulantes. Comes tranquilamente las castañas mientras avanzas, viendo el callejón que sale entre unas casas y que debe ser el sendero que te han marcado.

Es un lugar bastante estrecho, donde apenas pasaría un carruaje, y bastante mas sucio y menos atractivo que el resto de la ciudad. Como si abandonases la zona donde todo está a la vista y llegases a la zona de la ciudad donde esta se muestra como realmente es: sucia, sinuosa y peligrosa.

Avanzas por esta calle, preparado para tomar el primer giro a la derecha, cuando ves que hay detenidas tres personas en la entrada de dicho callejón, que llaman poderosamente la atención por el contraste entre todos ellos.

Un chico muy joven sujeta un mapa y señala al callejón. Viste ropajes cuidados, a la moda, aunque no parece noble, sino simplemente un burgués adinerado. Apenas tendrá dieciocho años, es bastante menudo y no tiene arma alguna.

Edirian

Lo extraño es que mirándole por el encima del hombro hay una mujer desgreñada, de cabellos rojos y facciones tan marcadas que es prácticamente imposible no reconocerla como una del pueblo etéreo: una etérica. Es alta y desgarbada, y parece señalar algo en el dibujo del mapa. La mujer lleva a su espalda un arco, y en el cinto un par de cuchillos. Es raro ver a alguien con arco, un arma que solo usan algunos cazadores, y más bien pocos desde que existen los rifles de éter.

Yria

Tras ellos, apartado, espera una mole gigantesca como jamás habrás visto igual: medirá dos metros y bastante, no sabes cuánto. Es el hombre más alto que has visto nunca. Y no solo alto, sino que es tremendamente fornido. Viste una casaca desvencijada por el viaje y una camisa blanca que se ha vuelto ocre por el sol. Todo ello recubierto por una capa que ciñe con cuidado. A su espalda sujeta una enorme mochila y una espada que… Solo has visto algo similar en alguna exposición. El arma mide casi tanto como él, su filo un palmo de ancho.

Corlas far Baffreim

Son tan raras esas figuras que no te cuesta suponer a donde se dirigen. El chico y la mujer parecen discutir sobre el mapa, quizás perdidos sobre qué camino tomar. Es entonces, mientras les observas y te acercas, que otras cuatro personas se reúnen en la estrecha encrucijada al mismo tiempo que tú, viniendo todas desde el oeste, en dirección opuesta a la tuya.

El primero es un hombre de unos treinta años, de ojos azules y piel morena de pasar mucho tiempo al aire libre. Lleva un aspecto un tanto desaliñado, con el pelo castaño algo largo y despeinado y barba de varios días. Es de estatura similar a la tuya, delgado y de complexión atlética. Se ve un individuo ágil, practicada a lo largo de los años, y no dudas que sabrá manejar la daga y el florete que penden de su cinto.

Vairan

Poco por detrás de este tipo, aparecen viniendo dirección del puerto viejo otros dos hombres y una mujer, tan o más extraños que los tres que ya estaban en la encrucijada. El primero es un joven muy atractivo, de larga cabellera rubia. Va armado, pero eso no parece nada relevante al lado del enorme gavilán que está apoyado en su hombro, muy tranquilo.

Gavilano

A su lado camina una chica… Una prostituta, muy joven por el aspecto que tiene. Te da la sensación de que apenas es una niña, con un aire muy triste y cansado. Debe estar haciéndoles de guía por cómo les indica con la mano la dirección. Parece estar intentando despedirse de ellos, aunque aún no se ha ido.

Fantina

El último… El último es el colmo de las Rarezas. Un tipo rapado, totalmente tatuado, vestido con ropas sencillas y cargando un enorme fardo. Sus tatuajes ocupan sus brazos, su rostro, todo, algo que jamás has visto antes. Hay algo exótico en sus aires, como salido de leyendas o cuentos… Es más, crees haber visto imágenes similares en algún lado, pero no caes donde.

Eikon

Ocho personas convergéis de pronto junto a la encrucijada, donde el único camino posible es la mansión de las Rarezas. Y recuerdas unas palabras que has oído hace poco.

¡La convergencia ha empezado!

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18/07/2019, 14:33
Fantina

La chica a la que Gavilano se acerca espera apoyada junto a una pared. Tiene la vista en el suelo, perdida en el infinito. Es una chica bonita, joven, que parece anclado en algo que perdió tiempo atrás. Sea lo que sea, la melancolía flota en su mirada, y cuando se vuelve hacia Gavilano, le lleva unos instantes en recomponerse. Sus ojos bailan a un lado y a otro, esboza una sonrisa incómoda, pero finalmente se acerca a él y le pone la mano en el pecho, hasta que ve a Eikon y retrocede, dando un paso atrás.

- Mis señores, yo no…

-Disculpa… soy nuevo en la ciudad, pero no he podido evitar fijarme en ti. ¿Querrías ganar un par de monedas siendo simplemente nuestra guía hoy? Buscamos el cuartel de la Casa de las Rarezas.

La chica mira a ambos y asiente, con cierta tristeza.

- Claro, os acompañarédice asintiendo. Luego duda, un largo instante, antes de volverse hacia Gavilano-. Es… ¿Es todo lo que quieren?

Sea como sea, os guía por las calles del barrio portuario, tras arrebujarse en una manta como si fuera una capa. Es un paseo tranquilo. La gente os contempla al pasar, pues hacéis un extraño trío: el hombre del pájaro, el hombre de los tatuajes, y la pobre prostituta. En esa zona de la ciudad, las calles son estrechas y sucias. Hay pintadas en las paredes, las boñigas se acumulan en los márgenes de la calzada y hay que caminar pegado a la pared cuando algún carruaje aparece por algún extremo de la calle.

Finalmente la chica señala una bocacalle que sale de la estrecha calleja que ya recorréis.

- No creo que necesite importunarles más – os dice. Os sorprende que la muchacha habla bastante bien, como si estuviese bien educada-. Si toman ese sendero y siguen por la izquierda llegarán allí. La mansión es un lugar muy bonito – asiente, con voz ensoñadora-. Suele haber siempre niños viendo a las Rarezas entrenar, es un sitio muy animado. Yo iba mucho de niña. Si me disculpan, ha sido un placer – afirma recogiendo su falda en un gesto cortés. Parece esperar que le deis permiso para irse.

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18/07/2019, 14:35
Director

Desde donde os encontráis, observáis la bocacalle que la muchacha os señala, y en la encrucijada veis detenidas tres personas. Llaman poderosamente la atención por el contraste que causan.

El primero es un chico muy joven sujeta un mapa y señala al callejón. Viste ropajes cuidados, a la moda, aunque no parece noble, sino simplemente un burgués adinerado. Apenas tendrá dieciocho años, es bastante menudo y no tiene arma alguna.

Edirian

Lo extraño es que mirándole por el encima del hombro hay una mujer desgreñada, de cabellos rojos y facciones tan marcadas que es prácticamente imposible no reconocerla como una del pueblo etéreo: una etérica. Es alta y desgarbada, y parece señalar algo en el dibujo del mapa. La mujer lleva a su espalda un arco, y en el cinto un par de cuchillos. Es raro ver a alguien con arco, un arma que solo usan algunos cazadores, y más bien pocos desde que existen los rifles de éter.

Yria

Tras ellos, apartado, espera una mole gigantesca como jamás habíais visto: medirá dos metros y bastante, no sabéis cuánto. Es uno de los hombres más altos que habéis visto nunca. Y no solo alto, sino que es tremendamente fornido. Viste una casaca desvencijada por el viaje y una camisa blanca que se ha vuelto ocre por el sol. Todo ello recubierto por una capa que ciñe con cuidado. A su espalda sujeta una enorme mochila y una espada que…  El arma mide casi tanto como él, su filo un palmo de ancho.

Corlas far Baffreim

Son tan raras esas figuras que no os cuesta suponer a donde se dirigen. El chico y la mujer parecen discutir sobre el mapa, quizás perdidos sobre qué camino tomar. Es entonces, mientras les observáis y os acercáis, que otras dos personas se reúnen en la estrecha encrucijada al mismo tiempo que vosotros.

El primero avanza unos pasos delante vuestra, tras girar en una calle. Es un hombre de unos treinta años, de ojos azules y piel morena de pasar mucho tiempo al aire libre. Lleva un aspecto un tanto desaliñado, con el pelo castaño algo largo y despeinado y barba de varios días. Es de estatura media alta, delgado y de complexión atlética. Se ve un individuo ágil, practicada a lo largo de los años, y no dudáis que sabrá manejar la daga y el florete que penden de su cinto.

Vairan

El otro llega desde el este. Tiene el pelo castaño y ojos dorados, contextura delgada y una sencilla barba. Su vestimenta no es muy pulcra pero tampoco indecente. Llama menos la atención que los otros tres, pero está claro que es un viajero.

Viero

Ocho personas convergéis de pronto junto a la encrucijada, donde el único camino posible es la mansión de las Rarezas. La chica, vuestra guía, todavía está a vuestro lado esperando que le deis permiso para irse.

Las casualidades a veces son muy particulares… Pero os da la sensación de que todos os dirigís hacia el mismo lugar.

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18/07/2019, 14:38
Yria

Cuando os acercáis, veis que la muchacha etérica está aleccionando al chico joven, que sigue sujetando el mapa. Ella está situada a su espalda, mirándole por encima del hombro.

- Nun t’enteres de na, so zote – le insiste-. Seguí de frente, nos dixo. ¡Pues seguí de frente! Que girá ni que niño muerto, la puta que te parió.

Con el dedo golpea el mapa indicando algo que no veis, y señala con el dedo la calle por el que vienen los tres caballeros y la chica con aspecto de mujer de la calle.

- ¡Por ahí!

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18/07/2019, 14:39
Edirian

Tras mirar hacia ella con expresión de absoluto cansancio, el chaval suspira y señala el mapa.

- Yria, querida – responde el chico con un nuevo suspiro, señala la bocacalle junto a la que se encuentran-, no me grites al oído. Es por ahí. Hazme caso, estoy…

En ese momento os nota acercaros. Todos llamáis poderosamente la atención. Hace un gesto y esboza una sonrisa. Y se adelanta a saludar a los que allí os reunís.

- ¡Discúlpenme! Caballeros, señorita – sonríe hacia la pobre muchacha, que parece querer irse al haber visto cumplido su cometido. Su voz es cortés y amable, la de alguien que sabe cómo manejarse en estos entuertos pese a su corta edad-. Mi nombre es Edirian, esta de aquí es Yria y el grandullón mudo es Corlas far Fusseim, héroe de héroes, campeón de los Dominios. Nos dirigimos hacia la mansión de las Rarezas, y… Perdónenme si esto les sorprende, pero tienen ustedes pinta de caminar en nuestra misma dirección. Corríjanme si me equivoco, pero es por ahí, ¿verdad?

Vuelve a señalar a la calle, la que todos creéis que es la correcta.

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18/07/2019, 14:39
Corlas far Fusseim

El gigante pelirrojo, Corlas far Fusseim os han dicho que se llama, os observa a cierta distancia, con una tranquilidad pasmosa. Esboza una leve sonrisa en forma de saludo, tranquila y poco amenazadora. No dice palabra, aunque escucha con atención, y el único gesto que parece hacer es el de cierto hastío cuando sus dos acompañantes discuten.

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18/07/2019, 14:40
Keir d'Erea

Algo parecido. Me gusta pasear por estos recintos para ver los entrenamientos, aunque ahora venía buscando al Comandante Caedus. ¿Y tú? ¿Buscando un buen lugar para leer?

Keir sonríe, pasándose la mano por el pelo y mirando la escena entre el magistrado y la letrada de reojo.

- Pues no, de hecho, al oír que el magistrado Varidaes venía para acá, la verdad es que he sentido algo de curiosidad y…

Compré granizados, coge uno antes de que se acabe. ¿Me concedes un minuto?

Al verse interrumpido en su respuesta, Keir asiente con una sonrisa tranquila. No coge ningún granizado, pero atiende a la escena de nuevo con toda su atención.

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18/07/2019, 14:41
Director

La mayoría de vosotros asentís con confusión a todo lo que sucede. Discusiones legales, no es lo que esperabais encontraros en la Casa de las Rarezas. Tras un largo instante leyendo el contrato, con el permiso de Esla la letrada coge el papel y se lo muestra al acalorado magistrado.  Los dos lo vuelven a leer en silencio, un silencio tenso e incómodo.

Por mucho que no entendáis lo que acaba de ocurrir, hay una sensación extraña en el aire de que hay mucho en juego en esa pequeña lectura.

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18/07/2019, 14:41
Varidaes di Duriel

- Todo parece en orden – gruñe el magistrado, tras ojearlo un par de veces. A su espalda, su taquígrafa lo copia.- Pero no dudéis de que vendré a revisar la legalidad de estos movimientos. Letrada, entiendo vuestra dedicación – continúa, con un tono menos airado y más comprensivo, aunque claramente impostado-, pero no os corresponde a usted ocuparse de mantener vivo algo que está muerto. Una Casa de la Guerra no puede existir sin la gente que la sostiene. Y si no soy yo, y no es la ley, la Asamblea acabará tomando medidas…

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18/07/2019, 14:42
Finnaes di Bassid

- Y cuando la Asamblea las tome – le interrumpe con voz cordial la mujer – las aceptaremos gustosos. Pero mientras tanto, la Casa de las Rarezas no está muerta. Nada menos que la dama Esla d’Iridar, de la gran casa de Iridar, acaba de firmar un contrato de adhesión. Y no dudo que el resto de viajeros están más que dispuestos a unirse. Esto solo prueba que las Rarezas seguirán perdurando y luchando por defender a la ciudad Duriel.

La muchacha se cruza de brazos, sus papeles apretados contra el pecho, en una expresión desafiante.

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18/07/2019, 14:42
Varidaes di Duriel

El magistrado, aprieta y cierra los puños, suelta un bufido y al final acaba suspirando.

- ¡Nica, muévete! – grita hacia la mujer gorda a su espalda-. Nos vamos. ¿Su excelencia? – pregunta en ese momento hacia el muchacho que estaba hablando con Cael hace unos instantes-. ¿Nos acompaña?

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18/07/2019, 14:43
Keir d'Erea

El joven, que estaba contemplando la escena desde la distancia, con especial atención, asiente hacia el magistrado. Con un gesto con la mano se despide de Cael.

- A ver cuando nos vemos. Puede que en el baile que preparan tus hermanos, amigo, espero que coincidamos allí – le dice a Cael antes de empezar a caminar hacia la salida de la plaza.

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18/07/2019, 14:44
Director

El trío formado por el magistrado, la taquígrafa con el espejo y el noble se alejan por el mismo camino que vosotros acababais de tomar. En cuanto se han ido, veis que la tensión y el cansancio desbordan a la letrada, que se apoya en el carruaje y resopla. Pese a toda la tranquilidad que mostraba hace unos segundos, ahora se la ve visiblemente nerviosa.

La conductora del carruaje ya ha descargado todas las maletas de las Iridar, y les hace un gesto indicándoles que se despide. El carruaje sale tras el magistrado y el noble. Mientras algunos habláis entre vosotros, cogéis granizados, y discutís sobre lo que sucede ahora y lo aconteció a la entrada del callejón no hace mucho, empieza a aligerarse la gente en la plaza. Al final, junto a la mansión quedáis los recién llegados, excepto por la letrada, que os mira un momento con absoluta estupefacción.

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18/07/2019, 14:45
Finnaes di Bassid

- Por el Preservador, lo juro, no podíais haber llegado en el mejor momento. Que tanta gente haya aparecido justo ahora… Me da que Nordak tenía razón, y el destino a veces es más retorcido de lo que yo creía – susurra esa última frase para sí. Luego levanta la vista-. En fin. Vuelvo a presentarme. Finnaes di Bassid, para servirles. Yo… Soy la letrada de la Casa desde hace unos años. Llevo todo el tema legal, y bueno, trabajo a tiempo completo para la Casa pero no soy miembro oficial. Una contrata externa, vamos. Y entiendo… ¿Entiendo qué vienen a unirse, no es así? Pues tengo buenas y malas noticias… Me da que sería mejor que hablemos, largo y tendido, para que ustedes decidan qué hacer sabiendo un poco la situación. Pero mejor dentro. La ciudad observa y escucha. A todas horas.

Avanza hacia la puerta de la mansión, sacando de su ropa un enorme juego de llaves.

- Nada más entrar, a la izquierda, hay un salón, les veo ahí. Cojan sus cosas y síganme cuando estén listos. ¡Y cuidado al entrar! ¡No toquen nada! ¡Nada, se lo pido! – os dice cada vez más alto mientras avanza hacia la puerta.

Al llegar a la entrada principal, abre la puerta tras rebuscar en las llaves, y desaparece en su interior.

Notas de juego

Podéis seguirla si queréis directamente, coger vuestras cosas, charlar fuera. Si la seguís dejadlo claro para el próximo post :).

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18/07/2019, 17:48
Gavilano
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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18/07/2019, 17:50
Gavilano

Atravesaron la ciudad a buen paso, guiados con seguridad por la joven que había elegido, aparentemente con buen ojo. La chica conocía su destino, no había dudado ni un instante y les había tratado de forma agradable. Tal vez incluso demasiado, pensaba el joven de cabellos dorados mientras avanzaban. La mayor parte de prostitutas eran muy solícitas para con sus clientes, pero esa joven no parecía exactamente de ese tipo.

En esos pensamientos se entretenía cuando ella se detuvo para señalarles su destino y solicitar amablemente su permiso para dispensarse y recibir su recompensa. El joven metió la mano en su chaleco, sacó de un bolsillo una reluciente moneda y... Guiado por un impulso, frunció el ceño y en lugar de darle la moneda a la chica, la lanzó al aire y la atrapó en un gesto tan rápido que costaba verlo. Con genuina curiosidad, observó el resultado y su ceño fruncido se ahondó antes de desaparecer en una sonrisa.

-Me temo que aún no deseo disculparte, señorita. -Contestó, educada pero firmemente, con una media sonrisa que combinaba a partes iguales amabilidad y un cierto desafío. No dirigido a la chica, sino más bien hacia sí mismo. -Y en ningún caso tu presencia nos importuna. Nos habéis hecho un gran favor trayéndonos aquí, y me gustaría agradecéroslo invitandoos a acompañarnos en la cena una vez hayamos llegado. ¿Aceptáis? Sería un placer para nosotros.

Notas de juego

Cruz en la moneda :p

Narró el siguiente sin saber la reacción así que ya nos dirás xD

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18/07/2019, 18:37
Gavilano

El joven de jubón azul y cabellos dorados se adelantó, respondiendo al chico que se había presentado como Edirian con una amplia sonrisa en su rostro que parecía relucir con luz propia. O bien estaba realmente alegre, o bien algo le había hecho verdadera gracia en la situación presente.

-Edirian, Yria, Corlas. -Repitió los nombres del particular grupo en orden, asegurándose de memorizarlos. -Encantado de conoceros. A mí acostumbran a llamarme Gavilano, y mi compañero responde al nombre de Eikon. En cuanto a la dama, aún no me ha revelado el privilegio de su nombre, pero confío en que lo haga de un momento a otro. Al fin y al cabo, es gracias a ella que estamos aquí y no perdidos en algún callejón.

Hizo una pequeña pausa, en la que miró hacia el cielo y emitió un particular silbido antes de devolver la atención al joven burgués.

-¿Sabéis? A lo mejor alguien podría sentirse ofendido por ser confundido con una Rareza... Así que creo que ha tenido que ser la mano del destino la que nos ha unido aquí, pues habéis acertado de pleno. Nos dirigimos a la mansión y, tal como decís, la entrada es justo por esa calleja. ¿Caminaréis con nosotros hasta allí? Será un placer terminar el viaje con futuros compañeros... Siempre que prometáis no acabaros la cerveza. -Terminó, bromeando alegremente.

Sus últimas palabras fueron secundadas por el agudo canto de un halcón, y Gavilano alzó el brazo a tiempo de que una hermosa ave de presa descendiera del cielo y se aferrara del guante de cetrería. Sintiendo la emoción del fin del camino, el joven se giró hacia los que serían sus compañeros y hacia su guía esperando sus reacciones.

Notas de juego

Post un poco apresurado y desde el móvil... Pero algo es algo.

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19/07/2019, 02:51
Viero

Viero había quedado perplejo ante lo que acontecía frente a sus ojos, las personas que ahora estaban cerca suyo no solo eran visualmente peculiares. Emanaban un aura de misterio y extravagancia, lo necesario para subir su ánimo.

¡Vaya vaya vaya vaya! Lo que mis ojos llegan que ver - dijo Viero acercandose al joven Edirian mientras se paseaba alrededor del pequeño grupo - estoy casi seguro de haber visto un grupo así de peculiar al otro lado de la esquina: un jovencito bien educado, una mujer con poca paciencia y fieras maneras y un !GUERRERO COLOSAL!.

Observó el rostro de Corlas y quizás le pareció mejor idea no ser tan jovial.

- Me alegra ver a personas que andan por el mismo sendero que yo - dijo alejandose un espacio prudente de Corlas - mi nombre es Viero il Oncarde, es un placer conocerlos.

Cerca suyo se encontraban otras cuatro personas, se acercó entonces a Gavilano, admirando a su ave entrenada.

- Que hermoso ejemplar tienes en tu poder - dijo Viero viendo con prudencia el halcón - no he podido evitar admirar la forma tan ágil y agraciada en la que se desplaza por los aires, que seguro es el producto de un excelente entrenamiento...

- Me pregunto cual sería más rápida - agregó Viero casi susurrando, cruzandose de brazos como quien intenta evitar que se muevan por si solos - te felicito Gavilano, soy Viero y es un placer conocerte a ti también.