Partida Rol por web

Si no supieseis mucho acerca de los Millonarios y los vieseis sentados encima de sus maletas en el Muelle Damocles, quizás pensarais que están a punto de emprender una emocionante aventura. Después de todo, los hombres y mujeres adinerados acababan de desembarcar del ferry Veleidoso, que les había llevado a través del Lago Lacrimógeno, para vivir con su nuevo hospedador, en este caso hospedadora Josephine y, por lo general, esa circunstancia hubiera sido el principio de una época endiabladamente buena.

Pero, evidentemente, estaríais terriblemente equivocados. Porque, a pesar de que los Millonarios estaban a punto de experimentar sucesos excitantes y memorables, no iban a ser tan excitantes y memorables como lo es que te predigan tu futuro o asistir a un rodeo. Su aventura iba a ser excitante y memorable como ser perseguido por un hombre-lobo a través de un campo de matorrales espinosos a medianoche sin nadie cerca para acudir en tu ayuda. Si estáis interesados en leer y vivir una historia llena de momentos endiabladamente buenos, siento informaros que estáis leyendo la partida equivocada, porque los Millonarios experimentan muy pocos momentos buenos a lo largo de sus vidas tristes y miserables.

Los Millonarios miraron por la ventanilla del vehículo y vieron lo que quería decir el conductor, el Sr. Poe con «colina abajo». El pequeño Autobús había tomado una última curva y había llegado a la abrupta cima de una colina muy, muy alta, y los Millonarios pudieron ver el pueblo muy, muy abajo, la carretera empedrada trazando curvas entre los edificios como una delgada serpiente gris, y el pequeño Muelle Damocles con personas diminutas como hormigas yendo de un lado a otro. Y más allá del muelle estaba el Lago Lacrimógeno, como una mancha de tinta, oscuro y enorme, como un monstruo que, alzándose ante los adinerados invitados, proyectara una gigantesca sombra a sus pies. Durante unos instantes los hombres y mujeres se quedaron mirando el lago, como hipnotizados ante aquella mancha enorme en el paisaje.

Los Millonarios echaron un vistazo. Al principió sólo vieron una pequeña edificación cuadrada con una puerta blanca desconchada, y no parecía que la casa fuese mucho mayor que el Pequeño Autobús que les había llevado hasta allí. Pero, cuando bajaron del coche y se acercaron más, vieron que aquella pequeña edificación cuadrada era la única parte de la casa que estaba en la cima de la colina. El resto —un grupo de edificaciones cuadradas, todas juntas como cubitos de hielo— colgaba del precipicio, sujeto a la colina por largos soportes metálicos que parecían las patas de una araña. Mientras los Millonarios observaban su nuevo hogar, les pareció que toda la casa se agarraba desesperadamente a la colina.

Hubo un leve chirrido cuando se abrió la blanca puerta desconchada y apareció una mujer de color con el cabello marrón algo desaliñado, y unos grandes ojos abiertos e inspectores que no paraban de mirar hacia todos lados, primero a los Millonarios uno a uno, luego a Señor Poe, y de nuevo a los Millonarios.

—Hola —dijo con una ligera sonrisa—. Soy Josephine.

Abrió lentamente la puerta para que todos pudieran pasar a su humilde hogar.

-Pasad rápido, pero no muy rápido, podéis tropezar con el felpudo y decapitaros...
 

El Señor Poe tenía altas las expectativas con Josephine, a fin de cuentas había rumores de que ella era la persona más valiente de toda la isla, lo suficientemente valiente y fuerte como para hacer frente a toda la tropa del Conde Olaf y salir airosa de la batalla. Por desgracia, tal y como veía ante él, aquella mujer parecía que había sido reemplazada por alguien que parecía ser un saco de nervios.

-Josephine, se la agradezco mucho, que haya acogido a tantos invitados en tan poco tiempo, desde el Banc-

Al parecer, Josephine le había chistado, para hacer que el Banquero se callara, que detuviera su discurso de agradecimiento, pues al parecer ella había visto algo, algo realmente imperdonable.

Tras chistar de forma muy maleducada al Señor Poe para que se callara, aquella mujer explicó con todo lujo de detalles el motivo crucial, o al menos para ella, del porqué hizo esto al Banquero. Pues a fin de cuentas, y aunque se tenga un buen motivo, el hecho de chistar a alguien es de personas maleducadas.

-No es "se la agradezco" es "se lo agradezco" pues se está hablando sobre el favor, mi género no importa. Es un error bastante común, pero espero que logre enmendarlo para la próxima vez que nos veamos. Adiós, Señor Poe.

El Banquero por desgracia o por suerte, no tenía nada más que añadir, pues se había quedado con la palabra en la boca y ya era demasiado tarde como para entrar en una conversación en donde, sin lugar a dudas, aquella mujer iba a sacar todas y cada una de las faltas y de los errores que el pobre banquero cometería.

Así que bajando la cabeza, y dándole el sombrero a Josephine, quien lo cogió con tan solo la punta de dos dedos. Se metió en el pequeño autobús vacío y se fue del lugar. Mientras los Millonarios se encontraban en el proceso de entrar al Recibidor de aquella casa.

-Tenga cuidado; el Huracán Herman está a punto de hacer acto de presencia...

Al parecer ninguno de los invitados querían ser los primeros en pasar, por lo que decidió salir a fuera junto con ellos, aún agazapada y encorvada mirando hacia todos los lados, como si fuera un suricato en busca de una amenaza inminente. Y tras dar unos cuantos pasos, alargó su brazo para coger la manga del Dr. Henry Walton Jones.

-Venga conmigo caballero, que el Señor Poe me ha dicho que usted es alguien de fiar...

Con esto en mente, ambos entran con suma precaución al interior de la casa, mientras el resto de invitados aún estaban meditando acerca de si de verdad era una buena idea ir a semejante construcción de madera o si por el contrario era más seguro quedarse fuera a la intemperie.

Buenos días señora Anwhistle  - digo llegando a la morada de nuestra nueva anfitriona. - Espero que usted corra mejor suerte que los anteriores. Supongo que ya le han contado lo que el señor Olaf ha hecho con su antecesor.

Además seguimos atrapados aquí, y otro de nosotros casi cae - dije girándome a mirar al señor Trump recordando que la noche anterior hablaba de que si acertabamos en las votaciones seríamos libres. - Además no estamos más cerca de saber quienes son los 4 "amigos" de los que la estatua le habló a Rosa y a Anya y cada vez somos menos y tenemos menos indicios.

En mis palabras se podía notar miedo. Había conseguido sobrevivir otra noche, pero, ¿durante cuanto tiempo? Tenía claro que no quería morir en aquel lugar dantesco, pero estaba claro que iba a ser la elección de otros.

Luego me giré al señor Tokoshita - ¿Ha podido usted ver lo que han intentado hacerle señor Tokoshita? - pregunté intentando arrojar algo de luz sobre quienes podrían ser los 4 cómplices del conde.

Sigo al grupo con cookie enbrazos para evitar que caiga en algun hueco, el lugar no parece muy estable.

Si, buenos dias señora. Debe tener cuidado entre el conde Olaf y los traidores puede correr peligro. Deberiamos todos mantener los ojos abiertos y mantenernos lo mas juntos posibles.

Me giro al grupo.

¿se os ocurre algun sospechoso de quien es el traidor? Contra antes lo averiguemos antes llegaremos a casa ¿No?

Entre a la casa despues de las chicas y eche un vistazo, como era posible que esa casa aun estuviera de pie despues de tanto tiempo? bueno al menos no habia serpientes. Me quede alado de Rene y Anya callada, pues no tenia nada de informacion para compartir, quizas a lo largo del dia descubriria algo nuevo como el dia anterior.Tendria al menos los ojos abiertos por si el Conde se volvia a presentar.

 A Gastón le provocaba un poco de miedo la imagen de esa casa colgante: no porque le tuviera miedo a las alturas o a que se pudiera mover, sino que temía que su gran cuerpo pudiera jugarle una mala pesada a la estructura del edificio. Especialmente con tanta gente entrando y tanto millonario importante que lo demandaría si hace que la casa vaya colina abajo. Retrocedió un poco y prefirió quedarse afuera del lugar.

- N-non, merci ... je crois que j-j-je vais faire une promenade dans le port... ("N-no, gracias...creo que ire a p-p-pasear por el puerto...")

 El culinario francés prefirió ir a investigar el Puerto Damocles antes de pisar la estancia; pues hombre precavido vale por dos y pesa por seis...

La dama inglesa se mostró asustada por el sobrecogedor aspecto de la casa, admirando la calamidad que tal aislamiento y semejante ubicacion habían hecho en la anfitriona que tendrían.

Con pesar, y dando miradas angustiadas a tierra firme, ingreso a la casa con pasos silenciosos y las manos apretadas contra sí.

-Buenos días, señora Anwhistle; gracias por recibirnos.

Dijo breve como es posible hacerlo y se colocó donde le pareció mejor... Ya rezaria un poco más tarde.

Saludé a la alegre mujer que se presentó como Josephine con una leve inclinación de cabeza y pasé a inspeccionar el lugar con ojo crítico.

- Saltar de la sartén para caer en el cazo - gruñí dando golpecitos con el bastón al suelo de la entrada. No estaba muy segura de entrar en aquella casa que parecía que iba a caerse en cualquier momento y con un peligroso felpudo capaz de decapitarnos.

- Bueno, qué demonios, ya estoy vieja y, al ritmo que vamos, es posible que termine fiambre antes de lo esperado, así que al menos moriré feliz - di unos cuantos pasos dentro de la casa y me volví hacia la anfitriona - señora, ¿no tendrá por casualidad una copita de whisky? 

La casa no se veía muy segura, pero algo dentro de Arthur lo hizo querer entrar para saber cómo sería estar dentro de tal estructura llamativa. Caminó lentamente y entró al lugar.

-Gracias por darnos un lugar señorita Josephine.- Miró a su alrededor, viendo cómo era por dentro todo. -Ahora... habrá que hablar de lo importante, aún no tenemos ni un culpable identificado, solo sospechas, pistas sueltas y varios heridos. De todas formas, puede que lo más lógico sería buscar quién se favorecería silenciando al señor Tukoshita. ¿Alguien cree que algo de lo que él dijo inculpaba a alguien?- Apoyó su espalda sobre una de las paredes mientras miraba al resto de los presentes.

Elvira está visiblemente harta de tanto viaje y tanto asesinato. Eso no era a lo que ella había venido. La exótica mujer camina con paso ligero hasta la casa haciendo que con cada movimiento de su cuerpo gran parte de su pierna quede al descubierto a través de la laaarga raja de su vestido¹.

-Aquí estamos una vez más y sin la menor idea de a quién votar -suspira.

Las palabras de Lady Adele solicitando una copa le instan a ella a girarse también hacia la anfitriona.

-Me gustaría poder tomar un poco de ese whisky a mi también, por favor.

Mareado, aletargado, somnoliento y con ganas de vomitar. Así se encontraba el capo de la mafia después de todo lo vivido en las últimas horas y aún trataba de asimilar lo ocurrido. ¿Alguien había tratado de asesinarle, lo había logrado, y después otro de los presentes le había salvado la vida? Sus sentimientos eran totalmente encontrados en esos instantes, por un lado despreciaba y deseaba lo peor al que hubiese tratado de asesinarle, y por otro lado, estaba sumamente agradecido al que le hubiese salvado la vida. 

Una vez logró empezar a funcionar nuevamente y entender que estaba en otro emplazamiento, saludó con afecto a su nueva anfitriona y, aunque quizá no fuese lo más recomendable, quiso tomar una copa de whisky como otros habían solicitado.

- Esto, gracias por recibirnos en su casa señora Anwhistle, ¿sería tan amable de ofrecerme un trato de whisky a mi también? No he tenido mi mejor noche, puedo dar fe de ello. Siento como si hubiese muerto y resucitado ¿puede creerlo? Que cosas...

Viendo que al resto poco le importaba su estado, simplemente entró en la casa y buscó un lugar donde acomodarse y terminar de recuperarse. Necesitaba analizar con detenimiento lo ocurrido, canalizar correctamente sus sospechas...habían tratado de asesinarle pero también era cierto que alguien le había salvado la vida, por ello le agradeció.

- No se quién ha sido y tampoco pretendo que lo revele, pero gracias por salvarme la vida con ese antídoto y no dejarme morir envenenado...

Era lo mínimo que podía hacer, quién fuese, si llegaba a descubrir quién había sido, esperaba poder devolverle el favor. Yoshitoko Tukoshita siempre devolvía un favor si estaba en su mano hacerlo, era alguien honorable.

Aquella mujer dejó pasar a todos los invitados que se atrevieron a dar un paso al frente, ella andando despacio y de puntillas se adentró también, siempre pegada a las vigas que salían del suelo, despacio, y con cuidado. Parecía que tuviera miedo de resbalar, o incluso de que el suelo se viniera abajo en cualquier momento.

-Lo siento, la casa está helada...-achus- a veces hace tanto frío que apenas puedo soportarlo... Nunca pongo en marcha la caldera, pues tengo miedo de que pueda explotar... 

Dijo aquella mujer consumida por un lamento y siendo a su vez presa del miedo completamente infundado de que la caldera explote en cualquier momento, pese a que su estado estaba visiblemente impoluto y sin falla alguna.

-Oh, invitados, tengo que pediros que no uséis los pomos de la casa, simplemente empujad la madera de la puerta y se abrirá. Siempre he tenido miedo de que un pomo se caiga, se haga un millón de añicos y una esquirla me entre en el ojo...

Dijo haciendo un leve ejemplo empujando una de las vigas más cercanas.

-No tengo en mi casa ningún tipo de alcohol o sustancia embriagadora, pero lo que sí puedo hacer es ofreceros sopa de pepino fría, nunca guiso nada caliente, tengo miedo de que la cocina estalle en llamas... Por favor, aléjense de la nevera, si se cae puede aplastaros... 

Viendo la ley seca de esa ruina de casa,saco la petaca que guardo con amor cerca de mi corazón,bebo de ella y ofrezco al resto de los invitados,es un whisky 100% malta de agradable sabor.

No me gusta e sitio,he de reconocerlo y voy a seguir investigando,por cierto con tanto movimiento de muertos arriba y abajo esto mas bien parece un capitulo de algo que una subasta,por eso se me olvido comentar que encontre un mapa,mapa raro,mapa que a la vez coincidía con el ojo de Ra, para quien no lo sepa es como un ojo pintado con eyeliner  semejante al de alguna chica de poligono .

Recoje la petaca del untimo en beber ,vuelve a beber el y se enciende su medio puro.

Dicho esto me voy a The Anxious Clown para seguir investigando,por cierto....entre cierra los ojos y pasa el dedo señalando a todos los presentes, como dijo un amigo mio aleman :
"das Katzenkostüm und ich trage es wann immer ich will"

Ainss Muller te añorare jodido vicioso,ademas que hacias galletas de chocolate que eran un autentico pecado... que quiero decir con esto? No os recuerdan todos los habitantes a Olaf? y si esto es una isla de Clones como el Doctor Moreau? 
 

Al observar la casa recordé una ocasión en la que, durante una exploración, había tenido que cruzar una habitación pisando sólo algunos de los símbolos grabados en su suelo; lo hice sin titubear y esquivando balas.  Claro que en esa época era 70 años más joven.. Pero mi recuerdo fue interrumpido por el tirón propinado a mi manga por parte de nuestra anfitriona. -Será un honor acompañarle, señorita Josephine. Retiré mi sombrero al saludarle. -Estaré en deuda con usted por su inmensa hospitalidad.

De forma inevitable contuve momentáneamente el aliento antes de cruzar el umbral y apoyar el pie sobre el suelo interior. Suspiré aliviado al descubrir que, o bien había pisado nuevamente un símbolo correcto o la casa era una oda a los milagros de la ingeniería.

Luego algunos de los otros participantes de la subasta (si tal cosa en realidad existió y no fue más que una trata para robar nuestros tesoros) comenzaron a ingresar y exponer sus ideas. -Antes de que se marche, señor Seen, le agradecería me permita observar el mapa. Y por cierto, el Doctor Moreau viviseccionaba animales, no los clonaba.

Tal vez la aclaración no era relevante pero dado que había visitado la isla que inspiró a Wells a escribir esa novela consideraba importante señalar el error.

Con un viaje tan agitado era normal que me doliera el estómago, curiosamente la noche había sido lo suficientemente reveladora, el Sr. Yoshitoko era una inocente pues el Conde Olaf le había intentado matar así que no podría ser uno de los asesinos, el Dr. Jones también se nos había informado inocente eso quitaba a dos personas que desconfiar, obviamente yo era inocente, pero había personas que bien pudieron ser culpables.

Ahora estábamos en nuevo escenario y posiblemente una nueva votación por lo cual lo mas probable era ser cuidadoso, primeramente por la estructura y segundo por el viaje en el Ferry, o podría deberse a otra cosa, sin embargo al ver que el Dr. Jones entra en aquella casa  no pude más que seguirlo.

-Gracias por su cordialidad- agradecí a la dama que tan gentilmente nos recibía y decidí entrar.

Cada vez más visiblemente molesta por tanto viajecito, Elvira se dirige al interior del nuevo edificio junto al resto de millonarios. Aquello tenía que tratarse de una broma de mal gusto, no había ninguna otra explicación pausible. La nueva anfitriona es tan extravagante como todos los anteriores, aunque en esa ocasión lo sea de una manera diferente. Más... supersticiosa.

Elvira no puede reprimir un suspiro de resignación cuando se les niega la bebida y está a punto de protestar cuando el señor Seen saca una petaca. Con una sonrisa agradecida la toma y da un trago de ella. Tras beber, pasa la lengua por los labios y se la devuelve a su dueño.

-Con su permiso... gracias.

Plantada en el recibidor del edificio Elvira se mantiene mirando alrededor intentando decidir qué nuevo rumbo tomar.

Nuevamente se alzaba ante mí otra extraña vivienda, lo raro de la anfitriona es que siendo tan temerosa, habitara en aquella casa sostenida sobre un precipicio, me adentre en ella sin miedo alguno. Un nuevo día y aun no sabia a quien dirigiría mi voto.

-Es una agradable sorpresa que Yoshi... ehh el señor Japones se encuentre todavía entre nosotros sano y salvo- nunca recordaba los nombres asiáticos, eran todos iguales-lo que no me queda claro es si alguien te protegió o te revivió ¿me lo podrías exclarecer?-.