Partida Rol por web

-Se nota que no conoces a mi madre-digo casi en un susurro inaudible y con una ligera sonrisa.

Asiento levemente con la cabeza a la última preguta de Lissye.

-Ella cree que daré mi virtud, así lo llama ella, a cualquiera. Pero no se da cuenta que ni siquiera sé qué demonios es mi virtud-le digo con un tono demasiado agudo.

Miro mis pies.

-Tengo una marca en el muslo... una marca de nacimiento... ella dice que es un don y que debo permanecer pura hasta que llegue mi hora, como llegó la de mi padre... Él murió joven, ella dice que es por ser buena persona. Dios te reclama a su lado... pero, si eso es Dios, yo no quiero ir con él... a mí mi padre me hacía mucha falta-me sincero con ella, la primera persona a la que le abro mi corazón y no me siento sucia por sentir lo que siento.

Aun noto el nudo en la garganta cuando hablo de mi padre, pero ya logro controlar las lágrimas. No sé por qué le cuento esto a ella, pero me ha dado confianza... y ella... ella es mi primera AMIGA.

Lo que decía...sonaba a una especie de prisión. ¿No le dejaría hacer nada hasta que se muriese? ¿Era eso lo que decía? Esa mujer me daba más miedo a cada cosa nueva que conocía sobre ella. Me sentí además algo triste por lo que decía de su padre. No era justo que los padres que eran buenos dejaran a sus hijos y los malos siguiesen aquí...

"Phil y su padre deberían intercambiarse."

- Si no quieres mentir a tu madre y crees que ninguna de mis ideas funcionará... ¿Qué te parece desobedecer? Simplemente ir al cumpleaños sin decirle a dónde vas. Eso no es mentir, aunque claro, tampoco es ser una niña buena...

Pobre Emily. Quería ayudarle a "liberarse", pero no se me ocurrían más maneras...

- ¿Qué piensa tu madre de mi familia, Emily? - pregunté pensando en una idea nueva, aunque seguramente era tan mala como las anteriores.

Jack y Danny no tardaron en llegar a la casa del niño donde tras guardar las bicicletas se prepararon para cenar. Y si en algún momento se habían preguntado donde estaba el gato lo descubrieron cuando encendieron el grifo del baño para lavarse las manos. Pese a ser un gato y odiar a muerte el agua, el pobre animal, al sentir la presencia de Jack se había escondido en la bañera. Lanzando un bufido salió del baño como alma que lleva el diablo lanzando un amago de zarpazo a Jack.

Escuchaba aLissey y no quería que pareciera que no tenía en cuenta sus consejos. Lo sierto era que sí los tenía y que además, los sopesaba detenidamente... pero ninguno fucionaría con mi madre.

Mis ojos se abrieron como platos al escuchar su pregunta. Agaché la mirada.

-No le gusta como vistes y... bueno, creo que no tiene una especial mala imagen de tu familia... creo-le digo sinceramente-. No se-le digo encogiendo los hombros.

Paso a paso me siento más temerosa pues no sé si quiero llegar a casa y enfrentarme a mi madre.

-Ya la desobedezco, Lissye... ella no quiere que vaya con chicos.. y está Danny, Chester, Matir, paul y... y Jack-digo finalizando mi frase con un tono , tal vez, demasiado agudo.

Chester fue pedaleando con la bicicleta y, afortunadamente, no fue acosado con risas ni olor a sangre cuando cruzó el puente. Aquello era sin dudas algo para agradecer ya que con todo lo que estaba pasando últimamente daba un miedo terrible pensar que un terrible monstruo podía estar masticando un fémur humano como en los viejos cuentos. Al menos al día siguiente podría ver a su hermano... 

Cuando llegó al monasterio, aún tuvo tiempo de ayudar a los sacerdotes a barnizar los bancos antes de cenar.

Poco a poco llegaban a casa de Emily. Aún era temprano, incluso para la niña, lo que era una suerte ya que la mujer podría cambiar su imagen si veía a las niñas tener una actitud correcta... o lo que ella consideraba una actitud correcta. Pero pasase lo que pasase tenían algo de tiempo para hablar.

Mientras avanzaban Emily recordó que su madre tenía un buen concepto del padre de Lissey, aunque también decía que bebía demasiado, lo cual era una ofensa para el señor.

Martin se había quedado atrás, en último lugar mientras todos se iban despidiendo. Ciertamente era lo mejor ya que si le veían salir a la vez que ellos la próxima vez tendría graves problemas... además así podría coger los cigarrillos. Tenía que molar fumar como un mayor, aunque a su madre le desagradaría, aquello era seguro.

Vaya, así que a la señora White no le gustaban los Crauff... No la culpaba porque no le gustase Phil, pero que tuviese tan mala imagen de toda la familia no me lo esperaba. Al menos no del todo. 

- Entonces mi otra idea es imposible. - dije decepcionada. - Y la verdad es que no se me ocurre qué más puedes hacer... A lo mejor con suerte, mucha, te deja. Dile que por la tarde un niño de clase nos ha invitado a su cumpleaños y que porfaporfaporfaplis te deje ir. Es todo verdad y creo que la única opción que queda...

Puesto que estábamos casi al lado de su casa dejé la bici a un lado. Luego daría un rodeo para que su madre no me viese en bici y pensase que habíamos ido en ella. Al menos esto era completamente verdad y sería injusto que pensase l contrario: no me había subido en la bici con Emily.

Tras lavarse a conciencia las manos y cambiarse la ropa, para retirar todo el barniz que pudiera haber, Chester bajó a cenar con los sacerdotes y los otros niños. Tras bendecir la mesa, el chico empezó a comer con bastantes ganas. Con todo lo que había pasado a lo largo del día, no se había dado cuenta de lo cansado que estaba y el hambre que tenía. El miedo a los matones, los paseos en bici, el refugio... Había sido un día relativamente cansado, tanto a nivel físico como mental. 

Veo la expresión de Lissey.

-No, no-le digo como si me hubiera dicho algo en voz alta-. A mi madre, tu padre le cae genial... no le gusta que beba, pero le parece un buen hombre-le explico temiendo haber metido la pata.

Lo extraño es que ese hombre a mí me da escalofríos, pero eso es algo que nunca le diré a Lissey.

-Creo que trataré de decirle la verdad a mi madre, aunque eso suponga no ir al cumpleaños-le digo azorada-. Gracias, Lissey-le explico.

Hace un ratito que estamos frente a mi casa y que estamos hablando allí paradas. Llego pronto, así que no creo que mi madre me diga nada.

Si a su madre le cae bien Phil entonces había posibilidades de que mi otra idea funcione.

- ¡Espera Emily! Si tu madre piensa eso de...mi padre - dije con esfuerzo poco disimulado - Puede que podamos hacer algo. Podrían ir a tomar café o esas cosas que hacen los adultos, en tu casa o en la mía, y yo me encargaría del resto: tú no tendrías que decir nada, así que no dirías mentiras. Les diría que te iba a llevar con unos amigos (que además sería verdad). Phil, digo, mi padre, sabe que mis amigas hasta ahora eran Brandy y las chicas así que se pensará que vamos con ellas y así se lo dirá a tu madre, así que no se preocupará porque vayas con chicos. La desobedecerás, sí, pero no dirás mentiras y podrías ir al cumpleaños. Si tu madre se enfada yo asumo la culpa: le diré que no sabía que no podías ir con niños y te obligué. 

Me parecía una buena idea aunque cabiese la posibilidad de que me la cargase por parte doble... Pero me apetecía mucho que Emily viniera al cumpleaños. 

- O bueno, sé muy buena y pídelo porfaplis. Cómo tú quieras...

La idea de Lissey no me parece mal, pero ¿sería capaz mi madre de ir a "tomar algo" con el padre de Lissey?

-Podemos intentarlo... ¿cómo lo hacemos?-le pregunto con algo de alegría en la voz.

Ella es inteligente, guapa y además es muy simpática y buena amiga ¿hace algo mal esta chica? No es envidia lo que siento... no, eso sería un pecado, es admiración. Le sonrío con amabilidad.

- Hmmm... - me detuve a pensar por un momento. ¿Cuál sería la mejor manera? Tal vez yo debía decírselo a Phil... Si no había bebido era bastante probable que no pusiera pegas. - Lo propondré en casa. Diré que me gusta ser tu amiga y que tal vez si hablan con tu madre te deja salir más rato conmigo, para que vea que no somos mala gente.Le diré si podemos invitar a tu madre a tomar un café a casa, o algo así... O bueno, ahora que lo digo en alto, tal vez es mejor que tú se lo digas a tu madre y que seamos nosotros los que vayamos a tu casa. Por si acaso a tu madre no le gusta algo en mi casa... - con las preguntas que me había hecho sobre iglesias y religiones no me había quedado claro si estabamos en el mismo "club" y tenía miedo que viese algo que no le gustase - ¿Era el sábado el cumpleaños de Martin? Porque tendrían que quedar el día del cumpleaños. De ese modo estarán entretenidos y seguramente nos dejarán ir cuándo le diga que te voy a llevar con mis amigos y tu madre no tendrá tiempo de preguntar mucho.

En mi cabeza el plan parecía bastante bueno... Phil y la madre de Emily tomando un café, yo les decía que quería llevar a Emily a conocer a unos amigos, Phil diciendo que las niñas con las que voy no son malas, yo no lo desmiento y nos vamos al cumple... A la vuelta Emily podía hasta sincerarse con su madre y decir que yo le había arrastrado a ir con niños, aunque claro, eso podría hacer que no la dejasen salir más...

"No...eso último mejor que no. Si es posible que le diga solo que lo ha pasado muy bien y que mis amigos son simpáticos: eso sería verdad y su madre no sospecharía que no son Brandy y las otras tontas."

-Bien, ahora cuando entre a casa le colmentaré lo de que me gusta mucho ser tu amiga, que es cierto,  y le diré que si quiere puede hablar con tu padre e invitarle a tomar algo aquí, para que vea que no sois mala gente... ¿no te parece?-le digo con voz esperanzada y alegra.

No puedo evitar sentir ilusión, esperanza y motivación ante la proximidad de un posible cumpleaños al que asistiré.

-Luego si dice que no debo asistir a cumpleaños, le comentaré que si no celebramos el nacimiento de Cristo todo el mundo a la vez... eso es porque un cumpleaños es importante... y Martin es la primera persona que me invita a su cumpleaños-le digo avergonzada y en voz cada vez más baja.

Viendo a Emily más segura de la idea me sentí más contenta. Tal vez funcionaría y todo. Y su idea de los cumpleaños era un buen razonamiento, al menos haría pensar a su madre. O esa creía yo.

- ¡Eso! Hagamos eso, sí. - dije esperanzada. Cuándo Emily bajó la cabeza, triste porque no le invitaban a cumpleaños, me acerqué a ella y le puse una mano en el hombro mientras me agachaba para poder mirarle un poco mejor a la cara - Si no te invitaban es porque no te conocían. ¡Y ellos se lo pierden! Serás la primera invitada al mío. - aunque quedaban meses para mi cumpleaños, pero bueno, era una perspectiva de futuro agradable. 

Acompañé a Emily hasta el jardín de su casa y eché un vistazo a ver si podía ver a su madre en las ventanas. No quería que le echasen bronca por ir sola, así que tenía que ir hasta ahí por si acaso. Si su madre estaba a la vista tendría que poner alguna excusa para ir por el lado contrario a mi casa para recoger mi bici: parecía que esa señora siempre buscaba los detalles más raros, y ese sería uno. No quería que pensase cosas raras de mí justo después de maquinar el "diabólico" plan. 

- Pues nos vemos, ¿vale? Yo me he olvidado de recoger una cosa en el centro - dije, por si acaso, y guiñándo un ojo lo suficientemente claro para que Emily supiese que en realidad no era verdad y no tenía que preguntar. - Así que me voy por ese lado. -añadí señalando el lado de la calle con mi bici, no el de mi casa. *

-Gracias, Lissey. ¡¡¡Hasta luego!!!-le chillo cuando la veo alejarse de camino al "centro".

Luego camino cabizbaja hacia la puerta de mi casa. Seguro que mi madre nos habrá estado mirando, pero bueno. Ahora me hará el interrogatorio.

Dicho y hecho, una vez Emily se alejó fui corriendo a por mi bici y me fui por el camino más largo a casa. No iba a pasar por delante de su jardín justo ahora montada en bici... Pero no era un gran problema. Con la bici se puede llegar muy rápido a los sitios, y una manzana no es mucho, de cualquier modo.

Estaba de buen humor, además. Nos habíamos librado de una paliza (bueno, Martin no tanto...), me invitaban a un cumpleaños, construíamos una cabaña para un club secreto y habíamos maquinado un plan para que Emily pudiese venir al cumpleaños. No podía pedir mucho más de un día como ese. Ni tan siquiera recordaba ya el incidente de la mañana aunque mis mangas estuviesen llenas de sangre seca. Había pasado tantas horas con esa mancha ahí que pasaban desapercibidas ante mis ojos, y cómo parecía que los adultos no las veían, no tenía más problemas.

Al desmontar de la bici, Danny le dio a Jack la cariñosa colleja que le había prometido por el paseo y después entraron en casa. Se notaba cansado después de un día tan largo y cargado de emociones, y no veía la hora de cenar y de irse a dormir. Y de que llegase el día siguiente.

Tras lavarse las manos y ver salir escopeteado a su gato, bajaron a cenar.

- ¿Sabes a qué hora llegarán tus padres mañana, para poder ir a coger la lona? -le preguntó mientras bajaban por las escaleras. Y después, como si le asaltase la sombra de una duda, añadió.- Supongo que a tu padre, tal como es, no le importará que la recortemos un poco, ¿no?

-Maldito gato. -digo mientras estiro un brazo al ver como sale corriendo y lo único que consigo es acariciar su cola-

Luego iba contestando a todas las preguntas de Danny:

-Pues no, no se a que hora llegan, ni la mas remota idea, aun mas, no me preocupa. -lo miro desconfiado- a ti si que parece que te preocupe. Cuando llegasen mis padres, perdería parte de los privilegios que tenía ahora mismo.

Y terminé de contestarle:

-Si no queremos tener problemas con la lona, lo mejor es no preguntar, así de sencillo estimado Danny, y... ¿qué nos echara tu madre en el plato? hoy me apetece algo de pasta primero y un postre muy dulce y grande.