Partida Rol por web

Preciosa mi señora, hoy las novias estas muy hermosas. hago una leve reverencia.
Me han enviado para que os ponga estas plumas en vuestros adornos.

Vuestra prima las lleva en el ramo, pero si lo deseias a vos os las puedo poner donde lo deseeis. Entro en la habitacion

Dubieta sonrió dulcemente, le encantaban las plumas. Las cogió y las examinó ligeramente.

- Veamos... creo que seguiré la idea de mi prima, siempre ha sido más buena que yo en cuanto a accesorios. - cogió el ramo y se lo acercó a la dama de llaves para que pusiese las plumas y, si era necesario, ya las retocaría ella misma más tarde - Estoy segura que todo quedará precioso. ¿Hay muchos invitados, Mariana? Eso me pondrá un poco nerviosa, es un evento importante, supongo, y todos debemos cuidar nuestros modales hoy, nunca se sabe qué o quién puede derrumbar nuestro futuro en solo un segundo.

Suspiró pero mantuvo la sonrisa en el rostro.

Radovina se quedó sola en la habitación, la mirada perdida en la lejanía, a través de la ventana. Era una silueta impactante, el blanco de su vestido de novia recortado sobre el azul celeste del mediodía. Salpicada la falda, cerca del borde inferior, por las sanguinolentas manchas de las flores rojas que Mariana había cosido con primor.

El ramo había quedado sobre la mesita, inmóvil como un deshecho, y también ella apenas se movía, respirando profundamente, su pecho subía y bajaba armónico. 

Esperaba ya el momento, sin inquietud aparente. Lo que pensara quedaba en ella, lo que sentía, se escapaba con cada espiración...

Con tan poco tiempo, no puede hacer nada mejor que pensar en el ramo. En la corona que lleva de flores vuestra prima, mi señora no quedaban bien, si fueran de otro color tal vez o las hubiera podido teñir tal vez.

Cojo el ramo y comienzo a poner las plumas con tranquilidad.

Los suficientes mi señora, incluida una caterba de Basarab con su señor a la cabeza que han llegado hace poco poniendo a todos muy nerviosos.
Tranquilizaos todos estan haciendo su cometido y todo saldra perfecto.
Termino y  observo el ramo con detenimiento
Espero que os guste, si necesitais otra cosa decidmelo antes de ver por que tarda Elena en avisar si los novios estan ya en la capilla.

Dubieta observó el ramo con las plumas y sonrió.

- Un trabajo perfecto, Mariana, te lo agradezco - cogió el ramo y suspiró - ¿Podrías ayudarme a ponerme el velo, por favor? Cuando termines puedes marchar, no necesito nada más, solo el aviso de Elena para salir de la habitación hacia la capilla.

Le ofreció el velo y una serie de accesorios para ponerlo decentemente. Solo esperaba poder estar lista y que el día pasase lo más rápido posible.

Sera un honor replico mientras cojo el velo y las agujas para engancharlo.

Sentaos en una silla por favor. Espero y se lo pongo con cuidado mientras lo sujeto con cuidado en el pelo como si siempre lo hubiera echo, realmente lo he echo algunas veces.
Si tuvierais una corona seria mucho mas facil de usar. Pero creo que esta perfecto

Dubieta se observó en un espejo, ya estaba lista, con el velo correctamente puesto y todo en su lugar.

- Está perfecto, Mariana, muchas gracias. - sonrió a la ama de llaves y añadió - Ya está todo listo, puedes retirarte, no necesito nada más, tranquila.

Se quedó sentada en la silla, esperando que la sirvienta Elena llegase pronto, nunca se le había dado bien esperar demasiado, se impacientaba. Además ¿Dónde estaba Schaar? Suponía que estaría fuera con su pequeño, aunque algo de ánimo y compañía del caballero en aquel momento no le vendría mal. Igualmente, no lo haría llamar, debía cuidar de su querido Tiberiu, ya que a ella solo le quedaba esperar el aviso y ponerse en marcha hacia la capilla.

Hago una reverencia
Mi señora es lo unico que digo antes de salir de la habitacion y caminar por el pasillo para bajar al patio, voy a coger a esa cabeza de chorlito y a enseñarla que no piense en las musarañas

Boru se acerco a la puerta, dando dos leves toques, sin si quiera moverse.

- Mi señora, cuando usted desee le escoltaré hasta el lugar de la ceremonia.- Sin decir nada mas, permaneció recto junto a la puerta, esperando lo justo cuando vio salir a la Dama de llaves. Le saludo con una leve inclinación aunque estaba demasiada absorta en sus pensamientos, pero él permaneció en su sitio, a la espera de que su señora saliera o le diera nuevas ordenes.

Boru espera un poc  replcio mirandole mientras me arreglo el vestido un poco Tengo que ver si los novios ya estan en la capilla, tengo a Elena abajo esperando para decirmelo, pero esta tardando demasiado. Bajare yo misma a verlo y la mandare para que avises a las dos novias. 

Acelero el paso y bajo las escaleras al patio. 

- Mariana sale por el pasillo hacia el Patio del Castillo.

A través de la puerta cerrada Radovina escuchó a Boru, y también la respuesta de Mariana. Sin moverse de dónde estaba, junto a la ventana, respondió a su vez. Aunque su voz sonó amortiguada por la madera, era firme y no denotaba nervios o intranquilidad.

-Gracias Boru, Mariana nos avisará a ambos, a todos, mediante Elena. Es una buena idea. No deseo llegar a la Capilla antes que mi futuro esposo.

- Sea así, mi señora- Boro permaneció tras la puerta, esperando y haciendo guardia. Al fin y al cabo aquel era su cometido, proteger a su señora.

- La sirvienta Elena pasa al pasillo de la zona de invitados y llama a las puertas de las habitaciones de las señoras Radovina Szantovich de Bran y Dubieta Szantovich, que hoy pasarán a llamarse Radovina Radoslav de los Cárpatos y Dubieta Stolnic.

El suave sonido del llamado a la puerta hizo que Radovina regresara de sus pensamientos, fueran los que fueran, y que se moviera dejando también el umbral luminoso de la ventana.

Ha llegado el momento.

Abrió despacio, y antes de salir de su habitación echó un último vistazo de refilón a la silueta que el espejo reflejaba. Si lo que vio le gustó o no, quedó en sí misma. Sólo levantó la barbilla, asintió a su sirvienta y sonrió a Boru.

-Gracias Elena. Boru, esperaremos a Dama Dubieta, ella nos precederá. Supongo que Tomescu irá delante, tú puedes cerrar la comitiva hacia la Capilla. Estoy... -Carraspeó ligeramente.- ...preparada.

Dubieta terminó de arreglarse y suspiró al escuchar la llamada de la sirvienta Elena en la puerta. Ya había llegado la hora y, aunque realmente no tenía mucha ilusión, debía hacerlo. Abrió la puerta, llamó a Schaar y a su pequeño para que se acercasen y se mantuviesen cerca de ella. 

Miró a su prima Radovina, quería asegurarse de que todo estaba listo.

- Ya estoy lista, cuando queráis, y si no falta nada, podemos dirigirnos hacia la capilla - dijo con voz tranquila y serena.

- Schaar Dvy y los Guardias Tomescu y Boru escoltan a las Damas Dubieta y Radovina, y al joven Tiberiu, hacia la Capilla del Castillo.

TREINTA DE ABRIL DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.

PASADAS LAS TRES DE LA TARDE.

- El Caballero de los Cárpatos y su esposa llegan al pasillo del Ala Oeste que conduce a las estancias de invitados.

- Entran en la estancia que Dama Radovina comparte con sus dos criadas, que en estos momentos se encuentra vacía.

- El Guardia Boru llega al pasillo a tiempo de oír cómo se cierra la habitación de la alcoba de su señora.

- Se aposta ante la puerta, para evitar que nadie moleste a los recién casados.