Partida Rol por web

Amanecer del día 4

Jueves

Cuarta Semana de Septiembre

Ardeen se fue a dormir muy tarde, estaba demasiado cabreada para dormirse. Se puso a leer y cuando se quiso dar cuenta habían pasado varias horas, así que al día siguiente la costó un montón despertarse.

Se levantó a duras penas y se fue al baño a asearse. se miró en el espejo y pudo ver que tenía muy marcadas las ojeras.

Cuando salió del baño fue hasta su cama y acarició un rato más a los hurones. Había dormido con ellos para aprovechar, y ahora tocaba despedirse.

Cabizbaja y desganada fue a despertar a sus compañeras con leves tirones de sábanas acompañados de A levantarse que ya es de día.

Erzsébet y Orsolya se habían acostado tarde la noche anterior, terminando de decorar y adecuar su cuaderno de gente a evitar que habían empezado a rellenar la semana pasada, el día después de la fiesta. La lista era extensa e incluía a gente de todos los cursos y todas las casas.

Se despertaron con los miembros entrelazados y con Brândusha y Viorica acurrucadas entremedias. Había sido una noche algo fría y se había agradecido el poco calor de más que las pequeñas y viejas siamesas habían irradiado.

Se irguieron en la cama, quitándose las legañas con los puños y bostezando sonoramente. Vieron a Ardeen tratando de despertar a las chicas de su curso. Después del caso que las habían hecho los últimos días, ya las gemelas ni se molestaban.

Buenos días, Ard, saludó Erzsébet. Repetido por Orsolya, que recurrió a algo que sonó como: Bues dí, Adin. Orsolya paladeó la poca saliva de sabor papel que había dejado su boca seca. Carraspeó y volvió a repetir: Buenos días

Se quedaron en la cama, mirando por un momento el vacío y sin muchas ganas de levantarse. Si fuera por ellas se quedarían acurrucadas a pasar toda la mañana calentitas y lanzando conjuros a lo Weasley para pasar un día bien vago.

Pero no pudo ser, porque el estómago se quejó de que sus dueñas no se hubieran activado aún y urgiéndolas a levantarse: Chop, chop, chicas, queremos comida, las pequeñas acabaron por posar sus pies en el suelo y correr hasta los baños, descalzas y con solo el camisón puesto.

Al rato, fue Erzsébet la que salió mojada y desnuda a por el neceser que se habían olvidado y la ropa de duelo.

Ya transcurrido algo de tiempo, finalmente salieron las pequeñas arregladas y con el pelo húmedo.

Sentadas en la cama vacía, sin deshacer, que debería corresponder a una de ellas, se pusieron a arreglarse el cabello, colocándolo en una cola de caballo alta.

No te preocupes Ard, Brandy y Vio cuidarán de tus hurones, trató Orsolya de animar a la chica.

Tras terminar de ponerse pizpiretas, las gemelas achucharon a sus gatas, les dieron un beso y se marcharon del dormitorio.

Si no eran ellas quienes se encargaban de alimentar a las siamesas, ¿quién lo hacía? Ellas nunca lo habían hecho. Estaba claro que era algo a lo que le restaban importancia. Brandy y Vio llevaban tantos años vivas que seguro que eran capaces de apañárselas, con o sin elfos domésticos.

Aaaadios, se despidieron de las chicas de segundo. ¿Volverían a faltar al desayuno? No entendían a las niñas mayores, quizás estaban haciendo dieta para caber en los vestidos del baile de Halloween y Navidad.

Sara abrió los ojos porque sintió que algo subía por su pierna. Dando un gran salto de la cama, llevándose la mano al corazón, se dio cuenta de que no era nada.

Uuf, qué susto... djio. Recuperando la tranquilidad, se fijó en que las gemelas ya se habían ido y que sólo quedaban las de segundo.

Al ver que alguna aún dormía, sacó la varita del baúl y, con una sonrisa traviesa, dijo ¡Sonitus!

Se metió en el baño tarareando esa melodía y salió cantándola a pleno pulmón mientras se vestía.

¡Ardeen! Vamos a la lechucería a escribir a los señores Ardeen. ¡Rápido! dijo, tirando de su amiga.

Otro día más que Daphne pasaba entre las sábanas  asomando como mucho la cabeza cuando todas sus compañeras se habían ido para escribir a su abuela. Nimu picoteaba en la ventana con la respuesta.

Un sobre rojo.

Se echó a temblar nada más verlo pero aun así lo tomó entre las manos y lo abrió pues había oído que los vociferadores eran incluso más ruidosos de lo que eran si se les dejaba abrir por sí mismos. El sobre rojo vibró entre sus manos cuando partió la fina tela que parecía más un marca páginas de un libro antiguo que un sello para evitar que se abriera durante el viaje y se combó en el aire ante la perpleja mirada azulada de la niña.

-DAPHNE SUZETTE RELISH O'DAIRE- bramó la voz autoritaria de la, hasta hacía un par de años, directora del Hospital San Mungo- ¿QUÉ DEMONIOS HACES SIN IR A CLASE? QUÉ VERGÜENZA PARA LA FAMILIA. ESTÁBAMOS TAN ORGULLOSOS DE QUE NO FUERAS UNA SQUIB MISERABLE COMO TU PADRE QUE HEMOS PASADO POR ALTO ESA OFENSA HACIA EL LINAJE EN SLYTHERIN...¡PARA QUE NOS VENGAS CON ESTO!- Los cristales de las ventanas vibraron con la voz de su abuela y Nimu revoloteó asustada hasta salir por la ventana con un aleteo rápido mientras Daphne solo pensaba en lo afortunada que era de estar ahí sola. Muerta de hambre, pero sola- ¿SABES EL DISGUSTO QUE TIENE TU ABUELO?¿¿SABES EL DISGUSTO QUE TIENE??QUÉ PENSARÁN LOS PROFESORES DE LA FAMILIA...¡¿ESA ES LA EDUCACIÓN QUE TE HEMOS DADO?! YA ESTÁS MOVIÉNDOTE, SEÑORITA, Y VOLVIENDO A LAS CLASES.

Después sobrevino una larga charla sobre el deber familiar y la necesidad de mantener el estatus perdido por la vergüenza (después de años con sus abuelos Daphne lo identificó como "su padre") y la obligación que tenía para con ellos sacando como fuera el curso... aunque bien sabía Daphne que lo suyo con duelo era una relación imposible. Se cubrió la cabeza con la almohada y esperó a que pasara el chaparrón.

Cuando el vociferador se hubo destruído mordisqueándose a sí mismo (una hazaña memorable para cualquier carta) Daphne aflojó la presión sobre la almohada y asomó de nuevo la cabeza mirando los restos de la carta sobre los pies de su cama.

...bueno, ya mañana. Se prometió a regañadientes, pensando en cómo recuperar el tiempo perdido.

¿Y ahora como me las voy a apañar?...ayyyyyy

Se cubrió de nuevo con las sábanas y se hizo un ovillo.

Mañana sería otro día y tendría que ponerse las pilas.

Ardeen entró a toda prisa, pensando en ponerse esa camiseta verde que la sentaba tan bien. la cogió, se la puso, y, cuando iba a irse vio un bulto dentro de la cama de Daphne.

Se acercó a ella y se agachó junto a su cabeza. Sé cómo te sientes Daph, yo pasé por lo mismo el año pasado, pero no te preocupes, todos los Huffies te ayudaremos a aprender lo que necesites. Puedes contar conmigo para lo que quieras, descansa, mañana será otro día, eres una chica con grandes habilidades mágicas.

La dio un beso maternal en la cabeza y salió de allí en dirección a la sala común.

Volvió a la habitación convencida de que iba a ser una mala idea y se metió en la cama

Pero tras dar varias vueltas volvió a la sala común

...jo.

Se emocionó y cuando Ardeen la besó con aire maternal se encogió sobre sí misma tirando de las sábanas. Se había dejado llevar por su propio pesimismo, las hormonas rebeldes que necesitaban algún tipo de salida... estaba quedándose dormida cuando volvió a escuchar los pasos de alguien en el cuarto pero cuando ese alguien decidió salir Daphne había conciliado el sueño.

Sara llegó tarareando una canción religiosa cuando vio a Daphne metida en la cama, seguramente dormida. Así que, caminando de puntillas, se quitó el uniforme y se puso el camisón. Se arrodilló a los pies de la cama, dando gracias a Dios por el día que estaba acabando, se santiguó y se metió en la cama.

Arrastrando a su hermana por la mano, Erzsébet entró junto a Orsolya en el dormitorio. Estaba todo a oscuras, pero no importaba. Orsolya ya iba con los párpados casi cerrados y solo por la insistencia de Erzsébet acabó vaciando vejiga, cepillándose los dientes y lavándose las manos antes de quedarse sentada en el suelo esperando a que su hermana acabase.

Tras finalizar ella también con sus rituales pre-dormir, Erzsébet ayudó a Orsolya a levantarse y la guió hasta la cama.

Se quedaron en braguitas antes de colocarse el camisón largo sin mangas que habían optado por usar esa semana.

Tras acurrucarse juntas bajo las sábanas, Erzy le dio un beso a Orsi en la frente y la abrazó antes de quedarse ambas dormidas.

Al rato de entrar en alguno de sus múltiples sueños, las gatas, Brândusha y Viorica entraron sigilosas en el dormitorio. Se quedaron quietas, movieron sus naricillas decidiendo qué hacer y finalmente saltaron a la cama de las crías, quedándose ambas enrolladas cerca de las cabezas de sus niñas.

Ardeen llegó y se metió en la cama sin ponerse el pijama, cogió a sus hurones y se acurrucó junto a ellos. Y, mientras le daba vueltas a todas las cosas que la habían ocurrido, se quedó dormida

Amanecer del día 5

Viernes

Primera Semana de Octubre

La noche había sido divertida. Como si en vez del universo Harry Potter, las gemelas hubieran ingresado mediante sueños al universo de Myst, en el que cada libro escrito narraba una historia distinta a la cual se podía entrar. Pasaron de combatir humanos en el espacio, protegiendo su mundo natal de universos rosas, ayudado por la flota vogona, a rescatar troles de las mazmorras de unos malvados monarcas que los habían encerrado por comerse al infante heredero.

Ahora habían vuelto a Hogwarts, donde habían conseguido llegar volando con escobas hasta la planta superior de la torre de astronomía, para tirarse por las escaleras que se habían convertido en un tobogán de caracol. Bajaban a una velocidad de vértigo, cuando empezó a llover dentro del castillo. Traspasaron cataratas que las calaron hasta los huesos y en un breve trozo que faltaba de tobogán saltaron por encima de lenguas de fuego hasta volver a seguir deslizándose por la superficie resbaladiza.

Brândusha y Viorica que llevaban un buen rato despiertas, casi desde el alba, volvieron a la cama de las gemeni. Pasaron sus lenguas rasposas por las mejillas de las crías, para tratar de despertarlas. Desde su hibernación, de vez en cuando soltaban gritos en forma de susurros: ¡Cuidado, salta!; O: Está lloviendo, no dejes que el agua te moje las orejas o te derretirás. Ambas parecían llevar el mismo rumbo de sueño, ¿quizás algo compartido?

Cuando finalmente las pequeñas abrieron los ojos y se llevaron las manos a las mejillas, las gatas ronronearon y se escabulleron.

Buenos días, E, le dió Orsolya la bienvenida al nuevo día a su hermana. Buenos días, O, recibió a su vez Erzsébet a su gemela.

Saltaron de la cama, se sacaron los camisones por la cabeza y los tiraron al lecho adyacente.

Cogieron la ropa necesaria para pasar el día, junto con sus neceseres y algo de comida para pre-desayunar, que sino seguro que se desmayaban antes de llegar al Gran Comedor.

Según se dirigían a los baños, se zamparon unas barritas de pisto para pájaros con chocolate, bueno para gatos y humanos.

Cuando salieron ya duchadas, vestidas y tan acicaladas como dos niñas de once años eran capaces, se sentaron en la camas a trenzarse los cabellos.

Si alguna de las niñas adultas con las que dormían se despertaba, la darían los buenos días como buenas compañeras de habitación.

Sacaron de sus mochilillas lo que no hacía falta para el día y metieron lo que sí tendrían que usar, junto a unas cuantas piedras que sacaron del fondo del baúl y unos palos de madera que parecían casi idénticos a sus varitas. Se marcharon esperando ser las primeras en llegar al comedor.

Un rayo de luz dio de lleno en la cara de Sara, que cerró con más fuerza los ojos, pero no se movió para evitarlo, prefirió mover el brazo y colocarlo encima de su rostro. En esa posición, escuchó cómo alguien se movía por la habitación y, según fue despertándose, escuchó que eran dos pares de pie. Seguramente sean las gemelas pensó sin moverse.

La hubiera gustado quedarse allí toda la mañana, durmiendo plácidamente, pero como la pereza era uno de los siete pecados capitales, decidió que era la hora de dar las gracias al Señor. Se levantó sonriente y, llevándose el pelo hacia atrás, saltó de la cama para arrodillarse a los pies de la misma. Juntó las manos y se puso a rezar tranquilamente.

Cuando terminó ese ritual matutino, se fue corriendo al baño. Salió al rato recién duchada y con el pelo seco. Se vistió y miró a su alrededor.

¡Ardeen, Daphne! ¡Buenos días! gritó antes de salir de la habitación corriendo, pues los hurones de Ardeen corrieron hacia Sara y eso la dio pánico

Ardeen se despertó con una extraña sensación de haberse dormido, cuando se incorporó, vio a las gemelas trenzándose el cabello y las saludó susurrando Buenos días E, buenos días O.- luego arrastró su cuerpo hasta el baño, y salió duchada pero igual de cansada.

Oyó la puerta cerrarse de golpe y a sus preciosas mascotas mirándola junto a la puerta. Buenos días, ya sé como os voy a llamar, a ti te llamaré Niebla y a ti... Caramelo- dijo convencida. Luego les miró de arriba a abajo convencida de lo dicho.

Lo siento pero ya sabéis que gracias a ese profesor ^asqueroso de los aguiluchos, no puedo sacaros de aquí.- luego miró hacia la cama de Daphne- ¡Buenos días!

-B...uenos d-í~as- bostezó la niña aunque por el ruido de la puerta al cerrarse su somnoliento saludo había caído en sacorroto... y al incorporarse se dio cuenta de que así había sido. Se pasó una mano por los alborotados rizos y miró a su alrededor cuando entonces cayó en la cuenta.

¡No he ido a ver al director! 

Seguramente Mircea ya lo había hecho (de hecho, estaba casi segura que el muchacho había estado más que puntual en su cita con él pero de seguro el director comprendería que había causas por las que una niña podía perderse). Saltó de la cama y se metió en el baño, abriendo la ducha sin esperar a que el agua se calentara y así, salir pocos minutos después con el pelo dibujando manchas más oscuras en la túnica negra, no había rastro del tono dorado que había ido adquiriendo los bucles, así, empapado y ensortijándose como a nadie le importaba tenía de nuevo la melena leonina e indomable que tanto le crispaba.

Pero no era momento de pensar en su estética. Eso vendría cuando fuera más mayor... cuando le importara un poco más.

Es tarde es tarde es tarde

Aunque "tarde" fuera un concepto bastante abstracto si se tenía en posesión objetos maravillosos...o buenas razones.