Partida Rol por web

Aki, que de durante un momento se había olvidado por completo de su alrededor por lo que estaba leyendo, levantó casi con un susto la cabeza cuando la chica le dirigió la palabra. Más, como se trataba de la chica que antes lo había agredido, el susto redobló.

Pero al instante cayó en la cuenta que la pregunta que la chica le hacía era bastante inofensiva. “Oh…” - por supuesto, no había notado nada de la luz - “esto lo hace mi familiar… Ofelia”, señaló con el dedo a la araña. “El bibliotecario me explicó que un familiar es como un multiplicador de energía mágica.”

Estaban comiendo tranquilamente, lo cierto es que Sayaka estaba disfrutando como nunca con aquella comida tan sabrosa cuando escucha las palabras de Renata sobre el chico que brillaba, ella mira hacia un lado y lo observa, no era la primera vez que veía eso, pero no de ese color, escucha la explicación y abre los ojos y dice:

Entonces… Ofelia es como Kitsu… o parecido ¿no?... seguro que pueden llevarse bien

Dice con una amplia sonrisa mientras señala a la mesa en donde poco a poco aparece un pequeño zorro de color blanco y ojos rojos, que mira curioso, Sayaka dice:

El en realidad siempre va conmigo desde que soy pequeña

Aki mira asombrado la aparición del zorro – que, por cierto, ya había visto antes -, pero no sabe qué contestar a la pregunta de Sayaka. Así que se llama Kitsu…

“No sé si Kitsu también es un familiar”, contesta Aki encogiéndose de hombros en un movimiento casi de excusa por su ignorancia. “Tal vez Ofelia misma sabrá decirlo… en el caso que los familiares se reconocen entre ellos. ¿Qué dices, Ofelia?” saca la araña de su agradable estupor al tiempo que saca su libreta.

La araña se despertó un poco a regañadientes. ¡Que estaba muy a gusto echándose la siesta! En cuanto Ofelia se despertó, el brillo azulado de Aki desapareció.

Sin embargo, antes de que pudiera ponerse a responder nada usando el método habitual de señalar letras en la libreta de Aki, la araña se fijó en Kitsu. Sus ojos brillaron emocionados y de un saltito se lanzó para subirse encima del zorrito. Una vez en la espalda de Kitsu, Ofelia dio saltitos de alegría mientras emitía ruidillos de felicidad. Parecía que el pequeño compañero de Sayaka le había caído bien.

Agradecí al camarero las piezas de fruta que me había servido y las empecé a comer gustosamente. Había alguna de ellas que no reconocía, aunque al probarlo me di cuenta de que sería alguna variedad de las frutas que ya conocía.

- Gracias señor camarero. – le dije mientras veía como Renata y Sayaka se levantaban de la mesa para ir donde el chico que leía libros. Terminé las piezas de fruta y luego yo también me uní a ellas.

- ¿Qué diferencia hay entre un familiar y un animal corriente? A mí me parece que son bastante iguales. – preguntaba mientras pensaba si un Guardián se consideraría un familiar o un animal corriente.

Mientras se inflaba los mofletes de comida y precisamente estaba terminando cuando quedó al aire la pregunta de su amiga (o amigo, no recordaba muy bien).

Apresuró su comida y no bien hubo terminado intentó responderle.

-Los familiares se diferencian de los animales por su afinidad a la magia o al contrato mágico que comparten con un individuo.-tomó rápidamente un vaso con agua para pasar el bocado y proseguir-Pueden existir muchos tipos de familiares, algunos son como animales comunes y otros pueden ser incluso bestias mitológicas... Así que hay variedad de ellos, la mayoría por su vínculo comprenden el lenguaje del ser con quien hicieron el contrato.

Renata agitaba un cubierto en el aire dándole vueltas mientras explicaba.

-Cada familiar solo puede formar un vínculo a la vez y es muy difícil hacer varios vínculos... lo clásico de gente con poca afinidad mágica es usar seres que estén más cercanos a ellos como gatos, sapos, lechuzas o cuervos; y entre más talento se tenga puedes tener algo más impresionante justo como eso.

Con su cubierto señala gentilmente a Kitsu y a Ofelia.

-Ser capaz de ocultarse, transformarse y ayudar a su compañero en darle más poder mágico son habilidades bastante altas para muchos.

La pelirubia parecía orgullosa de la información que sabía y esperaba haber aclarado parte de las dudas. Podría seguir dando toda una cátedra, pero tampoco quería hablar de más.

Aunque poco a poco una extraña mirada se formó en ella mientras veía fijamente a Hachi y a Sayaka y un pequeño murmurllo se dejó escuchar.

-¿Podré formar un contrato?

Vi complacido que Ofelia había, aparentemente, encontrado un amigo en el zorro; tal vez incluso había reconocido otro familiar en él, aunque la chica que con sus orejas se parecía un poco ella misma a una zorra aún no me había respondido si se trataba de un familiar también.

Tras la pregunta del ser peculiar cuya raza ni cuyo sexo podía establecer claramente, escuché algo maravillado la explicación de la chica brutal que antes me había agredido. Que una chica que padecía de la ausencia completa de los modales básicos en el trato humano sabía disertar tan sabiamente sobre un tema me sorprendió bastante.

Carraspeé y, olvidándome un momento de la enemistad que creía existir entre la chica y yo, asentí de la cabeza. “Cierto, la misma pregunta hice al bibliotecario, sobre la naturaleza de los familaires, y él me respondió que los familiares son animales, pero con una afinidad por la magia especial y dotados de inteligencia humana o casi humana. Ofelia, el familiar que ves aquí, es un ser inteligente tal que tú o yo", agregé a la explicación que la chica brutal hizo al ser peculiar. "Bueno, como hablas de contrato...”, fruncí el entrecejo, dirigéndome directamente a al chica y incluso, en el acto, olvidándome de lo que me había hecho antes, “por supuesto no se trata de un contrato formal. Entre mi y Ofelia en ningún momento, hoy, había contrato. La encontré en mi habitación y cuando estaba en la biblioteca, ella se puso sobre mi cabeza y el bibliotecario me advirtió que estaba luciendo. Parece que, Ofelia, por el momento, me ha escogido como su… dueño o compañero. Y yo… la he tratado bien. Bueno, esto es todo el ‘contrato’ que hicimos. ¿Es cierto lo que cuento, Ofelia?” le pregunté a la araña con la libreta con el alfabeto abierto delante de mi.

Escuché atentamente la explicación de ambos humanos sobre los familiares. Aunque Renata no tenía un familiar, que supiese, parecía entender mucho sobre el tema. La verdad es que no me imaginaba que empezase a aprender sobre la magia antes siquiera de tener clases, todo lo que sabía yo había sido por instinto y práctica.

- Entiendo, así que se trata de un animal que crea un vínculo con un mago, aunque el animal tiene que tener inteligencia humana. Interesante. – hasta el momento comprendía perfectamente la definición de un familiar, aunque no estaba seguro de las limitaciones de un familiar.

– Tengo una duda, ¿dónde se dicta qué ser es válido como un familiar y cual no? – decidí explicarme un poco más porque me pareció que la pregunta igual no expresaba bien mi duda. – Es decir, mi raza, la de Guardián del Bosque, aunque tenemos más en común con la flora, adopta una apariencia animal por motivos de comodidad a la hora de cuidar del bosque. Esto nos hace ser más animales, pero somos capaces de hacer algo de magia y tenemos consciencia de nosotros mismos, por lo que no sé si se nos tratará como familiar o no. Aunque tampoco sé si un familiar puede tener otro familiar.

Me quedé esperando una respuesta de los humanos, pues parecían ser más sabios que yo sobre ese tema.

La araña subió de un saltito a la libreta abierta de Aki, dejando momentáneamente a su nuevo amigo. Empezó a caminar sobre las letras, construyendo la siguiente frase:

 -A-k-i  e-s  m-i  a-m-i-g-o.  É-l  m-e  d-a  c-o-m-i-d-a  y  m-i-m-o-s, y-o  l-e  p-r-e-s-t-o  m-i  p-o-d-e-r.

El encargado no pudo evitar escuchar vuestra conversación.

 -Chicos, si tenéis dudas sobre el tema, id al despacho del profesor Witchward. Si alguien sabe cosas sobre los familiares, ese es él. No en vano creo que fue el primer humano con el que estuvo esa araña. O por lo menos me suena de haberla visto con él, ¿verdad pequeñaja?

Edgar se acercó para hacerle una carantoña a Ofelia, gesto que la araña contestó con un ruidito alegre.

“Es verdad”, asintió Aki de la cabeza al comentario del dueño amable de la cafetería. “El bibliotecario también me propuso hablar con el profesor Witchward para conocer los detalles de la dieta más adecuada para Ofelia. En cuanto a tu pregunta”, se dirigió al ser particular, “no sabría contestarla.”

Se dio cuenta de lo que escribió Ofelia – escribir a su manera – y no pudo menos que sonreír. “Sí, eres mi amiga, Ofelia.”

Nunca habría soñado con decir algo así a una persona – y Ofelia era una persona de verdad – aún antes de haber pasado un sólo día en la Academia. De hecho, tal vez no se había imaginado que iba a decir esto otra vez a persona alguna en su vida. Quizá fue por el vínculo especial que tenía con Ofelia – el vínculo de la magia recorriendo entre ellos.

O quizá de verdad las personas en la Academia, por ser todos adeptos de la magia como él, Aki, eran profundamente diferentes de las muchas personas malvadas que ya había conocido en su vida. Bueno, esto sí era la esperanza que había tenido y que aún anhelaba tener, esperanza que, sin embargo, quedaba defraudada por la agresión que la chica esta le había hecho subir…

Sin embargo, como no quería juzgar indiferentemente a todos del grupo, dijo al ser particular que un poco se parecía a un conejo y a la chica con las orejas de zorro: “Si queréis… tal vez luego podemos ir juntos al profesor Witchward.” Esto, para Aki, era una proposición bastante atrevida.

Se volvió al dueño: “¿Se sabe dónde se puede encontrar el profesor?”

Kitsu al principio se queda mirando a Ofelia como examinándola, pero después deja que se suba sin problemas sobre él. El pequeño animal parecía que no le importaba y escuchaba y miraba a todos, Sayaka se había quedado absorta mirando como Ofelia y Kitsu interactuaban, tras unos momentos dice:

Eh… esto, lo siento… bueno, Kitsu siempre ha estado conmigo… es mi amigo y siempre me ha acompañado… no sé si es un familiar, pero para mí es mi familia… siempre está conmigo cuidándole y yo le cuido

Dice mientras sonríe dulcemente inclinando un poco la cabeza y acariciando a Kitsu, el cual cierra los ojos con una expresión de gusto. Lo dicho sobre los contratos hace que se quede mirándoles y añade:

Supongo que es como una promesa o algo así ¿no?... supongo que eso puede hacerlo cualquiera siempre que pueda hacerla ¿no?

Se queda unos instantes pensando en aquello, lo cual para ella tenía cierta lógica. A lo dicho sobre ir a ver a otra persona que sabe más sobre el tema asiente y recogiendo su plato dice:

Sí, me parece una buena idea… tenga señor dueño de la cafetería… estaba todo muy sabroso, muchas gracias

Decía con una reverencia al hombre mientras le entregaba el plato y los cubiertos.

El brillo de sus ojos revelaba lo fascinada que se encontraba por la discusión a la cual se dirigía la charla,  amaba hacer amigos y si a eso le sumaba su pasión por el conocimiento se podía decir que este día nunca sería olvidado por Renata.

Pero al llegar a cierta parte de la conversación, los ojos de la pequeña perdieron un poco de esa viva llama.

Son afortunados, muy afortunados... 

-Un contrato puede ser cualquier cosa, si ambos están de acuerdo,  una palabra, un gesto, una caricia o escribir algo.

Mientras recogía sus cosas soltó algo más agachando la mirada.

-Pero eso sólo es en los mejores casos... ya que el contrato puede obligarse de muchas formas.-y cuando se levantaba su tono de voz se notaba culpable-He escuchado de humanos sometiendo a otros seres de muchas formas para conseguir su poder.

Tortura, encarcelamiento, secuestro y privación de la libertad por artes mágicas... incluso vínculos de sangre son usados en muchas historias.

Una vez lista intentó volver a su estado anterior con una sonrisa.

-Sí, vamos luego.

-Hachi, Sayaka, ¿ahora dónde?

La verdad es que hablar tanto sobre familiares había hecho que me interesase por el tema, así que no vi mal el ofrecimiento de acompañar al humano en busca del profesor.

- Yo no tengo problema en acompañarte - en realidad todo el tema relacionado con aprender cosas nuevas me resultaba muy fascinante, en el bosque no había ningún tipo de información recolectada y todo se aprendía prestando atención y practicando.

Sabía hacer muchas cosas, aunque si tuviese que explicar a alguien como lo hacía no sabría como hacerlo. Todo era instinto y experiencia.

Aki hizo el mismo gesto que la chica con las orejas de zorro, entregándole el plato y los cubiertos al dueño del lugar. Por supuesto, lo que aún quedaba de los muffins lo empaquetó en las servilletas para disfrutarlo más tarde, olvidándose tampoco de la parte de Ofelia. Puso así la comida cuidadosamente en su bolsa en bandolera y también el libro sobre las Matemáticas Locas.

“Sí, vamos por el profesor, por lo demás… ¿se sabe dónde se puede encontrar?” se volvió otra vez hacia el dueño del lugar, y, aún esperando su respuesta, también se percató de que había llegado el momento de preguntar por el nombre de la chica con las orejas de zorro, girando la cabeza hacia ella: “¿Cómo te llamas?”

Sayaka escucha lo que dice Renata atentamente y dice algo avergonzada:

Si… bueno, los humanos… hasta que no he empezado a conocer a algunos humanos aquí como vosotros… esto… me daban mucho miedo… han… han hecho mucho daño a mi raza

Decía un poco avergonzada sin mirar a Renata, realmente no estaba culpándola a ella ni a Aki ni a los humanos que había conocido allí, sino más bien todo lo contrario, aunque realmente no era muy buena expresándolo. Las palabras de Aki fueron casi una salvación:

Si… si, vamos… ¿yo? Soy Sayaka de Aokigahara… es un placer

Dice mientras se inclina en señal de saludo, en la mesa Kitsu se queda mirando e inclina levemente la cabeza imitando a Sayaka

Edgar miró a Aki.

 -A estas horas el profesor Witchward estará seguramente en su despacho. Pero en un rato será la fiesta de bienvenida, con la cena y esas cosas, así que no creo que tarde mucho en irse al salón de actos. Así que si queréis encontrarle en el despacho, más os vale correr, muchachos.

“Me aflige escucharlo”, responde Aki sinceramente, aunque torpemente por lo formal de sus palabras, a … Sayaka se llama, como dice. “Es un nombre muy bonito.” Aki también se inclina levemente, creyendo que se trata de una costumbre en la raza de Sayaka.

Aokigahara – más tarde le pregunta dónde se encuentra…

“Euhh… gracias, señor, por la información”, comenta Aki agradecido lo que el dueño acaba de decirles sobre los quehaceres del profesor Witchward. Como propina, saca una moneda del bolsillo de su pantalón y la pone sobre la mesa, y ya está a punto de quitar la cafetería: “Entonces, corramos!”

Una sonrisa triste se dibujó en el rostro de Renata al entender lo que Sayaka había tenido que vivir, pero también le agradaba que por fin conociera a humanos decentes para que mirase que no todos eran iguales.

Aunque eso no signifique que no haya humanos así de crueles...

Renata consideró bien el omitir el tema de los contratos forzados, así que al ver que el chico de lentes se disponía a visitar al tal profesor Witchward se levantó retomando el brillo en sus ojos rojos mientras veía a Sayaka y Hachi.

-¿Quieren ir? ... esto...-luego miró al chico y frunció su boca algo apenada, inflando sus mofletes-. Empezamos con el pie izquierdo, pero, ¿puedo acompañarte? Y... -recordando a Aetheldryd de cómo era amable y elegante al hablar, intentó usar tal recuerdo como refuerzo mental-... me llamo Renata... sequenolopreguntasteperoquiero... disculparme por lo ocurrido hace rato.

Sayaka sonríe agradecida y un poco sonrojada al cumplido de Aki y responde:

Gra…gracias, mi madre me lo puso

Después mira a Renata y añade:

Claro, ¿vamos no? Como inicie algo que no tiene por qué ser como finalice ¿no?... ummm creo que no tiene que ser como pensamos que es la primera vez ¿verdad?

Decía mientras cogía con cuidado a Kitsu, este da un salto y se coloca sobre su cabeza, para dirigirse hacia el despacho del profesor.