Partida Rol por web

El tabernero era un hombre algo entrado en años y ciertamente parecia muy dado a su clientela. Al ver que Astrid se acerco, dejo de limpiar la jarra y la miro de arriba a abajo. El hombre esbozo una sonrisa y se rió.

- Buenas noches -dijo el tabernero en goldoriano (Idioma natal de Astrid)- Quizás estés interesada en la cerveza Goldoriana que exporto ¿O te gustaría más la Estigiana? Ambas son lo más pedido en mi taberna, por cierto, me llamo Derek Carretero, encantado.

El tabernero hablaba goldoriano ¿Quizás la ciudad de la luz no tiene tanta luz como parece?

Un hombre con capucha, fuerte, tonificado y altamente confianza se incorporo e iba a interponerse entre la robot y la hechicera, pero al ver que ya no habia ningun problema se volvio a sentar. Acto seguido miro a Athena.

- A mi me da' igua' lo que hayáis hablando -dijo el hombre con una voz muy seria y determinante a pesar de su pronunciación paleta del estigiano- Si la pava escuálida esta qu'ere echarme un pulso que apueste lo que sea', no se que es eso de "Speedwagon" -dijo de una forma muy errada como si no supiera hablar beligio (Idioma comun)- ¿Pero se come o se vende? Si es si, que empiece ya.

El hombre, con toda su determinación, se sentó en la mesa, puso su codo en la mesa y miro a la robot a través de su capucha, haciendo que le de un aire y aura mucho más profesional y confiada.

- Mi apuesta' son 10 cobres ¿Al final que, pava? ¿Igualas o superas? -dijo de forma chulesca sabiendo seguro que iba a ganar.

Por un lado veis como un hombre con capucha, fornido y bastante determinado habla con Athena y le ofrece un pulso. No sabéis muy bien lo que dice, hay mucho ruido y demasiada distancia para escuchar. Mientras tanto podéis ver como la gente de la mesa mira a Dianne, Galiana y Heins de una forma un poco extraña y lo primero que dicen, en estigiano "¿Que están diciendo?" Ciertamente durante todo el viaje os han recibido bien hablando beligio (Idioma comun), pero aun no os habíais tenido que enfrentar a alguien que no supiera hablar, como es él caso. Por suerte, un notable mercader que esta sentado en la mesa dice algo en estigiano que distinguís rápidamente.

- Calmaos, solo os han preguntado si pueden sentarse y si sabemos algo sobre los problemas en la ruta norte -dijo relajado a sus compañeros- Y la muchacha que esta allí -señala a Athena- parece ser su compañera

El grupo de repente parece poner cara de sorprendido y uno de ellos, sin quitar mucho la cara de asombro, coge la bandeja de "tequeños".

- Comer, comer, adelante -dice de forma patosa en beligio mientras se la ofrece moviendola un poco hacia ellos.

El mercader se ríe un poco y se dirige al grupo.

- Bienvenidas -dice en goldoriano el mercader para después pasar al beligio- Veo que andáis investigando la ruta norte, eso es una alegría bastante grande para nosotros los mercaderes y los carreteros -dice de forma afable y sencilla- Pero antes de empezar con algo un poco deprimente ¿Por que no comemos y bebemos juntos para fomentar la alegría? Invito yo, si se me permite. Oh y disculpad, mi nombre es Frederic Spearmint -dice haciendo una sencilla inclinación sin levantarse del asiento.

Parece un hombre bastante culto y menos mal que no se ha creado un altercado mayor por la diferencia de idiomas. Por suerte, podéis entender medianamente bien el estigiano, por lo que no hay tantos problemas de comunicación como parece.

Paró de moverse más porque apareció la bandeja que por la pregunta del chico. - Disculpa, estaba animando a mi compañera. - Se sentó con tranquilidad y comenzó a hablar en beligio con toda la tranquilidad del mundo.

- La invitación se acepta con gusto ¡camarero otra de tequeños! - guiñó a Dianne, por si esta no se había dado cuenta - ¡Sí! ¿Qué te hace pensar que estamos en la investigación de lo del norte? ¡Qué curioso, no se lo habíamos comentado a nadie aun! - y se cruzó de brazos para mirar fijamente al mercader. - ¿Qué tienes que contar sobre ese camino?​ - finalizó antes de tomar de nuevo una actitud relajada y atacar a la bandeja de tequeños.

​O las noticias volaban en este pueblo, o los estaban esperando. En cualquiera de los dos casos que alguien conociera la misión antes de ser mencionada sonaba demasiado raro. Tal vez Dianne había comentado algo, quizás por eso la estaba observando a ver si hacía alguna señal.

El viaje por la ciudad me canso emocionalmente, los recuerdos no paraban de surgir y recordarme lo que había perdido, quería irme de allí pero era mi deber y el deber es lo primero, cruzamos la ciudad hasta llegar a la taberna, su ambiente no me ayudaba nada y su música menos, el conjunto hace que prefiera quedarme en la puerta sin ser notada pensando en mis cosas.

Spoiler (marca el texto para leerlo):

Hasta que me sobresalto sola lo que provoca que me dé un golpe con la pared, por miedo a que vuelva a pasar decido acercarme a Heins y a lo que parece ser el otro grupo que buscábamos o algo así, puedo oler su magia y es un fastidio, tomo un asiento cerca de ellas y saco un lápiz para jugar con él con cara de aburrida, no sé que hacer, la interacción con personas es mi punto flojo así que espero a que algo pase, maldición porque tenemos que ser tantas personas además seguro que ninguno es interesante como en mi grupo, quiero irme de aquí.

Dianne abrió los ojos de par en par y asentía agradecida ante las palabras de ese buen hombre que iba a invitarlas a Tequeños. Joder, así da gusto.

-Mi nombre es Dianne Villieirs. Y ella es Galiana Hoffnung. Es un placer, buen mercader. Aunque lo cierto es que yo no había comentado nada de estar dentro de una investigación, como bien dice mi compañera. ¿Nos hemos perdido algún tipo de información interesante? Tengo entendido que las rutas son bastante peligrosas. Aunque claro, por un módico precio seguro que podemos intentar ayudar a los que lo necesiten. Sobre todo hay que pensar en la seguridad del lugar y de los lugareños- comía de forma tranquila. 

Galiana sabía que solo existía una razón por la que su compañera solo comiera lento. Algo tramaba, o algo no andaba bien. Cierta desconfianza plasmada en un gesto tan sencillo como el hecho de comer sin problema alguno o como si comer fuera una simple excusa para algún tipo de evento social.

"Qué extraño... ¿Nos estarán esperando? Quizá esta persona está relacionada con el viejo de la tienda de artículos mágicos..."

-¿A qué tipo de mercancías se dedica usted buen hombre? ¿Ha tenido problemas recientemente en las rutas?- comentaba Dianne sin perder la educación en ningún momento. Tras un momento de espera, se fijó en que por la puerta entraban nuevas personas y alguna que otra cara conocida. 

-¿Ese chico no era...?- miró a Galiana un momento, pensativa. Dianne intentó llamar la atención del chico saludando con la mano entre la muchedumbre. A ver si miraba hacia allá, con la esperanza de que se acercase a ellas. 

"El brujo... O posible brujo, según se mire"

-Ohh, ehh, no te disculpes, ehh, no has hecho nada malo, ¿O si? -Dije sonriendo, un poco sorprendido del hecho de que se haya disculpado. Quizas simplemente fue una pregunta muy estupida... Si, seguramente fue eso, o quizas le estoy dando mucha importancia, creo que me vendria bien dar un buen suspiro y mandar mi timidez al carajo... Pero supongo que no es eso lo importante en este momento. Aunque de todos modos, creo que me ha decidido ignorar... Meh, no importa.

Me quede parado un momento, mientras observo que alguien empezaba a levantar la mano. -"¿Acaso sera que me esta llamando?" Creo que si... -Pense mientras me rascaba levemente la barbilla, pero supongo que mejor me acercare a ellas.

-Hola a todos, lamento la interrupcion... ¿Les molestaria que tome asiento con ustedes? -Dije de manera cortes y elegante, con una pequeña sonrisa en mi rostro.

Las calles del barrio pobre eran todo lo que se podía esperar de ellas. Las familias numerosas se ayudaban como podían llevando y compartiendo alimentos en un mismo y probablemente, único hogar. Algunos niños seguían jugando en las calles apurando los últimos momentos del día o intentando evitar la vuelta al orfanato. Dejando atras aquel panorama, el grupo llegó por fin a su destino.

La taberna rebosaba de gente haciendo todo tipo de actividades. Algunos bailando, otros haciendo apuestas, otros bebiendo hasta quedar tirados en el suelo... En fin, lo que suele ser una taberna. El ambiente parecía bastante acogedor. Akai vio al grupo de Astrid los cuales estaban entorno a Athena apoyándola y gritándole. Tampoco es que tuviera mucho más interés en ello así que no le dio importancia y fue a lo que importaba.

Se dirigió hacia la barra donde estaba Astrid hablando con el tabernero. Ya iba siendo hora de saber porque habían recibido la carta de Stake. Cierto era que la carta especifica que necesitaban apoyo pero no hacía alusión a ningún detalle más.

Sin perder más tiempo Akai se dirigió hacía ella esquivando a cada borracho inerte que se interponía en su paso seguido de aquellos que se levantaban de sus mesas tambaleándose solo para agarrarle el culo a la camarera.

Cuando llego a la barra Akai puso su mano en el hombro de Astrid al mismo tiempo que se sentaba en el taburete que tenía al lado. -Un sitio acogedor.- Dijo con un ligera sonrisa. Acto seguido pidió una cerveza al tabernero y volvió a dirigir su mirada a Astrid. -Recibimos una carta en la que se nos informaba de que necesitabais apoyo. ¿Que es lo que ocurre?

-Oh. Ciertamente, si ese es el caso jugaré con algo más equivalente a su apuesta.- Retira la llave y mira al hombre sin un ápice de debilidad en su mirada. Coloca diez monedas de cobre sobre la mesa, dándose cuenta de que el Speedwagon no ha llamado tanto la atención en un lugar donde la cultura automovilística no es algo demasiado avanzado. Necesita un buen gancho.

-Pero, en efecto. Como bien dice, subiré la apuesta.- Ni tonta ni perezosa saca diez monedas de plata y las coloca perfectamente amontonadas en la mesa a la vista de todos, cosa que en un lugar así tiene que levantar unos profundos "ooohhhh". Tras ello coloca el codo nuevamente en la mesa.

-Sin embargo, no le pediré que iguale su apuesta con dinero. Si gano, me dirá todo lo que sabe o ha escuchado sobre los incidentes en la carretera norte.- Abre la mano y mueve los dedos de forma rígida, sin quitarle los ojos de encima. -¿Decide aceptar pues este contrato de apuesta, señor?

¡Un dramático giro de los acontecimientos! Athena solo buscaba llamar la atención inicial con el Speedwagon. ¡Es hora de utilizar un reclamo más reconocible, el metal preciado!

Athena mantiene una mirada fija pero tranquila en el hombre que ha decidido apostar en su contra. Su rival tiene un aspecto confiado, seguro de si mismo, con un físico curtido por muchas posibles jornadas de duro trabajo. Puede denotarse como claramente tonifica sus músculos en cuanto agarra la fina mano de la chica en traje, denotándose claramente el tamaño de sus muy entrenados bíceps.

Está claro que es un hombre imbatible, capaz de hacer trescientas dominadas en cuestión de segundos. Y posiblemente una cantidad de sentadillas insuperable incluso para cierto héroe de capa y despoblada cabeza. Si este hombre decidiera embarcarse en una aventura para acabar con el problema de los vampiros nigrománticos solo necesitaría un parpadeo y toda amenaza sería erradicada por sus músculos faciales. Si Athena estuviera usando sus procedimientos de escáner, es muy probable que este sujeto presentara un nivel de poder muy por encima de nueve mil unidades, y eso si no le explota un ojo antes de acabar con semejante cálculo factorial creciente.

¿Quién es este fiero competidor encapuchado capaz de utilizar simples galaxias como armas arrojadizas? ¿No podría esta deidad de la naturaleza simplemente mirar mal a Athena para obtener un Speedwagon claramente inútil pues de dos zancadas podría INCLUSO llegar al fin inexistente de Ferinlir?

...

...

...

Pues oye, la verdad es que no, porqueee...

Solo es necesario un movimiento y ni siquiera ha puesto gesto de esfuerzo. De hecho se mira un momento la mano con las cejas levemente alzadas, como si se hubiera dado cuenta de un gran error dentro de su procesamiento del pulso; ha aplicado la fuerza por defecto, en otras palabras, para reducir a un vampiro como mínimo.

-Lamento las molestias. Ha sido una competición muy satisfactoria. ¿Puede hablarme ahora de lo sucedido en los caminos, si es tan amable?- Toma las diez monedas de cobre ganadas pero no aparta las de plata que había puesto. Tiene por seguro que otros competidores aparecerán próximamente a intentar ganar esa jugosa apuesta... a cambio de algo mucho más beneficioso para el grupo.

Iba a alejarse de la barra y marcharse del lado del tabernero para acercarse a Athena y Galiana, pero al ver el cambio de actitud de esta última se sorprendió pero confiaba en el criterio de su compatriota. Astrid se quedó mirando unos instantes al tabernero antes de dedicarle una sutil sonrisa apreciable solo para ellos dos. - En ese caso Derek una goldoriana estaría bastante bien. - Le dijo en su idioma natal, el goldoriano. - ¿Cómo va todo por aquí amigo?

Se puso muy rígida cuando sintió la mano ajena en su hombro, pero relajó su postura al escuchar la voz de Akai y ver como se sentaba a su lado. Tras eso se posicionó de lado, un poco entre el camarero y el resto de la taberna y saludó a los nuevos "clientes" con la mano. Miró al vampiro a los ojos y le habló en el idioma común. - Pues la verdad es que no parece un mal sitio, podría quedarme aquí durante meses. - La peliceleste frunció el ceño. - Pues no sucede gran cosa, a penas llevamos medio día en el lugar. Hemos hablado con quien nos contrataba y no hemos sacado mucha información de ahí y ahora veníamos aquí a relajarnos un poco y ver si se podía rascar algo más cosa qu... - Enmudeció al ver a Athena y apartó la mirada.- Dioses que bestia... -dijo casi para si misma- Y bueno...mas o menos la cosa está así. ¿Habéis tenido un bien viaje?

-Hoooombre Heins. ¿Qué tal? ¿qué haces por aquí? Siéntate, siéntate. Estábamos aquí charlando y comiendo algo tan tranquilamente- alzaba ambas cejas ante el chico. 

Tras ese mismo momento, Dianne vuelve a dirigir la mirada hacia donde se encontraba Athena, viendo cómo se preparaba para destrozar a su rival.

-Mirad, mirad... ¡mi amiga!- Y en cuestión de unos instantes...

Dianne se levantó vivaz y levantó ambas manos hacia el aire. -¡SI, SI SEÑOR! ¡ESA ES MI AMIGA! ¡LA GANADORAAAAA! WeeEeEEEeeEEe.... ¿Qué te decía yo, Galiana? Que síiiiii que síiiii....- se acercó a ella cariñosa para darle un tremendo abrazote. "Qué alegría... me la he jugado al confiar tanto en ella, pero yo sabía que era fuerte. Muy fuerte. Aún recuerdo cuando la conocí, y me dio ese pequeño apretón en los hombros. No, en absoluto, no fue nada pequeño"

-¡MÁS TEQUEÑOS POR AQUÍ!- Gritaba Dianne al tabernero, haciendo graciosas señas mientras lógicamente, señalaba también a su nuevo comensal.

El ambiente embriagador lleno los pulmones de Balgala, lo que producía una gran sonrisa en su rostro, hacia mucho que no bebía cerveza por lo que se acerco a la barra –Tabernero –dice sacando una moneda de oro –Dame uno de tus barriles de cerveza  invito a todos aquellos que quieran compartir conmigo una mesa y una buena jara-.Tomo un puñado de jarras y se sentó a una mesa con un par de campesinos, con la intención de que le aclararan de alguna forma la causa por la cual se encontraban en este lugar.

A pesar de  destacar por su tamaño unos pocos  campesinos, de rostro cansado, que no iban a rechazar la oferta de beber gratis se acercaron a la mesa  tomaron una . No tardaron demasiado en empezar a reír  hacer pulsos y contar sus historias a medida que el barril se vaciaba. Balgala entre risa dijo –HAHAHA parece un lugar bello para vivir  además por lo que parece es muy pero que muy tranquilo ¿verdad ?- intentado  escrudiñar algo más  de información.

-Hola, parece que la estan pasando bien. -Digo de manera tranquila mientras empezaba a tomar asiento. -Pues que hemos sido llamados por Stake para venir a ayudarlos... Y al ver su situacion, con gusto los ayudo. -Dije con una pequeña sonrisa en mi rostro mientras observaba su comida... ¿Esos eran tequeños? Se miraban deliciosos, quizas si los pruebo podria saber que tan deliciosos estan... -¿Puedo probar uno? -Pregunto con timidez, para empezar a analizar con mi lengua de que estaban hecho estos tequeños, quizas tenian algun secreto o algo. O simplemente eran tequeños normales, quien sabe.

Pero cuando Dianne menciona una vez mas a Athena dirijo mi atencion inmediatamente en esa peculiar escena, se miraba tan tranquila, como si fuera incapaz de lastimar a una hormiga, o a una mosca. Como si irradiara un aura de tranquilidad y de paz, incapaz de lograr hacer el minimo desorden... La personificacion de un Angel en vida. Un angel de la Paz.

...

-...Que demonios...

No podia creer lo que mis ojos habian visto. Le habia ganado de una manera tan... Tan... Humillante. Arrasadora. Destructora. No podia creerlo, sin duda alguna, me habia dejado boquiabierto. Yo recuerdo que era fuerte, muy fuerte. ¿¡Pero acaso era asi de fuerte desde un inicio o se habra hecho incluso mas fuerte aun?! Que va... Dianne pedia mas tequeños y pues yo simplemente seguia intentando encontrarle la logica a esa situacion. -S-Sin duda alguna es fuerte eh... Que manera mas increible de ganar. -Dije con una sonrisa algo nerviosa... Jamas en mi vida pienso darle un apreton de manos. JAMAS.

Galiana aprovechó la ruidosa victoria de su compañera para darle un beso a Dianne mientras la abrazaba, casto y recatado, pero un delicioso ósculo. El tiempo justo para echar manos de los tequeños.

- ¡Echadle triple condimento y doble cantidad que somos muchos! ¡jopeeee! - dijo – Puedes probarlos, pero sin pasarse ¿eh? Por cierto, la ayuda se agradece. ¿Qué sabes hacer?

Athena era sorprendente, llamaba muchísimo la atención lo cual no siempre era totalmente bueno, pero en esta situación no era algo grave. De pronto se sintió mucho más segura ¿quién iba a atacarlas teniendo cerca a su amiga después de ese pulso?

- ¡Bravo Athena! - vociferó - ¡A por otroooo!

​Mientras, aguardaba que el generoso y bien vestido comerciante añadiera algo.

La gente de ambos grupos parecía estar relacionándose entre ellos y yo seguía sin hacer nada. Me comienzo a  poner nerviosa sé que tengo que hacer algo ¿Pero el que? Entonces veo el despliegue de fuerza por parte de una de las integrantes del otro grupo y me decido, no necesito palabras si no acciones. Me levanto de la mesa, cojo mi silla y la coloco en su mesa -Espero ser una digna rival- digo algo roja con mi tono algo difícil de escuchar mientras clavo el cojo en la mesa para ofrecerle un pulso pero sin mirarle a los ojos.

No sé lo que estoy haciendo ni como reaccionara pero estoy lista para lo que sea, no pienso quedarme apartada, la soledad duele más la que la vergüenza. Tras ese pensamiento la miro a los ojos decidida.

A los pocos segundos, el tabernero apareció con la cerveza que Akai había pedido. La verdad es que tenía la garganta seca así que, mientras escuchaba a Astrid, fue dándole algunos buches. El griterío que estaba formando el grupo de Athena y compañía no iba si no en aumento y por simple curiosidad, Akai miro de reojo durante un instante.

Athena estaba a punto de echar un pulso con un hombre bastante grande y fornido. Parecía que el duelo entre aquellos dos iba a ser igualado pero... iba a ser que no. El pulso se decidió en un segundo resultando en Athena sin inmutarse y el hombre volando hacía la pared al cual Akai siguió con la vista.

-Ahí va...- Pensó mientras daba otro sorbo a su cerveza.

Después de ese pequeño incidente, el ruido en torno a Athena no hizo más que aumentar. La verdad es que el ambiente estaba bastante animado sobretodo después de la manera en la que Athena había ganado. Humillación total.
Akai y Astrid retomaron la conversación en el punto en el que se habían quedado.

-Bueno, la información nunca ha sido fácil de obtener. Haremos lo que podamos para ayudaros. -Dijo antes de apurar lo que quedaba de su cerveza. -¿El viaje? Bueno, a parte de la nueva miembro y que el tiempo de viaje se redujo considerablemente de manera misteriosa... Todo perfecto. Excepto que nos arrebataron el trabajo. -Cuando dijo esto último se vio en Akai una expresión que mezclaba el enfado y la desilusión.

Unos segundos después, el griterío volvió a aumentar. Parecía que Athena tenía un nuevo rival que deseaba volar como un pájaro durante unos segundos pero cuando miro hacía aquel grupo abrió los ojos bastante sorprendido aunque no tardó mucho en volver a su perpetua expresión de tranquilidad.

-Interesante...-Dijo casi para sí mismo. Era la chica nueva. ¿Qué quería conseguir con eso? Como siempre, su curiosidad hizo que pusiera toda su atención en aquellas dos. No creía que la chica fuera tonta y se enfrentara a algo que iba más allá de sus posibilidades pero... Estaría atento para atraparla en caso de que saliera despedida por los aires.

Athena no terminaba de entender el por qué del jolgorio por su victoria. Para ella el acto en la taberna estaba siendo algo meramente instrumental, pues realmente requieren de información adicional sobre el problema en los caminos. Al menos ya ha ajustado su fuerza para evitar algún accidente adicional.

Mientras espera la vuelta de su contrincante para conocer su respuesta u otros competidores que puedan acabar con esa necesidad informativa, Alegretta se acerca a la mesa y se sienta en la silla. Athena durante un pequeño momento parpadea observándola y ladea la cabeza, como si estuviera analizándola con la mirada. Lo peor es que es algo literal, tiene entradas que rellenar sobre esta nueva persona.

-No hay duda alguna de que lo será. No requiere de apostar una cantidad monetaria en mi contra siempre y cuando esté dispuesta a ofrecer información relevante sobre los problemas acontecidos en la carretera norte. Si estas condiciones son aceptadas, estoy dispuesta a participar de inmediato.- De nuevo vuelve a apoyar el codo en la mesa tras recolocarse el guante con cierta suavidad. Mueve lentamente los dedos como si los destensara -aunque en realidad está calibrándolos- para luego atrapar la mano de Alegretta. Sus finas manos son tan duras como las de un fornido hombre de taberna.

-Aunque se diera el caso de que no pueda satisfacer mi demanda...- Dice algo en voz baja para que solo pueda enterarse Alegretta. Espera a que se prepare y... ¡empieza la competición!

-... tengo la completa certeza de que usted y su acompañante pueden ofrecer una excelente exhibición.

Continúa la frase entre susurros observándola con una suave y hasta gentil sonrisa, que se siente... algo deshumanizada.

El pobre humano salio volando contra la pared más cercana. Hubo un silencio sepulcral. Se escucharon de repente una jarra golpeaba el suelo y resonaba de forma dramatica. La gente guardo el silencio hasta que se dio cuenta de la verdad, parecia que estaban asustados hasta que de repente el grupo de pulsos se levanto de golpe y...

Saltaron y gritaron de pura emoción, como si la acción del robot hubiera despertado toda la adrenalina del grupo y detrás de ellos, el jolgorio se traspaso al local, haciendo que todo el mundo se contagiara de gritos y un escandalo increíble. Athena había logrado ganarse su favor y su simpatía ¿Podría sacar algo más de ahí la joven robot?