Sigo cosiendo, casi tengo...a mirada de Elena me preocupa, como si pasara algo por su mente.
Pero no puedo perder lo que tengo en mente. Ha quedado bastante bien, estiro el vestido y me levanto de la banqueta.
Mi señora si me disculpais, bajare a la cocina a ayudar un poco para que la comida este lista. Volvere antes de que bajeis a la capilla para ayudaros con el velo. Hago una reverencia antes de caminar al pasillo y de ahi a las cocinas
Motivo: ¿cuanto tardo en coser?
Tirada: 6d10
Resultado: 6(+6)=12, 3(+6)=9, 9(+6)=15, 8(+6)=14, 5(+6)=11, 10(+6)=16
Tirada quedaria como 6, 3, 9, 8, 5, 10
Yo también me retiro señora.- añadió Elena levantandose y siguioendo a Mariana- Iré a ayudar a su prima con sus preparativos
Una vez fuera de la habitación de la Endemoniada, Elena no pudo evitar sonreir tontamente al soldado, a pesar de que Mariana estaba a su lado.
—Eh... doña Mariana...voy a las habitaciones de la señora Dubieta—comentó esperando que no hubiese visto su gesto
Niego y la miro
Elena, no sonrias asi. Tenemos que tener una conversacion las dos tranquilamente despues de la boda y antes del banquete. No vas a separarte mucho de mi..miro al soldado y mi mirada se endurece. Ese como no se comporte no sabe que le pasara.
Me alejo por le pasillo desués de dejarla entrando en la otra habitacion, tanto que hacer y tan poco tiempo
Al cabo de un tiempo, Tomescu, se siente de nuevo descansado.
Se levanta de la cama y se asea de nuevo. Quiere estar impecable, especialmente, en un dia como hoy.
Se viste con sus ropas de diario, no són muy elegantes, peró están frescas y limpias y eso le hace sentir mejor.
Una vez vestido, decide saludar al recluta que esta de guardia en el pasillo y, de paso, asegurarse que sigue en estado de alerta.
Ve como la puerta de su señora se cierra y como el ama de llaves Mariana avanza hacia su posición.
Se la ve contrariada y visiblemente sofocada, sin duda este es uno de los dias más importantes para ella, y debe afanarse con todo su empeño.
La aguarda y la saluda con una leve reverencia.
-Que tengais un buen dia, Señora Mariana, se os ve contrariada. ¿Puedo ayudaros, tal véz, en algo?-
Desde hacía unos días Veronika había estado fraguando una idea, y preparándose para ello. Aún en su soledad voluntaria, y su tristeza, que ahora acababa de abandonar, una ilusión la había animado desde que se anunciaron las bodas en el Castillo.
Por ello se la había estado viendo acudir a los jardines, y a veces salir con su madre o algún criado, y recoger flores con las que había estado practicando combinaciones de colores y de formas, tejiendo distintas coronas, ramilletes y collares.
Esta mañana había llegado el momento de dar por fin luz a su intención, y realizar su idea:
Un regalo personal y humilde para cada una de las novias, algo que debía hacerse el mismo día, y que sólo tenía como mérito el valor de su esfuerzo y su delicadeza. Una diadema de flores, una para cada futura esposada.
Rojas para la joven Szantovich de ojos de fuego. El rojo destacaría sobre el oro de su cabello. Blancas para la morena madre de su compañero, la guapísima noble de melena de ébano...
Hago una leve inclinacion a Tomescu y sonrio debilmente
La verdad es que a menos que sepais hacer cosas en la cocina no. Hoy es un dia muy importante para nuestra señora y la verdad ya que no puedo darla un regalo, quiero que este todo perfecto.
Me alejo por el pasillo con paso tranquilo, hay tanto que hacer, poco tiempo. Demasiadas preocupaciones, hago una reverencia a la joven señora que me encuentro en el camino y la sonrio. Es una niña tan adorable.
El indeseado día llegó, y con ello todos los nervios que conllevaba.
- Por supuesto, ven aquí, pequeño - dijo a Dubieta y Tiberiu después de que ésta le pidiera que lo cuidara.
Acompañándolo a los aposentos del exCaballero, Schaar pidió a uno de los criados que dispusiera de la ropa del niño allí, para que pudieran vestirlo fuera de la habitación de su madre, alejado de la histeria que envolvía el ambiente.
Tiberiu pudo contemplar como las galas de Schaar estaban colgadas de una silla, y a un lado lucía magnífica la espada, mucho más lustrosa que nunca, como si el guerrero hubiera pasado toda la noche limpiando cada curva y filo de ésta a conciencia, dándole un aspecto formidable y tan brillante y resplandeciente que parecía que tuviera vida propia.
- Claro, pero ¿qué le has contado tú? - respondió al joven. Sabía que Dubieta se había encargado personalmente de formar al joven sobre sus ancestros, y le sorprendió la pregunta del pequeño.
Zort asintió con la cabeza sin dudarlo.
- Por supuesto... cómo no me he dado cuanta antes? La Dama tendrá una doncella de inmediato. Dícelo a tu señora.
- Así haré, mi señor. Gracias su Excelencia. - dije haciendo varias reverencias. Retrocedí despacio sin levantar la mirada y sin dar la espalda al señor, por si acaso deseaba ordenarme alguna otra cosa, y finalmente giré con cuidado para dirigirme raudo y veloz a los aposentos de mi señora.
Tenía más tareas que cumplir.
Cuando Mariana y Tomescu intercambiaronaquellas palabras, Elena enrojeció tanto como los ojos de su señora y aceleró el paso para llegar cuanto antes a las habitaciones de Dubieta
Elena llegó a las habitaciones de DUbieta y, tras llamar suavemente a la puerta entró con la cabeza gacha.El cabello dorado la caía sobre los hombros enmarcando su pálido rostro, que presentaba un fuerte rubor en las mejillas. La joven parecía algo acalorada.
Mi señora me ha pedido que la ayude con sus preparativos-explicó con un tono de voz suave
Radovina consintió el quedarse sola asintiendo a las palabras de Mariana y , tomando la elaborada trenza con flores rojizas entrelazadas añadió:
-Elena, cuando termines con Dubieta no pierdas el tiempo y ayuda a Mariana y al resto del servicio con los preparativos. No quiero que zanganees por el castillo.-dijo antes de que las dos sirvientas se fueran.
Una vez sola Radovina se incorporó paseando por la habitación como un animal enjaulado con el aspecto de un alma en pena, intentando que su atribulada mente dejara de bombardearla con comentarios poco honestos sobre su futuro marido, falsas adulaciones a su suerte al tener como esposo a un hombre tan atractivo, sobre su nada claro futuro inmediato... Era una moneda de cambio, pero, si bien ella misma ganaba algo de renombre gracias a la posicióndel caballero, no tenía gran cosa que aportar a Iacobus en un matrimonio ventajoso para él...o al menos eso pensaba.
Una joven chica anda apurada por el pasillo, al parecer Zort Dravescu le ha ordenado, por medio de un lacayo, que ayude a la dama Basarab y a su hija Veronika, para vestirse y prepararse para la boda.
Va acompañada del sirviente Cyrus y se dirige a las habitaciones de los nobles Basarab. Saluda con una reverencia a todos los que se encuentra por el pasillo, pero no se demora en cumplir su tarea.
Después de llamar a la puerta, ella y Cyrus entran en el cuarto y se ponen a cumplir los ordenes recibidos.
-Aquí estoy, mi señora, ¿en que puedo ayudarla? La chica se quedó con la cabeza agachada y esperó ordenes de la noble dama, o de alguno de sus hijos.
¡Por fin!-dijo aliviada. El tiempo y la correcta preparación eran fundamentales en aquel día-Cyrus, llévate al joven Vikos y encárgate de que esté preparado y presentable. Nada de negro, no estamos celebrando un funeral.
Moza, prepara la ropa que llevaremos la señorita Veronika y yo. Luego nos ayudarás a vestirnos, y por último, me peinarás-le mostró las prendas que debía tener preparadas.
-Como ordene, mi señora. La chica no tardó ni un momento y enseguida se giró hacia la pequeña dama y el montón de vestidos y complementos que ésta había sacado del armario.
Sonrió tímida a la chica y se arrodillo delante de ella. Con mucha reverencia, casi con miedo, miró en los ojos a Veronika, solo por un instante.
-¿Cual de estos bellos vestidos quiere vestir hoy, mi pequeña dama? Esperó con la cabeza agachada y las manos juntas, la respuesta de la niña.
- Como ordene, mi señora. - respondí a lady Svitlana. Hice una reverencia y luego me dirigí al pequeño señor:
- Mi señor, ¿me acompaña para que le escojamos ropa adecuada para la ocasión? - acompañé al joven milord hasta uno de los armarios donde estaba guardada la ropa para la ocasión.
- ¿Hay alguno que le guste o prefiere un color en particular? Ya ha oído a su madre, nada de negro... - pregunté a Vikos Basarab.
-Ven, a ver qué te parece este. Acarició la suave tela de organza rosa de un vestido casi primaveral, con bordados en blanco. Llevaba lazos en las mangas y en los bajos recogidos de la sobrefalda. ¡Me gusta!
Esperó a que la chica la ayudara a ponérselo, y luego, cuando peinaba su larga melena dorada, ladeó la cabeza y la miró sonriente desde la pulida superficie del espejo.
-Tenemos que darnos prisa. Necesitos ir a por las flores de las diademas, ya sé cuáles quiero, sé en qué parte del jardín están. Y sé cómo entretejerlas, ¡no hay tiempo que perder!
AMA DE LLAVES MARIANA:
- Justamente ahora terminas de coser las flores al vestido y de preparar el ramillete. Te complacer ver que ha quedado todo perfecto.
- Quizá ahora sea un buen momento para ir a ayudar a la cocina. Viendo la luz que entra por los estrechos ventanucos debe de ser ya media mañana.