Partida Rol por web

¡Hola familia! -saludó Danny al llegar a su casa, mientras miraba disimuladamente a ver dónde estaba su abuela y si podría tener una charla a solas con ella.

Resultaba curioso, pero los padres de Danny no mostraron demasiado interés por él cuando entró saludando, pese a que normalmente, cuando llegaba justo al límite de la noche le preguntaban donde había estado. Después de un par de observaciones estándar y de las preguntas desinteresadas del tipo "¿Que tal el día?" y "¿Te has divertido hoy?" Desde detrás de un periódico el padre y dando de comer al pequeño bebé la madre, le sirvieron la cena, ignorando por completo el intenso olor a humo que tenía. No había rastro de la yaya por ningún sitio.

Resultaba curioso, pero los padres de Jack no mostraron demasiado interés por él cuando entró saludando, pese a que normalmente, cuando llegaba justo al límite de la noche le preguntaban donde había estado y siempre le miraban preocupados para ver en que nuevo lío se había metido. Después de un par de observaciones estándar y de las preguntas desinteresadas del tipo "¿Que tal el día?" y "¿Te has divertido hoy?" y una breve referencia a la visita al médico al día siguiente, le pusieron un plato de cena. Su padre ni siquiera le hizo la pregunta de rigor con la que siempre bromeaba "¿Han metido a alguno de tus amigos al reformatorio?"

Para asombro de Chester, los curas no mostraron demasiado interés por él cuando entró saludando, pese a que normalmente, cuando llegaba justo al límite de la noche le preguntaban donde había estado. Después de un par de observaciones estándar y de las preguntas desinteresadas del tipo "¿Que tal el día?" y "¿Te has divertido hoy?" pusieron la mesa y tras una breve oración comenzaron a comer. No hubo preguntas ni tampoco hubo nada que pareciese interesar demasiado a los religiosos.

Para asombro de Martin, sus padres no mostraron demasiado interés por él cuando entró saludando, pese a que normalmente, cuando llegaba justo al límite de la noche le preguntaban donde había estado. Después de un par de observaciones estándar y de las preguntas desinteresadas del tipo "¿Que tal el día?" y "¿Te has divertido hoy?" pusieron la mesa y tras hacer al chico lavarse las manos y bendecir la mesa, como era habitual, comenzaron a comer. No hubo preguntas ni tampoco hubo nada que pareciese interesar demasiado a sus padres. Ni siquiera preguntaron por el olor a humo.

Lissey esperaba una buena bronca al llegar a casa. Aunque había hecho lo posible por disimular el olor a humo, no lo había conseguido del todo y era plenamente consciente de ello. Pero al llegar a casa se encontró con la indiferencia de su padre. No estaba borracho. No estaba enfadado. Simplemente la ignoraba cuando puso delante suyo un sandwich de jamón ante ella. Tan solo un "¿Que tal el día?" le convenció de que realmente era su padre y no una especie de espíritu o robot futurista que lo hubiese sustituido

Chester ya se esperaba algún interrogatorio, o como poco curiosidad por su estado, más aún con las cosas que estaban ocurriendo en el pueblo respecto a desapariciones de algunos niños... Sin embargo, no hubo nada de éso, y la cena transcurrió con normalidad. Tanta, que resultaba muy anormal. El chico no podía evitar sentir que había ocurrido algo, o que algo no marchaba bien. Por éso, al terminar la cena, se acercó a los religiosos con gesto preocupado.

-Puede que me lo esté imaginando, pero... ¿Ha pasado algo? Parecen... Serios, o raros, no sé...

Que Phil no me echase la bronca era raro. El olor se había disipado ligeramente, pero la ropa seguía oliendo cómo cuándo hacíamos barbacoa el 4 de Julio con los vecinos. Me esperaba lo peor: algun tipo de explosión en forma de golpes que se estaba escondiendo, como la calma antes de la tormenta.O al menos preguntas. Sin embargo, Phil no hizo nada de eso. Simplemente me dio un sandwich y me preguntó cómo me había ido el día.

Sabía que no le importaba lo más mínimo, pero si preguntaba, tenía que contestar para que no se enfadase. No podía decirle la verdad, o al menos, no toda, pero mentir podía ser peligroso. Por eso, opté por decir verdades a medias.

- He ido a la biblioteca y he leído un rato. - hasta ahí todo verdad. Mientras no me preguntase qué libros, no necesitaba mentir. - También he ido al parque -ahí ya había media mentirijilla, pero si considerabas los barrens un parque, era verdad - , pero todo es raro sin Emily... - eso también era verdad, y pensar en mi amiga incluso me provocó un par de lágrimas que habían estado escondidas durante el resto del día. Ni siquiera tuve que forzarlo, salió espontáneo y eran lágrimas de verdad. - La echo de menos.

Sentado delante del plato, cucharadeando como si tal cosa, Danny preguntó:

- ¿Y yaya? ¿Ya se ha acostado hoy? -y siguió cucharadeando, esperando que no se le notase especial interés en saber dónde estaba su abuela.

Aquella noche intenté pasar desapercibido y esquivar mi baño. Con una esponja y en el fregadero hicelo que pude para no tener que meter ni un pie dentro de la bañera, con lo cual dejé un gran charco delante del lavamano e intenté secarlo con la toalla. aquello iba de mal en peor cuando la colgué y estaba de color marrón, pero bueno, era un mal menor para mi.

Lo que tenía claro es que no me iba a poner a rebuscar plata por casa, no, no, no, sólo fataba que me acusasen de un robo así a mi en mi casa para que mañana, y bueno, durante un año no saliese de casa, porque... ¿que querría hacer yo con el metal precioso? no sabría como responder, así que sin decir mucho mas subí a mi cuarto a leer algún comic que hubiese por allí escondido de mis hermanos...

Durante la cena, al ver aquel ambiente tan de cadáver pregunté...

-¿Pasa algo?

Algo raro les pasaba esa noche a sus padres. Martin era lo suficientemente listo como para darse cuenta de eso. Al principio, estuvo dudando sobre si preguntarles directamente que ocurría o dejarlo pasar.

Decidió dejarlo pasar,  ya que era sin lugar a la menor duda la mejor de las dos opciones, pues con el olor a hoguera que hacían sus ropas lo que menos deseaba era que sus padres empezarán a hacerle preguntas incómodas a él.

Así que, en silencio y como el buen chico que era Martin, tras la oración de gracias, se comió toda la comida que su madre había hecho para la cena.

SI, estaba muy cansada. —respondió Daniel sin prestar mucha atención ¿por donde has andado hoy? No había que ser un lince para darse cuenta de que aunque no hubiese nada raro, el comportamiento no era el "normal". Sí. Era normal que le preguntasen, era normal la respuesta dada...pero había algo extraño en el ambiente, como si todo lo que ocurría fuese un sueño.

¿Eh? No que va. —respondió el padre Hardy sin demasiado interés. Chester se dio cuenta en seguida de que no mentía. Simplemente era como si no existiese, como si todo aquello fuese un sueño. No. Como si los religiosos hubiesen perdido el interés por todo. Chester siguió comiendo en silenció cuando de pronto recordó que, cuando estaba atravesando el puente la bicicleta había tropezado con una rama y se había caido al suelo. Nada grave, ni tan siquiera una herida. Tan solo un poco de polvo por encima y las rodillas manchadas, pero un coche había pasado a su lado y le había visto. El conductor no había parado, ni siquiera había aminorado la marcha. El muchacho no le había do más importancia, pero en aquel momento se dio cuenta de que aquella falta interés del conductor era rara. Como era raro que los párrocos no se interesasen por él.

¿Eh? No, no pasa nada—respondió Joshep sin demasiado interés. Jack se dio cuenta en seguida de que no mentía. Simplemente era como si no existiese, como si todo aquello fuese un sueño. No. Como si sus hubiesen perdido el interés por todo. Jack siguió comiendo hasta que su madre lo miro con calma. Mañana tenemos que ir a que te quiten el yeso. Dijo simplemente. Espero que no te vuelvas a caer.

La ausencia mental de los padres de Jack era tétrica. El niño tenía la sensación en ese momento de que si un monstruo gelatinoso y terrorífico entrase por la ventana, la única expresión o comentario de sus padres sería un "Cariño, pasame la sal". 

Aquel parcía un buen momento para una reconciliación padre e hija. En cualquier serial de televisión Phil hubiese abrazado a Lissey y la hubiese consolado, le hubiese dicho que no se preocupase, que Emily estaba en un lugar mejor, la hubiera dejado llorar en su hombro, esperando a que se calmase y prometiéndo que no dejaría que nadie le hiciese lo que a Emily. Asegurándole además, que atraparían a su asesino y se haría justicia. Y prometería que dejaría de beber. Si. En un serial de televisión hubiese ocurrido algo así, pero aquello era el mundo real. Y sin embargo, Lissey sabía que, a pesar de los golpes Phil no era mala persona, que no permitía que nadie que no fuese él la hiciese sufrir y que en realidad, bajo toda esa capa de alcoholismo y locura posguerra o como se llamase estaba su padre. Por eso la reacción de Phil, aunque no era la desacostumbrada fue extraña. Desde luego, Lissey no esperaba la escena televisiva, pero si unas palabras de consuelo o algo similar...y en cambio lo que Phil dijo fue muy diferente.
Normal. Es una pena lo de esa niña.  Hay leche en la nevera. Acuestate pronto.
El tono de las palabras era como si hubiese comentado que había sido un día muy caluroso, o que el perro del vecino había perseguido una comadreja. Era casi como si no fuese su padre...
 

Danny empezó a notar la mosca detrás de la oreja. Al principio había bendecido su suerte poque sus padres se hubiesen mostrado tan inusualmente distraídos y que apenas le hubiesen preguntado nada. También había supuesto que el trayecto en bici había aireado lo suficiente sus ropas como para no oler a humo de forma escandalosa.

Pero el ambiente que le rodeaba era extraño. Sintió un frío helado cuando se percató, y casi se atraganta al hacérsele un nudo en la garganta. Se comenzó a poner nervioso y a recordar el día que le había pasado aquello con su abuela.

Levantó la vista para observar a su padre y luego cogió fuerzas para contestar.

- Nada, por ahí, con Jack y Martin y Lissey y los otros... -dijo intentando contestar con naturalidad.- Jugando. Mañana ya le sacan el yeso a Jack, ¿sabes? Ya no habrá que ir cargando con él de un lado para otro. -sonrió forzadamente.

Acabó su plato lo más aprisa que pudo.

- Bueno, creo que me voy a ir a dormir. Le daré un beso a yaya antes de meterme en mi cuarto. -hizo ademán de levantarse y, si nadie se lo impedía, subiría las escaleras hacia el piso de arriba, donde estaban los dormitorios.- Buenas noches papá y mamá.

Continué cenando mientras les miraba y apreté los dientes con fuerza.

Que raruno todo esto...

Había algo que olía mal y en este caso no era yo, bueno, también era yo pero de otra manera, así que con disimulo cogí mi vaso de agua y le di un trago, luego lo coloqué en el bode de la mesa y zas, "sin querer" se cayó al suelo cuando lo intenté coger por segunda vez llenándolo todo de cristales. Miré al suelo encharcado y vidrioso y después a mis padres.

Algo estaba mal. La situación estaba mal. Bueno, podía ir a peor: podía estar dándome una paliza que seguramente nunca olvidaría, pero estaba mal...en otro sentido. Era cómo si Phil no estuviese ahí. Si hubiese sido una persona más mayor y con más vocabulario, habría dicho que la situación era forzada, artificial y apática y que eso no cuadraba en casa. Pero no lo era, así que lo único que se me ocurría para describirlo es que todo era muy raro y me daba mala espina.

¿Sería el montruo? No, no podía ser... si fuera el monstruo intentaría matarme... ¿Y si me había desmayado en el fuego y estaba soñando esto? O peor, ¿y si me había asfixiado? No tenía sentido tampoco, el quemazón en la garganta y el olor del humo, la explicación de Danny...todo era muy real. Cuándo soñabas había cosas que no eran normales. Además, decían que si te dabas cuenta de que estabas soñando podías despertarte, lo que quería decir que no soñaba.

Pero entonces...¿Qué ocurría? No tenía la más mínima idea, así que opté por la salida más simple: acabarme la cena, bañarme e irme a la cama para levantarme pronto mañana para recolectar cosas de plata por casa. Sí, eso era lo mejor. Y en mi habitación podía cerrar la puerta... No sabía porqué pero eso me daba una sensación extra de seguridad hoy. 

"¿Qué está pasando aquí?" se preguntó Chester, muy extrañado ante todo aquello. Lo del conductor aún tenía ciertos visos de normalidad... Pero lo de los sacerdotes... Siempre se habían preocupado por todos ellos, y ahora de repente estaban ausentes. Sí, quizás esa era precisamente la palabra: ausentes. Con gesto dudoso, Chester extendió un brazo y pasó la mano por delante de los ojos del padre Hardy, intentando ver si respondía a eso. O si le molestaba. Alguna reacción normal en vez de esa pasividad. 

Vaya Jacky. Que torpe estás con el yeso—replicó la madre cuando el cristal se hizo añicos contra el suelo. Anda. Ve a lavarte los dientes y a dormir