Partida Rol por web

Gheorghe no participó activamente en la broma de su compañero. No era la primera vez ni sería la última en la que lo veía de aquella guisa, pero Gheorghe era del pensamiento de que su señor estaba en todo el castillo y cualquier palabra o gesto inapropiado llegaba a sus oídos.

-¿Ya has terminado de hacer tu función? Algún día, cuando estes en plena faena, aparecerá alguien por la puerta, te verá, y nos meteras a todos en un gran problema.

Se volvió hacia los niños -Estas cosas no deben de hacerse, siempre hay que tener, ante todo, respeto por los señores. Sobre todo si quereis conservar vuestro trabajo en el castillo- sentenció a la vez que se terminaba de un sorbo lo que quedaba en su jarra.

Viendo que no era el único descontento con el proceder de Mikail, Bucur asintió serio ante las palabras de Gheorghe

Asiento a las palabras del otro lacayo.

- Eso pensaba hacer. - pienso. Por lo menos alguno tiene la cabeza rellena de algo más que serrín.

- Seguro que no es la última vez, con más brindis en los que vienen Bucur y Gheorghe para reprendernos - despidió a Tomescu con la jarra en alto y una sonrisa para los mencionados- Bien va siendo hora de descansar, una alegría conoceros si necesitáis algo... ya sabéis, sino nos vemos mañana - el joven Vasilov acabó su bebida antes de encaminarse fuera de la cocina

- Tomescu sale al Patio de Armas y ve al joven señor Tiberiu junto a un niño rubio, el Maestro de la Corte y un Sargento de Armas.

- Es muy tarde para que el señorito siga levantado y si su madre no lo encuentra durmiendo en la cama cuando regrese a sus habitaciones se va a disgustar.

Al pasar por el patio de armas, Tomescu pudo observar como Tiberiu avanzaba junto a otro niño acompañado por dos hombres, uno de los cuales quiso parecerle que había vista a su llegada.

Para su tranquilidad, Tiberiu iba contento y tranquilo, con su actitud curiosa propia de él, no obstante, no pudo dejar pasar la oportunidad de hablarle - buenas noches, ¿acaso son horas de que unos infantes vaguen por el castillo? - dijo en tono de recriminación fingida, mientras se agachaba hacia el pequeño, esperando que Tiberiu le presentara a los presentes.

El lacayo resopló sonoramente mientras le dedicaba las siguientes palabras al amargado que se sentaba en su lugar. - Y es por esto, mi querido Bucur, que no te saco a pasear. - Llenó una de los cacharros con el liquido del jarro y empezó a debérselo sin demasiadas contemplaciones.

Luego miró a su compañero de guardias, y levantando una ceja, añadió descaradamente - La posibilidad de que nos atrapen, Gheorghie, vuelve todo más atractivo... - Dijo para luego empezar a moverse por la habitación, llenando un par de cuencos más con el absurdo licor y alcanzándolos a sus cómplices de orgía - ...La comida más sabrosa y la compañía más entrañable... - Luego mirando alrededor, alzó su decadente copa - Momentos como éste son los que le dan color a esta vida. - Concluyó en un bizarro tono paternal, a la vez que acababa su trago.

¡Oh si! Nos espera una larga noche. - Reflexionó en voz alta, mirando el interior vació de su jarro.

- Bueno... no siempre hay algo para beber... habrá que disfrutarlo, menos dormir por más reír - enmudeció un instante antes de alzar la copa en dirección a Mikail riendo - ... hasta acabaré de poeta -

ES NOCHE CERRADA.

- Muchos se han retirado ya a dormir.

- Los nobles disponen de habitaciones propia en el ala de invitados del castillo.

- Los hombres de armas duermen en los barracones de la guardia del castillo, en camastros sencillos y espartanos.

- Los sirvientes plebeyos duermen en el suelo en las cocinas, o en una zona de la servidumbre aneja a las cocinas, con muy pocas comodidades.

- Sólo los plebeyos civiles que tienen algo de rango disponen de un pequeño cuartucho con paja para dormir o un camastro (el Mayordomo, el Maestro).

- El Séquito de Durius no tiene que dormir en las cocinas, puede usar las antesalas del conjunto de habitaciones privadas asignadas al Secretario del Duque.

Sin perder el semblante Bucur escuchó a Mikail

- Yo me temo que no participaré en la fiesta, ha sido un día largo y debo descansar... - dio media vuelta camino a la salida no sin antes despedirse con una reverencia - Un placer señorita, un placer chicos - ya con un pie fuera de la cocina agregó - Gheorghe, Mikail, Vasilov... buenas noches -

El sargento Dominik saluda al guardia Tomescu. No es la primera vez que se encuentran, y aunque el sargento está fuera de la jerarquía militar del lugar, de alguna manera, hace notar su rango y experiencia

- Tomescu. Buenas noches. Tienes razón, acompaña al maestro Maserrak y al infante Tiberu a sus habitaciones. Y tu, Lindor, vamos, ya se ha hecho de noche - con bastante premura el sargento Dominik se lleva a Lindor a la zona de carruajes y desde allí llama a un cochero para que, en el carruaje de Durius, lleva a ambos hasta la casa de Pavetta

- Un lacayo avisa a Vasilov de que el Sargento Dominik requiere de inmediato un cochero del séquito de Durius en las cocheras.

- Vasilov acude, prepara el carruaje del Caballero Durius. Lindor y el Sargento suben al carruaje y Vasilov conduce el carro desde el pescante fuera del Castillo hacia la ciudad.

Un hombre entró en las cocinas fatigado - Vasilov, Dominik necesita un cochero -

Dejando la jarra sobre la mesa Vasilov saltó de su asiento - Seguro que es cosa de Bucur... pasarlo bien, un placer Innya y hasta mañana mozos - saliendo a la carrera de la cocina

Lorand se encontraba sentado en su escritorio, trabajando. No quería acostarse sin terminar los dos encargos que le encomendó su duque en la reunión de la corte. Eran bastante sencillos de realizar, por lo que prefería tenerlos ya acabados y listos para quitárselo ya de en medio.

Uno era una carta de indulto para la joven Radovina Szantovich. La queja del Anciano Balesku de Buzau quedaba pues subsanada por esta carta. Quizás no le gustase esta decisión a Balesku, ni al Conde de Galati, pero poco podían hacer al respecto que no era acatar los designios del duque. En cualquier caso, Lorand esperaba que a partir de ahora Radovina no volviese a cometer tales acciones, puesto que eso desprestigiaría el nombre de Gyula Kadar.

Tras finalizar la redacción lo selló y siguió con el otro de los encargos. Redactó el título para Iacobus Radoslav, convirtiéndole a partir de ese momento en caballero. Tras esto, selló el título y dio por concluida su quehacer.

La muchacha se había sonrojado ante las críticas. No quería mofarse de nadie, sólo se estaba divirtiendo. En fin, era tarde, y habría que dormir.

- ¡Hasta mañana, Vasilov!

El lacayo tenía trabajo, ya era noche cerrada, y no parecía que nadie les reclamara.

- Pues parece que tendremos que dormir aquí mismo, cerca de la lumbre, o en las caballerizas vosotros. - Comentó a sus sobrinos. No quería quejarse, pero aquello, comparado con la comodidad de la casa de Pavetta, era un desastre. - Ya no hay tiempo para que volváis a casa. Igualmente, a partir de mañana habrá que dormir en el Castillo ya siempre...

Con lo cual se levantó, y se fue a la zona de servicio adjunta, buscó un lugar cálido y lo más seco y cómodo posible, y se dispuso a descansar... si no la llamaban para nada más.

El mayordomo aceptó de buen grado la copa de vino que le ofrecía y agradeció el gesto con una inclinación de cabeza. Bebió un sorbo y notando aquel líquido en el paladar recordó que debía al Capitán una copa de buen vino Transilvano, una copa que el Duque le había pedido que le diese. ¿Era por eso el castigo? Lo dudaba, aunque más tarde pensaría en ello. De momento era mejor que emplease el tiempo en atemperar su ánimo y prepararse para lo que estaba por llegar.

- No lo dudo- dio la razón al Capitán pensando que para él también supondría un castigo tener que fustigar al Senescal, al Chambelán o al mismo Capitán.- Nada más terminar me gustaría regresar a mi habitación, ayudado por vos si no supone una molestia. Una vez allí ya pensaré…- Otto se percató en aquel momento de que la mano que sostenía la copa le temblaba.- Discúlpadme.

Dejó la copa sobre uno de los escasos muebles e intentó calmar el temblor haciendo uso de su otra mano, aunque tras entrelazarlas tan solo consiguió ocultarlo.

- Como os decía, una vez en mi habitación ya pensaré quién puede ayudarme con mis heridas.- Miró al Capitán y sacó su preciada tabla encerada agarrándola con las dos manos para no delatar su “debilidad”…- ¿Puedo?- preguntó acercándola a su boca. Tenía intención de morderla para no gritar, para soportar el dolor del castigo con mayor estoicismo. Además así no perturbaría el descanso de los invitados del Duque al castillo...

CHAMBELAN LORAND:

- El Sello Ducal sigue en poder de Jensi Stolnic.

Decidió aprovechar que ya tenía las cartas realizadas para ir a por el el sello que estaba en las habitaciones de Jensi Stolnic. Solo tenía que ir a sus aposentos y recoger el sello, así que decidió hacerlo personalmente, mas teniendo en cuenta la importancia del objeto. 

Se levanta de su asiento y se dirige a ver a Stolnic.