Partida Rol por web

Joey escuchó las palabras del profesor sin inmutarse. Sabía que no había sido capaz de hacer el conjuro pero tampoco le importaba mucho en estos momentos. Tras que el profesor se marchase, Joey se disculpó con sus compañeros de casa:

-Nos vemos luego.

Sin embargo no dirigió ni siquiera la mirada hacia las serpientes como si no hubiesen estado ni siquiera en la clase y salió del lugar.

Satisfecho consigo mismo, Morpho sonrió. ¡Buah!, seguro que puedo hacer cosas mejores y más difíciles.

Bien hecho - les dije a mis compañeros.

-Sí, aunque hubiera sido mejor evitar la caída -dije sonriendo- Yo creo que voy a ir al Lago Negro, ¿alguno se viene?

Corre, rata, corre. No pudo evitar pensar cuando vió a Joey salir tan rápido de allí. Le entraron ganas de ir detras, reirse un rato de él, y recordarle lo sucedido en el día anterior, amén de su fallo en el día de hoy. Pero Amon mencionó ir al Lago, así que lo dejó pasar, girandose hacia Amon, en silencio. Vamos al lago. Tengo que... practicar el conjuro de la clase anterior. Buen trabajo a todos.

¿Vamos? Se dirigió hacia la puerta, guardando la varita y alisandose la tunica.

Creo que tienes la de ganar Sam, pero me apunto - digo contento por el duelo.

Va a arrasar conmigo tal y como acabe el año pero bueno, todo sea por pasar un buen momento - pienso mientras me pongo a su lado.

A clase de duelo entonces, ¿no?

Creo que os acompañaré a los dos - les dije a Sam y a James.

Diana abrió los ojos de par  en par cuando el profesor le dió los 50 puntos, era la primera vez que Longbottom le daba la máxima puntuación, normalmente siempre terminaba por regañar o quitar puntos, de manera que no pudo evitar sonrojarse y sonreir sus esfuerzos en Defensa Contra las Artes Oscuras etaban dando sus frutos.

- Oh... vale, hasta luego Joey...- iba a haberle ofrecido su ayuda con el conjuro a su amigo, pero al ver que se marchaba tan pronto decidió dejarlo estar, pareía que estaba triste pr algo pero si no le decía que le pasaba no podía hacer nada, aún no tenía la capacidad de leer las mentes.

Entonces escuchó a algunos chicos de Slytering hablar sobre ir al Lago y recordó que alguien le había hablado sobre sirenas, de manera que decidió que era allí a donde quería ir.

- Amon, si no te importa voy con vosotros-le dijo al chico  con su habitual sonrisa, mientras se volvía a sus compañeros de casa y les dijo-creo que va a ser divertido, nos vemos luego chicos-amplió su sonrisa mientras se guardaba la varita en un bolsillo de su túnica, y se echaba la mochila al hombro.

Sí, vamos a clase de Duelo dijo la niña mientras cogía su mochila y se marchaba por la puerta

Morpho salió de clase con ambos.

A la joven Eli le interesaba practicar este último conjuro, pero como la única a la que conocía bien era a Diana y el día anterior le metieron en la cabeza la idea de ver sirenas, lo tuvo fácil al tomar una decisión.

-Espérame, Diana voy contigo.

Esta vez no se perdería las sirenas, así que dirigió sus pasos al lago.

Aquella clase estaba situada en los sótanos del colegio, muy cerca de la sala común de Slytherin, estaba llena de amuletos y símbolos mágicos. Los más entendidos en la magia podían averiguar que varios de esos símbolos estaban relacionados con la protección y la curación. El maestro de la casa de Gryffindor estaba sentado en un sofá de piel oscura. 

Con su varita estaba manejando una especie de ente blanquecino y transparente con forma humanoide, exactamente igual que el año pasado, en vuestra primera clase. La extraña criatura estaba borrando la pizarra que había en el aula pero cuando entraron los alumnos se desvaneció haciendo un simple ¡blup!

Cuando todos los alumnos habían llegado y estaban sentados en sus asientos, el profesor sonrió, aunque parecía algo más nervioso que el año anterior.

A pesar de aquella extraña sensación que desprendía os iba saludando uno a uno conforme ibais llegando. Se sentía claramente contento por teneros de nuevo con él en aquella clase.

- Bienvenidos, mis jóvenes aprendices. Espero que hoy tengais un buen día, hoy vamos a practicar un nuevo conjuro. El año pasado visteis conjuros muy útiles, desde conjuros para proteger vuestas cosas, para desprevenir a vuestros enemigos, e incluso para protegeros ante cualquier amenaza. Todos ellos son conjuros ligados a la Defensa de las Artes Mágicas. Y hoy, vamos a practicar uno que nada tiene que envidiar a los del año pasado.

El profesor se levantó de su cómodo sillón y avanzó a través de todos los pupitres hasta el final de la sala. Allí la clase estaba más despejada y dejaba un amplio espacio para practicar el conjuro que tocaba,

El profesor sacó de su bolsa de conjuros un poco de cera que extendió por la punta de su varita y luego tocó con ella el suelo.

- Asetate Grassium et Solem. Gritó el profesor. Y entonces un suave brillo se extendió por todo el suelo de la clase. Un momento, todavía no os levanteis. Y tras varios minutos que tardó el reflejo en desvanecerse, Longbottom volvió a exclamar. ¡Ahora! Venid hacia aquí, por favor. Dijo moviendo un dedo para invitaros a uniros a él.

Hoy vamos a aprender un conjuro que protegerá una sala, o en vuestro caso un pequeño espacio, con una película resbaladiza. Para que los hijos de muggle me entiendan, sería equivalente a que vuestras madres acabasen de pulir o encerar el suelo.

Lo que vamos a hacer ahora es proteger una estancia, para que aquel que quiera cruzarla tenga que tener cuidado, pues si pasa demasiado deprisa es muy probable que termine tendido en el suelo. Esto os ayudará a huir de un combate que no querais, o para proteger una zona en la que nadie quereis que entre, al menos sin que le cueste ningún esfuerzo. ¿Comprendéis? Sonrió a todos comprobando que aún le prestaban atención.

Poneos por parejas, y cuando uno de vosotros lance el conjuro, el otro tendrá que atravesar la superficie mágica. Entregaré 10 puntos a quien lo haga correctamente, un extra el mejor, y también daré puntos a aquellos que consigan cruzar la superficie sin caerse. ¡Tened cuidado! No os torzais nada y os tenga que llevar ante la Enfermera Pomfrey.

Y entonces hizo un gesto con la mano como dando a entender que había llegado el momento de comenzar a practicar.

Gwendolin llegó a la clase y observó con curiosidad el lugar donde había desaparecido la forma humanoide que había estado borrando la pizarra, quizás se trataba de algún tipo de conjuro de Longbottom para no tener que levantarse de su cómodo sillón y ensuciarse las manos con la tiza de la pizarra... se encogió sutilmente de hombros y prestó atención a la explicación... realmente no le apetecía tener que formar pareja con nadie y menos con cualquier alumno de su casa... pero tampoco se quedaría sin realizar aquel conjuro, parecía útil.

 De manera que se dirigió hacia una zona de la sala y se puso a practicar el conjuro.

- Asetate Grassium et Solem- exclamó apuntando con su varita al suelo. Se permitió una ligera sonrisa, el conjuro había salido bien, ahora sólo faltaba que alguno de sus compañeros se decidiera a probar pasar por el lugar que acababa de conjurar.

No sabía si era por estar en el sótano pero le parecía que el aire estaba viciado allí abajo.  Mientras escuchaba las explicaciones del profesor Longbotton su mirada deambulaba distraída por la clase en busca de Mircea. ¿Se le habría pasado ya el cabreo? Enseguida dejó de pensar en ello visto el conjuro que debían practicar. Los conjuros defensivos eran sus favoritos.

- ¡Me encanta!

Perry se dirigió a una zona vacía para practicarlo. Por razones diferentes a las de Gwendolyn, él también se puso solo. Esperaba que Mircea se acercara a hablar con él, si es que había aceptado sus disculpas. Sacó la varita, hizo los movimientos pertinentes untando la punta de la varita con cera, se agachó en cuclillas y exclamó con todas sus ganas.

-¡Asetate Grassium et Solem!

Una buena porción del suelo delante de él se cubrió de una fina capa de cera brillante y resbaladiza.

Oliver fue el primero de los Hufflepuff en llegar a clase. Y, en cuanto lo hizo, se acercó a saludar al profesor Longbottom, educadamente. Junto a Krum, era uno de los profesores que mejor le caía. Al menos siempre parecia tener un buen gesto para todo el mundo...

Tras escuchar atentamente la explicacion, llegó el momento de practicar. E iba a preguntar a alguno de sus compañeros de casa si querian practicar con él, cuando, de repente, vio que Gwen comenzaba a hacer el conjuro sola. Después de lo del bosque prohibido, lo cierto era que su opinion sobre aquella chica habia cambiado bastante, e incluso le habia enviado un par de lechuzas durante aquel verano.

Asi pues, se acercó a ella, con una sonrisa amable en los labios, y se detuvo frente a esa superficie que habia creado- Te ha salido genial... - dijo Oli, para romper el hielo, observándola sin borrar aquella sonrisa de su rostro. Y entonces alzó un dedo, indicándole que prestara atencion- Venga, voy a intentar pasar... Ahora si quieres practico yo el conjuro e intentas pasar tu... ¡A ver si asi nos llevamos los dos puntos!

Y alli fue Oli, dispuesto a enfrentarse a aquella superficie resbaladiza. Sin embargo, en cuanto puso un pie encima, vio como su estabilidad corria peligro. Y ni siquiera habia llegado a la mitad de la superficie cuando, de repente, se escurrió, cayendo de culo sobre aquel suelo escurridizo. Fue entonces cuando Oli prorrumpio en una enorma carcajada, rascándose la nuca y mirando a Gwen, entre risas- ¡Ja, ja! ¡Es divertidisimo! ¡Espera, prueba tu!

Y, a gatas, salio de aquella superficie, entre risas aún, poniéndose de nuevo en pie sólo cuando alcanzó una superficie segura. Y una vez fuera de aquella "trampa", se puso en pie, encerando el extremo de su varita, tal y como habia hecho el profesor Longbottom- ¡Asetate Grassium et Solem!- exclamó Oli, apuntando justo al lado, donde el suelo refulgio inmediatamente, adquiriendo aquella textura resbaladiza- ¡Venga Gwen, prueba tu! ¡Veras que guay!

Alli estaba Oli, animando a la Ravenclaw con la mejor de sus sonrisas. Parecia que estaba decidido a que el buen rollo con el que habian finalizado el curso anterior siguiera vivo entre ellos.

"Le tengo que preguntar al profesor que es eso de la pizarra que desaparece. Puede ser un fantasma, puede ser un hechizo..." Pensó la pequeña al entrar a la clase, pero no tuvo tiempo de ejecutar la pregunta, pues el profesor empezó con la explicación.

"Oye, pues este hechizo no está mal." Se puso con Colin y empezó a practicar, tal y como el profesor había realizado. Tras pringarse las manos, se agachó y ejecutó el hechizo. -Asetate Grassium et Solem.

-A ver, prueba. Le dijo a su compañero, aunque no estaba segura de si el hechizo había resultado. El suelo mantuvo el mismo brillo (o ausencia de él en este caso).

A Gwen no era partidiaria de hacer muchos amigos, no era popular e incluso era consciente de la animadversión que suscitaba su persona. Por ello se sorprendió mucho cuando el chico tímido de Huffelpuf se acercó y decidió practicar el conjuro con ella en ves de con sus compañeros de casa. 

Miró al chico sorprendida en un principio, abriendo los ojos de par en par para después observarlo con curioso interés. Cuando el muchacho se resbaló, no pudo evitar sonreir ante la sinceridad de la carcajada que se le escapó. 

- ¿Te has echo daño?...- le dijo, cuando vio que estaba bien se decidió a probar ella- de acuerdo, probaré...

La pelirroja puso un pie sobre la superficie encantada por Oliver y la atravesó sin dificultad, moviéndose con su habitual elegancia, como si fuera una bailarina. Satisfecha se volvió hacia el chico y le devolvió una sonrisa, leve y tan rápida como un parpadeo, pero para sorpresa de los que creían conocerla, carente de su habitual ironía.

- Tu también lo has hecho bien, chico.

Mircea siguió a Oliver hasta clase. El aula era la misma del año pasado, sin embargo el que estaba sentado en uno de los sofás no era el director de la escuela, sino el profesor Neville Longbottom; al que saludó al entrar.

El hechizo no implicaba dificultad y era el segundo que aprendían con el que tenían que usar algún ingrediente en concreto. Además, hasta ahora, seguramente fuera la conjuración más larga que realizarían.

Sacó la bolsa de ingredientes y el libro de la asignatura de su sombrero, el cual ojeó para ver si había algo que hiciera falta saber y que el profesor no les hubiera explicado. Como por ejemplo: posibles áreas a abarcar o resultados en el uso sobre distintas superficies.

Cuando se vio preparado para practicar el hechizo, se sorprendió al ver a Oliver acercarse a Gwen. Ella no era una persona social y que lo pensara el mismo Mircea resultaba cuanto menos curioso. Hubiera creído que su amigo se pondría con Ardeen o alguna de las chicas de su casa.

Se acercó a Perry. Tenía pendiente una conversación con él, ya que la clase anterior le había dejado con la palabra en la boca.

Le saludó con una leve inclinación de cabeza cuando se irguió tras hacer su conjuro. Veamos qué tal lo has hecho, dijo tratando de sonreír. Sabía que acabaría en el suelo, espatarrado igual que Oliver acababa de caer. Así que dio un paso adelante, adentrándose en la zona que hacía unos segundos había brillado bajo el hechizo de Perry.

Pisó y se impulsó, patinando sobre la pátina de cera, recordando sus clases de patinaje en el lago helado del parque Chindia, cuando aún vivía en Târgoviste. No pudo evitar reír, al dar vueltas alrededor de su amigo, como si realmente estuviera patinando. Con un salto salió del área del conjuro y esperó a recuperar el aliento.

Je, je. Gracias Perry, me has hecho recordar algo de cuando era pequeño, sonrió, ésta vez proveniente del corazón.

No tardó mucho en volver a recuperar la serenidad y ponerse serio. Preparó la varita y puso un poco de cera en la punta. Se acuclilló y recitó el conjuro: Asetate Grassium et Solem

No ocurrió nada. El suelo no brilló.

Se levantó con una mueca de ligera contrariedad en el rostro. Vaya...

Sentimientos enfrentados. Por una parte veía feliz como Mircea usaba su hechizo para patinar. No sólo eso sino que parecía hablarle con total normalidad. Suspiró de manera que expulsó la angustia que apretaba su boca del estómago. Por otro lado, no le hacía demasiada gracia que su hechizo no hubiera funcionado bien. Quizá un par de años más joven y se hubiera enfurruñado, pero ahora tenía más control sobre sus emociones.

- Genial Mircea jeje.- Dijo algo apurado y mirando alrededor, observando la cara del profesor y sus compañeros. Cuando le tocó el turno al Hufflepuff, Perry  estaba alerta, deseando poder hacer lo mismo que él, a pesar de que no era nada bueno manteniendo el equilibrio. Pero no pasó nada. Mircea había cometido un terrible fallo.

- A...- La corrección iba a salir de su boca pero raudo se llevó las manos a ella, como si tuviera un ataque de tos.- Ejem-. Era bueno diciendo a los demás los fallos que habían cometido, sin maldad, para ayudar a corregirlos. Quizá fuera eso por lo que a veces era considerado pedante por aquellos que no le conocían demasiado. Sólo con su hermano Edward, con el cual tenía un vínculo difícil de romper, podía comportarse tal cual era. Así que decidió que fuera el profesor el que le dijera a Mircea lo que había pasado. No estaba pro la labor de que su amigo se ofendiera de nuevo con él. Se acercó a él, por supuesto dejándole su espacio y sin tocarle, y sonrió con afecto. - Veo que sabes patinar sobre hielo. Que suerte, yo eso no lo he hecho nunca.

Vagabundeó por los pasillos que llevaban casi hasta las mazmorras del Castillo, a medio camino de la Sala Común de Slytherin. Entró y se quedó al final de la clase, aguardando con tranquilidad a que comenzara la clase. No podía dejar de maravillarse que ese profesor fuera el mismo hombre cuya madre había estado en San Mungo durante interminables años. Sus abuelos le habían contado la terrible historia de los Longbottom y ella había tenido pesadillas durante semanas por la lástima que le inspiraba el profesor Longbottom.
Aunque al verle ahí sentado reconoció para sí  misma que había estado creando una imagen distorsionada del profesor. No daba lástima verle, se había impuesto sobre las circunstancias y había continuado su vida hasta llegar ahí.
Clavó la vista en la nuca pálida de mircea pensando si al muchacho no le vendría bien un ejemplo así. ¿Conocía Mircea la historia de los Longbottom?

Resopló por la nariz, arrugándola levemente al coger aire y prestó atención a la clase.
No se encontraba con especial ánimo después de duelo para participar activamente en el barullo que estaban montando con el hechizo así que, tras pringarse para preparar la cera, tal y donde estaba señaló al suelo con su varita.

-Asetate Grassium et Solem-musitó. No vio cambios así que miró su varita por si no había funcionado.

¿Tú también quieres fastidiarme?