Partida Rol por web

Ignoró el comentario comentario de Diego y simplemente se sentó, tenia el cabestrillo puesto y el dolor menguaba de a ratos y luego se hacía algo dificil.

Pero solo se contempló a ver cómo atendían a Nina.

Busco el ron que pide Diego entre las cajas y barriles sin preocuparme demasiado por donde caen las cosas que no me interesan. Cuando encuentro una botella, le quito el tapón y se la acerco a Diego.

-Cierra la puta boca Velasco.. O te la cierro yo-

El español se ríe divertido y se acerca a Jenny con pasos chulescos y una sonrisa dibujada en su picaresca cara:

-¿Por qué no me la cierras tú?- pregunta después de que ella haya entregado la botella al bodeguero.

Diego toma la botella que la roja le ofrece y da un largo trago él y luego deja que Nina beba también, arrimándosela a los labios manchados de sangre.

-Velasco, así no es como hacemos las cosas a bordo de el Dañino. Lo agradecerás el día que estés aquí tirado.- responde en tono calmado, demasiado concentrado para ver el acercamiento del español.

-Bah, ese barbudo tiene razón...me han jodido bien Diego...-da otro trago a la botella cogiéndola con la mano que no tenía herida en el hombro.-...esto está por encima de lo que sabes...-susurra, con aire derrotado, la caribeña aprieta los dientes y mira al techo.

Mi primer impulso es llevar la mano a la espada y zanjar el asunto con un giro de muñeca. Pero como dice Diego, estamos a bordo y hay unas putas normas. Una no llega muy lejos si se salta las normas cuando hay testigos. 

-veremos como ríes cuando estemos en tierra-

El español sonríe de una manera encantadora, da un paso más hacia Jenny su mueca socarrona no ha desaparecido. Cuando parece que esta a punto de "chocar" contra la artillera, De Castro gira un poco con un juego de pies y pasa al lado de la morena sin tocarla, rebasándola sin hacer aparentemente nada.

-Tranqui Diego, sólo era un comentario, estoy seguro de que todos vamos a estar bien. No hay que preocupar a las impresionables damas.- añade buscando un sitio para sentarse entre los bultos.

Al pasar a tu lado, sólo tu oyes un comentario que el tipo te hace al oido:

-Reiré en tierra...en la mar...en cualquier sitio donde pueda estar sobre ti, morena.- comenta con un tono...desagradable.

Suspiro. Cuando  dejeis de mediros la polla todos y todas podriais hacer algo util, seguro hay muchas tareas en un barco, yo no tengo ni idea nunca fui pirata pero vaya. La herida parece estar bien y Nina estable.-digo mirando alrededor de la morena sus heridad.

Simplemente tratamiento de alcohol para el dolor, algo de descanso y castidad forzada sin follar hasta que mejore. Te revisaremos las vendas y heridas todos los dias y si te duele o vemos que empeora algo pues ahi ya actuamos

Eso es una pena, catidad forzada, pero vivirás, luego podrás disfrutar lo que tu quieras...

Fue lo que pronunció Jesse al ver cómo atendían a Nina, viendo cómo parecían niños peleando por un juguete, luego le guiñó un ojo, y luego se reclinó en su silla a ver cómo empezaban otra vez.

Ambos escucháis claramente un chirrido metálico proveniente del fondo de la bodega, de la celda, es como si proviniera de su interior. Desde esa distancia no se distingue nada en su interior, pero estáis muy seguros de lo que habéis oído.

El rubio levanta la vista de su tarea como un resorte, su vista se clava en el fondo de la bodega, en la zona de la oscura celda y su ceño de frunce levemente. 

-Hm...- rezonga un poco por lo bajo pero no dice nada, mira a los demás un instante y vuelve a su tarea, es evidente que no puede dejar eso ahora.

Desvio la mirada hacia la celda -Que leches...esta vacia.. creo-  me dirijo hacia ella con la mano puesta en la vizcaína por precaución -Serán ratas.. Pero muy grandes para hacer este ruido-

Ese ruido le produjo curiosidad al contramaestre, preguntándose que coño pasaba.

Taponeando su herida se acercó a la celda, igualandose con Jenny, avanzando con cuidado a la celda.

-Eh, ¿qué coño os pasa?- pregunta De Castro cruzado de brazos mirando cómo Jenny y Crews se alejaban hacia el fondo de la bodega, ambos con esa actitud cauta y alerta, recordando a dos gatos que acechan la madriguera de un ratón.

Diego no dice nada, sigue centrado en su tarea, Nina parece estar algo menos dolorida gracias al efecto del ron, dando buena cuenta con severos lingotazos.

-Castidad forzada...habrase visto...para eso mejor que me hubieran dado en la cabeza...capullos tunantes...-farfulla arrastrando un poco las palabras, le costaba hablar pero era difícil callarla- Putos españoles...voy a mearles en la puta cara de sucios bastardos...Tendríamos que haberlos matado a todos en Caiman, Diego...John no se merecía eso y tampoco Sarah. Fabián era un capullo insoportable pero era nuestro capullo...