Partida Rol por web

Cuando Alice me respondió asentí a sus palabras, satisfecho de poder observar yo mismo esas pruebas, pero también ligeramente impaciente.

- Creo que el hechizo afecta a los objetos que hay allí, el mobiliario y demás. - Expliqué, tomando nota mental del asunto del pomo de la puerta. No se me había ocurrido mirar ahí. Mi ceño se frunció un poco al darme cuente de que Alice tampoco debería haberlo hecho: se suponía que ella no iba a ir a la sala. Aunque lo más seguro era que se lo hubiera contado Charlotte, claro. - Probablemente el revelahechizos de Scarpin podría ayudar. - Comenté. - Si alguno sabe hacerlo, podría estar bien que nos enseñara. Es un hechizo que a todos nos vendrá bien conocer para la investigación.

No intervine ante la respuesta que Alan le dio a Tracy: sabía que ella podía pelear sus propias guerras. Aunque de verdad esperaba que en esta ocasión no hubiera ninguna guerra que pelear. Éramos pocos, y cada vez menos. Sólo faltaba seguir dividiéndonos por tonterías así.

Cuando Alan se dirigió a ella, Tracy giró su mirada hacia él en el mismo silencio que había mantenido desde que había dejado de hablar hacía varios minutos. No había reaccionado a la mirada de Helene hacia Ingo, más que para apretar los labios en una línea delgada, una que pronto se desvaneció como si jamás hubiera existido. Era difícil para Tracy concebir la posibilidad de que alguien no confiara en Ingo, tal como ella lo conocía, tal como ella confiaba en él; pero era muy fácil para ella, a la vez, comprender la reticencia de Helene y, además, compartirla por completo. La confianza era algo que se ganaba, no que se obtenía gratuitamente, tal como les habían inculcado sus padres, y Helene aún no había tenido la oportunidad de conocer a Ingo lo suficiente. Tracy entendía eso, y Helene supo que Tracy lo hacía. Lo que no aceptaba era lo otro.

Aquello estaba en la cabeza de la Gryffindor mientras miraba al Hufflepuff, evaluando no lo que estaba diciendo, sino su tono y lo que le decía su cuerpo. Al fin de cuentas, estaba segura de que Alan le diría algo y, en parte, estaba aliviada de que así fuera. Que Helene contara con alguien que se alzara así a su lado era algo bueno, amistad, noviazgo o lo que fuera, y la Gryffindor respetaba la reacción de Alan, tanto esta en tono educado como si hubiese sido una a los gritos. La respetaba aún cuando claramente la había malinterpretado, tanto que por un instante Tracy se preguntó si Alan realmente conocía a Helene y si entendía cuál era allí el problema. Pero aquello no era de su incumbencia, y no se metería en ello.

- No es necesario que la defiendas, Alan, porque no ha sido un ataque - respondió Tracy, cuando se hizo el silencio, con un tono extrañamente suave y empático en su voz usualmente seca y brusca - Helene sabe por qué le he dicho eso, y por qué me he enojado, algo que no tiene nada que ver con su trabajo ni con su compromiso. Ninguna de esas dos cosas puede ser puesta en duda, ni por mí ni por nadie - el tono de la Gryffindor dijo aquello que no decían sus palabras. La omisión dibujaba perfectamente cómo reaccionaría Tracy si alguien lo hiciera frente a ella - Lamento si esto no te sirve como explicación, pero te doy mi palabra de que mis intenciones han sido buenas.

Era lo máximo que podía hacer. Prefería que Alan continuara sin entender su reacción, e incluso se enojara con ella, antes de ponerse a explicar sus motivos y, con ello, hablar de cosas que sólo le competían a Helene. Miró un momento a la Hufflepuff, un sólo instante para darle a entender que aquella era una conversación que mantendría privada entre ambas, y con ello dio por terminado mentalmente aquel intercambio. Se concentró en el resto, en lo que había por fin revelado Ingo, en lo que había contestado Alice. ¿Había ido entonces ella a la sala, o se lo había contado Charlotte? Daba igual, ahora.

- Teníamos la teoría de que la sala podía dar a otras salas, y que el hechizo podía estar cubriendo no tanto de lo que hay dentro de la sala, sino huellas que indicasen el paso de esa sala a otra. No recuerdo si comenté esta sospecha la otra vez que nos reunimos, pero me parece una posible explicación de por qué alguien eligiría esa sala en todo Hogwarts - comentó, mirando primero a Ingo, luego a Charlotte, y finalmente a los demás - Ahora bien, Alice, ya que lo mencionaste, sí, hablé con el profesor Kettleburn.

La idea de que Dumbledore intentara averiguar algo sobre él le parecía ridícula, pero por una vez en la vida, la Gryffindor se calló al respecto. Lo que hizo fue extender las manos sobre sus brazos cruzados, que habían vuelto a apoyarse sobre la mesa.

- Con la conversación que mantuvimos, me queda claro que ve esto como un escenario de guerra, sin descartar que pueda tratarse de algo de la guerra muggle llegando a Hogwarts - explicó - No quiso darme detalles exactos sobre qué le pasó a Dracons, algo sobre lo que, por cierto, Ingo escuchó rumores y mi madre desde San Mungo me dijo algunas cosas - agregó, mirando por un momento al Gryffindor, y luego a los demás, como si quisiera decir que lo explicaría luego - Sin embargo, sí me dijo dos cosas: la primera, la comprobación de las defensas de Hogwarts tras el ataque arrojó que no habrían sido violadas. Esto querría decir que quien lo ha hecho no sólo lo hizo desde adentro de Hogwarts, sino que está aquí adentro aún - Tracy atizó un poco los dedos en sus brazos, hundiéndolos un poco en los pliegues de su túnica - La segunda, que ya se hizo una investigación sobre las varitas de los profesores y no arrojó nada. Lo cual o bien indica que lo hizo un alumno, un profesor a través de un alumno... o un profesor con otra varita. Dice, sin embargo, que todavía no tienen ningún sospechoso - acabó, totalmente seria, mirando por un momento a Alice.

Contemplé la pila de libros con los ojos muy abiertos y de inmediato, casi por la inercia de un gesto automatizado, ladeé la cabeza intentando descifrar los títulos en los lomos. Me parecía sumamente raro que una montaña de libros estuviese abandonada así en un aula, por viejos que fuesen, en lugar de estar en la biblioteca en alguna sección con libros antiguos. Y al no descubrir los títulos la curiosidad de abrir alguno de ellos para echar un vistazo a su contenido apareció de inmediato.

Pero no podía dejar de creer que todo en esta sala estaba protegido y que la pila ni siquiera se hubiese tambaleado al quitar la sábana era raro. Muchas cosas eran raras en ese sitio y la verdad era que ya habíamos estado allí dentro más tiempo del que había pensado al sugerir entrar en el pasillo. Miré a Alan con ojos dubitativos. - No se puede ver el título de ninguno. ¿Sobre qué crees que son? - Miré entonces a mi alrededor y cambié el peso de una pierna a la otra, todavía con la varita en la mano. - Deberíamos dejar esto como estaba y marcharnos cuanto antes. - Concluí, luchando contra las ganas de llevarme alguno de los libros conmigo para echarle un vistazo después.

Sin embargo y a pesar de mis propias palabras levanté la varita una vez más y susurré un hechizo hacia la estatua que coronaba la pila de libros. - Specialis Revelio. - Pronuncié con voz clara, haciendo los gestos con cuidado. Sujeté con fuerza la varita, intentando impedir que saliera disparada de mi mano como la vez anterior.

El pequeño enfrentamiento entre Tracy y Helene con Alan por medio me resultó un tanto incómodo, esos detalles eran precisamente a lo que me refería con que éramos demasiado diferentes. No podía estar más de acuerdo con las opiniones de Ingo y Tracy sobre Alister, miré a Alice que estaba más unida a él que yo, seguro que tenía que estar sintiéndose fatal por ello. Me quedé más tranquila cuando mi hermana explicó que Dumbledore trataría de cubrirnos ante los profesores, me había preocupado que un castigo inoportuno nos impidiera seguir adelante.

En cuanto a la investigación, no tenía mucho que decir, agradecí con una sonrisa la puntualización de Helene sobre el aula pero cuando Tracy explicó la prueba realizada a las varitas de los profesores me surgió la duda.

-Si es imposible que el ataque haya sido de alguien de fuera y han comprobado las varitas de los profesores, no entiendo porque no hacen lo mismo con los estudiantes. Es cierto que sería una tarea ardua, pero dada la importancia de las lesiones de Dracons, estaría justificada.

Asentí a Ingo e iba a responder a sus palabras, pero el intercambio entre Tracy y Alan llamó mi atención y finalmente miré a Helene con una leve curiosidad, preguntándome cómo reaccionaría a lo sucedido. Lo cierto era que sentía un poco de lástima por la situación en que la acababa de poner Tracy. Comprendía por qué la joven Hufflepuff se portaba como lo hacía y si Tracy también conocía sus motivos no podía entender la falta de empatía de la Gryffindor. Extendí la mano bajo la mesa buscando la de mi amiga para darle un suave apretón de ánimo mientras escuchaba el resto de información que había obtenido Tracy.

Ante la intervención de Charlotte asentí con la cabeza. - Es cierto que eso haría que los alumnos se diesen cuenta de que pasa algo más grave de lo que se les ha dicho... Pero si sirviese para encontrar al responsable, merecería la pena. Podemos sugerírselo al profesor Dumbledore. 

Después miré a Ingo y volví a asentir. - Yo conozco ese hechizo y podría enseñároslo si queréis. - Ofrecí con amabilidad. - Pero eso llevaría bastante tiempo y según vuestros conocimientos de Intellego podría no serviros de mucho ya que es un hechizo que devuelve información según el potencial de esa técnica que haya en vosotros. También podría ayudaros a perfeccionar la técnica, pero no sé si merecerá la pena perder tanto tiempo en ello. No creo que sirva de mucho en esa aula. - Me encogí de hombros, nunca me había negado a enseñar algo que supiera a otros y no iba a ser ahora la primera vez. Aunque en mi rostro se podía intuir que tenía la seguridad de que ese hechizo no serviría para lo que lo quería Ingo.

Ladeé la cabeza antes de hablar de nuevo, cambiando de tema. - Como dijo antes Helene, hemos encontrado un sistema bastante interesante para comunicarnos. - Comencé, sin aclarar quiénes lo habíamos encontrado. - Encontramos algunas cosas que no nos servirían o que serían demasiado complicadas de aprender. Pero también un encantamiento de conexión. Funciona con espejos y creo que podría hacer que se comunicaran varios entre sí y no sólo dos. Se puede ver la imagen del otro lado y si se pronuncia el nombre de alguien también se puede hablar con esa persona. El único requisito es que para que funcione cada espejo debe tener en contacto permanente una Conexión Arcana del poseedor, sangre, pelo... Algo así. - Hice una pequeña pausa antes de seguir. - No hay contraindicaciones como con las piedras. Si os parece bien, podría intentar tener los espejos listos para la siguiente reunión en el despacho del profesor Dumbledore. - Había algunas otras cosas que quería contarles, pero antes quería saber qué les parecía el tema de los espejos. 

Entendido. Espero de HElene me siga el juego porque investigamos juntas y no encontramos nada.

La mano de Tracy se había retraído rápido, una vez que había comprobado que el corazón de Ingo estaba en sus cabales aún con el esfuerzo extraordinario que parecía haber llevado a cabo. Sin embargo, la media sonrisa se había mantenido allí al ver que el Gryffindor se quedaba quieto, y se mantuvo mientras asentía despacio ante sus palabras. Esta se fue diluyendo a medida que transcurría la conversación entre ellos, y sólo cuando Ingo comenzó a ponerse de pie, Tracy se levantó a la vez. No parecía acusar ni un poco el esfuerzo de haber estado varios minutos en cuchillas frente a él, haciendo equilibrio en la punta de sus pies.

Cuando el Gryffindor volvió a su mirada, encontró que los ojos de Tracy estaban más serios de lo que habían estado antes, llenos de una repentina oscuridad que hacía infinita la profundidad de su mirada.

- No pudo... o no quiso - dijo ella, muy despacio pero muy claramente - ¿Entiendes lo que ello implicaría, Ingo?

Las pupilas de Tracy eran dos puntos, sumergidos en dos bóvedas nocturnas en una noche sin luna. Había preocupación en ellos, pero sobre todo había determinación, había fiereza, había mármol y fuerza. Los pensamientos de la Gryffindor se dibujaban en aquel lienzo tan claros para Ingo como si las estrellas del mundo hubieran decidido formar palabras en el terciopelo de la noche. O admitimos que hay algo en Hogwarts más fuerte que cualquiera que esté aquí, incluyendo a Dumbledore, lo cual sería admitir que existe un mago oscuro que podría ganar la guerra, decían en silencio, o admitimos que Dumbledore nos ha mentido en la cara y ha encontrado algo que no ha querido decirnos y que es parte de las pruebas que tiene contra Riddle. Las pestañas de Tracy se balancearon un momento cuando entrecerró sus párpados, tensando la comisura de los ojos. O admitimos que Dumbledore desde el principio está jugando con nosotros y que en realidad él tiene que ver con todo esto, y nos está utilizando para cubrir sus huellas y arrojar sospechas sobre otros.

Tracy enderezó la espalda y cuadró los hombros, apretando los labios en una línea tan fina que parecieron desaparecer entre las pecas. Apretó los dedos alrededor de la varita que estaba en su mano, tomando la decisión que Ingo ya había tomado, pero con una determinación completa.

- El problema para mí no es que sea arriesgado para nosotros, sino que se nos vuelva en contra. Al encontrar algo así develado, al mostrar nosotros nuestra mano tan claramente, quien sea el responsable va a llamarse al silencio y a las sombras, y podríamos llegar a perderle el rastro - dijo la Gryffindor, y frunció las cejas - Pero ante la posibilidad... ante esa posibilidad - a Ingo no le costó darse cuenta que hablaba de lo de Dumbledore -, no podemos no intentarlo. Aunque no podamos. Lo cual, seguramente, sea el caso.

Tracy cerró los ojos, apretando los puños, mientras se concentraba.

- No se me ocurre nada mejor que el hechizo que dijiste. Aunque no lo conozco, pero intentaré algo igual - agregó, la voz repentinamente tensa mientras se le marcaban las líneas del cuello.

La Gryffindor se transformó en una estatua de carne y sangre, un corazón atenazado por el esfuerzo y la voluntad enfocada. Pero, aunque acabara en el suelo como ya se veía venir... tenía que intentarlo.

Para lanzar los hechizos, lo magos deben calcular su puntuación de lanzamiento, que es la suma de Técnica + Magia +Vitalidad +Aura*. Evidentemente, este total varía con la Técnica utilizada y el nivel del aura en el que se encuentren los personajes.

Para los hechizos espontáneos es lo mismo, pero una vez tenemos el resultado final se debe dividir entre 5 y será ese el que se compare con el nivel del hechizo que tratamos de crear. Si un mago se esfuerza y decide gastar 1 nivel de Fatiga entonces solo se divide entre 2. Igualmente si el hechizo falla por mas o menos de 10, se aplican las normas arriba establecidas.

Estos dos párrafos son la clave. Resumiendo, se lanzan los espontáneos como si fueran formulaicos, pero dividiendo el resultado final. Solo se puede gastar un nivel de Fatiga por cada hechizo que se lance, gastar más solo está al alcance de aquellos con las Vitudes apropiadas, lease...joder Ingo, sales por todas partes, se nota que has pillado Virtudes ciento y su madre xDDD.

Con tu resultado no consigues ninguna información, solo te cansas ligeramente (Sofocado).

Tras varios segundos sacudí la cabeza y bajé la varita mirando hacia la estatua con el ceño fruncido. - Nada. No hay nada... - Informé mirando a Alan y esperando su opinión sobre marcharnos. 

Uno, dos, cinco segundos. Diez. Podía sentir las oleadas de calor, el cosquilleo de los nervios en el interior de los dedos y la punta de los pies. Tal como le había sido enseñado, había intentado reducir lo que había en su mente hasta apagarlo por completo, y que sólo hubiera un pensamiento claro allí. Deja que todo salga, Tracy, podía escuchar la voz de su padre murmurando en su oído, deja que todo se apague hasta que sólo haya allí una luz. La única luz, abriéndose camino en el vacío de aquel abismo repentinamente vacío, no de forma silenciosa, sino como un grito exhalado entre dientes. Concentra toda tu voluntad en lo que quieres lograr, el tono de voz de su padre era tan suave que parecía sólo un recuerdo, concentra toda tu fuerza en moldear lo que quieres conseguir. La sala se dibujó instantáneamente sobre las sombras, adquiriendo primero la forma en la que la recordaba, y luego una forma indeterminada y borrosa que no era capaz ni de imaginar. Así, Tracy, las manos de su padre estaban en sus hombros. Así. Inténtalo, ya.

La Gryffindor emitió un sonido ahogado, muy suave y entre dientes, como si hubiera recibido un golpe en el estómago. Abrió los ojos de inmediato, usando a Ingo como ancla y elemento constante, pero a su mirada la habitación continuaba de la misma forma que hacía unos segundos atrás. No ha funcionado, lo cual era de esperar. La decepción sin embargo se dibujó clara en su rostro, y por un momento pareció que inclinaría los hombros hacia adelante en un gesto de cansancio, resignación o debilidad. Aquel momento fue acompañado de su respiración agitada, a la cual notoriamente le faltaba el aire, como si hubiera corrido una maratón.

- Nada - dijo, y la voz le salió rasposa, sofocada - Lo... siento, Ingo. Dame... un... momento.

Tracy enderezó la espalda con determinación, haciendo gala de su cuerpo entrenado para resistir, y tomó todo el aire que pudo, mientras sus puños comenzaban a abrirse y cerrarse aleatoriamente como a veces hacía para controlarse. Su padre y su tío William le habían enseñado técnicas para controlar la respiración y puso una de ellas en práctica, aguantando la respiración por instantes y soltándola a movimientos largos. Inhalar, exhalar. Inhalar...

- Tiene que... venir alguien aquí a... intentarlo - la voz de Tracy no parecía querer descansar, porque su cabeza había vuelto a activarse y no paraba.

Realizas una tirada de pentaculo.

1 - Origen de los problemas (El mundo boca arriba) Esta carta simboliza la lucha de poder entre la inteligencia y la fuerza y la vicisitud de ver que camino tomar y cual vence.

En este caso puede tener que ver con el hecho de que todas las casas tienen la oportunidad de ganar la copa de Quidditch y que solo eligiendo bien el camino (estrategias) pueden conseguirlo

4 Problema en si (Sol boca arriba) Esta carta simboliza el exito y la fuerza, sobretodo masculina, es la victoria en todo su esplendor.

En el caso de la tirada puede tener que ver con la fuerza arroyadora de la casa Hufflepuff y mas concretamente con Coot.

2 Destino de las soluciones (La Muerte boca arriba) En muy resumidas cuentas y concretas es una carta de cambio, de metamorfosis, de transicion de un estado a otro.

Esta carta habla de que la solucion tendra que ver con un cambio en el status quo, aunque no sabes concretar si sobre el partido, sobre Hufflepuff o Slytherin. Crees que probablemente sea del partido.

5 Solucion elegida (Rueda de la fortuna invertida) Cuando la rueda se encuentra en posicion invertida habla de cambios e inestabilidades en todos los aspectos.

Sobre el partido seguramente hable mala suerte para alguno de los equipos.

6 Carta sobre el sujeto (El emperador invertido) El Emperador es una carta que habla sobre el poder terrenal y la obtencion de beneficios a traves de la imposicion sobre otros.

En este caso y al encontrarse invertido puede hablar de que Slytherin lleva mucho tiempo a la zaga de otros equipos, pero si lo relacionamos con el resto de cartas de la tirada puede que su suerte cambie en breves.

El mundo, el sol, la muerte, la rueda de la fortuna y el emperador; los cinco arcanos terminan dispuestos en una formación de pentaculo, cuya punta señala hacia Black. Tomo aire durante un momento, antes de comenzar mi explicación.

-El principal problema al que te enfrentas es a Coot- digo señalando la carta del sol, situada junto a mi izquierda, sin poder evitar que mi voz tome un ligero tono de rechazo al pronunciar su nombre -Es un jugador brillante, que casi siempre se hace con la victoria. El Quidditch es un deporte que exige tanto una importante habilidad en el terreno de juego, como una importante planificación para ganar: la casa que planifique una mejor estrategia será la que consiga la Copa. Esto lo sabemos por la carta del mundo, justo frente a ti.

A medida que continúo hablando, voy tomando confianza e incluso puede percibirse como me voy animando poco a poco, absorbida por la tarea que tengo entre manos, perdiendo parte de mi frialdad habitual. -Por otro lado, está la carta del emperador, que es la que tu situación. Por desgracia, está invertido- digo, mientras diferentes interpretaciones cruzan por mi mente -Su falta de fuerza, tal vez, debido que todavía es un novato; o incluso su carácter, que no es el de alguien que suela imponer su voluntad sobre la de los demás... o incluso puede ser Alex, que ha caído y perdido su trono- permanezco unos segundos en silencio, hasta que me fijo en otra de las cartas, la rueda de la fortuna, situada bajo el sol. ​-Eso puede significar que haga referencia a la otra carta invertida: la rueda de la fortuna.

-Esta última significa inestabilidad. Al igual que la carta de la muerte, frente a ella, hace referencia al cambio, a la metamorfosis, a la transición. Probablemente, significa que habrá un cambio en el status quo, debido a las fuerzas del azar, a la mala suerte sobre uno de los equipos. Tal vez algún jugador caiga enfermo, o sea castigado, o tal vez se refiera a las malas condiciones climáticas...- sacudo un poco la cabeza, sin ser capaz de precisar nada -Pero si ponemos la rueda en relación con el emperador, que puede simbolizar la falta de fuerza que Slytherin ha tenido hasta el momento, es decir, sus continuas derrotas, puede estar indicando un cambio a nuestro favor.

Vuelvo a guardar silencio, observando el dibujo de las cartas, antes de concluir, temiendo no haberme explicado del todo bien. -Es decir, todas las casas tienen la oportunidad de ganar la copa. La verdadera fuerza de la casa Hufflepuff reside en Coot y por ello son los favoritos, mientras que nosotros solemos perder. Pero frente a eso, uno de los equipos va a sufrir las consecuencias del azar, lo que provocará un cambio. Probablemente a nuestro favor, pero no puedo asegurarlo.- suspiro brevemente -A fin de cuentas, no creo que podamos tener todavía más problemas de los que ya tenemos en estos momentos.

Tras esto, alzo la mirada hacia mi compañero, esperando con curiosidad la reacción que pueda mostrar.

Todavía estoy mirando alrededor, tratando de averiguar dónde deben estar los libros que me interesan, cuando la primera frase de Deacon hace que vuelva la vista al frente. Una ceja elevada y los labios fruncidos de mi cara indican que ese problema no es nada nuevo para mí, sé que Coot es muy bueno, así como también sé que si no le gano lo voy a pasar mal. No me importan el resto de compañeros, ni sus posibles burlas, ni sus pullas; lo único en lo que mi mente piensa es en la carta de mi padre y sus 'amables' palabras haciendo referencia a las consecuéncias de perder. Aunque se me borran de la mente repentinamente, ahora que miro a mi compañera detenidamente y sin disimulos, puedo apreciar los bellos rasgos de su rostro, no sé cómo no me he dado cuenta antes aunque supongo que no me he cruzado suficientes veces con ella, o a lo mejor no la he mirado realmente y solo he pasado la vista por encima.

Me gusta cuando habla de estrategia y, ante la mención de "el mundo", bajo la vista hacia la mesa para ver a lo que se refiere; frenta a mí están dispuestas cinco cartas, la que ha dicho es la que tengo mas cerca y también la punta del pentáculo que forman. Me vuelvo a fijar en los dibujos, con los trazos definidos y los colores oscuros e impactantes, tienen un aire de ser únicas. Su explicación continúa y su tono pasa del acostumbrado monótono y casi aburrido de siempre, a uno que no le había oído nunca, claro que nunca había intercambiado más de dos frases con ella. Conforme habla va señalando las distintas cartas y quedo cautivado por la cadencia de su voz y la expresión concentrada de su rostro, no puedo discernir todo lo que dice pero sí comprendo que la mayoría de las cartas que han salido son anunciadoras de cambios, si son por mi nueva capitanía no lo sé; lo que me queda claro es que va a haber un cambio, si para mejor o para peor no me lo puede asegurar. Como me temía, la adivinación no son mas que vagas imprecisiones sobre las posibilidades, su última frase hace que se me erice el vello de la nuca.

- No llame al mal tiempo señorita Deacon, aunque no lo crea las cosas siempre pueden ir peor de lo que uno imagina. - digo en voz baja, mi cara está seria - Que Coot es su mejor baza es de todos sabido, - elevo la mirada hasta posarla en sus oscuros ojos, realmente tiene fé en lo que dicen las cartas, - espero que el azar esté de nuestro lado pues otro revés sería demasiado malo.

Y ahí me quedo, prendido de sus ojos que reflejan la luz de las velas. No sé cuanto tiempo pasa hasta que salgo del 'embrujo', parpadeo repetidamente y retiro la vista, no es nada educado mirar fijamente a una dama Alphard, me recrimino a mí mismo pero parece que no ha debido ser mucho tiempo pues ella no dice nada. Al ver al señor Smith salir de uno de los pasillos, el color de su piel hace que me venga a la mente la reunión con todos, miro para asegurarme que no hay nadie cerca y me acerco para susurrar unas palabras a la chica mientras disimulo mirando una de las cartas que tiene mas cerca.

_{- Una hora antes del partido, despacho de Dumbledore.}

La miro un momento a los ojos intentando transmitirle que es una de las reuniones, y que por el lugar debe ser importante, y vuelvo a mi sitio; para disimular le hago una pregunta banal que explique mi acercamiento.

- Unas cartas preciosas señorita, ¿echas por encargo?

-Si el mal tiempo tiene que venir, vendrá a pesar de mis palabras- pienso para mis adentros, reflexionando sobre las palabras de Black. Espero a que añada algo más, pero este parece haberse quedado momentáneamente embobado. Tampoco a mí se me ocurre ninguna otra cosa que decir, más acostumbrada a los largos silencios que a las conversaciones, por lo que no me molesto en romper el denso ambiente que parece haber caído sobre los dos. -Aunque, igualmente, espero que el azar nos sea beneficioso...-

Finalmente, mi compañero aparta la mirada, cosa que agradezco interiormente ya que estaba comenzando a sentirme algo incómoda por la intensidad que mostraban sus ojos azules. -No creo que nada de lo que he dicho sea tan interesante como para motivar esa reacción- divago, incapaz de comprender su comportamiento, mientras alargo la mano para comenzar a recoger las cartas.

Sin embargo, el murmullo de su voz hace que me detenga durante unos instantes, antes de continuar con mi movimiento para aparentar una completa normalidad. El despacho de Dumbledore no es el lugar más común para una reunión de estudiantes, y me hace preguntarme si es que acaso el profesor pretende hablar con nosotros en persona, y no por medio de un representante. Lo cierto es que no tengo demasiado claro cuál de las dos opciones me parece preferible.

Aun así, asiento brevemente por la cabeza, mientras sigo recogiendo, dando a entender que he recibido el mensaje. -Una hora antes del partido... me pregunto si le dará tiempo a acudir. Siendo el capitán de nuestro equipo no puede arriesgarse a llegar tarde...- No me haría ninguna gracia ser la única Slytherin y tener que estar sola junto con gente como ese negro o Canterbury, aunque imagino que no tengo mucha opción.

Sin embargo, su pregunta me saca por completo de mis pensamientos y acaba con la momentánea excitación que había sentido al leer las cartas. -Son... un regalo- le respondo, con un innegable tono de tristeza en la voz -De mi amiga Ruth y de Alex- termino, poniendo todo el énfasis de la frase en la última palabra, dando a entender que no quiero continuar con la conversación.

-Tengo trabajo que hacer y me temo que respecto al Quidditch no puedo hacer mucho más, así que si no le molesto en la mesa, voy a quedarme aquí hasta la próxima clase- le indico, mientras comienzo a sacar mi tintero, mi pluma, y un pesado volumen sobre historia de la magia que saqué de la biblioteca hace una semana. Afortunadamente, las redacciones de la asignatura nunca se me hacen pesadas, al contrario que a muchos de mis compañeros. Comienzo a abrir el libro, pero me detengo a medio camino y añado. -No hace falta que me trate con tantos formalismos, no es algo a lo que esté acostumbrada- se me escapa, pensando en el trato que recibo en mi propia casa. Además, no considero que merezca tanto respeto. -Con Elizabeth es más que suficiente.