Partida Rol por web

Pero también tienes un baúl, ¿no?, propuso Erzsébet a Willow, mientras Orsolya seguía jugando con el ciempiés gordinflón que se había encontrado. Mientras saques todo lo que no quieras que se coman... Que las cosas estas, indicó a la madre y los huevos, comen de to. Las últimas semanas tuvimos a los nuestros a dieta con piedras y ramitas, pero no crecían na.

Orsolya se acercó a las tres niñas acunando al bichejo. Erzy, nosotras ya tenemos los huevos en la habitación. Quizás sea bueno comparar el nacimiento y crecimiento de los ciempiés nacidos en cautiverio con los eclosionados en libertad, propuso sobre todo a Willow y Kelly, pues sabía que estaban mucho más interesadas en los insectos y animales que su hermana. Y no, no creo que pase nada por cogerlos. Los nuestros los sacamos de las bolas de pelo de nuestras gatas, así que tienen que ser muy resistentes, contestó a Kelly.

¿Y no los moverá?, indicó Erzsébet apuntando al ciempiés mama.

-Sí, podría ser interesante ir vigilando como eclosionan los huevos y crecen las larvas - dijo ante la proposición de Willow. Ella también tenía una gata y no quería que Blackie se comiera los ciempiés.

Kelly casi no se acordaba de que las hermanas tenían a sus ciempiés en casa y no había caído en la cuenta de que con la matanza de la noche anterior era muy probable que los insectos gigantes también hubiesen perecido, aunque le alegró saber que habían sido protegidos por en los estómagos de sus gatos. -¡Si que parecen resistentes!-rió- Entonces los gatos no parecen ser tan peligrosos para ellos- dijo a Willow- Quizá ambos tengan algún efecto simbiótico- dijo pensativa, no sabía qué significaba exactamente simbiótico pero le sonaba bien.

- ¡Vale, entonces cojamos algunos! -Le gustaba pensar en observar cómo evolucionarían aquellos bichejos.- ¿Cogemos cada una a uno distinto? Para observarlos a todos. Y comparar, igual que con los huevos. -Su mirada bailó entre todas las presentes, y finalmente sonrió de forma sincera.- Gracias por invitarme a venir.

Aunque aquellos bichejos (ni ningún otro realmente) llegarían nunca a sustituir a Greeny, le emocionaba la idea de ver cómo iban cambiado, además los encontraba adorables, y quizás hasta se podían hacer amigos de Muffys. Seguramente hasta se hiciesen más grandes que este en un periodo no muy largo de tiempo.- Cuando decís que comen de todo... no incluís gatos, ¿verdad?

La verdad es que nuestras gatas son unas señoritingas, contestó Erzsébet a Kelly. Muchas veces creo que nosotras las pertenecemos y no al revés. No sé, no sé como se comportarán el resto de gatos con los bichos, dijo haciendo referencia a los ciempiés. Aunque no sé por qué dices que son simbólicos, se mordió un lado del labio.

Coge el que quieras, sonrió Orsolya al escuchar a Willow. Nosotras ya estamos servidas. Verás que será como tener gusanos de seda, pero estos son más molones. Nada de coger hojas de morera. Les puedes dar de comer lo que quieras. Y si no tienes nada a mano siempre puedes recurrir a lo primero que tengas a mano. A Abracitos y Retortijones les encantaba especialmente las hojas de un libro con una cruz en la portada que tiene nuestra compañera de cuarto.

Orsolya se marchó a enterrar el ciempiés gordo, después de darle un beso en la calvorota y hacerle cosquillas en el abdomen, pasando su dedo a lo largo de todas sus anillas.

Erzsébet fue a hasta el lago y metió las manos para lavárselas y así estar lista para cenar nada más entrar al castillo. Al rato se la unió Orsolya.

¿Comer gatos?, se quedó pensativa Orsolya. No creo, me parece que son... ¿cual sería la palabra? Que se alimenta de todo menos de cosas vivas, es decir cualquier cosa menos animales e insectos... No estaba segura ni que existiera aquella palabra. ¿Quietivoro? ¿Que comen las cosas que están quietas?

- Si- respondió entusiasmada y decidida- creo que finalmente cogeré uno, aunque podemos observar como eclosionan los huevos viniendo de vez en cuando- propuso.

Se decidió por uno de los ciempiés que tenían tamaño mediano y que no parecía estar al cuidado de huevos o larvas. -Espero que Blackie no se lo coma. Los gatos son muy suyos -dijo a Erzsébet- Tu impresión de que somos los humanos quienes les pertenecemos es generalizada, yo también creo que ellos piensan así.

El tiempo se le había pasado volando estando en tan buena compañía y haciendo una de las cosas que más le gustaban, empezó a sentir el rugir de sus tripas, lo que la avisaba de que se acercaba la hora de cenar. Miró al cielo y vio que se estaba haciendo de noche -Creo que está oscureciendo, deberíamos irnos a cenar. ¿Continuamos otro día? -dijo. Y cuando todas estuvieron de acuerdo recogieron sus cosas y se fueron en dirección al Gran Comedor.

Willow se pasó un buen rato buscando algún ciempiés que le convenciese, básicamente uno que no fuese hembra. No quería encontrarse con que luego había resultado poner huevos y acabar con el dormitorio lleno de aquellos animalejos. Dudaba que a Crystal le hiciese demasiada gracia.

Finalmente, optó por coger uno que aunque bastante pequeño en tamaño, parecía ser bastante independiente, por lo que Willow dudaba que aún estuviese ligado a la madre.

- Sí, creo que será mejor que nos vayamos. Quedamos otro día para venir, ¿eh?

Cogió unas cuantas hojas verdes, y envolvió al ciempiés en ellas. Tras comprobar que no le faltaba nada, se levantó.
- ¡Vamos! -Y junto a las gemelas y Kelly se fue en dirección al Gran Comedor.

Eran demasiados los que iban al lago, pero Mircea consiguió reducir la marcha para que así Daphne y ella no llegaran a la vez que todos los demás. Guió a su amiga por escaleras que casualmente cambiaban de lugar en ese momento y por pasillos supuestamente conocidos que llevaban a zonas donde no debían.

En silencio, permitiendo que Daphne hiciera su corta, o larga, caminata hasta el reposo eterno de Nimu, que sería el lago, Mircea metió una mano en el sombrero que estaba en su cabeza y susurró: cofre de fotos. La pequeña cajita que había usado en clase salió y mientras la sujetaba firmemente, con un movimiento seco del brazo libre, aferró la varita que salió de su manga.

Colloportuss, murmuró y la cajita brillo levemente. Tendría que practicarlo más para potenciar el conjuro. No se fiaba de algo tan endeble.

Guardó de nuevo la cajita en el sombrero, que pareció eructar levemente al zamparse el cofrecito, y la varita acabó en el bolsillo de la túnica específica por ella.

Mircea, que se había dejado arrastrar los primeros metros, tomó el control luego de la situación. Parecía haberse resignado a ir al lago con Daphne, pero con la condición de elegir él el camino y el ritmo de sus pasos. El chico no dijo nada, por supuesto, pero la pequeña tejona intuyó que lo hacía a propósito para evitar juntarse con el otro grupo que también iba al lago. Mir y su asociabilidad..., pensó divertida.

Cuando salieron, Daphne miró al cielo. Esperaba que no se les pusiera a llover, aunque había bastantes nubes feas que podían descargar sobre ellos en cualquier momento. Llegaron al lago, a la zona donde estaba el embarcadero. Ahí, justo ahí quería estar ella. Sacó la bolsita de su mochila. Cuando levantó la vista comprobó que Mircea había sacado el mismo cofre que en Encantamientos. Se quedó expectante para ver si esta vez lo sacaba. ¿Por qué no quiere mi ayuda? ¡Podría tenerlo más fácil! Pero ya sabía que él era muy independiente y, aunque él siempre hacía favores a quienes lo pidieran, no le gustaba pedirlos y mucho menos si se trataba de algo académico.

- ¡Muy bien! ¡Muy bien! –Aplaudió cuando su amigo consiguió sacarlo a la primera.

Ahora a ella le tocaba una tarea más dura. Se acercó al embarcadero, caminó unos metros hasta el final y suspiró. Era la hora del adiós. Dijo unas palabras en bajito, que solo ella y el espíritu de Nimu podrían escuchar. Luego alargó el brazo, volteó la bolsita y vio cómo el viento se llevaba las cenizas que, finalmente, acabaron esparcidas por todo el lago.

Volvió con el rumano y se sentó a su lado. Unos segundos después, decidida a no perder los ánimos de ese día, sonrió:- Venga, ahora intento yo el que me falta de Transformaciones. ¿Alguna apuesta a ver si lo consigo sin ayuda como tú? –preguntó intentando mantener la sonrisa. No quería volver al tema de Nimu, le pondría demasiado triste.

Se levantó y se apuntó en la cabeza con la varita-. Mejoratem Fortificus –dijo con los ojos cerrados. Notó algo dentro de ella, pero era tan leve que no podía estar segura. Abrió un único ojo y le preguntó con cara de expectación a Mircea-. ¿Crees que lo he conseguido? Yo creo que sí, ¿no? Me parece que notado algo raro cuando he hecho el hechizo. Ay, dime que sí, dime que sí. 

Desde la clase de transformaciones hasta el lago hay un buen trecho y a mi se me hace casi eterno y al mismo tiempo, megaveloz, al ir acompañado de Elisabeth. Intento ser buena gente y darle conversación, aunque no tengo muy claro de qué, así que le acabo hablando del Señor de los Anillos y de que he quedado allí con mi amigo James, de la Casa Slytherin.

-Sé que parece raro, pero James y yo somos amigos desde la infancia, su padre y Soleil son amigos desde siempre, así que dudo que sea ninguna trampa para leones- aclaro por si le supone alguna duda de lo que podría ser la misteriosa reunión.

Eli ni siquiera sabía por qué estaban allí, solo había acompañado a Dariel porque se lo había pedido. Así que cuando su compañero mencionó la palabra trampa, preguntó extrañada.

-¿Por qué estamos aquí? yo creía que era para admirar la naturaleza o algo así. ¿Has quedado con alguien?

La mirada era de intriga y curiosidad más que de miedo.

Matt llegó al lago con Morgana, que le había dicho que si la acompañaba. La última vez que se juntó con los alumnos mayores se metió en problemas, y por las palabras de Morgana supuso que podría pasar algo también. Pero el aburrimiento y que no le gustaba quedarse a solas desde la muerte de las mascotas porque su mente solo pensaba en quien era el asesino, hicieron que se apuntara. Era tímido, no cobarde.

Allí se encontraron con Dariel, iba a saludarle más amistosamente, pero al ver que Eli también estaba allí se limitó a un "hola" moviendo la cabeza al mismo tiempo a modo de saludo. Con ella se detuvo un poco más.

-Hola.... Eli, no sabía que ibas a estar aquí. Me alegro de volver a verte.

La vio en el entierro de mascotas pero no le dijo nada, verla llorar era superior a sus fuerzas. Su valentía se limitaba a las aventuras, las mujeres eran aún un reto demasiado alto para él.

Li caminaba tranquilamente hacia el lago, no habia ido muchas veces alli, pero cuando habia ido le habia gustado bastante, asiq ue caminaba tranquilamente por la orilla del lago, se percato de la presencia de varios alumnos por alli, ella les saludo con la mano pero se acerco al lago, alli se agacho y toco el agua, estaba fria, como todo en aquel pais, sin embargo era agradable:

- Si pudiera me daria un baño, aqui, aunque estuviera el agua helada, segun mi madre es buenisimo para la piel

Pensaba mientras tocaba el agua y jugueteaba un poco con ella

James legó antes que nadie al lago. Cuando Dariel se estaba acercando con Eli oyó algo "dudo que sea una trampa". Eso no se puede dudar. Ahora se va a enterar pensó. Se acercó al agua para cojer una poca, y allí se encontró con Lì. Se llevó el dedo índice a la boca en señal de que hiciese silencio. Le hizo una seña para que lo siguiera y cogió un poco de agua en las manos. Sigilosamente se acercó a Dariel por la espalda dispuesto a empaparlo.

-Ehm? No, de eso ya me harto cuando salgo a correr todos los días. Nah, James nos dijo que quería que viéramos algo en el lago, a saber qu...- y le veo venir, porque aunque es hábil y escurridizo, yo estoy curtido en el arte de localizar seres malvados que intentan tretas mil, como la gata de mi hermana Morgana. ¡Y nadie supera a esa maldita gata!

-Jamie, espero que si eso es para mí estés dispuesto a comerte el fondo del lago porque eso es lo que pasará, mamón!- reniego, medio riendo e intentando esquivar su lanzamiento de agua fría.  Por los pelos no consigo apartarme del chorro a tiempo.

-¡Ei Matt! Sis, bien hecho, luego te doy una galletita!- grito mientras me pongo a perseguir a James para lanzarle al lago de cabeza.

Ni se había dado cuenta que Daphne se fijaba en él cuando realizaba el conjuro. Había sido demasiado evidente, eso es verdad y quizás también de persona desleal el querer practicar algo por tu cuenta cuando al lado tenías una amiga dispuesta a ayudarte. Por eso se sonrojó por la felicitación de Daphy, no por la felicitación en sí. Hizo una ligera reverencia, a la vez que decía un gracias, gracias. Lo cierto que Daphne por sí sola era mejor público que cualquiera pudiera esperar. Cuando estaba de buen humor era como una flor embriagadora, qué pena que mañana tocara duelo...

Se quedó detrás mientras Daphne hacía aquello que había venido a hacer. Agradeció que fueran solo ellos dos y que la pegajosa de Sara no hubiera conseguido seguirles el rastro por los pasillos de Hogwarts. Vio por ahí cerca un pequeña grupo que se juntaba y al que reconoció; vaya mezcla, pensó. Aunque para él cualquiera que quisiera juntarse con él por voluntad propia ya era un bicho raro... Solo necesitaba fijarse en quienes le aguantaban y estaba claro que cada uno de ellos era especial a su manera.

Se planteó en lanzar un dectattem para hacer que las cenizas de Nimu brillaran según eran alejadas por el viento, parte depositada en el mar, parte en tierra y otra uniéndose a alguna ráfaga que sacara los restos de la isla, pero decidió finalmente no hacerlo, podría considerarse una falta de respeto.

Cuando Daphne se acercó de nuevo a él, ambos sentáronse en la hierba que crecía al borde del comienzo del embarcadero. No, que no me gusta perder, bromeó cuando ella habló sobre hacer una apuesta. Le alegraba ver que la despedida de la lechuza no había rebajado el ánimo de su amiga.

Cuando me salió en clase fue una sensación extraña. Sentí como si mi piel se rompiese antes de endurecerse. No veía nada, pero sentía como si mi epidermis se resquebrajaba, tornaba en escamas y se templaba, como recién salida de una fragua. ¿Qué has sentido tú? Quizas aquello le ocurriese por la potencia con la que consiguió conjurar aquel hechizo.

Cuando llegué junto a Matthew saludé a todos los presentes, que al final resultaron ser más de los que creía en un principio, aunque no me importaba, por lo general cuanta más gente mejor. Había más posibilidades de uno, esconderse mejor y dos, echarle las culpas a otro.

- Te has levantado con buen pie, ¿eh? -Le digo a Dariel, aún sorprendida porque viese venir a James. Él siempre había sido el torpe de los dos.- Y el trato era una rana, no una galletita. Eso igual te lo acabas ganando tú. -Le amenazo con una sonrisa en la cara.

Después de que todo aquel extraño grupo se reuniese en el lago, llegaron Mircea y Daphne. Fueron hasta el embarcadero y mientras el rumano se quedaba al comienzo, donde aún crecía la hierba, la joven huffle llegaba hasta el borde para vaciar una bolsita de la que parecieron salir cenizas.

Ver el grupo formado por Dariel, Elisabeth, Morgana, James, Lì y Matthew le hizo plantearse que algo estaba cambiando en Hogwarts. Hasta hacía poco había compartido clases con alumnos que no parecían querer relacionarse con gente fuera de sus casas, o que directamente preferían no relacionarse, como había sido su caso...

Li siguio a James, ella no era capaz de hacer una broma asi, aun asi siguio con una sonrisa al chico, lo que habia intentado era ciertametne gracioso, pero al final todo habia terminado en una persecucion entre los chicos, Li sonrie divertida al verles y se acerca a la chica que esta alli, se inclina levemente en señal de saludo y le dice:

- Esto...son buenos Rénmen.. como se dice..amigos de muy cerca no?

Le dice a la chica que tiene al lado (Morgana) y sonrie mientras le habla:

- Yo...mis amigos estan todos en China..pero Hogwards tiene muchos Háizimen amigables

Sin duda habían quedado allí un grupo variopinto. Se sentía algo extraño por ser el único chico de primero. Estaba compadeciéndose de sí mismo cuando vio algo moviéndose por los matorrales. Era James, un chico de Slytherin al que no conocía. Había oído que a éstos les gustaba armar bronca, aunque éste de momento parecía inofensivo. 

Pero vio que llevaba algo entre las manos. Agua. Su objetivo parecía Dariel, pero Eli estaba demasiado cerca de él. Sin duda, si la serpiente tenía como objetivo lanzar el agua la leona podría verse implicada en la refriega. Intentó ponerse entre James y la chica a la que él negaba, sin éxito para las hermanas tejonas, que le gustaba.

-Cuidado, Eli.

Daphne se quedó pensativa cuando Mircea le respondió. ¿Qué había sentido?-. Uf, es que ha sido tan sutil. Creo que ha sido algo así como si tuviera barro seco en la piel, ¿sabes? Algo duro, aunque al mismo tiempo un poco débil ­–Sí, eso era exactamente. Como una capa protectora no demasiado fuerte-. Supongo que lo he conseguido pero mi hechizo no ha sido tan bueno como el que tú hiciste –Sonreía. ¡Lo había logrado! Sin duda este era su día. Intentaría tenerlo en mente cuando le tocara la próxima clase de duelo.

Vio a lo lejos un grupo conocido. Y ninguno de ellos era Sara. ¿No había dicho que se uniría a ellos y así Daphne la ayudaría con el conjuro? Esa chica era tan despistada a veces...

Se fijó entonces en uno de los miembros del grupo. Matthew. La pequeña tejona puso cara extrañada y, acto seguido, se giró hacia Mircea-. ¿Desde cuándo Matt va con los mayores? Todos los demás son de segundo, ¿no? –Volvió a mirarlos hasta distinguirlos a todos-. Sí, todos de segundo. ¿Ese niño no era amigo de tus hermanas? Pensaba que sería uno de sus fieles seguidores a los que las niñas engañan para hacer el trabajo sucio de sus trastadas –le dijo divertida, imaginándolas como un par de arañitas que tejían una enorme red en la que atrapaban a inocentes compañeros que nunca podrían escapar.