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Relatos de Ferinlir: El alba sangriento.

[Fortaleza] Despachos habitaciones

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20/03/2016, 21:42
Z Cervantes de Azora
Sólo para el director

Cervantes no pudo evitar sonreír ante aquella escena, con cierto aire solemne y melancólico se levantó de la cama y fue hasta Rirí, una vez junto a ella le sostuvo la mano y comenzó;- ¿Cuan bellas pueden ser las lágrimas de un angel que olvidó que poseía alas?  No puedo veros de esta forma sin que mi corazón palpite en pos de vuestra sonrisa. Deberíais descansar mi precioso ángel nocturno.- Después de pronunciar aquellas palabras, Cervantes cogió a Rirí en brazos y la llevo hasta la cama, acostándola con cuidado. De alguna forma parecía casi paternal- Descansad bien, y soñad con vuestro amado, pues si amado es, su amada vos sereis.- Cervantes se acercó una vez más y le besó la frente.

Una vez Rirí estaba acostada en la cama, Cervantes continuó con sus florituras hasta la puerta donde comenzó a recitar un poema improvisado, casi en voz baja;

De la noche la estrella;

de mis ojos la luz.

De la mañana la estela;

y de mi corazón la cruz..

Tras recitarlo, Cervantes abrió la puerta y la cerró tras de sí, quedándose en el pasillo pegado a la pared. Como si hablara consigo mismo, comenzó a murmurar; -He dejado a Mary sola desde que anocheciera...sin duda alguna me regañará...- y mientras se alejaba miraba con cierta melancolía el suelo a medida que la luz de la luna iluminaba su camino, y las estrellas lo guiaban hasta su dormitorio.