Partida Rol por web

Los tres héroes se encuentran en su cruzada final. Habían sido elegidos por el propio universo para defenderlo ¿Pero eran lo suficientemente fuertes para tal proeza? Cargando sus armas y artilugios se dirigen a la sala del trono de Abraxas esperando encontrarle para acabar con esta locura.

Estaban acostumbrados a esta clase de instancias. Desde la destrucción de la parte física de Ferinlir todo había sido ideado de esta forma... Un conjunto de áreas sin casi sentido aparente intercomunicadas entre ellas, como si todo fueran recuerdos o producto de una magia cruel y vil. En cada visita podían observar con terror el exterior de sus pequeños escenarios, era el vació, la nada. Una neblina morada se encontraba en aquel vació, como si quisiera impedir que se viera más allá, pero todos sabían que era lo único real del mundo donde habían vivido durante toda su vida.

Un robot, un hombre encapuchado, Heins, Dianne y Elya corrían hacia la puerta de la sala. El hombre encapuchado no era reconocible para los héroes y la mujer robot simplemente era una aberración de la tecnología desde que la conocisteis. Sin emociones, sin amor y sin calor.

Al romper el encapuchado la puerta de entrada de un empujón os encontrasteis dentro de la sala de una vez y pudisteis ver como dos personas ya se encontraban allí esperando. Para vosotros eran medianamente conocidos, aunque nunca tuvisteis el placer de coincidir con ellos.

A veces la ignorancia salva situaciones, pero en aquel momento lo único que veíais es a aquellos que os impedían el paso. Un chico de pelo blanco y gesto sobrio que al mirarlo podíais ver perfectamente era uno de los vampiros causantes de la destrucción del mundo y a su lado se situaba a la que podíais reconocer como Astrid, la vampiresa causante de la guerra que termino por darle el poder necesario a Abraxas, aunque lo único vampiro o humano que quedaba en ella era su apariencia y su gorra. Su marca de hechicero había sido alterada hasta el punto de convertirse en un monstruo, tenia todo su cuerpo y su cara marcado por la corrupción, su pelo se había vuelto blanco y su mirada estaba perdida y llena de rabia. Ya no quedaba nada en ellos, simplemente eran títeres de la destrucción. Ambos se prepararon para luchar, pero antes de empezar una voz ronca, grutal y profunda resonaba en la sala.

- Athena, Granlay -dijo la voz resonando en toda la sala- Akai, Astrid. Haced que pasen hacia mi, no desearía hacer perder el tiempo a mis títeres, pero encargaos de los restos, ellos deben morir.

Los héroes asintieron con algo de temor en sus corazones y los dos elegidos se dirigieron hacia el trono pasando al lado de sus enemigos, acto seguido atravesaron un portal mágico invisible que estaba delante del trono y abandonaron la sala.

Los que respondían por el nombre de Akai y Astraid se prepararon automáticamente para luchar. Los portales se cerraron y el escenario se cerro en una cúpula de hexágonos que fueron visibles mientras se completaba la barrera.

Si tan solo tuviéramos una oportunidad de volver atrás...