Partida Rol por web

Al ver a Inoue sangrando posé la bolsa en el suelo, junto a las tenazas y me giré hacia él nervioso.

- Tío, vamos a la cocina a limpiar eso, no puedes seguir trabajando aquí con una herida abierta aún sangrando, al menos allí habrá agua limpia y puede que un botiquín, si no les ha dado tiempo de esconderlo o no se lo ha llevaod algún fantasma.- Me pasmaba que se parase a leerle la cartilla a Lyssa tan tranquilamente mientras sus tripas amenazaban con salirse por su dedo.

Sus compañeros habían conseguido en unos segundos que se alegrase de haberse largado desde el principio. Además parecía que allí no encontraría fácilmente con que abrir aquellos tablones. 

-Joder, vale, os ayudaré… - respondió con gesto cansado a la petición de Jiro - pero deberías hacer caso al pardillo – señaló a Baddi – haz algo antes de que eso se te infecte.

Escuchar a Kueng exclamar el nombre de su hermana hizo que de pronto los ignorase por completo. Aquello era extraño. Su compañero además se había quedado helado, como si hubiera visto un fantasma.

-¿Kueng? ¿Qué ha pasado?  - se acercó y le tiró de la manga para llamar su atención.

Parpadeé cuando escuché a mis compañeros, y más aún cuando Lyssa tiró de mi manga, por fin volviéndo al mundo real y siendo consciente de dónde estaba.

─Es que he escuchado... ─Perdí la voz a mitad de la frase y volví a mirar al desagüe, de pronto sintiéndome terriblemente ridículo. ¿Cómo iba a haber escuchado eso? Había tenido que ser el cansancio alcanzandome─. Debe ser cansancio... O igual que este sitio me pone un poco de los nervios. Me había parecido escuchar a mi hermana.

No especifiqué el dónde me había parecido escuchar a mi hermana, pero teniéndo en cuenta que había estado inclinado sobre el desagüe era más que aparente. Según el susto se convertía en sentimiento pasado, la verguenza se aseguraba de tomar el lugar que había quedado libre. Y lo peor era que me había pringado.

─Vaya. Creo que ahora de verdad necesito un baño que funcione... ─Musité, mirándome y, a pesar de todo, riéndome un poquito, como suele pasar cuando descargas tensión.

De hecho, si acaso pasé a sentirme culpable cuando me di cuenta de que Inoue se había hecho una avería de verdad.

─Tienen razón. Con lo sucio que está todo aquí, tenemos que echar un vistazo a eso antes que nada. ¿Puedes ayudarle tú, Baddi?

- Si, si. Claro.- Comento tratando de echar un vistazo a las manipulaciones de Inoue sobre su propia herida, recordando una ocasión en que me corté con un cuchillo para cortar pan, no tuve problema en curarme, a pesar de marearme un poco, peor la chica que estaba conmigo en ese momento se desmayó e hizo de esfínteres. espero que la historia no se repita, creo que con Lyssa ni de coña. Aún así no puedo evitar mirar a Kueng en primer lugar y al lugar donde decía haber escuchado a su hermana, sintiéndome un poco imbécil al momento. Seguro que era algo más común de lo que parecía, cansancio y mierdas varias.

Parecía reticente, aunque el comentario de Kueng sobre lo que había escuchado le hizo mirarle fijamente. Abrió los labios, como el que va a decir algo, cuando el pitido muy suave, casi musical alargado durante unos cinco segundos resonó en la casa. 

¿Era ese el timbre de la puerta, o de la portezuela exterior? 

....-Bajó la mirada al sumidero- Einarsson, vayamos a ver quien es, y te dejaré el botiquín, por favor, Xu, Ly...¿cual es su apellido?- Preguntó con algo de insistencia- ssa, intentemos que esto acabe arreglado. Volveremos en nada.- Procedió a salir con Baddi hacia la entrada primero, si este se dejaba. Recibir a quien sea, era mas importante que un rasguñito. ¿No? Educación japonesa...

Levantó una ceja al escuchar de boca de Kueng que había escuchado a su hermana. Por un momento sonrió, como si fuera a echarse a reir. 

-Normalmente soy yo la que bebe demasiado - respondió con sorna mientras miraba hacia el desagüe - Déjame ver... se me olvidó decirle a Niu que trajese algunas cosas.  

Se agachó para poner el oído en el desagüe donde antes miraba Kueng. 

-Ey, Niu, soy yo, Lyssa. Si estás comprando acuérdate de traerme una caja de tampones, no me gustaría ir dejando un chorro de sangre por la casa cuando me baje la regla - se reía de su propia tontería - No te olvides del Vodka, creo que lo vamos a necesitar para entrar algunas partes de la casa

Levantó un momento la cabeza cuando Inoue se dirigió a ella. 

-Lyssa está bien, solo Lyssa - En parte disfrutaba de no dejar a Inoue tratarla con formalidad - No os preocupéis, esto está todo bajo control.... o lo estará... en algún momento.  

- Pude que sea la persona que iba a venir para ayudarnos a limpiar. Casi me había olvidado de la nota. Vamos a ver.- Aceleré bastante el paso hacia la puerta, más por terminar con aquello cuanto antes, para poder hacer las curas Inoue que porque me importase hacer esperar a alguien. Mi nuevo amigo parecía bastante obcecado. Cruce por la cocina nueva, desde los baños con la mano por delante para abrir la puerta sin más ni más.    

─Vale, vale... Tampoco te pases ─Me reí discretamente junto con Lyssa, y con esa risa terminé de quedarme algo más tranquilo─. Ya verás cuando lleves un rato aquí metida, seguro que tú también escuchas cosas raras. Este sitio da de comer a las pesadillas.

Y es que, después de todo, seguro que se reducía a eso: Entre el baño que parecía sacado de una película de terror, la presión que tenía encima y todo el cansancio que había ido acumulando era normal que mi imaginación se pusiera en marcha de esa manera.

No me terminó de sorprender que atender a la llamada del timbre fuera una prioridad para Inoue por encima de tratar su propia herida, y supuse que era mejor no protestar. De todas maneras, teniéndo en cuenta como me había puesto, era mejor que yo no me paseara más de la cuenta tampoco.

─Eso sería un regalo divino. Nosotros nos quedamos por aquí, veo que nuestra compañera por fin tiene ganas de mancharse ─Cuando nuestros compañeros marcharon, la dirigí una mirada─ Habrá que probar si podemos abrir el desagüe con las tenazas, pero como decía Inoue, puedes echar un ojo a la zona del aseo a malas.

Y dicho eso, me dispuse a recoger la herramienta del suelo para probar suerte.

Kueng cogió las pinzas que pesaban lo suyo, y tras lograr encajarlas un poco de aquella manera, tiró. Tenía suerte de ser relativamente fuerte, porque aquello estaba verdaderamente fundido entre moho, deshechos y cal. Sonó un -Krak- y Kueng logró retirar el trozo de metal, eso si, casi se cayó de culo de la fuerza que tuvo que ejercer. Las fuerzas le fallaron cayendo las tenazas al suelo, y lo que sujetaban, se marchó rodando hasta las bolsas con las marañas de deshechos, dando de nuevo contra lo mismo metálico que se había escuchado antes cuando Inoue se había cortado. 

Vuestra mirada se dirigió hacia el sonido, pero todo lo demás se escapaba de vuestros sentidos. El sonido de los pájaros no existía, el de los pasos de Baddi que se alejaban quedaron en nada, y solo el crujido de la madera que os encerraba en aquella casa dejaba escapar un crujido lento, bajo, pero seco.  

Disfruta cada encuentro
porque puede que no vuelva a suceder.
llevo puesto un vestido de palabras
—un vestido rojo en mi muerte.

^{_{Maki Starfield}}

Dicen de los bosques espesos, con sus laderas ocupadas de hervores juveniles, antiguos paraísos donde la civilización siempre quiere entrar, arramplar, tomar como suyo; dicen, que ya no existen, que son leyendas de viejos, o de soñadores, de drogadictos, de enganchados virtuales. Casi nada queda realmente vivo en este mundo que nos espera, y practicamente nada, absolutamente nada que hayas visto en tu vida, contiene ni una parte efímera de esos paraísos que muchos anhelan. 

Hasta ahora. 

No sabrías decir, si era por el momento exacto en el cual el viento revoloteó el pelo recogido en un moño, virulento y posesivo, o ese pequeño tropiezo cuando te vio al abrir la puerta de la casa, que casi la lleva al suelo arrastrando con ello las pesadas dos cajas de herramientas, una a cada lado, que portaba a peso. Quizás la falta completa de maquillaje, o la falsa ilusión de que era absurdamente natural. Llevaba un mono de tirantes, de color marrón medio claro, algo mas oscuro en los hombros por la fina lluvia. y un jersey gris debajo

 Muy buenos...- miró su reloj de muñeca como quien no quería la cosa, peso fue un gesto que se notó, y quizás quedó hasta gracioso- tardes, mi nombre es Yuon Kashi, soy la jardinera, lamento mucho llegar tarde, estos senderos son complicados y mi camioneta se ha quedado varada varias veces encajada en el barro. Está fuera de la casa, las dos puertas de la verja estaban abiertas y...- La cabeza gacha, la mirada de culpabilidad al suelo. Los japoneses y esa manía por pedir disculpas una y otra vez... 

Inoue estaba a tu lado, pero un poco por detrás.  

- Eh... Encantado, señor...ita Kashi.- ¿Había dudado o deseado que la joven no estuviese casada, como fuera, tampoco sabía muy bien cómo dirigirme a ella. - No, no se preocupe, nuestros profesores y compañeros están haciendo compras de emergencia en la ciudad, nadie se ha dado cuanta de su tardanza.- Le guiño un ojo de manera automática antes de pensar en que no sé cómo se lo tomará. Tantos protocolos y yo lo único que quiero es invitar a la joven a tomara algo y... No. No seas imbécil, Baddi, no es ni el momento ni el lugar. 

Me fijo en sus dos cajas de bártulos y me agacho a tratar de cogerlas para ayudarle al tiempo que trato de dejarle sitio para pasar, me había abstraído, no recordaba que Inoue estaba a mi espalda, así que tras dejar los bártulos en le recibidor recordé a qué veníamos. 

- Emmmm... Hemos tenido un accidente en el jardín ¿Por un casual lleva un botiquín u objetos de primeros auxilios entre sus herramientas?- Pregunté, sintiendo el calor del rubor en mis mejillas.

Lyssa aplaudió mientras se reía, tras la casi-caída de Kueng. 

-Creo que para la próxima es mejor dejar estas tareas para alguien que de verdad esté en forma - bromeó mientras se arremangaba la camiseta - Al menos parece que lo que sea que tapase eso ha salido ¿no? 

En realidad no tenía del todo claro que estaban haciendo, ni que es lo que había querido sacar. Por un momento había parecido que ese objeto era lo único que había en la habitación. Miró hacia donde había rodado, a ver de que se trataba. No sabía que esperarse, aquello podía ser cualquier cosa. 

-El silencio en estos sitios apartados es un poco extraño. Es casi como si la casa decidiese aislarnos del mundo... - comentó con cierta indiferencia. 

─Sí que está duro... ─Me quejé mientras seguía tirando y tirando, con los nudillos pálidos de la presión sobre las tenazas─. Pero está cediendo. Uff. Venga. Un poco más y...

Y cedió. El problema era que no me había preparado para cuando lo hiciera, y toda la fuerza que había estado haciendo consiguió que terminara por caerme de culo y perdiera el agarre sobre las tenazas. Bufé bajito. Era toda una suerte que ya estuviera pringado de pies a cabeza y no tuviera que preocuparme por eso, al menos.

─Ja-ja. La próxima voy a dejar que lo hagas tú ─Repliqué, frotandome un poco la baja espalda y girando las cabeza hacia la fuente del ruidito metálico. Alcé un poco las cejas. En realidad no me había fijado en con qué se había cortado Inoue, pero el sonido era definitivamente el mismo─ Seguro que lo veríamos con otros ojos si todo estuviera más limpio e iluminado. Es la diferencia entre película de terror y casa rural en la naturaleza.

Terminé por levantarme y, con curiosidad, me acerqué al lugar donde había terminado la pieza metálica para ver con qué se había chocado.

Era una llave, pero no cualquier llave, no, era una increiblemente parecida, si no idéntica a la llave que abría la puerta principal. Solo que oxidada, y atorada entre un montón de desecho. 

¿Eso había cortado a Inoue? 

-Mira lo que tenemos aquí - Lyssa se acercó a la llave con una sonrisa enorme dibujada en los labios, como si fuera una niña que acababa de encontrar un juguete nuevo - Apuesto a que abre algunas puertas que no quieren que abramos... -  Tenía algunos sitios en mente, además de entrar y salir cuando quisiera. 

Con cuidado empezó a apartar los deshechos para tratar de sacar la llave. 

─¿Una llave? ─Musité, intentando fijarme un poco más en ella. Si la memoria no me fallaba, se parecía a la de la entrada, hasta el punto que podía suponer que era una copia antigua. Aunque, si lo era, ¿Cómo había terminado ahí?─ Ten cuidado, espía. Inoue se ha cortado mientras trasteaba por ahí, ¿No? No vayas a seguirlo.

Aún así, tenía que admitir que yo también tenía curiosidad por probarla.

─No creo que abra ninguna puerta que no abra la llave que ya hemos visto, aún así... ¿No?

El muchacho apareció unos minutos mas tarde, un poco pálido- Ha llegado la jardinera...- Se miró el dedo- iré al...a la cocina...., estaremos en la cocina...- Se marchó como vino, como un alma en pena. 

Lyssa guardó, con cierto disimulo, la llave en uno de los bolsillos traseros de su pantalón.

-Vamos a la cocina, a ver a la recién llegada. N una palabra de la llave ¿eh? - le dio un suave codazo a Kueng - No seas aguafiestas. 

Después abandonó el baño en dirección a la cocina.

─ ¿Inoue? ¿Estás...? ─ No me dio tiempo a añadir el 'bien' antes de que desapareciera. La cara con la que había venido había conseguido asustarme y todo. ¿Tan grave había sido lo del dedo? Había sangrado bastante, pero eso pasaba siempre en ese tipo de cortes.

Desvié la mirada hacia Lyssa y fruncí un poco el ceño con lo de la llave.

─ No creo que abra nada a estas alturas, pero, si lo hiciera. ¿En qué estás pensando? Miedo me das.

Suspiré bajito y me miré a mi mismo. Estaba hecho un asco, pero tampoco quería quedarme sólo en el baño con la preocupación de cómo estaría mi compañero. Un poco a regañadientes, seguí sus pasos a la cocina.