Partida Rol por web

Dormitorio Masculino

Al ser el primero en llegar a los dormitorios masculinos, lo primero que hizo Seth fué elegir la cama que creyó más cómoda (a pesar de ser todas iguales). Descubrió sus pertenencias ya colocadas en el baúl situados al pié de la cama que había elegido... ¡qué casualidad!. Cada vez estaba más encantado con este colegio, a pesar de que sus padres no le hablaron muy bien de el.

Espero que no sea cierto lo que me dijeron papá y mamá - pensó mientras sacaba su varita, a la que había cogido mucho cariño. Comenzó a realizar pequeños hechizos que ya conocía por haberlos leído o bien por haber conseguido que sus padres le enseñaran con la escusa de probar su varita. También probó algunas combinaciones que aún no conocía para ver qué ocurría... (sólo practicó con hechizos que sabía eran inofensivos...  estuvo un rato estudiando encantamientos).

- ¡Lumus! ... ¡Lumus ascendio! ... Lumus diminuendo! ... ¡Lumus leviosa!...etc...  (consiguió crear una pequeña bola de luz que flotaba en el aire)

Esperó al resto de sus compañeros.

Siguiendo a Seth entré también en el dormitorio de los chicos. Él escogió una cama (creo que al azar) y yo, para tener algo de conversación, escogí una que estaba al lado de la suya. 

- Debe ser ya algo tarde, ¿no? - pregunté a Seth mientras me sentaba en la cama. Vi como sacaba su varita - ¡Guau! ¿Esa es tu varita? 

No evité mostrarme curioso, Zack me había hablado de que cada varita escogía a su dueño y era única. Él comenzó a musitar conjuros mientras agitaba la varita. Yo simplemente me quedé observando. 

- ¿Tu también sabes hacer algo de magia? Mi hermano me ha enseñado algo sencillo, pero no mucho más.  

Estuve todo el rato sonriendo.

Filipp entró detrás de sus compañeros. Vió que ya habían escogido 2 camas. Él quería una que estuviese cerca de una ventana, y vió sus cosas a los pies de la más cercana. "Que suerte", pensó Filipp. Allí vió su baúl, la jaula con su autillo y su violonchelo.

Éste es Tim - le dijo a sus compañeros. Lo tengo desde hace poquísimo, asi que espero que no haga mucho ruido por la noche - les explicó. No quería que su pequeño búho montase jaleo ya el 1er día.

Comenzó a sacar sus cosas del baúl y a oranizarlo todo. La habitación estaba demasiado vacía y ordenada, y al menos cerca de su cama puso algún poster y alguna postal en la pared, con la intención de decorarla un poco.

- Sí Oliver, mis padres me enseñaron algo. Aunque también he aprendido yo por mi cuenta - Seth le enseñó su varita (una varita color  oscuro repleta completamente de espinas excepto por el mango, un mango dorado muy ornamentado por donde la sujetaba Seth). ¿Me enseñas tu varita?

- Mañana lunes tenemos nuestra primera clase: adivinación. Creo que puede ser muy interesante...

- ¡Eso es genial! - la práctica de la magia era, sin duda, la más emocionante aventura que íbamos a vivir en aquel lugar, así que valía la pena experimentarla al máximo - Claro que puedo enseñarte mi varita.

La llevaba en la túnica, no me separaba de ella por nada. Cuando la saqué hice un pequeño floreo, moviéndola como me había enseñado mi hermano. Era una varita fina, y bastante lisa. La madera de la que estaba hecha era oscura. 

- Es de nogal negro. No sé por qué pero creo que será una buena compañera -callé unos instantes, admirando mi más valiosa herramienta y compañera, y alcé la mirada de nuevo, hacia Seth - ¡Claro que será interesante! ¡Nos enseñarán a ver cosas que tienen que suceder más adelante! De... de eso se trata, ¿no?

- Oh. Una empuñadura de manufactura cruzada...- apreció el muchacho al poco de entrar en los dormitorios. Había logrado advertir la exótica fisionomía de la varita, admirando la rica ornamentación que decoraba la empuñadura.- O al menos, eso parece desde lejos.- las inexpresivas facciones del pálido rostro de Mircea no delataban la creciente curiosidad que crecía en su interior por saber más sobre el artefacto y el proceso seguido para su fabricación.- Realmente eres afortunado.- reconoció, ladeando ligeramente la cabeza mientras seguía contemplando las espinas que salían y rodeaban el cuerpo principal.-No sabía que el señor Ollivander fabricase varitas como esas.

Encogiéndose de hombros, giró sobre sus talones y se apresuró a buscar su baúl. Tan cansado estaba cuando lo encontró que no fue capaz de distinguir un bulto recubierto de papel de regalo que se erguía a su lado. Colocándose perezosamente un pijama de un negro impoluto, se introdujo en su cama y se arrebujó entre las sábanas, dejando escapar un cansado "Buenas noches" como despedida antes de caer en un profundo letargo.

Creo que la adivinación va a ser una de mis asignaturas favoritas - le respondió a Oliver.

También se sorprendió por el conocimiento de varitas que demostró tener Mircea, y también le dió algo de miedo su demasiada curiosidad al mirar tan atentamente su varita.

Una vez Mircea se hubo ido a su cama, Seth sacó un libro de magia que estaba entre sus senseres. Con una tenue luz en su varita estuvo un rato leyendo hasta que notó sus ojos cansados, cerró el libro - Buenas noches. Pensó que era la primera vez que dormía con otros chicos, ya que siempre había estado sólo... también pensó en qué habría pasado si le hubiera tocado ir a otra casa de Howards... se revolvió un poco entre las sábanas desconfiando sobre la higiene de las mismas y preguntándose quién se encargaría de la lavandería en el castillo...... finalmente se quedó dormido.
 

Realmente pensó que qué hacía en esa habitación con esos chicos tan cutres... pensaba que debería estar en otra habitación más llena de vida, haciendo magia e investigando nuevos hechizos con chicos más inteligentes... pese a ser un chico muy tranquilo.. esa noche por los nervios le costó conciliar el sueño.

Amanecer del Día 1 - Mes de Septiembre

Me desperté con el Sr. Bigotes encima de mí, ronroneando. Me lo quedé mirando durante un rato hasta que decidió levantarse y salir de encima mío. Entonces pude reincorporarme y quedarme sentado en la cama. Bostecé y estiré los brazos mientras miraba a mi alrededor. 

Estaba en el... ¡dormitorio de Hufflepuff! Casi me había olvidado de lo que había pasado el día anterior. Me fijé en que los demás seguían durmiendo, así que procurando no hacer mucho ruido salí de la cama y comencé a vestirme. 

Llegó el gran día. Primer día de clase. Seth se levantó de la cama como nuevo. Se fijó en que Oliver ya estaba vistiéndose - Buenos días. Fué a los baños (no se habló sobre su existencia), y al salir se colocó la túnica de aprendiz negra. Cogió la maleta de cuero negro mágica que le habían comprado sus padres para llevar los libros y el material y no pesasen; volvió a tocarse en el cinturón para comprobar que seguía allí su varita y salió de la habitación hacia la sala principal de Hufflepuff. - ¿Vamos juntos Oliver? - dijo mientras salía por la puerta redonda.

Estaba poniéndole comida al Sr. Bigotes cuando la voz de Seth me sorprendió. 

- ¡Oh, claro! - me levanté y dejé a mi gato entretenido. 

Cogí mis cosas y seguí a Seth por la puerta que iba hacia la sala principal. Era extraño llevar túnica, no me acostumbraba a caminar con ella.

La mañana había llegado; y con ella el primer día de curso en Hogwarts.

Mircea se levantó sin apenás esfuerzo, acostumbrado al temprano horario impuesto en su hogar a la hora de madrugar. Fue al baño para enjuagarse la cara y se lavó los dientes para hacer desaparecer el mal aliento incubado durante toda la noche. Satisfecho con su higiene de la mañana, pues solía tomar una ducha al anochecer, se dirigió hacia su baúl para cambiarse y cerró las cortinillas para evitar que sus compañeros de habitación le viesen desnudo. La gran cicatriz que ocupaba gran parte de su espalda era un secreto que el muchacho reservaba solo para los miembros de su familia, y no tenía intención de hacer partícipe a nadie más. Ese era el motivo por el que aguardaba hasta el último turno para lavar su delgada y desgarbada figura.

Vestido con el uniforme y la túnica, introdujó varias hojas de pergamino en el interior del tomo de Adivinación, su primera asignatura de la jornada según estipulaba el horario de clases para los de primer año. Compartían clase con Gryffindor, y esperaba encontrar a Eli o Cassius, los chicos con los que compartió vagón durante la travesía en el ferrocarril, entre sus alumnos. Depositando el libro en el interior de su sombrero y colocando encima dos plumas y dos pequeños recipientes de tinta negra, abrazó la prenda contra su pecho y se dirigió hacia la puerta despidiéndose con un mero "Buenos días"

Filipp oyó ruido... y comenzó a despertarse. ¡Maldita sea! ¿Me he quedado dormido en el primer día? - exclamó mientras veía que se cerraba la puerta del dormitorio. "Debo de ser el último estudiante" pensó mientras se levantaba de un salto y se vestía a toda velocidad.

Cogió su varita, y miró en el baúl... Adivinación, adivinación, adivinación... ¡Aqui está! - exclamó. También cogió tinta y una pluma. Antes de salir corriendo por el tunel hacia la sala común y la salida, le echó un poco de comida a Tim. Me voy a desayunar, Tim, y después a clase - le dijo al pequeño autillo. ¡Nos vemos! - le gritó cuando ya corría por el túnel. Le pareció escuchar un chillido de despedida de Tim.

Corriendo, Filipp fué hasta el comedor sin detenerse.

Filipp entró sólo en el cuarto. Era pronto y los demás todavía estarían por ahí, pero no tenía ganas de nada. Le dió de comer a Tim y abrió la funda de su violonchelo.

Se sentó en el borde de su cama y se puso a tocar. Se mordía el labio, estaba cabreado, muy cabreado. Un mal hechizo y otro que se quedó en blanco. Pffff... - bufó. "Tranquilízate", pensó. "Maldito colegio, todo me sale mal. No basta con estar en la casa de los fracasados" se dijo mientras una lágrima le corría por la mejilla. "Si no que además fallo en unos hechizos tan simples..."

Cuando se hubo calamado, siguió tocando, y habló con Tim. No pasa nada, ¿verdad? Papá siempre decía que la adivinación no es una magia de verdad, que son papanatas de viejas. Ningún mago serio se dedica a ver el futuro... - le dijo a Tim. Odio esa asignatura. Es absurda - le dijo mientras incrementaba un poco el volumen de su interpretación. Tim, el autillo, lo miraba desde la jaula...

Cuando se haga de noche, Filipp guardará todo y se meterá en la cama.

- Esa melodía es preciosa.- apreció Mircea, con una media sonrisa pintada en sus pálidas facciones. Se hallaba parapetado contra la puerta de los dormitorios, mientras una cierta rojez cubría sus mejillas de vergüenza.- Lo siento, no pretendía espiar.- se disculpó, consciente de la interpretación que podría producirse en la mente de Filipp.- Pero me gustó tanto la composición que me hubiera sentado mal interrumpirte... ¿La has compuesto tú? - con lentitud, se acercó a su cama, abrió las cortinas que la cubrían y se sentó sobre ella para volver a mirar al chico.- Antes, en el Gran Comedor... me preocupaste... ¿Estás bien, Filipp?

Hmm... hola Mircea - le dijo al verle entrar. No te preocupes, podías haber pasado. Aproveché que todavía no estaba nadie, para no molestar.

Jeje, que va - dijo Filipp contestando a la pregunta de Mircea. Es una pieza de Chaikovski. Yo no compongo, eso es muy difícil.

No me pasa nada - dijo contestando a la última pregunta de Mircea. Sólo que hoy no me salió nada, y yo no era tan malo en la escuela. Quiero ser un buen mago, y por ahora no voy muy bien. ¿Sabes si se puede ser medio-squib o algo así? Espero que no lo sea... - continuó diciendo al tiempo que recogía su instrumento. Todavía no he conseguido ningún punto. En fin... mañana será otro día, espero hacerlo mejor.

- Tienes habilidad. Ya me gustaría saber tocar como lo haces tú.- reconoció, avergonzándose un poco. Vladislav Padurearu, el ex-patriarca de la familia trató de inculcar a su primogénito los valores y conocimientos básicos necesarios para aprender a tocar un instrumento. Lamentablemente, aunque la privilegiada mente de su hijo captaba las lecciones y descifraba los secretos del solfeo con pasmosa facilidad, sus dedos y manos era incapaces de coordinarse. Consciente de los límites de su hijo, su padre no le forzó a seguir estudiando música, pero si cultivo un intelecto del que acabaría por sentirse muy orgulloso.- ¿Medio squib? Pues no lo sé.- respondió, encogiéndose de hombros ante aquella pregunta sin respuesta.- Pero te diré algo que si sé: Ser squib, medio squib, hijo de muggles o sangre limpia es indiferente.- volvía a citar las sabias palabras de su progenitor, que poseían un lugar especial en la personalidad de todos los miembros de su linaje.- La verdadera relevancia estriba en observar como se desarrollan desde su nacimiento. Date tiempo, Filipp. Si persistes acabarás por dominarlo.- le aconsejó el muchacho.- Mientras tanto, ¿por qué no te unes mañana con Daphne, Ardeen, Sara y conmigo? Vamos a practicar los hechizos para las recuperaciones.