Partida Rol por web

La cara de Trebor refleja su profunda decepción. Pero lejos de abatirse, comienza a andar en círculos rascándose la coronilla y con una actitud exageradamente reflexiva, casi cómica.

-No-no se si funcionará, igual es una tontería, pero... - expresa con modestia mientras saca algo de su cartera.

Es una pequeña caja de condones*, de esas que dan las máquinas expendedoras de las discotecas.

Cuando me prometí que no se me caducarían no estaba pensando precisamente en ésto. - ríe para sus adentros viendo el lado irónico de la situación.

Sacando uno de ellos, comienza a hincharlo sin llegar a un punto en el que amenace con explotar al mínimo roce. Con gesto de asco, escupe y se limpia con el antebrazo el lubricamte de la boca.

-No creo que estemos a mucha profundidad. Igual, con una bocanada de aire extra nos es suficiente. - levanta el globo como si no fuera evidente a qué aire extra se refiere. - Ha-hasta puede que no ayude algo a subir... si no se nos escapa de la mano. - pensando en esa posibilidad, da un par de vueltas a la retorcida abertura alrededor de uno de sus dedos para sujetarlo mejor.

Se siente algo estúpido, pero no puede permitirse el quedarse paralizado y sin aportar nada ahora que casi pueden tocar la libertad con la punta de los dedos.

-Tenemos que salir de aquí. - dice a sus compañeros, animándoles a seguir su ejemplo o a dar alguna idea mejor.

- bien! pongamos manos a la obra entonces

cerro la puerta hasta que una lucesita cambio de color

la mujer miro como inflaban los preservativos, y con un gesto de "carmelita descalza" rechazo inflar uno ella misma

- mm.. seguro hay otras soluciones mas... emm.. menos... bueno ya saben...

- entonces? presionamos el boton?

a pablo aun le temblaban un poco las manos

Como respuesta a Valerio, uno de los gruesos y sucios dedos de Trebor presiona tembloroso el botón.

Si fuera religioso, sería un buen momento para rezar. También podría ser una oportuna ocasión para un sentido discurso en el que ensalzara como este tipo de desastres puede unir a las personas y sacar lo mejor de ellas. Pero es un hombre de pocas y torpes palabras. Torpes como él, un cobarde bobalicón sorprendido por haber llegado tan lejos. Quizá valga algo más de lo que él mismo piensa. Sí, incluso si dentro de unos días alguien rescatara un abotargado y azulado cuerpo con un preservativo en la garganta, Trebor Simpson se habría ido de este mundo orgulloso de si mismo.

El chico obeso del que todos se reían en clase de gimnasia cuando no podía subir por la cuerda, había trepado por una estrecha escalerilla con las manos sudorosas y medio asfixiado.

El tímido cobardica del que los matones del barrio abusaban, había plantado cara a un terrorista armado.

El muchacho que no se bañaba en la piscina porque a todos les extrañaba que lo hiciera con la camiseta puesta, ahora iba a... En estos momentos, Trebor desearía haber sido menos vergonzoso y saber nadar un poco mejor.

00:11:21...

dasil pudo cerrar sin problemas la puerta del tanque de lastre de estribor, y al hacerlo el boton que se encontraba dentro del cristal se ilumino de un color verde.

Ahora la sala estaba hermeticamente cerrada.

uma se abrazaba del 2º oficial nerviosa.

Mientras tanto el pablo acababa de comprobar que dentro del tanque no habia mas objetos que los que llevaban ensima

Desde donde estaban parados, y con la poca luz que daba la linterna de Trebor, calculaban que el techo del tanque, estaba a unos 7 metros de altura en la parte mas alta. Hay que tener en cuenta que esta es la quilla del barco y tiene forma de V.

Las rejillas estaban a unos 4 metros de altura desde el suelo. las paredes son de metal remachado sin salientes con una curvatura de unos 60º.

los remaches son diminutos de apenas medio centimetro de espesor.

por fin Trebor presiona el boton, y las 50 rejillas a lo largo de la pared se abren al 25%. El agua comienza a entrar con fuerza, al tiempo que el boton se torna de color rojo y se escucha una alarma.

00:10:48...

por la pequeña claraboya logran ver que fuera del tanque de lastre llega un grupo de gente que encuentran la bomba pegada a los tanques. el contador muestra un remanente de 10 escasos minutos...

detras de la puerta no logran oir que dicen esas personas pero si pueden ver sus gestos de desesperacion

logran ver como la peluquera encuentra la bomba señalandola con cara de no entender muy bien que es

en seguida llega el doctor fosdail el cual se queda helado frente a la bomba

en seguida llega el doctor fosdail el cual se queda helado frente a la bomba

por su parte el doctor lefkov esta muy ocupado llevando a evelyn, la cual parece estar en shock

la mujer tenia los ojos abiertos como platos, pero aun asi no parecia estar mirando nada en especial

alejandro se agarro la cabeza la ver la bomba. tambien llevaba una pistola en su mano derecha

por ultimo llego el doctor el hibbert, que al ver la bomba parece echarse a reir.
seguidamente todos los presentes se giran a mirarlo enojados y algunos parece que le gritan o amenazan

-Allá vamos. - dice con un suspiro entrecortado por los temblores provocados por el frío, por el miedo o por ambas cosas.

Unas voces llaman su atención y se asoma a la claraboya de la compuerta estanca. Al ver a otros supervivientes, y pese a haber esperado un tiempo razonable, siente una punzada de culpabilidad.
Con gestos atropellados intenta llamar su atención y explicarles lo que tienen que hacer. Afotunadamente, siempre les quedará el cartel que ya leyera en su momento Trebor. Son desconocidos, perfectos extraños con los que apenas sí ha cruzado alguna mirada o saludo durante el crucero, pero si él llegara a la superficie a salvo y ellos no, sabe que le afectaría.

Entre tanta discusión frente a la bomba, la peluquera ve a Trebor del otro lado de la puerta.
Margot se acerco a la claraboya para intentar hablar con el gordo, pero la puerta hermeticamente cerrada no deja entrar ni salir sonido alguno.
gon gestos de desesperación, la mujer señala la bomba y golpea la puerta como si pidiera entrar

Apenado e impotente, Trebor le responde con gestos que ya no puede abrir la puerta y señala en dirección al cartel que tan revelador fue para él y, después, a la otra compuerta estanca.

Aunque se repite a si mismo que avisó, que esperó y que decidieron entrar sabiendo que hay otra cámara, no sabe si podrá soportar mucho más tiempo ver esas caras de desesperación y se da la vuelta, concentrándose en lo que le viene encima. Quizá, en unos instantes, los de fuera dejen de envidiarles.

00:09:17...

mientras la gente de fuera parecia que se estaban peleando por "tocar" la bomba, dentro del tanque de lastre las rejillas se habian abierto unos 30 centimetros