Partida Rol por web

—No he abierto la boca. —susurré con una depredadora sonrisa, resultándome divertido el comentario de la chica. Y es que, después de todo, podía sentir con absoluta nitidez el enorme caos sentimental que residía en Leila. Algo más que normal en vista de los últimos acontecimientos.

Sin embargo, y pese a todo aquel confuso caos de sensaciones que residían en el interior de la joven, la notaba tranquila. Como si estuviese a un paso de alcanzar la paz más total y absoluta de todas.

—Cierra los ojos, mi hermoso fénix, escucha mi voz y duerme. Mañana será otro día... —le sugerí con una leve sonrisa, brindándome un dulce e inocente beso en los labios.

Le dedico una cómplice sonrisa a Eri mientras me acomodo entre sus brazos y entierro mi cara en su pecho.

-Tienes razón...- empiezo a decir con voz tranquila mientras voy calmando mi respiración -tengo que aprovechar que ahora voy a poder dormir- añado con cierto sarcasmo al tiempo que dejo mis manos quietas para obligarme a dormir.

Después de todas las emociones tan intensas en la bolera, mi cuerpo no se resiste a la idea de descansar y desconectar de todo esto, aunque sea por un rato. 

El sueño se apoderó brevemente de Leila. La tensión reciente, las expectativas, la inquietud, quedaron por un momento olvidadas y apartadas, en busca del sueño. Y por una vez... el sueño de Leyla no sufrió la irrupción de elementos ominosos que la asediasen. Por una vez, durmió... bien.

Cuando más tarde abrió los ojos, le sorprendió no poco darse cuenta de que había tenido un sueño intrascendente y totalmente desacostumbrado, en el que flotaba en el agua de una playa tranquila. Probablemente, no podía recordar la última vez que tuvo un sueño parecido.

Muy notoriamente, estaba sola en la habitación, ni rastro de Eri. Tenía hambre, y sentía una palpitación en la sien. ¿Jaqueca? Debía haber dormido horas. Pues vaya.

Entre todo eso, oye también algo de agitación en los pasillos de los dormitorios, como si los estudiantes hablaran entre ellos todos a la vez.