Partida Rol por web

Finales y principios

[Capítulo 2] ¿Madre no hay más que una?

Cargando editor
08/02/2018, 20:06
Narradora

[Capítulo 2] ¿Madre no hay más que una?

Luis y Rómulo Royo

Woodkid - Run, boy, run

Ahora conozco la satánica fábula
Que surgía de aquel dorado esplendor;
Ahora evito la tétrica luz
Que antaño amé con fervor;
Pero el horror, estable y mortal,
Acechará mi alma por siempre.
                                                                                 —Astrophobos, H.P. Lovecraft.

 

Cargando editor
09/02/2018, 00:12
Narradora

Nueva York, 13 de noviembre de 2037, 10.00.

La niebla que había inundado las calles durante la noche todavía no se había retirado cuando los tres jóvenes emprendieron el camino, enredando sus pies con los jirones blancos que se deshacían a su paso. Hacía frío aquella mañana. Tanto, que el rocío se había escarchado sobre la vegetación que se abría camino entre el polvo y el cemento agrietado, y una fina capa de hielo blanco cubría las ventanas que aún quedaban sin romper en los edificios cercanos. Un sol pálido se dejaba por encima de los edificios escapando de la prisión de un cielo nublado de tanto en cuando, pero más parecía un sol pintado que uno capaz de calentar el mundo con sus rayos. 

La ciudad se mostraba gris y blanca, mortecina bajo la luz filtrada por las nubes, y, salvo por alguna mancha verde salpicada aquí o allá, parecía haber perdido los colores, como en una de esas fotografías que ya eran antiguas en los viejos tiempos. La luz era difusa, dejando el paisaje plano como una fotografía sin volúmenes. 

No era muy largo el viaje en que los tres se habían embarcado. Apenas veinticinco minutos a pie hasta el estadio de los Yankees. En los tiempos de los que hablamos sólo algunas pocas líneas de Metro seguían funcionando, controladas por las mafias y otros grupos que se encargaban de cobrar la entrada. Y era difícil, aunque no imposible, conseguir una plaza en una de esas furgonetas que hacían trayectos por la ciudad. Tendrían, eso sí, que atravesar el río Harlem para llegar al Bronx. El puente más cercano, el Macombs Dam, estaba controlado por la Irish Mob y los tres habitantes del Major Morris sabían de sobra que tendrían que pagarles el peaje para poder pasar al otro lado. 

Los tres sabían bien que abandonarían la seguridad de Sugar Hill para sumergirse en zonas menos amables y más descarnadas. Resultaba sencillo ignorar lo que sucedía fuera de los límites de ese remanso de paz que solían habitar, cuando se encontraban dentro de sus fronteras invisibles. Pero una vez se atravesaba esa línea la realidad parecía pesar sobre los hombros y una sensación funesta apretaba el estómago. El vello se erizaba con una alerta que mantenía los músculos en tensión y el pensamiento de que en cualquier momento algo podría torcerse se instalaba en algún lugar de la nuca de los viajeros. 

 

Notas de juego

Aprovechad vuestro primer post para declarar qué lleváis encima.

El primero que postee que haga una tirada para encuentros con 1d10. Suerte ;).

Cargando editor
10/02/2018, 15:45
Trish

Tras todo sucedido en la noche anterior Trish se había levantado más tarde de lo habitual. Estaba acostumbrada a quedarse hasta bien entrada la madrugada trabajando en el taller, de modo que tampoco se encontraba exhausta, pero un buen rato más de cama le pertenecía por derecho propio.

Eran cerca de las nueve y media cuando se puso en pie y no tardó en vestirse y desayunar. Tenía claro que quería ir cuanto antes a hablar con la madre del crío y sentía cierta intriga por lo que les pudiera contar. Después de desayunar pasó por la despensa y preparó una pequeña cesta con hortalizas para llevars. No tenía claro si la usarían para atravesar el puente o se la darían a la madre una vez la conocieran, pero siempre estaba bien tenerla a mano. También se guardó en los bolsillos algo de marihuana y cogió lápiz y papel antes de dirigirse a la salida.

Al encontrarse con Cassandra y con Daniel antes de salir del refugio lo hizo tranquila. Prácticamente ni siquiera iban a salir de Sugar Hill, así que consideraba el viaje bastante seguro.

—Ey —los saludó con una sonrisa.

Todos los demás, salvo Skyler, se habían ido pronto y a Trish se le hacía raro notar el refugio tan solitario. Casi era como cuando sólo estaban Nick, Cass y ella. Al salir a ese mar de niebla la muchacha no tardó en mirar a ambos lados y caminar con buen ánimo. Le gustaba la idea de ir ellos tres. Podía ser una buena ocasión para que Dan y su hermana se conociesen un poco mejor, y desde luego lo prefería antes que tener a otros encima.

—No me habéis tenido que esperar mucho, ¿no? —preguntó de buen humor antes de alzar un poco la cesta—. He cogido esto, por si acaso. Espero que no se pongan muy tontos en el puente.

- Tiradas (1)

Notas de juego

He tirado en oculto para que sea más misterioso. :3

Cargando editor
12/02/2018, 14:17
Cassandra (Cass)

Cassandra acabó su guardia y desayunó, bebió la leche en polvo que había traído Morgana y alabó el cambio, no es que no comiesen bien es que los cambios en su dieta eran escasos y había que darles el valor que tenían, igual que a poder comer todos los días. Cogió un par de mazorcas dando las gracias a los cocineros y, para no despertar a su hermana pues poco la había visto dormir en esa noche, se dirigió a conector. No llevaba el ordenador pues no pensaba navegar a esas horas, se acomodó y echó una cabezada corta, lo justo para guardar la última información y resetear el cuerpo.

Mientras la peliazul desayunaba ella subió a la habitación, cogió la mochila con sus pocos trastos dentro* y metió la mazorca que todavía no se había comido. Contestó con un cabeceo al saludo cuando se juntaron en la entrada y se abrochó bien las prendas antes de salir al neblinoso día neoyorquino.

-Si quieres lo ponemos dentro, -dijo señalando la mochila -en la espalda pesa menos que en las manos. En cuanto al puente, podemos dar el nombre de Morgana, si tenemos suerte que el que está la conoce a lo mejor tenemos un mejor trato. También me ha dado algún otro consejo. Dice que los chiquillos que habrá al otro lado y que se ofrecerán de guías no son de fiar, suelen llevar a emboscadas, que lo mejor es pagar en algún establecimiento por las indicaciones, o los mensajeros. Y que no nos metamos en nada de lo que veamos, que vayamos a la nuestra. Para todo lo demás, labia o piernas.

Notas de juego

*Linterna cinética, navaja suiza sin navaja, cantimplora, hilo de pescar, espejo pequeño, bombillas gastadas o lo que vaya encontrando que haga ruido al pisar

Cargando editor
12/02/2018, 22:57
Trish

Trish asintió tras un par de pasos a la propuesta de su hermana. Aminoró entonces la marcha, dejando que se adelantase para abrir la mochila de Cassandra.

En eso estaba cuando oyó el nombre de Morgana y los músculos de la muchacha se tensaron ligeramente. Acabó de guardar lo que tenía en las manos antes de volver a ponerse a la altura de Cass, y con todo aquel «Morgana dice esto, Morgana dice lo otro» puso los ojos en blanco, tomándoselo con humor para que su ánimo no empeorase. El día estaba empezando bien y era muy pronto para arruinarlo, pero Trish no iba a ocultar que aquello no le había gustado, menos con Dan y con su hermana. Además, los tres que allí se encontraban habían sobrevivido años en la calle sin ningún tipo de formación militar. ¿De verdad la mujer tenía que meterse también en aquello?

—Morgana no tiene ni idea —dijo tras un segundo, resolviendo así la cuestión. Habló animada, sin dejar que los últimos minutos que había pasado con la militar la noche anterior caldeasen su ánimo—. Adonde vamos está prácticamente al lado del puente y tenemos la dirección exacta. No necesitaremos guías, ni indicaciones.

Cargando editor
12/02/2018, 23:44
Cassandra (Cass)

Cass notó la tensión en su hermana antes que hablase, los movimientos y el silencio decían más de lo que parecía, y se preguntó qué pasaba. Al oír sus palabras supuso que la discusión de la cena aún coleaba y trató de quitar hierro al asunto. 

-Si me hubieses dicho que también sabias eso no le habría preguntado... bueno en realidad sí, ya sabes que me gusta acumular información que luego no utilizo.

Chocó el hombro con el de Trish en un pequeño empujón, en su rostro había un atisbo de sonrisa y sus ojos le dedicaron una mirada de complicidad. Esperaba que su rechazo por la ex militar no le impidiese nombrarla en el puente, no tenía ni idea de cuánto podría costarles el paso de ida y vuelta a los tres, y una rebaja siempre era bien recibida.

Cargando editor
14/02/2018, 02:05
Trish

Al oír la respuesta de su hermana Trish le dedicó una sonrisa. No quería que pareciese que estaba enfadada con ella, ni mucho menos, o que había acusado de algo precisamente a Cass. Luego asintió justo antes de recibir aquel empujón, y dejó que la inercia del golpe la moviera un par de pasos antes de mirar a su hermana, ya de mejor humor.

—No te preocupes —le dijo tras reflexionar un instante—. Has hecho bien, la verdad.

Después de esas palabras Trish guardó un momento de silencio antes de mirar a Dan, a quien ni siquiera le había contado todo lo que había pasado, y luego a su hermana.

—Es sólo que ayer, después de tu reconocimiento, vino al taller buscando bronca. Pero no importa. Toda ayuda es bienvenida, salga de donde salga. Y lo de ella ya se pasará, así que no te preocupes.

Trish estaba aún molesta por lo sucedido, pero en ese momento decidió de manera sincera dejar aquello atrás. No aportaba nada en ese momento, y desde luego tampoco a la convivencia en el Morris. ¿Iba a esquivar a Morgana más de lo habitual? Era una posibilidad. Pero era mejor eso a que la cosa acabase estallando en cualquier otro momento. Mientras las dos tuvieran claro en qué dirección debían trabajar no tendrían por qué tener más problemas, aunque trabajasen por separado.

Cargando editor
15/02/2018, 11:53
Daniel Green

Había despertado con el regusto de una resaca en la boca que no tenía otra razón de ser que la marihuana de la víspera. Demasiadas infusiones y poco sueño eran un combinado perfecto para que el despertar pudiera ser todo menos halagüeño. Claro que nada que un buen fregado con agua fría con eliminara a cuenta de dejarse la piel en el intento. 

Daniel se había vestido con rapidez tras su aseo, poniéndose cuanto de abrigo tenía, tratando de recuperar algo de calor y en previsión del frío que haría en las calles, en aquella mañana de noviembre. No estaba seguro de qué iban a encontrar, a qué deberían enfrentarse, ni qué precios deberían pagar por lo que fuera que intentaran conseguir. Lo único que sabía es que saldrían de su refugio y que una vez en las calles, la sensación de estar bajo la vigilancia lejana de cualquier depredador sería constante. Quizá por ello tomó su revólver y se lo metió bajo la cintura del pantalón, tras comprobar que tenía munición. El frío del metal al entrar en contacto con su piel le provocó un escalofrío. Tras ello, recogió sus patines, un par de condones y bajó a la cocina donde tomó los restos de la achicoria de la víspera. Ni siquiera se molestó en calentarlo, bebiéndolo de pie mientras miraba la mesa en la que él y Robin habían preparado la tarta de manzana. Un gajo, oxidado y arrugado, parecía haber escapado a las rutinas de limpieza. Daniel lo cogió, lo miró un instante y acabó llevándoselo a la boca. Su sabor fue extrañamente refrescante y eliminó en parte el amargor de la achicoria y el embozamiento de la marihuana en su lengua. 

Recogió lo poco que había usado y salió al exterior. Cassandra y Trish parecieron materializarse a un tiempo. Sonrió a ambas y se sentó en un bordillo para ponerse los patines. 

-Cuando queráis -les dijo sin hacer mención a su arma ni dio explicación al que se hubiera puesto los patines. No lo creía necesario ni quería preocupar a nadie-. Y tengo un par de condones que sumar al peaje si fuera necesario. Billetes de primera. 

Su paseo a tres avanzó amenizado con la conversación de las dos hermanas y él como testigo mudo. Y una vez más, Morgana, incluso ausente, acaparó parte de lo que allí se habló.

-Bueno, con independencia de saber dónde está nuestro destino, esperemos que no nos incordien en exceso o nos pongan trabas o que incluso nos obliguen a contratar a alguien de guía aunque sea para dos metros de recorrido. Y puede que nos pidan explicaciones acerca de nuestra presencia allí y la razón de la visita. Quizá no estuviera de más tener preparada alguna cosa más o menos convincente. ¿No creéis?

Cargando editor
15/02/2018, 18:50
Cassandra (Cass)

La sonrisa de Trish animó a la morena, escuchó lo que había pasado después que ella se fuese a su habitación y se preguntó si de alguna forma era culpa suya. Como llegó a la conclusión que sí lo era, intentó arreglar un poco la tirantez entre las dos mujeres.

-La verdad es que si yo fuese la encargada de la seguridad, con todo lo que pasó ayer, estaría bastante cabreada. Nadie hemos dicho nada pero eso no quita que tanto ella como Nick se deben sentir responsables, cada uno lo lleva a su manera y sabiendo como es Morgana lo raro es que no se haya puesto a interrogar a puerta cerrada a todo bicho viviente... incluso al bebé. 

Una corta carcajada acompañó a su última frase, imaginarse a la ex militar con las manos a la espalda, dando vueltas alrededor de una silla en la que permanecía sentado y atado el pequeño, y que éste la mirase con su sonrisa inocente mientras ella intentaba intimidarlo, no tenía precio. Luego oyó a Daniel y asintió, el joven tenía razón pero sentía que no podían decir la verdad. Así pues se dirigió a su hermana, ya que parecía que conocía la zona.

-¿Hay algo cerca de donde vamos que nos pueda servir como excusa?

Cargando editor
17/02/2018, 23:48
Trish
- Tiradas (2)

Notas de juego

Tirada para ver qué responder a Cass. Ni tan mal, oye. Estaría bien saber si hay algún mercado por allí cerca, por ejemplo, y/o para qué se usa el estadio.

Cargando editor
18/02/2018, 02:59
Narradora

Trish sabía que en el Bronx abundaban las mafias, principalmente la irlandesa y la italiana. Justamente los dos puentes más cercanos a Sugar Hill los controlaban la Irish Mob, así como la zona a la que se dirigían, cerca del estadio de los Yankees. Pero si profundizaran un poco más en el barrio no tardarían en encontrarse con zonas más difusas, donde era necesario saber qué calle se pisaba para no entrar en el territorio de alguna otra banda sin darse ni cuenta. 

La chica sabía también que el mercado más cercano se encontraba en lo que había sido el aparcamiento de un centro comercial, el Concourse Plaza, llamado en los tiempos que nos ocupan simplemente «el Plaza»*. En cuanto al estadio... Corrían rumores y Trish había escuchado algunos. Había quien decía que la superficie del campo ahora se había llenado con barracones que cobijaban a las familias de los irlandeses. Otros aseguraban que se utilizaba para hacer subastas, humanas y de reliquias de los viejos tiempos. Había quien decía que allí, por las noches, se organizaban peleas a muerte con público, como si el estadio se hubiese tornado un coliseo.

Era difícil entresacar la verdad entre los rumores, pero algo que todos los rumores tenían en común era que aquel edificio ahora pertenecía a Rachel Kelly. Trish había estado allí una vez, hacía años, cuando Nick y ella aún caminaban a solas. La muchacha no había llegado a pisar el campo y no sabía qué había ido a hacer allí el escritor. Sólo sabía que el coche que les había llevado era de Jack Brady, el hijo de aquella a la que algunos llamaban en susurros La Reina Roja.

- Tiradas (1)

Notas de juego

*En español.

Cargando editor
18/02/2018, 13:21
Trish

A Trish no le pareció mal que Daniel no se metiera en el asunto de Morgana. La verdad es que tal y como estaban las cosas con la militar quizá era lo mejor en vistas a tener la mañana tranquila.

La muchacha escuchó lo que dijo su amigo y asintió. Quizá no les preguntaban nada. Preguntar también tenía su lado positivo, como ver qué hacer con quien no quisiera dar explicaciones, o con aquellos cuya respuesta no te gustara. No dejarles pasar significaba quedarte sin peaje, y en la mayor parte de casos ni siquiera era problema de la gente del puente. En esa línea de razonamiento Daniel volvía a tener razón: mejor tener una explicación que no les incumbiera en absoluto.

Un momento más tarde, con Cass volviendo a lo de Morgana, Trish la miró por un instante. Entendía que la defendiera por el bien de la convivencia, y cuando acabó de hablar la muchacha de pelo azul sonrió más por la carcajada de su hermana que por lo que había dicho. No tardó en morderse el labio. No le gustaba hablar mal de la gente. Pero parecía que había que dejar claro algo.

—Podemos decir que estamos yendo a «el Plaza»*. Es el mercado que está más cerca. Decimos que nos han dicho que alguien tiene una bomba de agua potente y barata y que tenemos el sótano inundado —propuso—. Con un trato así hasta compensa el peaje.

Dio un par de pasos más, calmada, antes de volver a hablar.

—No me importa si estaba cabreada por el bebé, Cass —le dijo—. No te haces una idea de las cosas sin sentido que me dijo. Que la polla de Jimmy me tiraba más que ayudar a los del Morris, por ejemplo —Trish dijo aquello haciendo un gesto con las manos, con clara incomprensión.

—Anoche intentó que Jimmy le diera información sin pagarle y ella me usó como moneda de cambio, amenazando con lo que me podía pasar si no se lo decía —expuso, tratando de no pronunciarse, sino de exponer los hechos como los conocía—. Por algún motivo Morgana decidió que esa información sí la tenía yo, así que como él no le dijo lo que fuera la tomó conmigo.

—Está como una puta cabra —En ese momento la racionalidad de Trish se impuso sobre su decisión de no dar su opinión personal. Mantuvo un momento de silencio—. Vino de colega y le conté lo de Wren —explicó, llevando sus ojos hacia Daniel un instante—. Luego me echó en cara lo que me había pasado. Así que lo siento, pero me da igual que fuera por el bebé o por lo que fuese, hay cosas con las que no se juega.

Notas de juego

*En español, aunque Trish no tiene ni puta idea de español.

Cargando editor
18/02/2018, 14:32
Cassandra (Cass)

La cara de Cass fue mudando conforme oía a su hermana. Empezó asintiendo a su idea de la excusa para ir al Bronx, luego sus cejas se fruncieron con la duda sobre la lealtad de la peliazul y las amenazas que recibió, y acabó apretando los dientes con el recuerdo de lo que le había pasado a Trish. Sólo insinuar que podía haber sido culpa de ella hizo que su rostro se ensombreciese, agachó la cabeza y miró al suelo.

-No se juega, no.

Ya no dijo nada más, lo que tenía que decir no era para ninguno de los presentes. 

Sus manos salieron un momento de los bolsillos y ajustaron las correas de la mochila, apretaron las cuerdas asegurándose que estaban bien sujetas y luego las volvieron a apretar con algo más de saña, al acabar de estrangularlas volvieron a su refugio y levantó un poco el rostro. Volvía a ser el de siempre, una máscara de neutralidad, en esta ocasión aderezada con decisión en vez de la habitual curiosidad.

Cargando editor
18/02/2018, 14:58
Trish

Al ver cómo cambiaba el rostro de su hermana Trish creyó que había entendido a qué se refería. Aquello iba más allá de tener un bebé o de no tenerlo, o de que hubieran cruzado la valla o no. Sin embargo con la seriedad de Cassandra y esa decisión en su mirada la muchacha dudó ligeramente de que hubiera hecho bien hablando. No por contárselo a ella, claro, sino por el cuándo y el cómo.

—Oye, pero a ella no le digas nada —advirtió—, y menos de lo de Jimmy. Me lo dijo en plan confianza, sólo falta que por culpa de esto tenga jaleo.

Después de eso siguió caminando, más pendiente de su hermana que del camino que recorrían. La propia Trish ya había decidido pasar de lo que había sucedido el día anterior, evitar a la militar hasta que las cosas se calmaran por ambas partes y listo. Lo que menos quería era haber provocado una tormenta.

—También es lo que dices, estaría cabreada por lo del niño. Eso, y con Jimmy por no contarle lo que ella quería. Simplemente lo pagó conmigo, pero yo voy a pasar del tema. —Extendió entonces un brazo para pasarlo por los hombros de su hermana un instante y apretarla contra sí. Luego la soltó—. No te preocupes, anda. Seguro que cuando volvamos con noticias las cosas ya están bien.

Cargando editor
18/02/2018, 22:04
Cassandra (Cass)

Cassandra negó con la cabeza a las palabras de la joven, dejando claro que no delataría a nadie, y siguió andando, nada en su actitud ni en su rostro había cambiado. Al cabo de varios pasos la voz de Trish llegó hasta la morena, ésta se dejó abrazar y miró a su hermana con infinito cariño. Sabía lo que intentaba hacer, se protegían mutuamente, pero no hacía falta. O eso pensaba la mayor.

-No estarán bien porque no lo han estado. -era un poco galimatias, pero eso no le importaba a quien hablaba, ella sabía a qué se refería y tenía bastante claro lo que iba a hacer. Quizás no de inmediato, pero sí cuando encontrase el momento.

Cargando editor
19/02/2018, 19:56
Daniel Green

Daniel había permanecido en silencio, dejando que las hermanas hablaran y se explayaran a gusto. Realmente, Morgana era todo un personaje, capaz de hacer bueno el dicho aquel de que daba igual que se hablara bien o mal de uno, lo importante es que se hablara. Y la exmilitar lo conseguía. De un modo u otro, acababa monopolizando incluso en su ausencia las conversaciones. Y ello se debía a su peligro, al veneno que quizá inconscientemente acaba inoculando en unos u otros. Morgana buscaba la confianza, no la amistad. Pero recorría un camino en que ninguna de ambas acababa por desarrollarse.

-¿Por qué no os buscáis una habitación? -dijo en tono jocoso para después echar a reír-. Dios, con tanto azúcar me va a dar un ataque de hiperactividad. Chicas, propongo un poco de terapia. Ya está bien de tanta Morgana por aquí y tanta Morgana por allá. Joder, es como una puta almorrana chillona jodiendo todo el puto día y cuando crees que ya la tienes calmada, te da un apretón, te sientas en el trono y te cagas en todo lo que se menea mientras das a luz un cagarro. Así que propongo un grito de a tres en plan, ¡Morgana, vete a tomar por el culo! o hacemos una pintada que pueda llegar a ver y que le saque los colores -dijo con una sonrisa traviesa-. En cuanto a lo que decías para la peña del puente, me parece una idea estupenda. ¿Cómo habías dicho? ¿Il Plasa?.

Cargando editor
20/02/2018, 02:00
Narradora

Poco a poco los pasos de los tres jóvenes los iban alejando de su refugio. La charla que mantenían parecía ahogarse en la niebla que aquella mañana no terminaba de levantarse y de la que empezó a emerger despacio la silueta del puente, como una bestia ancestral hecha de gruesas vigas de acero de tiempos antiguos.

En su día esas vigas debieron haber sido blancas, pero con el paso de los años el óxido y las pintadas las habían convertido en una mezcolanza de colores y garabatos sin demasiado gusto. La superficie era tan ancha como para albergar cuatro carriles de vehículos circulando al mismo tiempo, a juzgar por las rayas que aún marcaban esas vías sobre el asfalto.

Unos pasos más allá tres figuras comenzaron a hacerse visibles custodiando la entrada al puente y algunos metros después los tres habitantes del Mayor Morris llegaron a distinguir las armas automáticas que llevaban dos de ellas. 

Los tres iban vestidos de forma similar, con ropa negra y gruesa y chalecos antibalas cubriendo sus torsos. La primera era una mujer rubia, guapa, pero de mirada hosca y cuyos labios se torcían en una mueca de desagrado que parecía ya formar parte de su expresión. Ella llevaba una de las automáticas.

En el centro, un hombre moreno, el más mayor de los presentes, con el pelo rapado en los laterales y barba de varios días, tenía en una de sus manos un mandoble ancho y grande, con una hoja que parecía perfectamente afilada incluso a cierta distancia.

Finalmente, en el otro extremo, otro hombre, este más corpulento, rubio y el más alto de los tres. Tenía ese aire de seguridad en sí mismo que poseen los que son conscientes de su atractivo, a pesar de que una cicatriz cruzaba su cara desde su pómulo derecho hasta el centro de la barbilla, pasando por encima de sus labios y desdibujando el perfil de su boca. Apoyaba su automática sobre el hombro con un gesto que podría parecer indolente, pero que al mismo tiempo resultaba peligroso. 

      

Los ojos de los tres estaban puestos en los viajeros, aunque ninguno alzó la voz para decir nada por el momento, como si esperasen a que fuesen Daniel, Cass y Trish los que se acercasen. 

Cargando editor
21/02/2018, 10:26
Cassandra (Cass)

Al ver emerger el puente entre la niebla Cassandra calló definitivamente, pues era su hermana quien tenía el don de la palabra, y sus ojos recorrieron todo, memorizando cada detalle que se le antojaba relevante. Las tes figuras que aparecieron conforme se acercaban, le recordaron a la mujer de la que habían hablado anteriormente y con la que tenía asuntos pendientes, pero relegó esos pensamientos a otra zona de su mente e intentó poner su mejor cara de "aquí estoy porque tengo que pasar, no perdamos tiempo con tonterías".

No varió su zancada, las manos continuaron en los bolsillos y sus ojos se pasearon indolentes por todos sitios, desde las figuras y las caras del trío, pasando por lo que había más allá en el puente en un intento de ver la otra margen, hasta los alrededores de su propia orilla.

- Tiradas (1)
Cargando editor
21/02/2018, 11:54
Daniel Green

Daniel suspiró quedamente. Nada como que la niebla se despejara un tanto para que la realidad se impusiera en toda su crudeza. Los vigorosos restos de una estructura de otro tiempo con los tres guardianes que representaban la más pura actualidad. Una amenaza subyacente y sutil, encubierta por una actitud aparentemente informal que las automáticas se encargaban de deslucir muy rápidamente. 

Tres. Una mujer con lo que parecía un sempiterno gesto de estar oliendo a mierda incluso si se encontrara en un campo de rosas. Tal vez una máscara con la que demostrar que ser mujer no era un rasgo de debilidad. Al otro lado, su alter ego versión masculina. Alguien que parecía estar de casualidad allí, quizá hasta sorprendido de ello. Pero el arma al hombro hablaba de la confianza en sí mismo, de la ausencia de temor y de su rapidez para contraatacar. Y finalmente el eje central. El que sin duda tendría la voz cantante, el que dirigía a aquel trío. Su machete era su rúbrica. Alguien que no temía el cuerpo a cuerpo. Probablemente, el más peligroso de los tres. 

Y ellos también tres y, sin duda, un flaco adversario para aquellos que los miraban aguardando su siguiente paso. Y por un instante pensó que Morgana sería bastante más feliz allí, en el puente que en el Morris. ¿Por qué los habría elegido en su momento como comunidad en la que vivir?

-Trish, creo que te toca tomar la iniciativa -dijo en un susurro-. Y visto el panorama, os diré que llevo un arma. No para usarla contra esos, por supuesto, pero pensé que no estaría de más llevarla encima. 

Cargando editor
22/02/2018, 00:53
Trish

A Trish le fue inevitable sonreír cuando Dan dijo aquello de que se buscaran una habitación. Como siempre, Daniel sabiendo quitar importancia a las cosas. Luego la muchacha siguió avanzando, intercambiando una mirada con Cassandra con las tonterías que decía Daniel. Finalmente, con la pregunta de su amigo, asintió, aprobando su pronunciación imperfecta.

—El Plaza —repitió por si él quería tomar nota y haciéndolo sólo un poco mejor que él a fuerza de costumbre. Después de esas dos palabras la muchacha sonrió, más tranquila y recuperando parte de su alegría habitual.

Al acercarse al puente y ver aquellas tres figuras la muchacha no aminoró el paso. Una pena que la niebla no fuera suficientemente densa o el puente lo suficientemente ancho como para pasar sin ser vistos, la verdad. Antes de continuar asintió una vez más, aceptando las palabras de Daniel. No entendía por qué, al igual que el día anterior con Nick, pasaba a encargarse ella, pero no le pareció mal. A otros se les daba mejor, como seguramente al propio Dan, pero a ella no le molestaba. Tampoco le molestó, desde luego, que su amigo llevase un arma. Quién sabía de qué situaciones les podía sacar.

—Buenos días —saludó a los tres que hacían guardia con una sonrisa natural. No es que quisiera ganárselos como amigos, sabía que el pago era el pago, pero tampoco iba a tomarse las cosas como si les estuvieran puteando por estar ahí, haciendo lo que considerarían su trabajo.

Si dejaban elegir a Trish desde luego no le gustaban las automáticas, por supuesto, pero la situación tampoco la amedrentaba demasiado. Tal y como estaba el mundo aquello era el pan de cada día.

—Venimos del Morris —enunció entonces, dirigiéndose sobre todo al del medio—. Nos han dicho que en «el Plaza» tenéis una bomba de agua barata, ¿os suena?

Trish daba por hecho que aquella gente no tendría ni idea de lo que había o dejaba de haber en el mercado, pero en ese caso su ignorancia les beneficiaba. Sacó de sus bolsillos entonces parte de la marihuana que llevaba.

—¿Vale con esto? —preguntó mostrándola con la palma de la mano abierta—. Buena para cuerpo y mente.