Partida Rol por web

La Casa de las Rarezas

Prólogo - Senderos del destino.

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01/07/2019, 17:04
Inara
- Tiradas (1)

Notas de juego

Miro el camino por el que va y se lo digo a Hiparchia (he tenido éxito)

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01/07/2019, 20:47
Hiparchia de Menas

El hombre, el familiar desconocido, desaparece entre la multitud. Hiparchia lo había seguido por el rabillo del ojo, pero por si acaso su compañera Inara también le había echado el ojo. Parecía que aquella muchacha no perdía detalle, eso era bueno. 

El paseo fluvial era agradable, sobrecargado de estímulos, algo que la joven Hiparchia adoraba. Un pequeño gritaba las últimas nuevas. Guerra, conquistas, gloria y muerte. La política era un mal que habría que extirpar de raíz. Y más si estaba concentrado en tan pocas manos. Como algún sabio dijo una vez, al final del día no hay diferencia entre un zapatero y un príncipe. La disputa del primero, solventada con una pelea, una discusión o una pequeña suma de dinero, puede significar el motivo de una guerra para el segundo. Y sinceramente, le daba escalofríos que la vida de tantas personas -cientos de muertos-, quedase al capricho de un puñado de reyes. 

Ante la pregunta de la espadachina Hiparchia se paró de golpe, en medio de la calle, dejando el baúl que portaba en el suelo y cruzándose de brazos. Más de una cabeza se volvió hacia ella. Dedicó a su compañera una mirada de gravedad.

- Dime, querida Inara. ¿Como sabes que es a la Casa de las Rarezas hacia donde me dirijo? ¿Eres adivina, tal vez? ¿O quizá simplemente una ladronzuela que ha estado hurgando en mi correspondencia? ¡Habla! ¿O ahora se te ha comido la lengua el gato?

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01/07/2019, 22:58
Inara

Hiparchía se me había plantado delante y me interrogaba acerca de cómo sabía que nos dirigíamos a "La Casa de las Rarezas", por un momento se me ocurrió mentirle, bien podía hacerlo en otras ocasiones me había producido buenos resultados pero me había comprometido con ella, así que, consideré que la confianza lo era todo o no era nada, y me la jugué en tanto que le conté la verdad - esa información me la proveyó un marinero del barco, yo nunca entré en su camarote a buscar, ni a revolver nada y si hubiera querido robarla... ¿de verdad creéis que estaría aún aquí cargada con sus pertenencias, qué o quién me habría impedido salir corriendo con vuestras pertenencias? No, no lo he hecho - ahora saldría de dudas de si contar la verdad traía beneficios o por el contrario había sido una estúpida- Mi señora puede desconfiar y está en su derecho de hacerlo pero... creo que el estar aquí respondiendo a su pregunta debería de darle cierta confianza sobre mis intenciones -y esperé a que contestara, tenía un hilo de duda y pesar, ¿pero qué podía hacer? si se lo hubiera dicho en el barco, habría desconfiado más y seguramente no me habría aceptado, ahora tenía la duda...

Como podéis comprobar, tengo facilidad para que la gente me pueda contar cosas... - era una gran verdad, la gente quizás debido a mi simpatía, solía contarme cosas -podría haberme callado y haberla mentido - ciertamente- pero confío en vos, señora Hiparchia, pese a que tampoco la conozco pero... me fío de vos - era una confianza no basada en los hechos sino en la creencia, que eso no solía encajar mucho con la erudición, vamos que podría haberme equivocado... con las consecuencias que eso me traería- creo que tengo buen ojo también. Y le digo ésto, porque también la puedo servir de ayuda en ese sentido, mis oídos o mi forma de ser, si la ayudan o la benefician de algún modo... también la puedo ayudar, siempre cuatro oídos escuchan más que dos - no manejaba una gran cultura, pero los dichos siempre conllevaban una verdad aplastante, sea ésta científica, cultural o popular-. Y vos os ahorraríais de visitar lugares o ambientes en los que probablemente no os gustara estar y aún así estar informada, vamos mi señora, puede que no obtenga de mi tantas ventajas como yo pueda obtener de vos - matizo en el buen sentido- pero también la puedo proveer de otras ventajas... la información es poder - trataba por todos los medios de justificarme, pero había una verdad indiscutible y era que ella, Hiparchia, era la que decidía- pero, ciertamente, es decisión vuestra, mi señora.

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02/07/2019, 00:02
Hiparchia de Menas

El cuello hinchado de Hiparchia delataba la tensión de la erudita, quien era muy celosa de su privacidad y más en este preciso viaje, en el que se jugaba gran parte de toda su investigación. Se sintió traicionada por aquel marinero con el que cometió el error de sincerarse, y es que el amor, y en concreto el sexo, no son buenos condimentos para guardarse una secretos. 

Una vez más las palabras de Inara, torpe con la lengua pero sincera con el corazón, apaciguaron el ánimo de Hiparchia. 

- Esta bien, Inara de Iscardi -terminó aceptando-, te concedo un voto de confianza, el segundo de hoy. Pero te aliento a no tentar a la suerte en demasía, pues ya contaste con buena fortuna hace diez noches en la mar, y mayor si cabe es la suerte que puede traerte el influjo de mi presencia, pues soy generosa con los que me ayudan, pero no quieras saber qué les pasa a quienes me incordian. Hizo una pausa amenazante. 

Acto seguido rompió a reír. Y toda la tensión que se había generado segundos antes se rompió como el vidrio ardiente que se introduce de golpe en agua helada. 

- Espero que me seas de buena ayuda, espadachina, y así no te arrepentirás. Volvió su faz morena hacia uno de los callejones que llegaba perpendicular al paseo fluvial. Así es, a La Casa de las Rarezas nos dirigimos. Ahí aguarda un viejo conocido, un amigo epistolar, un erudito, como yo, y con fortuna muchas de las respuestas a los enigmas del pasado... y también del futuro. Pero ten cuidado, tenlo tanto como lo voy a tener yo. La Casa de las Rarezas no es un sitio cualquiera. No es un bosque donde tengas que resguardarte del frío, del hambre y las fieras. Tampoco es un barrio portuario donde uno se tenga que defender de sicarios, proxenetas y demás malhechores. Tampoco es siquiera un campo de batalla, donde el enemigo lucha de frente y lleva estandarte. Allí a donde vamos se cruzan muchos intereses, y la solidaridad no es plato común. Las batallas se libran en las sombras y las puñaladas vienen envueltas en trapos.

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02/07/2019, 21:41
Inara

- Espero serlo, mi señora -contesto un poco fatigada por el porte de sus enseres- seguro que sí, mi señora -enfatizo por si no se me hubiera escuchado bien. -Pese a la incertidumbre de ese lugar, sinceramente no temo en principio mal alguno, mi señora... voy con vos - ¿por qué debería de temer lo desconocido yendo con una mujer sabia y además yendo yo armada? aún así, no temer tampoco implicaba ser inconsecuente, extremé las precauciones según nos íbamos acercando.

No sé si me habría acoplado bien a Hiparchia, pero me sentía a gusto con ella, y apenas hacía una hora que la había conocido, si se hubiera girado hacia atrás me habría visto alegre caminando tras ella, e ilusionada. Una nueva aventura comenzaba para mí en aquella ciudad.

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03/07/2019, 09:25
Arden d'Iridar

Mi primer instinto es bajar inmediatamente del carruaje para ayudar a la mujer, aunque enseguida me detengo al recordar la decisión de cautela que había tomado hace nada. "Tonta, tonta, cinco minutos y ya bajas la guardia", pienso dispuesta a ser más fría y calculadora...hasta que vuelvo a ver a la mujer tambaleándose.

Bah! A la mierda, si nos pueden tender una emboscada así nada más entrar en la ciudad no tenemos posibilidad alguna, una cosa es ser prudente y otra ser cobarde"

- ¿Disculpe, se encuentra bién? Me aseguro de captar su atención y me dispongo a bajar para ayudarla, mientras me aseguro que mi florete esté a mi alcance.

Notas de juego

Una pregunta, ¿Qué edad aparenta Peara? Es para saber como tratarla luego. Nuestros pjs los tenia pensados como de veintipocos, a menos que Esla objete.

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03/07/2019, 22:10
Director

Avanzas hacia el callejón, la mano en el pomo de la espada y preparado para el asalto. La calle es estrecha, apenas pasa nadie al lado del carruaje que allí se encuentra detenido. Cuando te acercas escuchas que la voz que se oía gritando viene del asiento del cochero. Parece una anciana increpando a alguien, aunque no entiendes el idioma, si el tono. 

En ese preciso momento, cuando estas a punto de seguir adelante, la puerta izquierda del carruaje se abre, y una joven de cabellos rubios desciende. Tiene la apariencia de una dama noble, y la elegancia y belleza de una joven a la que cualquier artista estaría encantado en retratar.

Arden d'Iridar

En ese mismo instante, una mujer sale del otro lado del callejón. Parecía estar en medio de la calzada, quizás porque se haya caído o herido, pues tiene una pequeña brecha en la frente y parece algo mareada.

Peara de Valdebrian

Tras toda esta escena, que tu sepas, aparte de algunas casas de habitantes de la zona, lo único que espera es la propia Casa de las Rarezas.

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03/07/2019, 22:11
Director

Arden desciende del carruaje, mientras que su hermana observa desde el otro lado con expresión inquieta. La cochera, que parecía a punto de arrancar en cuanto Peara se aparta, deja de gritar y suelta las riendas del vehículo. No es difícil notar que pese a que la mujer viste como una noble, porta a su lado un florete y lleva su mano sobre este, lista para desenvainarlo si la situación lo requiere. 

Es en ese momento, mientras Arden se acerca con precaución a Peara cuando las tres mujeres que estáis en el callejón veis como se acerca un hombre desde la avenida del puerto, por la parte trasera del carruaje. Es un hombre de edad avanzada aunque de complexión férrea, que avanza con su mano apoyada sobre el pomo de una espada, con visible precaución.

Adalo d'Taran

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03/07/2019, 22:11
Director

Os encontráis cara a cara, ambos a un lado del carruaje, en el pequeño hueco que deja este al ocupar la calzada. Desde el coche, Esla observa toda la escena, incapaz de distinguir si esto se trata de una emboscada o una casualidad de muy mal gusto. Lo que está claro es que el hombre que se acerca a ellos por la retaguardia avanza con la mano sobre el pomo de su espada, listo para atacar.

Notas de juego

Have fun!

Etiquetad a los cuatro ya marcados en este post :).

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03/07/2019, 22:12
Director

La aparición repentina del apuesto hombre de melena rubia desconcierta a los dos soldados. Aunque al oírle se llevan las manos a sus armas, se miran entre ellos un par de instantes, como calibrando la situación. Es evidente que no es lo mismo atacar a un tipo extraño cuando están dos contra uno, que enfrentarse en igualdad numérica a dos hombres armados, uno de pintas peligrosas y el otro, como mínimo, muy seguro de si mismo.

¿Qué asuntos tienen los Dragones de Cord far Ascar con mi gente?

 - Los dragones vigilamos las calzadas, amigo - responde el primero de los soldados, dubitativo-. Todo coherente lo sabe, joder. Y tu amigo gasta unas pintas muy raras.

 - Muy, muy raras - responde el otro, todavía con el humo de su apestoso tabaco rondándole.

Ambos se miran un largo instante, sin saber muy bien que decir y que no decir, dudando que decisión tomar, hasta que es el primero de ellos, el que hace un gesto indicando a la taberna y entra sin decir más.

El del tabaco señala el camino, calle abajo.

- Podéis proseguir, pero los dragones os vigilan, que lo sepáis - acaba diciendo, y entra en la taberna tras su amigo.

Tras esta extraña y tensa escena, os quedáis solos en la calzada. Eikon aún no acaba de comprender que acaba de ocurrir, pero lo que está claro es que sean cuales sean sus razones, el hombre de cabello rubio acaba de ahorrarle una situación que podría haber sido muy complicada.

 

 

Notas de juego

Eikon, como no has posteado estos días la escena se ha resuelto así. 

Estáis juntos así que ya sabéis, marcaos a ambos :).

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03/07/2019, 22:27
Cael di Venture
Sólo para el director

Seguía caminando por las anchas calles aunque su mente estuviera en aquel barco, más concretamente rodeando la figura de la extraña mujer. Ni siquiera la había visto bien, no se fijó en el color de sus ojos o en las curvas que le hacía el curioso ropaje que llevaba, pero aun así estaba seguro de poder definir a la perfección la anchura de sus hombros o el olor de su cabello. Era una sensación extraña, incómoda, donde la frustración ganaba terreno al no poder localizarla.

No era de ninguna fiesta. Todas las doncellas que había conocido en salones prácticamente sacadas del mismo molde, siempre emperifolladas, deslumbrando con una belleza repetitiva que lejos de causar furor acababa cansando. Además, sin querer faltarle a la mujer, no llegaba a la belleza exótica de esas damas, más bien era un espécimen de rango medio. Entonces, ¿por qué no puedo quitármela de la cabeza? Tenía que venir de un recuerdo mucho más lejano, más oculto en su subconsciente…

Volvió a la realidad con un choque contra un transeúnte, un hombre que cargaba un cesto lleno de verduras y traje oscuro de varias piezas, viéndose las costuras de todas ellas. El hombre se disculpó, sacándole únicamente como respuesta una directa mirada de aviso, pagando parte de su confusión con él.

Se pasó la mano por la cara mientras carraspeaba la garganta, sabiendo que esa obsesión que estaba cogiendo con la mujer no le beneficiaría. Posiblemente la vería por la calle en algún altercado hace años, no debía de darle más importancia a eso. Tengo otros asuntos de mayor interés ahora mismo.- Por suerte para él conocía el camino a la perfección, incluso podría dibujar sobre la arena un pequeño plano dividiendo las casas y sus callejones al haberlos transitado durante largos años. Conocía cada recoveco, cada lugar de interés y, por supuesto, cada vivienda, incluso creía poder colocar a cada ciudadano en su respectivo hogar como si de un juego se tratara.

Buscaba los caminos de sombra para que el incipiente sol no le molestara en demasía, manteniendo un paso ligero pero acertado hacia la Casa. Pasó por varios callejones, cogió una flor saliendo de un tiesto de barro para tendérsela a una joven de rubios rizos apoyada en una pared, posiblemente esperando a alguien, sacándole una pícara sonrisa.

¡¡Extra, extra!!

Giró el rostro para encontrarse con un niño tendiendo periódicos y siendo ignorado en gran parte. En realidad tampoco le importaba lo que pasaba en las noticias, le importaba más su propia misión que el resto del mundo, pero cuando uno se movía con la nobleza debía tratar de temas de políticas, ser conocedor de los últimos acontecimientos con tal de poder seguir el hilo de conversación. En más de una ocasión, una lectura rápida de un suceso le sirvió para estrechar lazos con varios duques, ya que con sus hijas no necesitaba demasiadas palabras.

Se acercó al pequeño y cogió uno de los periódicos antes de tenderle el pago con una escasa propina, echándole un vistazo por encima a las noticias mientras seguía caminando, aunque estando esta vez atento de lo que tenía por delante.

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03/07/2019, 22:35
Director

El niño te agradece el gesto sin apenas prestarte atención, para poder volver a repetir su cantinela. Comienzas a caminar mientras ojeas el panfleto. No es más que una hoja grande, doblada por la mitad, cuatro páginas ni más ni menos lleno de texto apelotonado).

EL NOTICIARIO

FIN DEL CONFLICTO EN LIOR

El ejercito galdiano toma la ciudad tras una demostración de fuerza etérica histórica.

 

Tras semanas de incertidumbre, el conflicto entre la casa de Liondrei y las fuerzas turianas y galdianas llega a su fin. El asedio que se inició tras los tratados de paz entre Turia y Galdia, pone fin a la rivalidad entre la casa Liondrei y la casa Gidial, históricos rivales por la supremacia del principado. El rechazo de Sardas di Liondrei a la adhesión a Galdia ha supuesto la perdida de mas de mil vidas inocentes y la total erradicación de su familia y linaje. Galdia ha sido tan cruel como expeditiva.

Poco se conoce de los medios de los que dispusieron los galdianos, pero la proeza militar realizada será estudiada durante décadas. Utilizando alguna clase de arma etérica, una quinta parte de las murallas de Lior fueron destruídas en un estallido de destrucción sin precedentes. Ante este ataque inesperado, los defensores de la ciudad no tuvieron tiempo de replegarse mientras el ejército enemigo asaltaba la ciudad. 

En declaraciones a "El Comercio de Gidia", el príncipe Damnar di Gidial ha afirmado que toda la responsabilidad de la tragedia debe recaer sobre Sardas di Liondrei. "Ya le llamaban el Traidor hace veinte años cuando apoyaba al bastardo de Liusel y ahora ha demostrado que lo sigue siendo. Si Liondrei hubiera querido, seguiría gobernando Lior y el principado habría logrado una muy ansiada paz. Ha sido su orgullo el que ha causado toda esta muerte. Pero no ha habido ni un solo soldado turiano implicado en este conflicto: la ciudad fue entregada, y fue Galdia quien decidió tomar las medidas oportunas, no nosotros".

La historia continúa, junto con muchas otras, como los últimos informes de la liga de Duelos, la apertura de una nueva fábrica de espejos en Todoel, y muchas cosas más que no te interesaban demasiado. Habías dado un paseo observando un poco lo que tenías delante de ti, y en ese momento contemplas el enorme y magnífico puente imperial. Ya casi has llegado. Solo tienes que girar por una de las bocacalles y meterte en un callejón donde...

Justo detrás tuya, pese a todas las direcciones que podían tomar, ves a las dos damas de antes, de nuevo. Quizás el paseo leyendo haya reducido tu paso, y por eso te han alcanzado, pero... Tu mirada se vuelve a cruzar con la de esa mujer de pronto, como si fuera un recordatorio de las sensaciones que te estaba causando. Tal parezca que te sigan, excepto porque en ese momento pasan de largo y continúan hacia el callejón.

En el cual, por cierto, parece haber algo de alboroto. Está a cierta distancia, pero hay un carruaje detenido casi cortando el paso (pues la calle es bastante estrecha) y ves a varias personas allí detenidas. Desde esa distancia es difícil ver que pasa.

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03/07/2019, 23:08
Director

El paseo junto al río es hermoso, pese a que la zona del puerto es más bulliciosa que atractiva. Pero a medida que os dirigís hacia el centro de la ciudad, las imágenes cambian. 

No os es difícil otear al hombre de antes: se ha detenido un momento a comprar el periódico, y camina por delante vuestra, leyéndolo con cierta distracción. Tal parezca que sois vosotras las que le seguís por eso de que él va por delante, pero al reducir el ritmo para leer mientras pasea, acabáis casi alcanzándole, cuando llegáis al puente imperial. Un enorme puente que cruza la calle de arriba a abajo, uniendo la antigua vía imperial y construido en tiempos inmemoriales, según muchos en los mismos tiempos del Preservador.

De nuevo, es muy complicado saber si es casualidad o destino, pero cuando os disponéis a dirigiros a la casa, a la cual se accede desde un pequeño callejón junto a la plaza norte del puente, veis que el hombre también gira para allá. Estáis al lado los unos de los otros, vosotras habiéndole adelantado. Casi sin querer, cruzáis las miradas, justo antes de que vayáis a girar al callejón.

En el cual, por cierto, parece haber algo de alboroto. Está a cierta distancia, pero hay un carruaje detenido casi cortando el paso (pues la calle es bastante estrecha) y ves a varias personas allí detenidas. Desde esa distancia es difícil ver que pasa.

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03/07/2019, 23:21
Director

Es curioso, pero parece que el destino, el muy puñetero, os ha llevado hasta el mismo sitio. Habéis ido siguiéndoos en pos del mismo final, y ahora estáis los tres juntos, enfrente de la entrada del callejón. 

Podéis ver como el vehículo a cierta distancia detenido es un carruaje. Porqué se ha parado allí no lo sabéis, pero desde donde os encontráis veis a tres figuras en el pequeño espacio que hay entre el coche y la pared. Una dama rubia que sujeta un florete, un anciano con aspecto de soldado que la encara desde el otro lado, y una mujer con aspecto de licenciada, que parece tener una herida en la frente. 

Arden d'IridarAdalo d'TaranPeara de Valdebrian

Notas de juego

Si os acercáis al carruaje no marquéis a nadie de los que están allí, ponedlo aquí y os enlazo :). Estáis a cierta distancia, observando lo que pasa. No tenéis porque interaccionar entre vosotros pero dado que os habéis visto un rato y estáis parados al lado los unos de los otros, marcad a los mismos que he marcado yo.

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03/07/2019, 23:21
Director

Aunque está a cierta distancia, no te cuesta reconocer a la mujer con la frente herida. No es que seáis muy amigas, pero toda mujer de estudios reconoce a sus congéneres. No es otra que Peara de Valdebrian.

Peara de Valdebrian

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03/07/2019, 23:55
Hiparchia de Menas

Hiparchia observó el carruaje, y en concreto a la mujer que salía de él. Parecía herida, aunque no muy de gravedad. La primera reacción de Hiparchia fue adelantarse a socorrerla, pero por algún motivo paró en seco, manteniendo por el momento la distancia. Extraño lugar para un encuentro. -murmuró. 

El camino, de cualquier forma, estaba cortado por aquel carruaje. La gente empezaba a impacientarse, como es lógico, y el bullicio comenzaba a subir de tono. Hiparchia, aprovechando el alboroto creciente, se dirigió al hombre que habían visto bajar del navío minutos antes y que ya se había cruzado con ellas un número más que razonable de veces. 

- Cualquiera diría que nos está siguiendo. -comenzó con tono afilado. Si lo que quiere es ofrecernos algo ya le respondo de antemano y así le ahorro las palabras: no nos interesa. 

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03/07/2019, 23:58
Gavilano

El joven de cabellos dorados observó a los dos soldados con seriedad hasta que ambos hubieron desaparecido por la puerta de la posada, y luego dio la espalda a la posada para observar al recién llegado. Y, la verdad sea dicha, lo cierto era que al Dragón no le faltaba algo de razón. Era raro, muy raro. Pero eso no impidió que una ancha y satisfecha sonrisa aflorara al rostro del joven.

-Bueno, Gabian... -Comenzó a hablar alegremente. -Salvo que tenga más suerte de la que creo tener, supongo que no he acertado con tu nombre, así que empecemos por el principio. ¿Cómo debo llamarte? Yo, dicho sea de paso, uso el nombre de Gavilano. 

-A lo mejor te resulta raro que haya aparecido de la nada. -Añadió, echando otro vistazo de reojo a la posada y encogiéndose de hombros acto seguido. -Pero es que esos dos cretinos estaban siendo más cretinos incluso de lo que sus limitadas mentes les permiten. Así que creí que podría irte bien una mano. Pero bueno, no deberíamos quedarnos aquí plantados, y menos después de esto. Vas hacia Duriel, supongo. Si me das unos minutos, recogeré mis cosas y te acompañaré hasta las murallas. Aunque sólo sea para evitar que esos dos idiotas hablen de más.

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04/07/2019, 00:28
Inara

- Si mi señora Hiparchia me lo permite, trataría de impedir que corriera más sangre- trataría de averiguar qué ha sucedido por si hubiera más implicados. Dado que mi señora ha ido a comprobar cómo está la mujer que se encuentra herida- Considero, mi señora que sería conveniente desarmar a la mujer que porta el florete si es que constituye una amenaza para el resto, salvo que haya más implicados

Notas de juego

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04/07/2019, 03:23
Esla d'Iridar

No tuvo tiempo a decir que siguiesen, cuando su hermana se decidió a ayudar a aquella mujer. Esla la quiso matar con la mirada, pero Arden estaba decidida. Negó con la cabeza, pero su hermana la ignoró.

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04/07/2019, 03:23
Esla d'Iridar

Al ver llegar al desconocido, Esla bajo del carruaje rápidamente, colocándose entre él y su hermana. Asegurándose de dejar libre la entrada al carruaje, en caso de que Arden necesitase volver a subir.

Igual que la mujer que había bajado instantes antes, era una mujer relativamente alta, de cabello rubio recogido. Su rostro y complexión eran idénticos. Su ropa dejaba ver que era noble, pero a la vez parecía mantener un sentido practico. Vestía unos pantalones negros, y una casaca larga azul. Al cinturón llevaba un florete, del que no separaba la mano.

-Caballero, debo rogarle que no se acerque más. Mi hermana y yo hemos tenido un viaje largo, y desearíamos poder terminarlo sin altercados. Estoy segura de que sea lo que sea lo que le ha llevado a encontrarse con nosotras, podrá resolverse de forma civilizada en este u otro momento.

No levantó la voz más de lo necesario para hacerse oír, ni sonó amenazadora, pero su postura hacía evidente que estaba preparada para una pelea.