Partida Rol por web

Sales a la noche de la ciudad puerto de Tortuga. Bandidos, borrachos, prostitutas y niños andan aun a estas horas por las calles, el olor a orina humana está por encima del de la salitre y resulta abrumador, contribuyendo un tanto a tu malestar, pero nada que no puedas manejar. 

Atrás, amortiguado queda el sonido del jolgorio dentro y ante ti... las calles llenas de peligro de la ciudad pirata.

Nada más salir de allí se apoyó contra la fria pared del tugurio, respiró profundamente y tras unos segundos comenzó a caminar buscando un edificio al cual poder subir a su tejado para pasar allí la noche.

No tenía ganas de volver, aquella mujer le había recordado su anterior vida, lo que sucedió y lo que hizo... No le gustaban esos recuerdos, no quería joderle el polvo a su compañero y tampoco quería rajar a una de las que sería su compañera.

Mientras buscaba subir a algún lado sentía que iba a echarlo de menos... Se había acostumbrado a su presencia en la noche, a su aroma y sus cálidos brazos... Nunca le había importando que él yaciera con otras y aunque ella no acostumbraba a hacerlo, se lo permitían el uno al otro.

Por eso no entendía por qué la idea de pasar de nuevo una noche sola la aterraba tanto... 

Sintió algo húmedo en su mejilla, lo tocó sus dedos para limpiarlo y busco obviar todo lo que en su mente se aglomeraba.

En cuanto encontrara el lugar que buscaba, subiría para dormir allí mismo, abrazada a ella misma y tapada con su abrigo.

Vagas un poco perdida entre las calles del puerto, cuya única iluminación son las velas que se consumen sobre barriles al abrigo de los porches de algunos negocios, que sirven para que los borrachos y los sedientos puedan encontrar el pomo de la puerta.

Junto a un edificio algo alto ves mercancía acumulada en entre dos calles oscuras; el callejón que se formaba tenía un aspecto peligroso pero los bultos situados junto a la pared de lo que parecía un almacén te serían de ayuda para llegar arriba del tejado. 

La ciudad resultaba algo extraña pero había crecido en un tugurio parecido por lo que simplemente mantuvo sus armas más a mano y revisó el callejón antes de entrar, asegurándose de que no había nadie que pudiera seguirla o molestarla, aunque si lo hacían quizás pudiera rajar alguna garganta...

Buscaba y necesitaba un lugar tranquilo, un lugar en donde pensar en lo que había sucedido en la taberna pues no se había sentido cómoda y le extrañaba esa sensación de traición hacia Gorka por haberse quedado con aquella mujer que la había tratado así... 

Tras supervisar el callejón y que era seguro usar aquellos objetos para subir, subiría al tejado. 

Cuando estás frente al callejón, pensando en subir por aquellos bultos, en seguida notas un cambio en el aire, una respiración pesada...no no era una, eran dos.

Detrás de tí, a suficiente distancia como para no ser una amenaza directa pero demasiado cerca para huir por los lados, viste a dos hombres al girarte. Uno era el tipo al que le habías cortado la piel del cuello en la taberna hacía un rato. El otro era un marinero casi igual a él, sin duda eran hermanos, ambos tenían la misma cara de asesinos, pervertidos y cobardes.

-¿Es que en tu casa no te enseñaron modales, niña?

-Eso, mi hermano te hizo una pregunta y aún no le respondiste, ¿o es que además de tonta eres sorda?

Ambos ríen estúpidamente, pero lo cierto es que estas en desventaja, ellos ocupan el único punto de huida por la calle, a tu espalda, sólo el callejón.

Chasqueó la lengua en un claro gesto de hastío. Debía imaginarse que no podría dejarla a solas, que iba a venir alguien a joderle la noche y no de la manera que ella hubiera querido con Gorka.

Podía enfrentarse a ambos, abalanzarse sobre uno de ellos con su espada y convertirlo en un pinchito. También podía intentar hablar con ellos, llevarlos hasta lo que deseaban y justo cuando creyeran que la tenían perforar y apuñalar sus sucios y pútridos cuerpos con su arma... 

Se relamió los labios pensando en la sangre y las chorreantes vísceras de aquellos dos desgraciados pero también podía subir rápidamente al tejado y esperar que con el alcohol que llevaban encima no pudieran alcanzarla y ella tendría una mejor posición desde arriba...

Si, esa podía ser una buena forma de divertirse... Como aún estaban a cierta distancia buscaría aprovechar dicha distancia para correr en dirección al callejón y trepar para subir hasta el tejado al que ya había echado el ojo. 

El tipo del corte en el cuello parecía haberse despejado bastante de su borrachera y se mueve más rápido que Ruby, de hecho lo hace con sorprendente agilidad dada su aparente estado de baja forma.

-Ni sueñes que vas a irte de rositas, preciosa...- dice relamiéndose mientras avanza los dos pasos que le separan de la mujer y alarga la mano con la intención de apresar su brazo.

Dada la rapidez y lo imprevisible de su movimiento, el tipo consigue aferrar la muñeca de la sirena, cortando su huida.

Aquel desgraciado fue rápido, más rápido de lo que ella pudo esperarse... 

Sintió su sucia mano tocándola y una mirada de asco e irá se dibujó en su rostro... Unos ojos que mostraban una sed de sangre poco habitual para alguien tan joven...

Esbozó una maliciosa sonrisa, desenvainó su espada y atacó con toda su rabia al hombre que la tenía cogida. Buscaba perforar o rajar alguna planta blanda, deleitarse con su sangre y sus vísceras... Así calmaría sus emociones sobre lo sucedido en la taberna... Necesitaba sentir la sangre de alguien corriendo por sus manos...

- Deleitame con tu sangre, sucio bastardo...

La estocada alcanza al marinero en pleno vientre, hundiéndose la hoja en su carne como el cuchillo templado en la mantequilla. Sin embargo no estaba muerto y su mano seguía aferrando tu brazo como el náufrago se aferra a una tabla flotante en medio de la tempestad, algo que su compañero no iba a desaprovechar.

El hermano del primer tipo no lo duda, eres demasiado peligrosa para un polvo rápido, desenfunda su pistola y te dispara con su único tiro.

La hoja de hundió en su estómago, el dulce sonido de la carne abriéndose para dar lugar al manar del río carmesí... Esos hermosos rubíes que se generaban en el brillo de la hoja bañada en la sangre de su víctima...

Mientras se deleitaba en aquella hermosa imagen pudo ver el reflejo del otro sucio perro. Aquel hombre sacaba su pistola para disponerse a dispararla. 

Típico de los hombres... Solamente piensan con cosas largas y duras... Patéticos...

Cogió al tipo que tenía ensartado, giró su cuerpo mientras lo arrastraba, creando un rápido paso de baile que terminó por utilizar el cuerpo de aquel desgraciado como escudo para el tiro. 

La expresión del otro tipo de haber atravesado a quien no debía con su tiro sería un hermoso espectáculo... Además, antes de poder preparar el siguiente tiro ella podría deleitarse ensartándolo también con su espada...

Sus ojos miraron al que recién disparó, relamiéndose los labios diciendole que él sería el siguiente...

La diosa fortuna sonríe esta noche en Tortuga y lo hace en favor de la sirena, otorgándole la oportunidad de esquivar a la muerte, al menos por este día.

El tipo del cuello cortado estaba prácticamente muerto cuando recibe el disparo de su hermano cuando Ruby lo usa como escudo humano, la bala lo lleva directamente en brazos de Caronte poniendo fin al sufrimiento producido por la despiadada hoja de la joven pirata.

Por su parte el otro marinero maldice arrojando su inservible pistola descargada a un lado y desenvaina su espada curvada:

-Maldita puta, has matado a mi hermano. Voy a sacarte las tripas y dejaré que las gaviotas se den un festín. Cuando acabe contigo no te reconocerá ni tu perra madre.

El tipo con un cabreo demencial se abalanza sobre ti lanzando una estocada.

La estocada alcanza a Ruby en un hombro, hundiéndose dolorosamente en su carne, dejándole el brazo izquierdo inútil con una herida bastante fea.

El tipejo aquel parecía bastante enfadado por haber matado al otro, aunque realmente el tiro se lo había pegado él...

Más entonces lo vio venir corriendo hacia ella con su arma lanzando una estocada que aún a pesar de tener el otro cuerpo usado como escudo, había logrado alcanzarla en el hombro izquierdo, provocando que emitiera un ligero gruñido de dolor.

El cálido toque de su propia sangre recorriendo su brazo, el dolor lacerante que le había dejado el brazo sin poder moverlo no hizo sino aumentar aún más las ganas de bañarse en las tripas y la sangre de aquel tipo.

Lo miró con una macabra sonrisa mientras se relamía los labios como si estuviera deleitándose y excitándose con la sangre que estaba derramándose.

Volvió a blandir su arma para dirigir un ataque contra aquel tipo, aunque una punzada de dolor recorrió si busco izquierdo provocando que su golpe no fuera tan certero como el que había acabado con la vida del hermano, pero al menos le había dado...

Tras el ataque la lanzó el cuerpo de su hermano para que en su próximo movimiento tuviera primero que tirarlo o algo, pues la intención era que el cuerpo del muerto perjudicara su siguiente ataque o quizás, que se largara con él...

- Puedes reunirte con tu hermano en el infierno o largarte y enterrarlo. Tu decides...

Su mirada era fría y despiadada, la mirada de alguien que había sentido su ataque como si nada y que ya había acabado con su hermano y él también había recibido... Sus ojos denotaban sed de sangre y una gran fuerza de voluntad 

Lanzas una terrible estocada que, de haber sido certera, de seguro habría acabado con la vida de ese desgraciado, mas tal vez fue el dolor de tu hombro herido o tal vez fue por cargar con un peso muerto el tiempo justo de sacar tu espada de él, pero fallas tu ataque por muy poco.

De todas formas luego dejas caer el cadáver del tipo del cuello cortado y, tal vez por instinto, su hermano trata de amparar el cuerpo en su caída, aunque lo más probable es que intentase desviarlo de su camino, pero el caso es que tu estrategia funciona y tu enemigo se ve retrasado por tu acción...aunque sólo fuera por un instante...imposible saber si su siguiente acción sería quedarse parado o ir a por ti...tenías que decidir tu siguiente acción...y pronto.

Aprovechando que el tipo se había despistado ante el cadáver de su hermano y que el cuerpo de ella se movía ahora con mayor agilidad al no cargar con aquel desgraciado, volvió a mover su espada para terminar de una vez con él.

Antes había fallado pero ahora sintió como el filo atravesaba la piel y rasgaba la carne mientras una sonrisa maliciosa y sádica se dibujaba en el rostro de la joven, especialmente al ver cómo la vida de aquel tipo se le escapaba por la herida causada cerca de su garganta.

Se agachó cerca de él, guardó su espada extrayendo la daga para apuñalarlo con rabia en el pecho, sacando la frustración que llevaba con ella.

- Dar saludos en el infierno, desgraciados...

Una vez los dos tipos estaban muertos se dedicó a registrar sus cuerpos para llevarse sus armas y todo cuanto tuvieran que pudiera ser de valor: monedas, joyas, bebidas... Todo aquello que pudiera venderse o ofrecerse a un matasanos para que le mirara el brazo.

Una vez hubiera cogido las cosas y guardado su daga de encaminaría de nuevo a la taberna agarrándose la herida del brazo y caminando dando algunos tumbos.

La sangre mandaba de la herida, llegando ya hasta su mano y haciendo que gotas carmesí dejaran el rastro a su paso.

Ahora tendría que volver a la taberna y ver cómo aquella ramera se lo follaba...

Sales a la calle con cierta premura, fuera la noche ya es cerrada, los borrachos, las putas e incluso los niños deambulan por ahí, pareciera que juegan pero probablemente estén buscando algo que robar o algo que llevarse a la boca. El disparo ha sonado a tu derecha, calle arriba, parece que los paseantes evitan una zona de las calles aledañas de esa dirección.

A tu paso dejas los cadáveres de dos piratas hechos y derechos, es posible que pertenecieran a una tripulación, tal vez deberías preocuparte por ello o tal vez podrías decantarte por pensar que, tras haber matado a dos de sus hombres en desigual combate, en realidad sus compañeros no tengan muchas ganas de vengarse.

Tu victoria ha sido total aunque has pagado un alto precio; realmente no es una herida mortal siempre que lograses parar la hemorragia, luego un tiempo de reposo y cuidados de alguien que supiera lo que hacía y seguramente no perderías la movilidad del brazo.

Terminas de registrar los cadáveres y guardas tu preciado botín, al menos éste no tendrías que compartirlo con los tripulantes de El Dañino.