Partida Rol por web

El chico empezó a entrar en pánico... El golpe ya había resonado bastante. Pero ahora, además, Jack parecía que se iba a poner a llorar a moco tendido. Iban a encontrarles. Vincent y el resto iban a encontrarles y a hacerles daño. Y, peor aún, les alejarían de la cosa a la que buscaban. Y si se les escapaba ahora, Chester no estaba seguro de que pudieran volver a tenerle a tiro (o puede que simplemente se engañara pensando que ahora lo tenían todo controlado).

Puede que por eso ignorara la palidez de Lissey o los comentarios de Martyn, mirando fijamente a Jack en la oscuridad.

-Por el amor de Dios Jack... No llores ni grites, por favor...

El autoconvencimiento de que las arañas se marcharían cuando acabaran con el payaso le aportó un poquito de valor al robusto hijo de los Griffiths que continuó avanzando aunque sin dejar de escuchar el ligero sonido del caminar de las arañas metálicas resonando en sus oídos.

- ¿Pasa algo Liss...- No pudo terminar la pregunta que iba a hacerle a la niña al verla tan pálida de repente, pues la situación con Jack parecía complicarse por momentos. Con un rápido movimiento se puso a su espalda y llevó su mano derecha a la boca de su escuálido compañero, apretando lo suficiente para que le fuera imposible emitir ningún sonido que delatara su presencia.- Haz caso a Chester....- Le susurró al oído.- Todo está bien. ¿OK?

Al concentrame había oído los ruidos a los que aputaba Martin. Sin embargo no veía la unión entre eso y las arañas, a no ser que fiesen arañas metálicas gigantes...

Salí de mi ensimismamiento al esvuchar los sollozos de Jack. Algo me dijo que no lloraba por la colleja (los ojos ojos seguramente), o podía estar equivocandome.

-Creo que se ha tragado una de las bolas que llevaba en la boca.- dije de repente, mirando a Jack con una mezcla de repulsión y preocupación que no creía posible que existiese.

A Danny sólo le faltaba aquello, que ahora Jack comenzase a hacerse el mártir después de haber sido él el que le había estado dando empujoncitos y palmadas todo el rato. No pensaba hacerle ni caso cuando notó la preocupación que el inconsciente de su amigo había comenzado a generar a su alrededor. Martin le tapó la boca para evitar que hiciese lo que temía Chester.

- No creo que se haya tragado nada. -dijo el muchacho molesto porque Jack hubiese captado la atención de Lissey.- Está haciendo el tonto, como hace siempre.

Y, aprovechando que el gordo Griffiths lo tenía bien amarrado y que no podría ponerse a chillar ni a patalear, se encaró con él y le dijo en el tono más serio y enfadado con el que se le había dirigido nunca:

- A ver si te enteras Jack de que no estamos jugando a nada. Y de que nunca más podremos jugar a nada como no salgamos vivos de aquí. -pero era inútil, pensó. Jack no se había enterado aún de que estaban en peligro de muerte.

Las palabras de Danny aun me entristecieron mas y mientras mi boca se abría dentro de la mano de Matin para soltar un alarido mi respiración comenzó a ser dificultosa pero con un gran esfuerzo conseguí soltar el aire por la nariz vaciando todo el contenido de esta en la mano de nuestro compañero.

El comenzó a notar como si me estuviese ahogando y el aire muy caliente se filtraba entre sus dedos:

-Ahh, ahhh, ahhh, mamogo tebo gagma, ahh, ahhhh, ahhh. -se escuchaba salir entre sus dedos.

Al notar como a Jack comenzaba a faltarle el aire, Martin redujo la presión de su mano. Lo suficiente como para permitirle respirar con normalidad y que no se asfixiara, pero sin separarla mucho por si volvía a hacer falta sofocar sus gritos.
 

-Aaaahhh, aaahhh, aaahhhh, cof cof cof, ahhhhh, aaaahh, aaaaah -era lo único que se podía escuchar mientras yo mismo estaba golpeándome las piernas y lanzaba una mirada acusadora a dos de mis compañeros, al que sabía lo que pasaba y al que intentó asfixiarme.-

Mi cara se volvía morada por momentos...

- ¡Mierda! -exclamó al ver como se estaba poniendo Jack. Lo que estaba seguro de que no era más que cuento por su parte, comenzaba a tomar aspecto de ser real.- Le está dando un ataque de asma de los suyos, Martin, déjale respirar...

Se acercó a él. Al ver que su amigo lo estaba pasando mal, a Danny se le olvidó momentaneamente su enfado.

- Jack, por favor, no pasa nada, tranquilo, respira, respira... -y se puso él también a respirar acompasadamente, intentando tranquilizarlo e intentando tranquilizarse él mismo. Jack era así de especial; no podía encajar una colleja como lo habría hecho cualquier otro niño sin montar un drama por ello y llegar a uno de sus ataques de asma, que casi siempre tenían el don de la inoportunidad.

A pesar de que Danny intentaba estar tranquilo, de repente, le entraron muchas ganas de darle otra colleja.

Chester observó todo aquello con impotencia. El supuesto llanto se había transformado en un ataque de asma, y ahora lo estaban viendo ante ellos. Chester no tenía mucha idea de como funcionaba aquello, pero sí sabía que las enfermedades se trataban con medicamentos, así que preguntó inocentemente, a nadie en particular:

-¿No tiene ninguna medicina para eso? Algo que le alivie...-aunque lo dijo sin mucha esperanza, pues en caso de existir, probablemente Danny o el propio Jack ya lo estarían usando. 

No había acertado con lo de la bola, pero al menos me había dado cuenta la primera que se estaba ahogando. La causa no era tan importante. De hecho, si era asma, sería más fácil calmarle que si se había trabgado la bola. No creía que ninguno aquí supiese hacer la ,aniobra esa de Heimichizcschi esa que salía a veces en las películas y te hacía escupir lo que te estaba haciendo ahogarte.

Me giré observando los pasillos que nos rodeaban, nerviosa. Estábamos en un momento poco idóneo para que a Jack le diese un ataque de asma y en cualquier momento podía pasar algo terrible.

- Respira hondo, tranquilízate, Jack. - susurré intentando ayudar. - Inspiiiira, expiiiira, inspiiiira, expiiiiira.... - le dije imitando seguramente a alguien que habría visto alguna vez, probablemente en la tele. La tele estaba demasiado tiempo encendida en mi casa, ahora que me ponía a pensarlo.

Martin miró de reojo a Danny cuando pidió que soltara a Jack. Lo hizo sin dudarlo, pues era Danny quien más conocía al otro niño. Aunque no pudo evitar pensar -¡ Ya está el tuberculoso haciendo gala de su apellido!

Cuando me liberaron durante unos instantes continué palpando los bolsillos hasta que saque una especie de pipa de uno de estos, entre toses y convulsiones puse la palma de la mano y luego abrí la boca lo mas que pude y cayeron todas las bolas envueltas en un forro cristalino.

-Ahhh, ahhh, cof cof cof -me aproxime el invento a la boca y apreté el pulsador mientras cogía aire con mucha fuerza- aaaahhh ffffffff ¡PSHHHH! -luego solté el aire despacio mientras comentaba con la voz entre cortada- jamás cre-í que to-dos los que ha-ay en esta clo-aca me quisi-esen matar, incl-uido el pa-dre de Liss-ss-ssey.

Luego haciendo aspavientos con la mano les indiqué que podíamos continuar...

- ¿Seguro que ya estás bien? -se quiso asegurar Danny antes de retomar su puesto junto a Lissey y continuar la marcha. A pesar de los muchos pesares, era su amigo y se preocupaba por él.

Y haz el favor de dejar de hacer el tonto.

El repentino ataque de asma de Jack había hecho que no avanzasen, debido a la amenaza del más pequeño del grupo con expectorar sus pulmones. Pero había más cosas de las que preocuparse, como por ejemplo, Vicent. El muchacho había conseguido encontrar el rastro de los chicos siguiendo las marcas que habían hecho para no perderse. Había oído los ruidos que hacía Jack luchando por respirar y entonces había aprovechado para acercarse al túnel en el que estaban.

¡¡¡Hijos de puta!!! Os voy a... –nunca supieron que era lo que Vicent iba a hacer, pues en ese momento, un cuerpo formado por múltiples patas cruzó la transversal que hacía el túnel llevándose al niño por delante, descuartizando y dejando un reguero de sangre. El ruido que hacían las patas de aquel ser era igual que el que Lissey y Martin habían oído.

Todo había ocurrido tan rápido que necesité unos segundos para comprenderlo. El ruido había atraído a Vincent, que casi nos había encontrado. Pero eso no había llegado a aocurrir: la cosa, la araña que Martin había indentificado y yo había oído sin estar (o querer estar) segura de que era había pasado zumbando a toda velicdad llevándose a Vincet por delante. Destrzandolo. Desmembrándolo. Esta muerto y descuartizado a unos metros de nosotros.

Era Vincent un idiota, un chulo y un matón? Sí. Le odíaba y me daba miedo? Sí. Era asqueroso y se merecía cosas malas? Sí. Pero esto...No, esto era demasiado. No se merecía morir, y menos así.

La visión de la sangre me repulsaba, pero tras los dos accidentes donde yo estaba cubierta en sangre, estaba curada de espantos (más o menos). Tal vez por eso pude mantener la calma en lugar de ponerme a gritar y llorar. Y había una frase que rondaba mi cabeza mientras todo eso ocurría:

Por qué ha matado a Vincent y a nosotros no?

Porque eso quiere disfrutar haciéndolo. Esto ha sido demasiado rápido, Vincent ni siquiera se ha dado cuenta.

Empecé a temblar visiblemente y me abracé con fuerza para intentar pararlo. Ibamos a morir, eso estaba claro. Si huíamos, esa araña nos perseguiría. Si entrabamos dentro, "eso" nos estaría esperando. Lo único que podíamos hacer ahora era decidir si morir como cobardes, o cómo héroes.

Miré al resto de chicos, esperando a ver si alguno decía o hacía algo, apartando la mirada del reguero de sangre.

Danny sintió el horror recorrer todo su cuerpo. Los gritos de Vincent le pusieron en estado de alerta y en los pocos instantes que transcurrieron desde que se comenzaron a oír sus pasos corriendo hacia ellos y luego sus amenazas para, finalmente, verlo aparecer, el muchacho tuvo tiempo para hacerse a la idea de que la pelea iba a ser inevitable y consolarse pensando que ellos eran más y que no parecía que Vincent viniese acompañado.

Pero todo eso se fue al traste cuando el matón desapareció de delante de sus ojos arrastrado por un horrible monstruo que lo había descuartizado en menos que canta un gallo y el chico no pudo evitar gritar, aterrado. Y siguió gritando, aún cuando 'eso' ya había desaparecido de su vista.

Consiguió controlarse y reprimir sus gritos histéricos y notó escalofríos al oír ahora él también el tiquitic que producián sus patas al alejarse por el túnel, chapoteando sobre el agua pestilente. Sintió que no podía más y quiso salir huyendo, pero sus propias piernas no le respondieron. ¿Huir? ¿A dónde?

Se quedó mirando el rastro de sangre y pedazos de carne de Vincent, como poseido por la visión. Los dientes le castañeteaban, pero supo que no había marcha atrás. Señaló el reguero con la linterna.

 - Al menos ahora ya sabemos por dónde tenemos que ir. Está claro que no le importa que le encontremos.- dijo como para sí, sin mirar a ninguno de sus amigos.

Aquella visión parecía no afectarme o hacerlo demasiado, nadie estaba seguro de que pasaba ni de que haría yo hasta que señalé con el dedo al lugar de los hechos y con una sonrisa torcida les comenté:

-¿Habéis visto eso? jejejeje, jajajajajaja -pasé la mano por encima del hombro de Matin y le dije- Uno menos, el próximo igual es uno de nosotros -le comentaba mientras clavaba mi dedo índice en su blandito pecho-

Un parpadeo. Éso fue lo que duró el idiota de Vincent ante sus ojos, su amenazada segada de manera tan rápida y violenta como su vida, a ¿manos? de la cosa que estaban buscando. Chester se puso pálido, apartando rápidamente la mirada de la sangre. No quería ver aquello, no necesitaba verlo. Sin embargo, aparte de eso, mantuvo la calma y el control. Su respiración pronto se acompasó, y sintió que, siempre y cuando no mirara al suelo, podría seguir sin muchos problemas.

-Jack, no digas éso. Vamos a acabar con esta cosa-susurró con todo el convencimiento que fue capaz de reunir. 

Martin escuchó a su espalda la voz del matón y la poca valentía que había acumulado se evaporó igual de rápido que había llegado.

Se giró para encararlo justo a tiempo para ver como la asquerosa araña que había escuchado caminar se abalanzaba contra él y acababa con su vida.

La muerte de Vincent no le causó la más mínima impresión, aunque por desgracia no pudo decir lo mismo de la araña. Cuando su cerebro le informó que esa cosa estaba allí para acabar con ellos sus grasas respondieron comenzando a temblar. Ni siquiera le hicieron falta las palabras de Jack, el miedo ya se había instalado en él mucho antes de que el pequeño asmático pusiera su dedo sobre su robusto pecho.

Danny siguió enfocando el reguero de sangre y, muy despacito, se acercó a la boca del túnel por el que había desaparecido el monstruo. Se detuvo y escuchó.

- Preparad los tirachinas, por si acaso.

Y, aunando todo el valor del que fue capaz, tragó saliva, dio un paso al frente, y enfocó a la profunda oscuridad del camino por el que debían proseguir, con la esperanza de no ver más que eso, una profunda e impenetrable oscuridad.