Everet y otro marinero continúan conversando en un lado de la bodega, no muy lejos de la celda, cuando Karona hace gestos e interrumpe la cháchara, ambos hombres le miran y el sucio marinero pone una sonrisa lasciva y dice algo más en voz baja, dedica una mirada lujuriosa a la pelirroja pero no hace nada. Por ahora.
Escuchó atentamente a la explicación del marinero. Se podía sentir afortunado, porque no había hecho falta esforzarse más de la cuenta para convencer al marinero de que hablara. Más o menos todo encajaba con lo que había visto, aunque tenía sus dudas de que la separación que había marcado se hubiera cumplido de verdad. Algunos de los que estaban ahí encerrados le parecían más peligrosos que borrachos y putas. Bastante más.
Pero cuando Karona hizo el gesto, Everet empalideó como si el mismo segador se hubiera plantado frente a él, mostrando su sonrisa sin labios y el acero de su guadaña. No, a él quizá no lo matarían, pero estaba seguro de que no volverían a confiar en él. Y a ella... a ella no quería ni imaginarse lo que le harían por su descaro. Miraba al marinero, esperando que su semblante se tornara rojo de la rabia en cualquier momento.
Pero ese momento no llegó. Habría pensado que Dios era bondadoso, pero dudaba mucho que Dios se rebajara a mirar lo que ocurría en un lugar como ese.
—Ah... ya pudiera ser que tuvieramos los pies sobre tierra firme, y otro gallo cantaría —procuró sonreir. Sabía muy bien que la peliroja no estaba prendada de él—. Me acercaré, a ver qué que quiere. Y tú... tú haz la vista gorda, sí. Que nunca se sabe.
Intentó sonar confiado, guiñando un ojo y apartandose. Que nunca se sabe. Si intento algo, como mucho tiene pinta de que me castraría, y con esta edad ya no me va a cambiar la voz.
Cuando Everet se separó del marinero tenía una sonrisa en los labios. La sonrisa se esfumó según caminó lo suficiente como para que el marinero no pudiera verla. Hasta su piel, en la penumbra de aquel lugar, se veía algo más pálida, como si estuviera mareado... o como si se hubiera llevado el susto de su vida. Caminó hasta que estuvo tan cerca de la puerta como para comunicarse en voz baja, pero no tan cerca como para tocarla.
—Estás loca —recriminó, tirando hacia abajo el sombrero—. Me podrías haber metido en un lío, y a ti te podrían haber molido a palos.
Dudó. Se acercó un poco más. Miró la cerradura.
—No puedo ayudarte. Lo siento, pero no puedo —Cada vez estaba más convencido de que habría sido mejor la ignorancia.
podéis continuar, no tengo nada que decir aquí
- Tu deja la puerta abierta y vete a dormir. El resto es cosa nuestra - dijo tan bajo y con tanto cuidado que podía ser el murmullo de las olas.
Estaban listos para esperar a la noche y tomar el barco pero necesitaba que ese hombres les dejara la puerta abierta.
podéis continuar, no tengo nada que decir aquí
—De verdad que debes haber perdido la cabeza —pronunció Everet sin dar crédito a lo que escuchaba—. Ese guardia no me quita los ojos de encima, y aunque no fuera así... no voy a mancharme las manos con una masacre. Tenéis mi simpatía, y cumpliré mi deber como médico, pero no me pidas más que eso.
Era aparente que tenía sus dudas, como si se sintiera responsable de lo que estaba ocurriendo, pero aun así su resolución a no hacer las cosas peores sonaba bastante firme.
Karona, Everet espera tu respuesta.
- Amigo, lo único que vas a conseguir si no antes es que muera aún más gente. Ponte entre el guardia y yo, deja el cerrojo corrido y vete. Lo que va a pasar pasará igual con tu ayuda que sin ella, pero si nos dejas esto abierto prometo que morirán muchos menos.
Tirada oculta
Motivo: Persuadir
Dado de rasgo (1d4): 4+(3) = 7
Dado salvaje (1d6): 2 = 2
Total: 7 = 7
Dificultad: 4
Resultado: Éxito
Uso persuadir, pongo la tirada en oculta por si no he tirado bien el dado y tengo que repetir o algo.
No procede tirada entre pjs al menos para esta situación. No tengo en cuenta la tirada. Proseguid.
Everet sintió un escalofrío. Por su cara, él no quería que muriera nadie, y si alguien tenía que morir, lo último que quería era que llevara su nombre, fuera directa o indirectamente. Parecía también que tuviera la garganta seca, y le estaba costando horrores no mirar continuamente por encima del hombro para asegurarse de que el marinero no dirigía la mirada hacia ellos.
—No puedo hacerlo. Ni tampoco podría aunque quisiera: No confían tanto en mi como para darme la llave.Y lo que sea que estés pensando... no deberías hacerlo. Simplemente no deberías —advirtió—. Porque no puede salir bien. Lo siento de veras.
Tiró del ala de su sombrero y dio un paso atrás, y después otro. Tenía toda la intención de marcharse de allí escaleras arriba: Ya había visto demasiado.
- Maldita medusa cobarde - juro entre dientes mientras bajaba para contar al resto el nuevo plan.
De volvió a internar entre los esclavos y comentar al resto del grupo que el plan del médico no iba a funcionar. Te iba otra idea, más arriesgada pero que nunca fallaba.
- Señores el maldito médico no nos va a ayudar, este es le nuevo plan. Haré ojitos al guardia, una cara bonita nunca falla. En cuanto abra la puerta yo le sujeto para que no grite y vosotros dos - dijo señalando al marinero que le había reconocido y al otro que le pareció que tenía los brazos las fuertes - Os tirais sobre el y lo metemos aquí abajo en silencio. Lo matamos, nos hacemos con sus armas y subimos discretamente a matar a todos los que podamos antes siquiera que se den cue ta de que es un abordaje. ¿Estáis conmigo?
El viejo de ojos azules choca un puño contra su mano en gesto decidido mirando al resto y asintiendo.
-Gran plan Marie, rápido, sencillo y eficaz, me gusta.- afirma convencido pero mira al resto de la "banda" esperando sus respuestas.
-Creo que sólo lleva una espada. Puede que una espada y una daga...no es mucho que digamos...Pero es mejor que nada, yo voto que si- dice uno de los chicos negros, el más delgado.
-No deseo ser pájaro de mal agüero capitana Du Motier, pero hay más de un vigilante siempre aquí...al menos tres o cuatro. Tal vez de noche estén más distraidos.- comenta cabizbajo el fortachón.
Pierdes de vista a la pirata entre el resto de los prisioneros, parece que se ha ido a cuchichear entre las sombras y tu...tu ya habías visto suficiente y nada te retiene en este sucio agujero así que...¿Qué harás ahora? ¿Pedirás explicaciones? ¿Intentarás conseguir más información? ¿O te olvidarás de todo este desagradable asunto y esperarás la divina providencia?
Prefirió pretender que no había escuchado las últimas palabras de Karona mientras se marchaba de aquel lugar.
En un mundo ideal, habría ido directo a su cama, habría cerrado los ojos y habría caído en un sueño profundo y reparador, para levantarse sin ningún peso de conciencia. Pero no estaba en un mundo ideal, y quizá lo mejor era que fuera asumiendo que difícilmente podría pegar ojo esa noche. Si lo que había visto allí no era suficiente para robarle el sueño, ser el único marinero que sabía que los prisioneros se organizaban para escapar terminaba de sellar la cuestión. Incluso si se dormía, estaba seguro de que soñaría con la masacre que ocurriría si lo conseguían, aunque quería pensar que era imposible.
¿Lo era realmente? Ya había visto que a los marineros les gustaba entretenerse con los prisioneros. Dudaba que su charla fuera a cambiar las cosas a largo plazo en ese aspecto. ¿Y si bajaban la guardia? ¿Y si conseguían embaucar a uno de ellos?
Eran demasiadas preguntas, y demasiado peso para él, que no quería defender ni a un bando ni a otro. Lo que de verdad quería era volver a su hogar. ¿Pero en qué dirección estaba siquiera su casa? Tenía que estar tan lejos a esas alturas que le parecía que volver era sencillamente imposible.
—Demonios... —masculló, sintiendo que era la persona más desgraciada en la faz de la tierra.
Esta vez sí: Necesitaba tomar el aire. Iría a cubierta. Y con un poco de suerte... ¿quizá estaría despierto el capitán? De ser así, tendría que intercambiar algunas palabras con él.
Asintió con la cabeza, efectivamente lo mejor era esperar al abrigo de la noche.
Se acercó a la puerta desde una distancia donde ver a los guardias y tener controlados sus movimientos y su cantidad de alcohol en sangre, mientras esperaba que cayera la noche.
La noche ya casi era en su medianía cuando saliste a la cubierta, sentías que habías pasado horas en esa nebulosa de hedor a humanidad y a infección. El frío aire de la noche te calma e inunda tus fosas nasales, inspiras para sosegarte unos segundos, parándote a pensar lo cerca que habías estado de...¿de qué? Mejor no pensarlo.
Cuando vuelves a recuperar la compostura te sorprende ver al viejo mercader en cubierta, cerca de una barandilla, charlaba animosamente con algunos de los marineros más veteranos, reían y tomaban, no en exceso pero si con alegría ¿realmente era el monstruo que creías que era? Desde aquí te volvía a parecer ese viejo mercader con ganas de jubilarse, inocente y afable que conociste en el puerto de Cornualles. ¿Qué había cambiado? Nada...salvo que sabías la verdad, o al menos parte de ella.
Motivo: está el capitan? 1 si 2 no
Tirada: 1d2
Resultado: 1 [1]
Tras un rato de discusión al final alguien acaba haciendo notar vuestro error... ahora es de noche, pero no podíais estar seguros porque las horas pasaban muertas aquí abajo, tan sólo la temperatura y el nivel de atención de los marineros servían de testigo de la hora que podía ser. Ahora no había un excesivo calor y los marineros, una vez pasaron varios minutos desde el altercado, volvieron a su habitual relajación en sus funciones, se ponen a beber o a jugar entre ellos, algunos no tardan en quedarse dormidos...
la he cagado, ya era de noche, disculpa
El frescor de la noche se colaba entre la humedad y olor a orín que había en el sótano. Era el momento. Llamó al hombre mayor y a los dos chicos que habían intervenido en la última conversación, parecían los más avispados.
- Poneos escondidos alrededor de la puerta, yo le llamaré y si abre no tendremos apenas tiempo. El objetivo es desarmarle y dejarle aturdido antes de que nadie pueda darse cuenta de lo que esta pasando. La discreción es nuestro mejor aliado.- miró a los tres hombres para asegurarse que la habían entendido.- Una vez tengamos la puerta abierta tomaremos el barco y lo haremos nuestro. Eso si, al médico no lo matéis. Aquí hay mucha pobre gente que necesita uno y seguro que alguna herida nos harán estos estúpidos malnacidos.
Hizo una pausa para dar mas tensión a las palabras.
- Al abordaje caballeros. ¡Matémosles a todos! - dijo con gran entusiasmo pero en tono muy bajo.
Dejó que los tres hombres se posicionaran alrededor de la puerta de entrada, si alguien abría esa puerta no tendría por donde huir. Una vez se hubieron posicionado se asomó entre los barrotes buscando con la mirada algún vigilante un poco borracho y solitario, su pierna asomando entre los barrotes sería suficiente reclamo como para lograr que se acercara.
Esta noche algunos dormirán con Ulises, espero no estar entre ellos XDD